Prólogo
Quiero explicar cómo una familia, un pequeño grupo
de seres, se comporta en una sociedad, desarrollándose para engendrar
diez, veinte individuos que parecen, en un primer vistazo, profundamente
disímiles, pero que el análisis muestra íntimamente ligados unos con
otros. La herencia tiene sus leyes, como la gravedad.
Trataré de encontrar y de seguir, resolviendo la doble cuestión de
los temperamentos y el medio, el hilo que conduce matemáticamente de un
hombre a otro hombre. Y cuando tenga todos los hilos, cuando esté entre
mis manos todo un grupo social, mostraré a ese grupo en acción, como
actor de una época histórica, lo crearé actuando en la complejidad de
sus esfuerzos, analizaré a la vez la suma de voluntad de cada uno de sus
miembros y el impulso general del conjunto.
Los Rougon-Macquart, el grupo, la familia que me propongo estudiar,
se caracteriza por el desbordamiento de los apetitos, la amplia
agitación de nuestra época, que se abalanza sobre los placeres.
Fisiológicamente, son la lenta sucesión de los accidentes nerviosos y
sanguíneos que se declaran en una raza, a consecuencia de una primera
lesión orgánica, y que determinan, según el medio, en cada uno de los
individuos de esa raza, los deseos, las pasiones, todas las
manifestaciones humanas, naturales e instintivas, cuyos productos
adoptan los nombres convencionales de virtudes y vicios. Históricamente,
salen del pueblo, irradian por toda la sociedad contemporánea,
ascienden a todas las posiciones, gracias a ese impulso esencialmente
moderno que reciben las clases bajas en marcha a través del cuerpo
social, y narran así el Segundo Imperio, con ayuda de sus dramas
individuales, desde la celada del golpe de Estado hasta la traición de
Sedán.
Información texto 'La Fortuna de los Rougon'