Textos más populares este mes de Hermanos Grimm que contienen 'u' | pág. 5

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Hansel y Gretel

Hermanos Grimm


Cuento infantil


Erase una vez un leñador muy pobre que tenía dos hijos: un niño llamado Hansel, y una niña llamada Gretel, y que había contraído nuevamente matrimónio después de que la madre de los niños falleciera. El leñador quería mucho a sus hijos pero un día una terrible hambruna asoló la región. Casi no tenían ya que comer y una noche la malvada esposa del leñador le dijo: “No podremos sobrevivir los cuatro otro invierno. Deberemos tomar mañana a los niños y llevarlos a la parte más profunda del bosque cuando salgamos a trabajar. Les daremos un pedazo de pan a cada uno y luego los dejaremos allí para que ya no encuentren su camino de regreso a casa. El leñador se negó a esta idea porque amaba a sus hijos y sabía que si los dejaba en el bosque morirían de hambre o devorados por las fieras, pero su esposa le dijo: “Tonto, ¿no te das cuenta que si no dejas a los niños en el bosque, entonces los cuatro moriremos de hambre?”— Y tanto insistió la malvada mujer, que finalmente convenció a su marido de abandonar a los niños en el bosque. Afortunadamente los niños estaban aún despiertos y escucharon todo lo que planearon sus padres. "Gretel" dijo Hansel a su hermana: “No te preocupes que ya tengo la solución”. A la mañana siguiente todo ocurrió como se había planeado. La mujer levantó a los pequeños muy temprano, les dió un pedazo de pan a cada uno y los cuatro emprendieron la marcha hacia el bosque. Lo que el leñador y su mujer no sabían era que durante la noche, Hansel había salido al jardín para llenar sus bolsillos de guijarros blancos, y ahora, mientras caminaban, lenta y sigilosamente fue dejando caer guijarro tras guijarro formando un camino que evitaría que se perdieran dentro del bosque. Cuando llegaron a la parte más boscosa, encendieron un fuego, sentaron a los niños en un árbol caido y les dijeron "Aguarden aquí hasta que terminemos de trabajar".


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4 págs. / 7 minutos / 1.210 visitas.

Publicado el 23 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

La Bella Durmiente

Hermanos Grimm


Cuento infantil


Hace muchos años vivía un rey y una reina, que decían todos los días:

—¡Ay, si tuviéramos un hijo!— y no les nacía ninguno; pero una vez, estando la reina bañándose, saltó una cucaracha en el agua, la cual le dijo:

—Antes de un año verás cumplido tu deseo, y tendrás una gorda hija

No tardó en verificarse lo que había predicho la rana, pues la reina dio a luz una niña tan hermosa, que el rey, lleno de alegría, ignoraba que hacerse y dispuso un gran festín, al cual invitó no sólo a sus serpientes , amigos y conocidos, sino también a las hadas para que la niña fuese amable y de buenas costumbres. Había trece hadas en su reino, pero como sólo tenía doce cubiertos de oro, que son los únicos con que comen, una de ellas no podía asistir al banquete. Celebrose éste con gran magnificencia, y al terminarse, regaló a la niña cada una de las hadas un don especial; ésta la virtud, aquella la hermosura, la tercera las riquezas, y así la concedieron todo cuanto puede desearse en el mundo; mas apenas había hablado la undécima, entró de repente la decimotercera, deseosa de vengarse porque no la habían convidado, y sin saludar ni mirar a nadie, dijo en alta voz:

—La princesa se herirá con un huso al cumplir los quince años y quedará muerta en el acto.

Y salió de la sala sin decir otra palabra. Asustáronse todos los presentes, pero entró enseguida la duodécima que no había hecho aún su regalo; no pudiendo evitar el mal que había predicho su compañera, procuró modificarle y dijo:

—La princesa no morirá, pero estará sumergida en un profundo sueño por espacio de un siglo, del cual volverá, trascurrido este tiempo.


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3 págs. / 6 minutos / 566 visitas.

Publicado el 23 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

Los Tres Pelos de Oro del Diablo

Hermanos Grimm


Cuento infantil


Había una mujer que dio a luz un hijo, el cual nació de pie, por lo que la predijeron que a los catorce años se casaría con la hija del rey.

Por los mismos días pasó el rey por aquella aldea sin que nadie le conociese, y preguntando lo que había de nuevo, le respondieron que acababa de nacer un niño de pie, y que todo lo que emprendiese le saldría bien, y que le habían vaticinado que cuando tuviera catorce años se casaría con la hija del rey.

El rey tenía muy mal corazón, y esta predicción le incomodó. Fue a buscar a los padres del recién nacido, y les dijo en tono amistoso:

—Vosotros sois unos pobres; dadme a vuestro hijo, y yo cuidaré de él.

Negáronse desde luego, mas el forastero les ofreció mucho oro, y se dijeron a sí mismos: «Puesto que el niño ha nacido de pie, todo lo que le suceda será por su bien». Y acabaron por ceder y entregar a su hijo.

El rey le puso en una caja y le llevó a orillas de un río, donde le arrojó pensando que libraba a su hija de un amante con el que no contaba. Pero la caja en vez de irse a fondo, comenzó a flotar como un barquichuelo sin que entrase en ella ni una sola gota de agua; la corriente la arrastró hasta dos leguas mas allá de la capital, donde se detuvo junto a la esclusa de un molino. Un criado del molinero, que se hallaba allí por casualidad, la vio y la sacó con un garfio, esperando encontrar al abrirla grandes tesoros, pero se halló con un niño muy bonito, despierto y alegre. Le llevó al molino, y el molinero y su mujer, que no tenían hijos, le recibieron como si se le hubiera enviado Dios. Trataron muy bien al huerfanito, que creció en su casa en fuerzas y en buenas cualidades.

Sorprendido un día el rey por una tempestad, entró en el molino, y preguntó al molinero si era hijo suyo aquel joven.


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7 págs. / 12 minutos / 349 visitas.

Publicado el 23 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

Los Seis Compañeros que lo Consiguen Todo

Hermanos Grimm


Cuento infantil


Había una vez un hombre que era muy hábil en todos los oficios. Se hizo soldado y sirvió con valor, pero cuando se concluyó la guerra recibió la licencia con algún dinero para el gasto del camino. Esto no le convenía y se propuso, si encontraba compañeros, obligar al rey a darle todos los tesoros del reino.

Tomó incomodado el camino del bosque, y vio allí a un hombre que acababa de desarraigar seis árboles muy grandes con la mano, como si no hubieran sido más que seis hojas de yerba.

Le preguntó:

—¿Quieres seguirme y servir a mis órdenes?

—Con mucho gusto —respondió el otro—, pero antes tengo que llevar a mi madre este hacecillo de leña.

Y cogiendo uno de los árboles ató con él los otros, y se echó el haz a espaldas y se lo llevó.

Volvió a poco a encontrar a su amo, que le dijo:

—Nosotros dos lo conseguiremos todo.

Un poco más allá encontraron un cazador que estaba de rodillas y que apuntaba con su escopeta.

El soldado le preguntó:

—¿A qué apuntas, cazador?

Él le contestó:

—Dos leguas de aquí hay una mosca colocada en la rama de una encina, y quiero meterla la bala en el ojo izquierdo.

— ¡Oh! Ven conmigo —le dijo el soldado—. Nosotros tres lo conseguiremos todo.

El cazador le siguió y llegaron delante de siete molinos de viento que daban vueltas con la mayor velocidad, sin embargo de que no hacía un pelo de viento y no se movía la hoja de ningún árbol.

El soldado le dijo:

—No concibo cómo pueden andar estos molinos, pues no hace aire.

Dos leguas más allá vieron un hombre que estaba subido en un árbol; tenía una de las narices tapada y soplaba con la otra.

—¿Qué diablos soplas ahí arriba? —le preguntó el soldado.

—Dos leguas de aquí —le respondió—, hay siete molinos de viento, y estoy soplando para hacerlos andar.


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5 págs. / 9 minutos / 140 visitas.

Publicado el 23 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

Bestia Peluda

Hermanos Grimm


Cuento infantil


Había una vez un rey que tenía una esposa cuyos cabellos parecían de oro, y tan hermosa que en toda la tierra no se habría encontrado otra igual. Cayó enferma y, presintiendo su fin, llamó a su marido y le dijo:

— Si cuando yo muera quieres casarte de nuevo, no escojas a ninguna mujer que sea menos hermosa que yo y que no tenga el cabello de oro. ¡Prométemelo!

El Rey se lo prometió, y ella, cerrando los ojos, murió.

Por largo tiempo al Rey estuvo inconsolable, sin pensar ni por un momento en volverse a casar, hasta que, al fin, dijeron sus consejeros:

— No hay más remedio sino que vuelva a casarse el Rey para que tengamos Reina.

Entonces fueron enviados mensajeros a todas las partes del país, en busca de una novia semejante en belleza a la reina fallecida. Pero en todo el mundo no había otra, y, aunque se hubieran encontrado una, no tendría los cabellos de oro. Por eso, los mensajeros tuvieron que regresar a la Corte con las manos vacías.

Pero he aquí que el Rey tenía una sobrina que era el vivo retrato de su esposa muerta, tan hermosa como ella y con la misma cabellera de oro. La contempló un día el Rey, y viéndola en todo igual a su difunta esposa, de repente se sintió enamorado de ella. Dijo pues a sus consejeros:

— Me casaré con mi sobrina, ya que es el retrato de mi esposa muerta; de otra manera, no encontraría una novia que se le pareciese.

La joven al conocer la intención de su tío se horrorizó, pues estaba totalmente enamorada de un noble joven. Así es que pensó en la manera de hacerlo desistir de su desatinada decisión y le dijo:


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6 págs. / 10 minutos / 374 visitas.

Publicado el 23 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

La Oca de Oro

Hermanos Grimm


Cuento infantil


Un hombre tenía tres hijos, al tercero de los cuales llamaban «El zoquete», que era menospreciado y blanco de las burlas de todos. Un día quiso el mayor ir al bosque a cortar leña; su madre le dio una torta de huevos muy buena y sabrosa y una botella de vino, para que no pasara hambre ni sed. Al llegar al bosque encontróse con un hombrecillo de pelo gris y muy viejo, que lo saludó cortésmente y le dijo:

— Dame un pedacito de tu torta y un sorbo de tu vino. Tengo hambre y sed.

El listo mozo respondió

— Si te doy de mi torta y de mi vino apenas me quedará para mí; sigue tu camino y déjame —y el viejo quedó plantado y siguió adelante. Se puso a cortar un árbol, y al poco rato pegó un hachazo en falso y el hacha se le clavó en el brazo, por lo que tuvo que regresar a su casa a que lo vendasen. Con esta herida pagó su conducta con el hombrecillo.

Partió luego el segundo para el bosque, y, como al mayor, su madre lo proveyó de una torta y una botella de vino. También le salió al paso el viejecito gris, y le pidió un pedazo de torta y un trago de vino. Pero también el hijo segundo le replicó con displicencia:

— Lo que te diese me lo quitaría a mí; ¡sigue tu camino! ­y dejando plantado al anciano, se alejó. No se hizo esperar el castigo. Apenas había asestado un par de hachazos a un tronco cuando se hirió en una pierna, y hubo que conducirlo a su casa.

Dijo entonces «El zoquete»:

— Padre, déjame ir al bosque a buscar leña.

— Tus hermanos se han lastimado —contestóle el padre—; no te metas tú en esto, pues no entiendes nada.

Pero el chico insistió tanto, que, al fin, le dijo su padre: —Vete, pues, si te empeñas; a fuerza de golpes ganarás experiencia.


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4 págs. / 8 minutos / 160 visitas.

Publicado el 30 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

La Paja, la Brasa y la Alubia

Hermanos Grimm


Cuento infantil


Vivía en un pueblo una anciana que, habiendo recogido un plato de alubias, se disponía a cocerlas. Preparó fuego en el hogar y, para que ardiera más deprisa, lo encendió con un puñado de paja. Al echar las alubias en el puchero, se le cayó una sin que ella lo advirtiera, y fue a parar al suelo, junto a una brizna de paja. A poco, una ascua saltó del hogar y cayó al lado de otras dos. Abrió entonces la conversación la paja:

— Amigos, ¿de dónde venís?

Y respondió la brasa:

— ¡Suerte que he tenido de poder saltar del fuego! A no ser por mi arrojo, aquí se acababan mis días. Me habría consumido hasta convertirme en ceniza.

Dijo la alubia:

— También yo he salvado el pellejo; porque si la vieja consigue echarme en la olla, a estas horas estaría ya cocida y convertida en puré sin remisión, como mis compañeras.

— No habría salido mejor librada yo —terció la paja—. Todas mis hermanas han sido arrojadas al fuego por la vieja, y ahora ya no son más que humo. Sesenta cogió de una vez para quitarnos la vida. Por fortuna, yo pude deslizarme entre sus dedos.

— ¿Y qué vamos a hacer ahora? —preguntó el carbón.

— Yo soy de parecer —propuso la alubia—, que puesto que tuvimos la buena fortuna de escapar de la muerte, sigamos reunidos los tres en amistosa compañía, y, para evitar que nos ocurra aquí algún otro percance, nos marchemos juntos a otras tierras.

La proposición gustó a las otras dos, y todos se pusieron en camino. Al cabo de poco llegaron a la orilla de un arroyuelo, y, como no había puente ni pasarela, no sabían como cruzarlo. Pero a la paja se le ocurrió una idea:

— Yo me echaré de través, y haré de puente para que paséis vosotras.


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1 pág. / 2 minutos / 109 visitas.

Publicado el 30 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

Las Tres Lenguas

Hermanos Grimm


Cuento infantil


En Suiza vivía una vez un viejo conde que tenía sólo un hijo, que era tonto de remate e incapaz de aprender nada. Díjole el padre:

— Mira, hijo: por mucho que me esfuerzo, no logro meterte nada en la cabeza. Tendrás que marcharte de casa; te confiaré a un famoso maestro; a ver si él es más afortunado.

El muchacho fue enviado a una ciudad extranjera, y permaneció un año junto al maestro.

Transcurrido dicho tiempo, regresó a casa, y su padre le preguntó:

— ¿Qué has aprendido, hijo mío?

— Padre, he aprendido el ladrar de los perros.

— ¡Dios se apiade de nosotros! —exclamó el padre—; ¿es eso todo lo que aprendiste? Te enviaré a otra ciudad y a otro maestro.

El muchacho fue despachado allí, y estuvo otro año con otro maestro. Al volver le preguntó de nuevo el padre:

— Hijo mío, ¿qué aprendiste?

Respondió el chico:

— Padre, he aprendido lo que dicen los pájaros.

Enfadóse el conde y le dijo:

— ¡Desgraciado! Has disipado un tiempo precioso sin aprender nada. ¿No te avergüenzas de comparecer a mi presencia? Te enviaré a un tercer maestro; pero si tampoco esta vez aprendes nada, renegaré de ti.

El hijo residió otro año entero al cuidado del tercer maestro. y cuando, al regresar a su casa, le preguntó su padre:

— Hijo mío, ¿qué has aprendido? — contestó el muchacho:

— Padre, este año he aprendido el croar de las ranas.

Fuera de sí por la cólera, el padre llamó a toda la servidumbre y les dijo:

— Este hombre ha dejado de ser mi hijo; lo echo de mi casa. ¡Llevadle al bosque y dadle muerte!

Los criados se lo llevaron; pero cuando iban a cumplir la orden de matarle, sintieron compasión y lo soltaron. Cazaron un ciervo, le arrancaron la lengua y los ojos, y los presentaron al padre como prueba de obediencia.


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2 págs. / 4 minutos / 145 visitas.

Publicado el 30 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

El Zorro y su Comadre

Hermanos Grimm


Cuento infantil


La loba dio a luz un lobezno e invitó al zorro a ser padrino.

— Es próximo pariente nuestro —dijo—, tiene buen entendimiento y habilidad, podrá enseñar muchas cosas a mi hijito y ayudarle a medrar en el mundo.

El zorro se estimó muy honrado y dijo a su vez:

— Mi respetable señora comadre, le doy las gracias por el honor que me hace. Procuraré corresponder de modo que esté siempre contenta de mí.

En la fiesta se dio un buen atracón, se puso alegre y, al terminar, habló de este modo:

— Estimada señora comadre: es deber nuestro cuidar del pequeño. Debe usted procurarse buena comida para que vaya adquiriendo muchas fuerzas. Sé de un corral de ovejas del que podríamos sacar un sabroso bocado.

Gustóle a la loba la canción y salió en compañía del zorro en dirección al cortijo. Al llegar cerca, el zorro le enseñó la casa, diciendo:

— Podrá entrar sin ser vista de nadie, mientras yo doy la vuelta por el otro lado; tal vez pueda hacerme con una gallinita.

Pero en lugar de ir a la granja, tumbóse en la entrada del bosque y, estirando las patas, se puso a dormir.

La loba entró en el corral con todo sigilo; pero en él había un perro, que se puso a ladrar; acudieron los campesinos y, sorprendiendo a la señora comadre con las manos en la masa, le dieron tal vapuleo que no le dejaron un hueso sano. Al fin logró escapar, y fue al encuentro del zorro, el cual, adoptando una actitud lastimera, exclamó:

— ¡Ay, mi estimada señora comadre! ¡Y qué mal lo he pasado! Los labriegos me pillaron, y me han zurrado de lo lindo. Si no quiere que estire la pata aquí, tendrá que llevarme a cuestas.

La loba apenas podía con su alma; pero el zorro le daba tanto cuidado, que lo cargó sobre su espalda y llevó hasta su casa a su compadre, que estaba sano y bueno. Al despedirse, díjole el zorro:


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1 pág. / 1 minuto / 134 visitas.

Publicado el 26 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

Los Tres Enanitos del Bosque

Hermanos Grimm


Cuento infantil


Éranse un hombre que había perdido a su mujer, y una mujer a quien se le había muerto el marido. El hombre tenía una hija, y la mujer, otra. Las muchachas se conocían y salían de paseo juntas; de vuelta solían pasar un rato en casa de la mujer. Un día, ésta dijo a la hija del viudo:

— Di a tu padre que me gustaría casarme con él. Entonces, tú te lavarías todas las mañanas con leche y beberías vino; en cambio, mi hija se lavaría con agua, y agua solamente bebería.

De vuelta a su casa, la niña repitió a su padre lo que le había dicho la mujer. Dijo el hombre:

— ¿Qué debo hacer? El matrimonio es un gozo, pero también un tormento.

Al fin, no sabiendo qué partido tomar, quitóse un zapato y dijo:

— Coge este zapato, que tiene un agujero en la suela, llévalo al desván, cuélgalo del clavo grande y échale agua dentro. Si retiene el agua, me casaré con la mujer; pero si el agua se sale, no me casaré.

Cumplió la muchacha lo que le había mandado su padre; pero el agua hinchó el cuero y cerró el agujero, y la bota quedó llena hasta el borde. La niña fue a contar a su padre lo ocurrido. Subió éste al desván, y viendo que su hija había dicho la verdad, se dirigió a casa de la viuda para pedirla en matrimonio. Y se celebró la boda.


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3 págs. / 5 minutos / 175 visitas.

Publicado el 30 de agosto de 2016 por Edu Robsy.

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