Yo, mi Mujer y mis Hijos
Manuel Chaves Nogales
Cuento
He sido siempre muy poquita cosa; en casa de mis padres me llamaban "Mijita"; en la escuela me zurraban todos los chicos, y no sé cómo había en mi personilla insignificante sitio para que en ella se posasen a un tiempo tantas manos y tantas punteras de zapatos; en el Instituto y en la Universidad tuve que hacer mis estudios dedicando todo un curso a cada asignatura; en la cervecería todos mis amigos cuentan sus libaciones por vasos grandes; yo tengo que contarlas por buches pequeños; en mi casa todos comen con aquella voracidad que las gentes imaginativas atribuyen a los chacales; yo estoy equiparado para estos efectos a la cotorra que distrae los ocios y las malas intenciones de mi señora madre política.
Mi producción corre pareja con mi consumo; en mi larga vida administrativa al servicio del Estado he conseguido despachar hasta cuatro o cinco expedientes; dedicado por afición a las buenas letras he trazado en veinte años unas seis croniquitas, alguna que otra aleluya y hasta cierto soneto sin estrambote, que de no haberme dado él la inmortalidad, ya es difícil que la logre en lo poco de vida que aún me queda.
Y, sin embargo, he aquí un caso bastante extraño. Contraje matrimonio con una señorita lo más honesta que me fue posible encontrar, dada mi falta de recursos, y de entonces acá, transcurridos apenas doce años, mi mujer ha traído al mundo quince chicos, el que más y el que menos más grande que su padre; gordos, robustos, tragones, capaces ellos solos de poblar de nuevo el globo terráqueo si fuere preciso.
La primera vez que mi señora dio de sí, quedé altamente maravillado y orgulloso de mí mismo: aquel cachalote mantecoso, que berreaba apocalíptico, era hijo mío, prolongación de mi personalidad, reproducción –ampliada, por lo visto— de mi mismo ser.
Dominio público
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Publicado el 9 de septiembre de 2025 por Edu Robsy.