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Fin de una Novela

Pedro Antonio de Alarcón


Cuento


Advertencia

Ha dicho Víctor Hugo, refiriéndose no sabemos a quién (y él mismo no se acordaba al hacer la cita), que puestos unos sobre otro todos los libros que se han impreso, llegarían a la Luna.

Nosotros hemos dicho, no recordamos dónde, que puestos uno sobre otro todos los libros que se han empezado y no se han concluido, llegarían a las estrellas fijas.

Y ahora decimos que también hay libros concluidos que no se han empezado, o sea finales de obras que no se han escrito.

A este último género pertenece el siguiente cuadro romántico, que hemos hallado entre los papeles de nuestra más tierna mocedad.

Servíos leerlo con indulgencia.

Epílogo

I

Qu'importe en quels mots s'exhale

L'àme devant son auteur?

Est-il une langue égale

A l'extase de mon coeur?

(LAMARTINE.)

Era una hermosa tarde de otoño.

La Naturaleza, triste siempre, aunque bella, en esa melancólica estación, se había rejuvenecido con la vida de la tempestad. Las hojas de los árboles ostentaban matices purísimos, inclinándose abrumadas por las últimas gotas de la lluvia. La tierra exhalaba aquel olor, acre y balsámico a un propio tiempo, que ensancha el corazón de los seres nerviosos. Las aves, felices criaturas del Señor que viven entre el cielo y los hombres, entonaban nuevamente sus divinos cantos, que el trueno había interrumpido... ¡Todo era bello y esplendoroso en aquella tarde que expiraba!

Juan, forastero en el país a que le habían llevado sus desventuras, vagaba por el campo, aspirando las emanaciones de la tormenta y contemplando el magnífico panorama del enrojecido ocaso.


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Dominio público
7 págs. / 13 minutos / 54 visitas.

Publicado el 8 de diciembre de 2020 por Edu Robsy.

Mañanas de Abril y Mayo

Pedro Antonio de Alarcón


Cuento


I

—Convenzase V., señora;


Las mananicas de Abril
Son sabrosas de dormir.


Cuando el refran lo dice, sus razones tendra para ello.

—¡qué locura! los refranes solo representan la opinion del que los compuso. Tenga V. presente que tambien es un refran el que dice;


Al que madruga. Dios le ayuda.


—Si... pero


No por mucho madrugar
amanece más temprano.


—Bien; pero


El que se levanta tarde
ni oye misa ni come carne.


—¡Diablo, Mercedes! Veo que sabe V. más refranes que Sancho Panza...

—¿Luego se convence V...?

—No, señora...

—¿No iremos al Retiro mañana por la mañana? ¿..

—Usted juzgara.

—¿Cómo?

—Si, señora; en cambio de los refranes que V. me ha dicho, yo pudiera contarle una historia que la convencerla de lo peligroso que es madrugar.

—¡Magnifico argumento para una novela! Cuentemela

V.

—Con mucho gusto... Atencion.

—Tiene V. la palabra.

Pues escuche V.

II

Esta era una mañana de Abril...

Ya ve V. que soy leal y coloco la escena en un mes cuyas madrugadas han cantado los poetas de todos los tiempos... Si procediera de mala fe en nuestra cuestion, citaria una mañana de Enero, ventilada por ese airecillo norte, que, según la feliz expresion de un amigo mio, hiela hasta las conjeturas.

—Enrique, eso seria injusto.

—Por eso digo que era una mañana de Abril.

—Bien; pero procure V. que no llueva.


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Dominio público
6 págs. / 10 minutos / 61 visitas.

Publicado el 6 de noviembre de 2021 por Edu Robsy.

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