Textos más populares esta semana de Ramón María del Valle-Inclán | pág. 2

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autor: Ramón María del Valle-Inclán


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Sonata de Invierno

Ramón María del Valle-Inclán


Novela


Como soy muy viejo, he visto morir a todas las mujeres por quienes en otro tiempo suspiré de amor: De una cerré los ojos, de otra tuve una triste carta de despedida, y las demás murieron siendo abuelas, cuando ya me tenían en olvido. Hoy, después de haber despertado amores muy grandes, vivo en la más triste y más adusta soledad del alma, y mis ojos se llenan de lágrimas cuando peino la nieve de mis cabellos. ¡Ay, suspiro recordando que otras veces los halagaron manos principescas! Fué mi paso por la vida como potente florecimiento de todas las pasiones: Uno a uno, mis días se caldeaban en la gran hoguera del amor: Las almas más blancas me dieron entonces su ternura y lloraron mis crueldades y mis desvíos, mientras los dedos pálidos y ardientes deshojaban las margaritas que guardan el secreto de los corazones. Por guardar eternamente un secreto, que yo temblaba de adivinar, buscó la muerte aquella niña a quien lloraré todos los días de mi vejez. ¡Ya habían blanqueado mis cabellos cuando inspiré amor tan funesto!


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Dominio público
77 págs. / 2 horas, 16 minutos / 978 visitas.

Publicado el 29 de abril de 2017 por Edu Robsy.

La Cara de Dios

Ramón María del Valle-Inclán


Novela


Carta de Carlos Arniches

Sr. D. Ramón del Valle-Inclán


Mi distinguido amigo

Desde luego puede Ud. contar con mi autorización para hacer una novela de mi modesta obra La Cara de Dios.

Y honrándome mucho con ello aprovecho esta ocasión para reiterarle la seguridad de mi afecto.

Carlos Arniches


el 27 de Dbre. de 1899

Libro primero

I. En la obra

Hacia el final de la calle de Serrano, una de las más aristocráticas de Madrid, había no ha mucho una soberbia casa en construcción.

Era la casa propiedad del Duque de Ordax y hacía esquina a otra calle más modesta.

Una valla de madera sin pintar cerraba la obra.

En el momento de dar comienzo nuestra historia, la casa cuyos muros se levantaban ya en toda su altura, aparecía a los ojos del transeúnte, cubierta casi por completo de andamiajes y maderamen, grúas y garruchas bien provistas de cuerdas, por las que subían y bajaban sin descanso en las horas de trabajo los materiales de la obra.

Eran las dos de la tarde. Los obreros dormían la siesta a la sombra de la valla.

Pero no dormían todos. Aprovechando el sueño de sus compañeros, Eleuterio y Eustaquio, hablaban en voz baja, sentados en un rincón de la taberna vecina.

Eustaquio apuró un vaso de vino; y como si prosiguiese una conversación anterior, preguntó:

—De modo que viste a la Soledá anoche.

—¡Ya lo creo! Y aquello fue el acabose.

—¿Y ella?…

—Sigue en las mismas.

—En que no.

—Emperrada en que no. Pero eso será un pueblo y lo que quiera este cura, ¿sabes?

—¿Sabes lo que te digo?…

—Di.


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Dominio público
417 págs. / 12 horas, 11 minutos / 719 visitas.

Publicado el 9 de enero de 2020 por Edu Robsy.

Sonata de Primavera

Ramón María del Valle-Inclán


Novela


MEMORIAS DEL MARQUES DE BRADOMIN LAS PUBLICA DON RAMON DEL VALLE-INCLAN

Dedicatoria

No hace todavía tres años vivía yo escribiendo novelas por entregas, que firmaba orgulloso, no sé si por desdén si por despecho. Me complacía dolorosamente la oscuridad de mi nombre y el olvido en que todos me tenían. Hubiera querido entonces que los libros estuviesen escritos en letra lombarda, como las antiguas ejecutorias, y que sólo algunos" title="NO hace todavía tres años vivía yo escribiendo novelas por entregas, que firmaba orgulloso, no sé si por desdén si por despecho. Me complacía dolorosamente la oscuridad de mi nombre y el olvido en que todos me tenían. Hubiera querido entonces que los libros estuviesen escritos en letra lombarda, como las antiguas ejecutorias, y que sólo algunos iniciados pudiesen leerlas. Esta quimera ha sido para mí como un talismán. Ella me ha guardado de las competencias mezquinas, y por ella no he sentido las crueldades de una vida toda de dolor. Solo, altivo y pobre he llegado á la literatura sin enviar mis libros á esos que llaman críticos, y sin sentarme una sola vez en el corro donde á diario alientan sus vanidades las hembras y los eunucos del Arte. De alguien, sin embargo, he recibido protección tan generosa y noble, que sin ella nunca hubiera escrito las Memorias del Marqués de Bradomín. Tal protección, única en mi vida, fué de un gran literato y de un gran corazón: He nombrado á Don José Ortega Munilla.

Hoy quiero ofrecerle este libro con aquel ingenuo y amoroso respeto que, cuando yo era niño, ofrecían los pastores de los casales amigos el más blanco de sus corderos en la casa de mi padre.

V.-I.

Real Sitio de Aranjuez.—Mayo de 1904.

Soneto

SONETO AUTUMNAL PARA EL SEÑOR MARQUÉS DE BRADOMÍN

MARQUÉS (COMO EL DIVINO LO ERES) TE SALUDO!


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Dominio público
62 págs. / 1 hora, 48 minutos / 1.708 visitas.

Publicado el 22 de abril de 2016 por Edu Robsy.

Divinas Palabras

Ramón María del Valle-Inclán


Teatro


Dramatis personae

LUCERO, QUE OTRAS VECES SE LLAMA SÉPTIMO MIAU Y COMPADRE MIAU.
POCA PENA, SU MANCEBA.
JUANA LA REINA Y EL HIJO IDIOTA.
PEDRO GAILO, SACRISTÁN DE SAN CLEMENTE; MARI-GAILA, SU MUJER, Y SIMONIÑA, NACIDA DE LOS DOS.
ROSA LA TATULA, VIEJA MENDIGA.
MIGUELÍN EL PADRONÉS, MOZO LEÑADOR.
UN CHALÁN.
MUJERUCAS QUE LLENAN LOS CÁNTAROS EN LA FUENTE.
MARICA DEL REINO CON OTRAS MUJERUCAS.
UN ALCALDE PEDÁNEO.
UNA RAPAZA.
EL CIEGO DE GONDAR.
EL VENDEDOR DE AGUA DE LIMÓN.
UN PEREGRINO.
LA PAREJA DE CIVILES.
UN MATRIMONIO DE LABRIEGOS CON UNA HIJA ENFERMA.
LA VENTERA.
SERENÍN DE BRETAL.
UNA VIEJA EN UN VENTANO.
UNA MUJER EN PREÑEZ.
OTRA VECINA.
UN SOLDADO CON EL CANUTO DE LA LICENCIA.
LUDOVINA LA TABERNERA.
TROPAS DE RAPACES CON BURLAS Y CANCIONES.
BEATERÍO DE VIEJAS Y MOZAS.
BENITA LA COSTURERA.
QUINTÍN PINTADO.
MILON DE LA ARNOYA.
COIMBRA, PERRO SABIO.
COLORÍN, PÁJARO ADIVINO.
EL TRASGO CABRÍO.
UN SAPO ANÓNIMO QUE CANTA EN LA NOCHE.
FINAL DE GRITOS Y ATURUJOS MOCERILES.

Jornada primera

Escena primera

San Clemente, anejo de Viana del Prior. Iglesia de aldea sobre la cruz de dos caminos, en medio de una quintana con sepulturas y cipreses. PEDRO GAILO, el sacristán, apaga los cirios bajo el pórtico románico. Es un viejo fúnebre, amarillo de cara y manos, barbas mal rapadas, sotana y roquete. Sacude los dedos, sopla sobre las yemas renegridas, las rasca en las columnas del pórtico. Y es siempre a conversar consigo mismo, huraño el gesto, las oraciones deshilvanadas.

PEDRO GAILO:


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Dominio público
62 págs. / 1 hora, 49 minutos / 1.569 visitas.

Publicado el 26 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

Femeninas

Ramón María del Valle-Inclán


Cuentos, Colección


A Pedro Seoane

¡Cuánto tiempo que ni nos vemos ni nos escribimos, mi querido Seoane!

A pesar de este aparente olvido, si hoy, cual en aquellos días de locuras quijotescas volviese a necesitar de un amigo —un hombre, era la palabra que nosotros empleábamos entonces— el corazón guiaríame como siempre a tu puerta. Aunque con algunas canas de más, estoy seguro que volveríamos a ser los antiguos camaradas que tantas veces bebieron juntos en el vaso de la fraternidad estudiantil. Por eso, mi querido Pedro Seoane, al dedicarte este libro —el primero que escribo— me siento alegre, como el padre que al bautizar su primogénito, puede ponerle un nombre bien amado.

¡Es tan dulce, en medio del pesimismo que la ciencia de la vida exprime poco a poco en el alma, tener un amigo, y saberlo!…

Villanueva de Arosa, 20 de abril de 1894.

Prólogo

ES el presente, un libro, que puede decirse por entero juvenil. Lo es por la índole de los asuntos, porque su autor lo escribe en lo mejor de la vida, porque ha de tenérsele por un dichoso comienzo, y en fin, porque todo en él resulta nuevo y tiene su encanto y su originalidad. Con él gozamos de un placer ya que no raro, al menos no muy común, cual es el de leer unas páginas que se nos presentan como iluminadas por clara luz matinal, y en las cuales la poesía, la gracia y el amor, esas tres diosas propicias a la juventud, dejaron la imborrable huella de su paso.


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Dominio público
94 págs. / 2 horas, 46 minutos / 816 visitas.

Publicado el 1 de mayo de 2017 por Edu Robsy.

La Pipa de Kif

Ramón María del Valle-Inclán


Poesía


La pipa de Kif

Mis sentidos tornan a ser infantiles,
Tiene el mundo una gracia matinal,
Mis sentidos como gayos tamboriles
Cantan en la entraña del azul cristal

Con rítmicos saltos plenos de alegría,
Cabalga en el humo de mi pipa Puk,
Su risa en la entraña del azul del día
Mueve el ritmo órfico amado de Gluk.

Alumbran mi copta conciencia, hipostática
Las míticas luces de un indo avatar,
Que muda mi vieja sonrisa socrática
En la risa joven del Numen Solar.

Divino penacho de la frente triste,
En mi pipa el humo da su grito azul,
Mi sangre gozosa claridad asiste
Si quemo la Verde Yerba de Estambul.

Voluta, de humo, vágula cimera,
Tú eres en mi frente la última ilusión
De aquella celeste azul Primavera
Que movió la rosa de mi corazón.

Niña Primavera, dueña de los linos
Celestes. Princesa Corazón de Abril,
Peregrina siempre sobre mis caminos
Mundanos. Tú eres mi «spirto gentil».

¡Y jamás le nieguen tus cabellos de oro,
Jarcias a mi barca, toda de cristal:
La barca fragante que guarda un tesoro
De aromas y gemas y un cuento oriental!

El ritmo del orbe en un ritmo asumo,
Cuando por ti quemo la Pipa de Kif,
Y llegas mecida en la onda del humo
Azul, que te evoca como un «leit-motif».

Tu luz es la esencia del canto que invoca
La Aurora vestida de rosado tul,
El divino canto que no tiene boca
Y el amor provoca con su voz azul.

¡Encendida rosa! ¡Encendido toro!
¡Encendidos números que rimó Platón!
¡Encendidas normas por donde va el coro
Del mundo: Está el mundo en mi corazón!

Si tú me abandonas, gracia del hachic,
Me embozo en la capa y apago la luz.
Ya puede tentarme la Reina del Chic.
No dejo la capa y le hago la †.


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Dominio público
18 págs. / 32 minutos / 652 visitas.

Publicado el 4 de julio de 2018 por Edu Robsy.

Águila de Blasón

Ramón María del Valle-Inclán


Teatro


Dramatis personae

EL CABALLERO DON JUAN MANUEL MONTENEGRO.
FRAY JERÓNIMO.
UNA VIEJA.
UNA MOZA.
UN MONAGO.
UNA VOZ EN LA SOMBRA.
SABELITA.
DOÑA ROSITA.
ROSITA MARÍA.
OTRA VIEJA.
LA ROJA.
EL ZAGAL DE LAS OVEJAS.
DON GALÁN.
EL CAPITÁN DE LOS LADRONES.
UN VECINO.
UN LADRÓN.
OTRO LADRÓN.
EL ENMASCARADO.
VOCES DE LOS LADRONES y VOCES DE LOS CRIADOS.
PEDRO REY.
LIBERATA.
DON PEDRITO.
LA CURANDERA.
UN MOZO.
UNA VIEJA.
UN VIEJO.
UNA MOZA.
UN MARINERO.
EL PATRÓN.
OTRO MARINERO.
MANUEL TOVÍO.
PEDRO ABUÍN.
MANUEL FONSECA.
UN LAÑADOR.
UNA CRIBERA.
UNA CINTERA.
EL MENDICANTE.
DOÑA MARÍA.
EL CAPELLÁN.
LA MANCHADA.
ROSALVA.
BIEITO.
ANDREÍÑA.
EL ALGUACIL y EL ESCRIBANO.
DON GONZALITO.
DON MAURO.
DON FARRUQUIÑO.
DON ROSENDO.
CARA DE PLATA.
EL SEÑOR GINERO.
LA VOZ DE UN BORRACHO.
DOS SEÑORAS CON UN CRIADO.
EL CHANTRE y EL DEÁN.
EL ABUELO y EL RAPAZ.
LA PREÑADA.
EL MARIDO.
LA SUEGRA.
EL NIÑO JESÚS.
LA PICHONA.
LA GAZULA y LA VISOJA.
EL BARQUERO.
EL PEREGRINO.
EL ESPOLIQUE.
UNA VIEJA CIEGA.


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Dominio público
98 págs. / 2 horas, 51 minutos / 641 visitas.

Publicado el 26 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

La Lámpara Maravillosa

Ramón María del Valle-Inclán


Ensayo, Biografía


Ejercicios espirituales

GNOSIS

HAY dos maneras de conocer, que los místicos llaman Meditación y Contemplación. La Meditación es aquel enlace de razonamientos por donde se llega a una verdad, y la Contemplación es la misma verdad deducida cuando se hace sustancia nuestra, olvidado el camino que enlaza razones a razones, y pensamientos con pensamientos. La Contemplación es una manera absoluta de conocer, una intuición amable, deleitosa y quieta, por donde el alma goza la belleza del mundo, privada del discurso y en divina tiniebla: Es así como una exégesis mística de todo conocimiento, y la suprema manera de llegar a la comunión con el Todo. Pero, cuando nuestra voluntad se reparte para amar a cada criatura separadamente y en sí, jamás asciende de las veredas meditativas a la cima donde la visión es una suma. Puede una inclinación filosófica ser disciplina para alcanzar el íntimo consorcio con la suprema esencia bella —divina razón que nos mueve al amor de todas las cosas—, pero cuando una vez se llega a este final, el alma queda tan acostumbrada al divino deleite de comprender intuitivamente, que para volver a gustarle ya no quiere cansarse con el entendimiento, persuadida de que mejor se logra con el ahínco de la voluntad. A esta manera llamaron los quietistas tránsito contemplativo, porque al ser logrado el fin, cesan los medios, como cuando la nave llega al puerto acaba el oficio de la vela y del remo: Es manera más imperfecta que la intuición mística, atendiendo que la una nos llega por enlaces de la razón que medita, y la otra es infusa: Una vista sincera y dulce, sin reflexión ni razonamiento, como escribe Miguel de Molinos.


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Dominio público
77 págs. / 2 horas, 16 minutos / 1.118 visitas.

Publicado el 30 de abril de 2017 por Edu Robsy.

El Marqués de Bradomín

Ramón María del Valle-Inclán


Diálogo, Teatro


Dedicatoria

Estos diálogos tuvieron hace tiempo vida en el teatro. Es un recuerdo que me sonríe al releer estas páginas: Con ellas envío á Matilde Moreno y á Francisco García Ortega mi saludo de reconocimiento, de admiración y de amistad.

Jornada primera

Un jardín y en el fondo un palacio: El jardín y el palacio tienen esa vejez señorial y melancólica de los lugares por donde en otro tiempo pasó la vida amable de la galantería y del amor. Sentado en la escalinata, donde verdea el musgo, un zagal de pocos años amaestra con los sones de su flauta, una nidada de mirlos prisionera en rústica jaula de cañas. Aquel niño de fabla casi visigótica y ojos de cabra triscadora, con su sayo de estameña y sus guedejas trasquiladas sobre la frente por tonsura casi monacal, parece el hijo de un antiguo siervo de la gleba. La dama pálida y triste, que vive retirada en el palacio, le llama con lánguido capricho Florisel. Por la húmeda avenida de cipreses aparece una vieja de aldea: Tiene los cabellos blancos, los ojos conqueridores y la color bermeja. El manteo, de paño sedán, que sólo luce en las fiestas, lo trae doblado con primor y puesto como una birreta sobre la cofia blanca: Se llama Madre Cruces.

LA MADRE CRUCES:
¿Estás adeprendiéndole la lección á los mirlos?

FLORISEL:
Ya la tienen adeprendida.

LA MADRE CRUCES:
¿Cuántos son?

FLORISEL:
Agora son tres. La señora mi ama echó á volar el que mejor cantaba. Gusto que tiene de verlos libres por los aires.

LA MADRE CRUCES:
¡Para eso es la señora! ¿Y cómo está de sus males?

FLORISEL:
¡Siempre suspirando! ¡Agora la he visto pasar por aquella vereda cogiendo rosas!


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Dominio público
51 págs. / 1 hora, 30 minutos / 528 visitas.

Publicado el 29 de octubre de 2018 por Edu Robsy.

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