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La Muerte de la Verdad

Silverio Lanza


Cuento


Fui un estúpido.

Quizás no.

Desde que tuve aquella pesadilla he cambiado de ideas.

Ya no encuentro gusto ni á la Federación ni al tabaco.

¡Horrible pesadilla!

No sé cómo me encontré en una larga tabla inclinada que unía la cumbre de una montaña con el fondo del valle. Me deslizaba con la rapidez de las revoluciones.

—¡Al valle! ¡Al valle! —gritaba yo.

—¡Al valle! ¡Al valle! —respondían detrás de mí.

Me separé de la tabla y me sostuve en el aire para ver quien me seguía, pero en un instante pasaron por delante de mí muchos miles de personas.

Después creí ver á un amigo que me debe dinero y poniéndome sobre la tabla me deslicé tras él.

—¡Al valle! ¡Al valle! —se gritaba por todas partes. Ya divisé al mal pagador, llegué á alcanzarle y me dispuse á cobrar.

¡Veintitrés reales no se deben perder! Volví la cabeza; detrás de mí venía mi vecina del entresuelo. Entonces grité á mi amigo. «¡No huyas! Todas las cantidades que me debes te las perdono.»

—¡Al valle! ¡Al valle!

Pero yo me separé de la tabla porque ví un ángel rubio que aguardaba en el espacio teniendo de la brida un caballo blanquísimo.

—¿Eres Dios? —me preguntó el ángel.

—Acaso lo sea.

—¿Eres el demonio?

—Lo he sido.

—A tí espero.

Y monté sobre aquel corcel más hermoso que el de Santiago. El ángel se sujetó á la cola del caballo, y como esto me pareciera poco elegante, dile orden de caminar delante de mí. Tampoco esto lo hallé bien, y entonces hice de él una brillante estrella y la coloqué en mi frente.

Hermosas mujeres, con rostros de serafines, cubrieron mi cuerpo y el de mi tordo.

Beatriz se posó en mis labios y el Dante puso sus espaldas para que mi caballo apoyase en ellas las pezuñas.


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Dominio público
10 págs. / 17 minutos / 71 visitas.

Publicado el 13 de enero de 2022 por Edu Robsy.

El Cuento de la Dinamita

Silverio Lanza


Cuento


—¡Un cuento, un cuento! ¡Que cuente un cuento!

—Voy á complaceros. Os contaré el cuento de la dinamita.

—Venga, venga.

—Pues, señor... Había un pueblo muy rico porque tenía muchas fábricas y se cuidaba el campo, y no había mohina porque había harina.

Y cátate que llega una familia de gitanos al pueblo y empiezan á decir la buenaventura y á curar con unas recetas muy extrañas y á echar maldiciones que se cumplían, y muchas cosas más.

Y los vecinos del pueblo empezaron á gastarse su dinero con los gitanos, y se cerraron las fábricas y se abandonó el campo, y los jornaleros tuvieron hambre.

—Como aquí.

—Si interrumpís no sigo.

—Silencio.

—Y los que pudieron se marcharon á otros pueblos, y se marchó el tio Colorao, y anduvo tierras y tierras, y en un lado se dejó la vergüenza y cogió la osadía, y en otro lado se dejó la razón y guardó un poco de mal instinto, y después de andar mucho se volvió otra vez al pueblo.

Y cuando volvió estaba todo peor que cuando se había ido. Nadie le daba trabajo ni él quería trabajar y explotaba á los pobres.

—Poco sería.

—Que te calles.

—Déjale, que voy á explicárselo. ¿Has visto la encina grande de Campo Redondo?

—Sí, señor.

—¿Tiene mucho fruto?

—Ya no lo da.

—Pero tendrá hojas.

—Muchas.

—¿Y cuando no las tenga?

—Pues, pa leña.

—¿Y cuando se queme la leña?

—Pues, ná.

—¿Y la ceniza?

—Es cierto.

—Todo sirve para algo. Y continúo.

Y como nadie se cuidaba de los pobres estos se hicieron a...

—¿Anarquistas?

—No, hijo; otra cosa muy distinta, aunque también empiece con a: se hicieron asesinos. Y mataron y robaron, porque Colorao los animaba. Y se acostumbraron al crimen, y fueron criminales por serlo.


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2 págs. / 3 minutos / 59 visitas.

Publicado el 28 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.

Mala Cuna y Mala Fosa

Silverio Lanza


Novela corta


Advertencia

He procurado desfigurar esta novela lo menos que me ha sido posible. Sin embargo, suprimo algunos párrafos y frases, y cambio varios nombres propios.

El editor:

J. B. A.

Dedicatoria

Dedico este cuentecito al cadáver que ocupa el primer lugar de la fosa núm. ... del patio de... en el Cementerio general del Sur de Madrid.

El autor.

Síntesis

7 de noviembre de 1879


A ver... una que cante.

—Ama...

—Señá Virginia, una que cante.

—A ver... esa tísica.

—¡Juanita!...

—¡Sarasa!

—¡Ole, por la Juana!

—A ver... a cantar.

—Vaya una salivilla.

—Eso es un esputo.

—¡Silencio!...

Juana cantando:


Soy lo mismo que la piedra
en el medio de la calle;
toda la gente la pisa
y no se queja de nadie.


Fin de la sínesis

Pergaminos, ejecutorias, títulos de infamia, et sic de caeteris

Con un capitán de caballería que, al decir de algunos, ha llegado hasta el extremo de pegarle a la pobre señora.

Pedro Antonio de Alarcón


¡Oh! Los capitanes... ¡ah!...

Tres estrellas en el cielo fijan la posición de su observador. Tres estrellas en una manga fijan la posición de quien las lleva. Un capitán siempre es un capitán.

La madre... pues bien... era madre. Tenía la mayor honra y la mayor desgracia de la mujer. Por serlo era digna de respeto.


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Dominio público
66 págs. / 1 hora, 55 minutos / 131 visitas.

Publicado el 13 de enero de 2022 por Edu Robsy.

Los Náufragos

Silverio Lanza


Cuento


Las olas que buscan el cielo me ocultan la tierra. La suerte ha pescado hoy conmigo. Estos plateados peces brillan como el dinero que me producirá su venta. Estoy alegre y nosotros pensamos cuando nos va bien. Mis pensamientos son tristes como las iglesias que hay en los campos. La soledad nace vestida de luto; si la cubrís de flores y telas vistosas os parecerá risueña, pero al quitarle esas galas de la imaginación, volveréis á hallar vuestra compañera cubierta con su negra vestidura. Cuando estoy en tierra me hallo solo, y cuando en la mar en mi barca y con mis redes. ¡Bendita sea la mar! Allí, entre los hombres, nadie me quiere; todos desean hacerme daño, y tengo miedo, y mi día es triste como noche de invierno, y mi noche lúgubre y espantosa como la de la eternidad. Aquí vivo en paz; el agua y yo somos amigos. El primer rayo del sol llama á los párpados de mis ojos y me despierta. Bebo ginebra y arreglo la vela que también durmió en la entena y luégo los dos trabajamos. Tiendo mis redes y recojo mi pesca. Después burlo los rayos del sol con el ancho lienzo y duermo á pierna suelta, y cuando el gran astro que nació entre las aguas camina aprisa buscando su lecho entre los montes, vuelvo á mi trabajo, y al fin, á la mezquina luz del crepúsculo cuento mis víctimas y calculo mi ganancia. Izo la vela, mi resistente mano izquierda sujeta la escota y mi inteligente mano derecha maneja la caña, y así cada una trabaja según su educación. Llego al puerto, vendo mi pesca, me proveo de alimento para el día siguiente y vuelvo á mi palacio donde la bancada de popa me proporciona cómoda cama. Así soy feliz.

El firmamento está despejado; una negra nube adorna por el horizonte sus bruscos contornos; yo presumo por dónde vendrá el viento, presto oído y le siento llegar como á caballos que se aproximan galopando.


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Dominio público
7 págs. / 12 minutos / 77 visitas.

Publicado el 13 de enero de 2022 por Edu Robsy.

San Martín

Silverio Lanza


Cuento


Archilla es un delicioso pueblecito de la provincia de Guadalajara. Es como un blanco cordero abandonado. Visto desde las cumbres de los montes parece cuatro blancos trapitos acabados de lavar en el río y puestos á secar sobre una loma. Por esto conoceréis el pueblo que describo. Figuráos un hermoso valle atravesado por el río Tajuña. A la derecha de la corriente, y en la falda del monte, una colina, á la que dan verde color muchos y frondosísimos nogales. A las aguas del río van á unirse las de tres fuentes distintas. Siguiendo cauce arriba se encuentran Romancos y luego Brihuega. Cauce abajo se halla Tomellosa y después Valfermoso. Archilla tiene ochenta casas, medía docena de calles, una diminuta plaza cuadrada, casa ayuntamiento, escuela, iglesia, dos ermitas, cementerio, carnicería, posada, un molino de grano y otro de aceite. Archilla constituye uno de mis grandes descubrimientos. Si algún poeta va allí le suplico que me dedique un recuerdo. Por lo demás, no os imaginéis serenatas, mozos gallardos que canten trovas, ni hermosas con ojos


azules como el cielo despejado,


y trenzas rubias como


las mazorcas en el granero.


Yo prescindí de todas estas cosas durante mi estancia en aquel pueblo. Nada tengo que decir respecto á los habitantes de Archilla, y esto probará su parecido con los demás habitantes del globo.


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10 págs. / 18 minutos / 62 visitas.

Publicado el 31 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.

Cuentos Políticos

Silverio Lanza


Cuentos, colección


Aparte

Choque

Hay un membrete que dice: Compañía de los ferrocarriles de Granburgo á Merjolie.—Estación núm. 26.


Señor Inspector del tránsito: El Jefe que suscribe tiene el honor de poner en conocimiento de V. que hoy, á las nueve de la mañana, y en el paso á nivel próximo inmediato al N. de esta estación, ha ocurrido un choque, atropello y descarrilamiento en las siguientes circunstancias:

El tren descendente 1.043, marchando por la cuarta vía de la estación 5 á la 57, detúvose á la mitad del kilómetro 329 ante la señal del guarda de paso (Barrera 101) de hallarse interceptada la vía.

Causaba esta interceptación la galera del llamado tío Vetusto, de la cercana aldea de Pero Grullo, en cuya galera iba un cura católico.

Advertido dicho cura de que se apartase con carro y mulas de la vía, dijo que él pasaría antes porque era más viejo; á lo que repuso el maquinista que el tren pasaría antes porque era más rápido.

Y habiendo llevado su porfía á vías de hecho, pasó el tren sobre el carro, destrozando éste, descarrilando la locomotora y vagones de viajeros, y cayendo 90 metros adelante en el foso izquierdo del viaducto.

Avisado por el guarda-barrera, me he personado en el lugar del suceso, y tengo el sentimiento de participar á V. que el material ha quedado destrozado, excepto dos vagones llenos de carneros, y han muerto el sacerdote y todos los viajeros, cuya mayor parte iba á las fiestas de La Utopía. Las mulas del carro interceptor no han sufrido lesión alguna.

Me ocupo de instalar el transbordo que se hace necesario para todos los trenes.


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Dominio público
73 págs. / 2 horas, 8 minutos / 190 visitas.

Publicado el 26 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.

Astronomía Legal

Silverio Lanza


Cuento


El alcalde de Villaruín está satisfechísimo con su nueva casa, que es la única mejora del pueblo.

Llega el mes de Noviembre, y la señora alcaldesa traslada el lecho conyugal al dormitorio de invierno.

A la mañana siguiente se levanta Don Máximo, y se dispone á contemplar desde la ventana el pueblo que gobierna.

Se asoma, y...

—Es estraño; desde que vivo en esta casa siempre ha salido el sol por mi derecha, y ahora sale por mi izquierda. Ordenemos un bando de buen gobierno.


* * *


El maestro de escuela queda encargado de explicar el fenómeno científicamente y gratis.

—Una de dos: ó el sol ha empezado á caminar rápidamente y en la dirección que rota la tierra, lo cual no es posible, ó ésta ha girado en el sentido de un meridiano, lo cual tampoco es posible.

—Lo que no creo posible es que haya un maestro más bruto que usted. ¡A la carcel!


* * *


Así se creo en Villaruín la costumbre de celebrar dos fiestas anuales: cuando Don Máximo cambiaba de dormitorio.


* * *


Murió el maestro extenuado por el ayuno y por la prisión; y antes de morir, dispuso que le enterrasen con la cabeza hacia levante; pero, como no es fácil mover cada seis meses el cadáver, continua sin sepultar.


* * *


Yo, temeroso de estar sepultado en vida é insepulto en muerte, como el maestro de Villaruín, me reduzco á consignar que, mientras los hombres no se acostumbren á vivir sin amo, les saldrá el sol á los pueblos por donde le salga al alcalde.


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1 pág. / 1 minuto / 176 visitas.

Publicado el 28 de noviembre de 2021 por Edu Robsy.

Ni en la Vida ni en la Muerte

Silverio Lanza


Novela corta


Convencidos de que Dios se hizo hombre, pretenden los hombres hacerse dioses. Mal oficio

Personajes

(Retratos del natural)

Licurgo Redondo, juez de delitos.
Pío de la Cruz, cura párroco.
Bienvenido González, (el inocente).
La familia Prada.
Un sepulturero que no habla.
Un tabernero, un polizonte, gentes del pueblo, y otros personajes que ni son del pueblo ni son gentes.

Se figura la acción en Villaruin, población próxima a Granburgo (capital de la Atargea), en el siglo XX del cristianismo, durante la dominación de las llamadas razas cultas.

Don Ligurco Redondo

(Juez de delitos)


Se le llama también juez de preparación o, como decía el presidente de un tribunal de apelación, «el juez de los primeros pasos», y en una procesión de Semana Santa envió al nominado detrás del Cristo amarrado a la columna, porque «usted me va inztruyendo este procezo y yo iré a la cola con él cabirdo para zentenciar con arreglo a justicia».

Cuando algún comerciante es presumido se dice que el tal se ha tragado la vara de medir: pues bien, el juez de delitos de Villaruin se ha tragado la vara de la justicia. Se la ha tragado porque anda más estirado que un pino. Se la ha tragado y le ha producido una indigestión.

Afortunadamente sólo se ha tragado la vara; otros se comen la justicia y engordan. El juez de Villaruin está para cebar; y el descaro con que asoman los huesos por debajo de la piel hace honor a la probidad de tan digno sacristán de Themis.

¡Pobre iluso!

Antes de tomar posesión de la plaza, se presentó al jefe del negociado de Derecho del Interior, y el alto funcionario le dijo:

—Usted dirá.

—Soy el juez de delitos nombrado para Villaruin.

—Está bien.

—Y vengo a despedirme de Vuecencia.

—Está bien.


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40 págs. / 1 hora, 10 minutos / 168 visitas.

Publicado el 9 de enero de 2022 por Edu Robsy.

El Mayor Enemigo de los Reyes Magos

Silverio Lanza


Cuento


La casa, numero , de la calle de San Simón no está construida atendiendo á las diferencias de clase. Un solo portal sirve para los inquilinos de los principales exteriores, de las buhardillas y de los bajos. Y el desorden es tan grande que los reyes de la casa viven en el patio, en el cuarto numero 3. son reyes por delegación como todas las autoridades. El propietario es desconocido. El conocido es el administrador; el señor Don Rufino, un gallego bajito, delgado y que no revela en su semblante ni su edad, ni su origen, ni sus aficiones; es ya propietario, y se ignora como adquirió las fincas que posee.

Don Rufino es el coco de los vecinos del numero 96 de la calle de San Simón, porque estos han de pagar sus mensualidades el día 8, bajo pena de verse citados á juicio de desahucio el día 9. Solo hay una manera de obtener concesiones, y se reduce á tener contenta á S. M. la reina doña Martina, la que vive en el 3 del patio, casada con Celedonio, ordenanza del Gobierno Civil.


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2 págs. / 4 minutos / 141 visitas.

Publicado el 28 de noviembre de 2021 por Edu Robsy.

La Evolución de la Materia

Silverio Lanza


Cuento


Ciertas cosas hay que referirlas sobriamente.

El sencillo toque de oración es más expresivo que los raros gritos con que los sacerdotes acompañan las ceremonias del culto.

Richard Krassoff era un hombre serio y un buen amigo.

Un día se me dijo que Richard era emigrado ruso.

Tanto mejor.

Los hijos escarnecidos por sus padres son más dignos de respeto que los padres bondadosos.

Me presente por primera vez en casa de Richard una tarde de invierno. Krassoff tenía en las barreras una habitación modestísima.

Entonces conocí la familia de mi amigo.

La señora tenía treinta y cinco años, y parecía una anciana. El niño desempeñaba una plaza de agregado en el escritorio de un banquero. Su hermanita tenía seis años. Pequeña como la margarita y blanca como las azucenas, tenía María esa rara simpatía que acompaña á la desgracia.

Quede agradablemente sorprendido ante aquellos individuos que, por su honradez, merecían ser pobres.

Senté la niña sobre mis piernas y la dejé jugar con la cadena del reloj. Pero, de pronto, interrumpiendo su juego, me dijo:

—¿Quieres que te cuente un cuento?

—Sí, hija mía.

—¿Cuál?—preguntó la señora de Krassoff.

—El del huevo, mamá.

—¡Ah, el del huevo! interrumpió Richard. Escúchelo usted, Sr. Lanza. Es interesante ahora que tanto se preocupan los sabios con las evoluciones de la materia.

—Esta bien. Cuenta.

El niño se apoyo en la pared y dibujo en sus labios una amarga sonrisa que sostuvo durante toda la narración. Krassoff, de pie y mirando hacia la calle, entretúvose en golpear los cristales con las yemas de los dedos. La señora fijo sus ojos en la niña, y esta apoyo su manita izquierda en mi hombro, y accionando con la derecha empezó así su cuento:


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Dominio público
1 pág. / 2 minutos / 117 visitas.

Publicado el 28 de noviembre de 2021 por Edu Robsy.

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