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El Relato del Cazador Quatermain

Henry Rider Haggard


Cuento


Sir Henry Curtís, como saben todos cuantos le conocen, es uno de los hombres más hospitalarios de la tierra. Y fue mientras gozaba de su simpática hospitalidad en su residencia deYorkshire el otro día, que escuché la historia de caza que ahora voy a transcribir. Muchos de quienes lean esto seguramente habrán oído algunos de los extraños rumores que circulan acerca del hallazgo que efectuaron sir Henry Curtís y su amigo el capitán Good, de la Armada Real, de un gran tesoro de diamantes en el corazón de Africa, escondido supuestamente por los egipcios, por el rey Salomón o por algún otro personaje antiguo. Me enteré por primera vez de este asunto en un párrafo de una revista de sociedad el día antes de emprender el viaje hacia Yorkshire con el fin de visitar a Curtís, y llegué, naturalmente, ardiendo de curiosidad, pues siempre resulta fascinante la idea de un tesoro oculto. Cuando llegué a Hall, le pregunté al instante a Curtís sobre ello, y no me negó la verdad de la historia, pero cuando le presioné para que me la contara no lo hizo, ni tampoco quiso contármela el capitán Good, que paraba asimismo en la casa.

—No me creería si la contase —se excusó sir Henry, lanzando una de sus alegres carcajadas que parecen salir de sus grandes pulmones—. Tendrá que esperar hasta que llegue el cazador Quatermain, que regresa de África esta misma noche, por lo que no diré ni una sola palabra sobre el asunto, ni tampoco Good, hasta que aparezca Quatermain, el cual estaba con nosotros y conoce el caso desde hace años y años, y de no haber sido por él, no estaríamos hoy aquí con vida. Espere y se lo presentaré.


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Publicado el 6 de enero de 2018 por Edu Robsy.

Un Extraño Suceso

Henry Rider Haggard


Cuento


La historia narrada en las siguientes páginas la escuché de labios de mi viejo amigo Allan Quatermain, o Cazador Quatermain, como solíamos llamarle en Sudáfrica. Me la contó una noche estando de visita en la residencia que compró enYorkshire. Poco después, la muerte de su único hijo le trastornó de tal modo que inmediatamente abandonó Inglaterra, acompañado por sus viejos compañero de viaje, sir Henry Curtis y el capitán Good, y ahora ha desaparecido por completo en el oscuro corazón de Africa. Está convencido de que gente blanca, de la que ha oído rumores toda la vida, existe en algún lugar de las tierras altas del vasto e inexplorado interior, y su gran ambición es encontrarla antes de morir. Esta es la gran expedición que les ha impulsado, a él y a sus compañeros, a marchar, y de la que supongo que no volverán. Del viejo cazador sólo he recibido una carta, fechada en una misión al norte del Tana, un río de la costa este, a unas trescientas millas al norte de Zanzíbar. En ella dice que han pasado por muchas dificultades y aventuras, pero que siguen vivos y con salud, y han descubierto rastros que siguen adelante, permitiéndoles esperar que los resultados de su extraña búsqueda será «un magnífico y singular descubrimiento». Sin embargo, mucho me temo que lo único que descubran sea la muerte, ya que esta carta llegó hace largo tiempo y desde entonces nadie ha sabido nada de la expedición. Se han desvanecido por completo.


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18 págs. / 31 minutos / 126 visitas.

Publicado el 6 de enero de 2018 por Edu Robsy.

Un Cuento de Tres Leones

Henry Rider Haggard


Cuento


I. El interés de diez chelines

Casi todo el mundo ha oído hablar de Allan Quatermain, que formaba parte del grupo que descubrió las minas del Rey Salomón hace algún tiempo, y que después vino a vivir a Inglaterra cerca de su amigo sir Henry Curtis. Regresó de nuevo a África, como hacen invariablemente todos los cazadores, con uno u otro pretexto.

No pueden soportar la civilización por mucho tiempo, ni sus ruidos ni sus trampas y todavía menos la omnipresencia de la desgraciada humanidad, todo lo cual les resulta más enervante que los peligros que les acechan en el desierto.

Creo que aquí se sienten solos, puesto que es un hecho poco conocido aunque bien establecido, que no hay soledad como la soledad de las muchedumbres, especialmente para los que no están acostumbrados a las mismas.


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34 págs. / 1 hora / 126 visitas.

Publicado el 6 de enero de 2018 por Edu Robsy.

La Eva Futura

Villiers de L'Isle Adam


Novela


Libro I: Edison

I. Menlo Park


Parecía el jardín una bella hembra tendida, que dormitara voluptuosamente, cerrados los párpados a los cielos abiertos. Las praderas del azul celeste se hermanaban en un círculo amojonado por las flores de luz. Los iris y las gemas de rocío pendientes de las hojas cerúleas, eran estrellas pestañeantes que abrasaban el ámbito nocturno.

GILES FLETCHER
 

A veinticinco leguas de Nueva-York, en el núcleo de un haz de hilos eléctricos, surge una casa envuelta por meditabundos jardines solitarios. Mira la fachada, la uniformidad del césped, rota por las avenidas enarenadas que llevan a un pabellón aislado. Es el número 1 de Menlo-Park. Allí vive Tomás Alva Edison, el hombre que ha hecho cautivo al eco.

Tiene éste unos cuarenta y dos años. Su fisonomía recordaba, hace poco aún, la de un francés ilustre: Gustavo Doré. Era el rostro del artista traducido en un rostro de sabio. ¡Aptitudes análogas, aplicaciones diferentes! ¿A qué edad se parecieron del todo? Quizás nunca. Las fotografías de ambos, fundidas en el estereoscopio, despiertan la impresión de que ciertas efigies de razas superiores no se realizan más que en cierto cuño de fisonomías perdidas en la Humanidad.

Confrontado con las viejas estampas, el rostro de Edison ofrece la viva reproducción de la siracusana medalla de Arquímedes. A las cinco de una tarde de estos últimos otoños, el maravilloso inventor, el mago del oído, (casi sordo, como un Beethoven de la ciencia, que ha sabido crearse el minúsculo instrumento que, no sólo acaba con la sordera, sino que desnuda y agudiza el sentido auditivo), el gran Edison estaba solo en lo hondo de su laboratorio personal, allí, en el pabellón arrancado del castillo.


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229 págs. / 6 horas, 41 minutos / 1.211 visitas.

Publicado el 11 de enero de 2018 por Edu Robsy.

Los Gusanos

Silverio Lanza


Novela corta


Primera parte. De la virtud y de los beneficios que proporciona


No he de callar por más que con el dedo,
ya tocando la boca ó ya la frente,
silencio avisen ó amenacen miedo.

(Quevedo)
 

No me caso con Petra —dijo Manolo— hasta que yo no tenga una casa mía, para que á mi mujer no la puedan echar de ninguna parte: ni el casero.

Y Manolo, que era mozo de mulas, y ganaba nueve reales diarios, dejó de fumar, de beber vino, de jugar al mus, de ir al baile, y hasta de ir á paseo. Cuando estaba libre, tejía capachos de esparto para los molinos aceiteros, y se los pagaban bien. En un año ahorró setecientos quince reales. No quiso prestarlos á réditos; y cuatro años después, compraba á Crisanto una casita que poseía de ochocientas cincuenta pesetas.

Lo supo el tío Gusano y dijo á Manolo:

—Hombre: ya sé que has fincado. Que sea enhorabuena. Y, ¿a quién le has robado la casa?

—Yo no robo á nadie.

—Parece milagro.

—Abur.

—¿Convidas?

—Ya tiene usted de más con lo que tiene.

—Lo mismo digo.


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Dominio público
38 págs. / 1 hora, 6 minutos / 223 visitas.

Publicado el 13 de enero de 2018 por Edu Robsy.

La Lámpara Roja

Arthur Conan Doyle


Cuento


Prefacio

Pasajes de un prolongado y enjundioso intercambio epistolar con un amigo americano

He de reconocer el peso de sus argumentos, en la medida en que un inválido o una mujer de escasa salud no serían personajes representativos de unos relatos que sólo tratan de ser un reflejo, con las suficientes dosis de realismo, de la práctica de la medicina. Pero si uno, en cualquier caso, se refiere a esta vida, y aspira a que los médicos sean algo más que simples marionetas, considero esencial que se haga cargo también del lado más oscuro de ella que es, en definitiva, el que han de estudiar los cirujanos o los médicos. Cierto es que también les es dado ver cosas hermosas, como la entereza de carácter o el heroísmo, el sacrificio o el amor, pero los amargos dolores y pruebas por los que han de pasar siempre les exigen mucho más (como es el caso de nuestras más nobles cualidades). No es posible escribir a la ligera acerca del ejercicio de la medicina.


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Publicado el 14 de enero de 2018 por Edu Robsy.

Las Hazañas del Brigadier Gerard

Arthur Conan Doyle


Cuento


1. De como el brigadier llegó al castillo de los horrores

Hacéis bien, amigos míos, en tratarme con respeto, pues al honrarme a mí os honráis vosotros mismos y a la Francia entera.

No es quien os habla un viejo militar de bigotes grises, que come su tortilla y bebe su vaso de vino; es una página de la historia, de la historia más gloriosa de nuestro país, que no ha sido igualada por ningún otro.

Soy uno de los últimos de aquellos hombres admirables que antes de dejar de ser muchachos fueron militares veteranos; de aquellos que aprendieron antes a hacer uso de la espada que de la navaja de afeitar, y que durante más de cien batallas no permitieron ni una sola vez que el enemigo viese el color de sus mochilas.

Más de veinte años pasamos enseñando a Europa a pelear, y aun cuando aprendió la lección, fue siempre el termómetro y jamás la bayoneta el que producía algún efecto en el más grande de los grandes ejércitos.

En Berlín, en Nápoles, en Viena, en Lisboa, en Moscú, en todas partes hemos acuartelado nuestros caballos.

Sí, amigos míos, lo repito: hacéis bien en mandar a vuestros hijos a saludarme, pues mis oídos han escuchado las dianas francesas y mis ojos han visto el orgulloso estandarte francés en sitios donde jamás ha llegado a escucharse ni a verse.

Siempre recuerdo con placer aquellos gloriosos tiempos, y después de comer, al echar la siesta en mi butaca, veo desfilar por delante de mí las inmensas filas de guerreros: los cazadores con sus chaquetas verdes, los elegantes coraceros, los lanceros de Poniatowsky, los dragones con sus capotes blancos y los galantes granaderos.


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208 págs. / 6 horas, 4 minutos / 130 visitas.

Publicado el 15 de enero de 2018 por Edu Robsy.

Piratas y Mar Azul

Arthur Conan Doyle


Cuento


El capitán Sharkey y el regreso a Inglaterra del gobernador de Saint Kitt

Cuando las grandes guerras de la Sucesión de España terminaron gracias al tratado de Utrecht, el inmenso número de corsarios que habían sido equipados por los bandos contendientes se encontraron sin ocupación. Algunos se dedicaron a las actividades del comercio normal, menos lucrativas que el corso; otros fueron absorbidos por las flotas pesqueras, y algunos, más temerarios, izaron la bandera negra en el palo de mesana y la bandera roja en el palo mayor, declarando por cuenta propia la guerra a toda la raza humana.

Tripulados por gentes reclutadas entre todas las naciones, batían los mares y desaparecían de cuando en cuando para carenar el casco en alguna caleta solitaria, o desembarcaban para correrse una juerga en algún puerto muy aislado, en el que deslumbraban a sus habitantes con su prodigalidad y los horrorizaban con las brutalidades que cometían.

Los piratas eran una amenaza constante en la costa de Coromandel, en Madagascar, en aguas africanas, y sobre todo en los mares de Indias Occidentales y de toda la América. Organizaban sus depredaciones con lujo insolente, adaptándose a las estaciones del año, acosando las costas de la Nueva Inglaterra durante el verano y bajando otra vez, cuando llegaba el invierno a los mares de las islas tropicales.


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Publicado el 16 de enero de 2018 por Edu Robsy.

Nuestro Invierno Africano

Arthur Conan Doyle


Viajes


Prólogo

Este librito contiene algunas impresiones recogidas en Sudáfrica, Rodesia y Kenia. Versan sobre toda una serie de asuntos políticos y económicos, además de sobre el asunto concreto que motivó nuestro viaje. Actualmente, parece que está de moda reírse de la opinión de quien va de paso, al que se tacha de trotamundos. Pero quien ha trotado por esos mundos de Dios, como yo lo he hecho, posee un punto de comparación que revaloriza la opinión corriente. También conviene tener en cuenta que quien no se mueve de casa suele estar influido por toda suerte de consideraciones de carácter personal, mientras que el viajero es un observador imparcial. Al mismo tiempo, y sin duda alguna, su conocimiento es superficial. Pero tiene que intentar por todos los medios ser honrado a la hora de formarse una opinión y no tener miedo a expresarla.

ARTHUR CONAN DOYLE
Junio de 1929

I

LA PARTIDA. PROBLEMAS EN EL GOLFO DE VIZCAYA. BRITÁNICOS Y BÓERS. MADEIRA. LA MUERTE DE DE LA REY. ESPIRITISMO Y CRISTO. CONFERENCIAS EN EL BARCO. ALGUNOS AMIGOS HOLANDESES. FIN DE VIAJE


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205 págs. / 5 horas, 59 minutos / 97 visitas.

Publicado el 17 de enero de 2018 por Edu Robsy.

Estudios del Natural

Arthur Conan Doyle


Crónica


El holocausto de Manor Place

Cuando uno estudia la psicología criminal, llega forzosamente a la conclusión de que la más peligrosa de todas las mentalidades es la del hombre desmesuradamente egoísta. Es este un hombre que ha perdido su sentido de la proporción. Su propia voluntad y su propio interés han borrado en él toda conciencia de sus obligaciones hacia la comunidad. El carácter impulsivo, los celos, la sed de venganza, engendran el crimen; pero el egoísmo llevado hasta la locura es el más peligroso y también el más odioso de sus progenitores. Sir Willoughby Patterne, el eterno prototipo de todos los egoístas, puede ser un personaje divertido e inofensivo a condición de que todo le vaya bien; pero basta con que le sea negado algo de lo que desea, para que de ello se deriven las más monstruosas consecuencias.

Huxley ha dicho que en esta vida, uno está perpetuamente jugando una partida con un adversario invisible, que sólo deja sentir su presencia cuando uno comete una falta: entonces, le impone un castigo. El jugador que comete la falta de ser egoísta puede tener que pagar un precio terrible por ello. Pero hay algo inexplicable en las reglas de ese juego y es que algunos, que son sólo espectadores de la partida, pueden verse obligados a ayudarle a pagar. Lean la historia de William Godfrey Youngman, y vean lo difícil que es entender las reglas que rigen dichos castigos. Aprendan también que el egoísmo no es un pecadillo inofensivo, sino una malvada raíz capaz de producir los más monstruosos frutos.


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43 págs. / 1 hora, 16 minutos / 72 visitas.

Publicado el 18 de enero de 2018 por Edu Robsy.

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