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El Anti-maquetismo

Miguel de Unamuno


Artículo


Cuando hace más de cuatro años, en Julio de 1894, dediqué á este mismo asunto dos artículos en Las Noticias, de Bilbao, mi pueblo, no faltó quien dijera que veía visiones concediendo inmerecida importancia á una chifladura sin alcance alguno. Sucesos posteriores revelaron que no exageré la importancia del movimiento denunciado allí, y la elección del Sr. Arana ha atraído, por fin, sobre él la atención general.
 Creo conocer bastante bien el carácter y alcance en la comarca que el Nervión baña, del movimiento llamado separatista, cuyo valor es inútil querer deprimir. Extiéndese su espíritu, con mayor o menor intensidad, desde los que se contentan con escribir Bizkaya y otros desahogos tan inofensivos y pueriles, hasta los que leían con fruición aquello de que si un maqueto, estando ahogándose, pidiera socorro á un vizcaíno neto, debía éste contestarle: nik eztakit erdaraz (no sé castellano), barbaridad que se estampó en un papel que circulaba con éxito entre el clero joven de Vizcaya.
 El calificativo más adecuado al movimiento no es tanto el de separatismo como el de antimaquetismo. Es ante todo y sobre todo una explosión de enemiga hacia el español no vascongado, el maqueto, establecido en Bilbao y que allí trabaja. Las raíces del movimiento son de carácter económico, radicando en el desarrollo industrial de la región minera. Es un hecho análogo á tantos otros fenómenos sociales semnejantes, como la enemiga de los checos contra los alemanes en Bohemia, pongo por caso.
 En el mismo Ayuntamiento de la villa de Bilbao han llegado á establecerse diferencias con motivo de cierta escuela de sordo-mudos, entre los vecinos indígenas y los vecinos naturales de otro pueblo, como si éstos no contribuyeran en igual medida que aquéllos á levantar las cargas municipalés.


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Dominio público
3 págs. / 5 minutos / 225 visitas.

Publicado el 6 de octubre de 2019 por Edu Robsy.

Con Don Quijote en Sigüenza

Miguel de Unamuno


Artículo, ensayo


Ahí, a mil metros sobre el nivel azul del mar latino, en la adusta meseta que enlaza Aragón a la Mancha —¡dos tierras tan tierras!— sentí invadir mi alma ansiosa un cacho de tradición empedernida. Tradición y no historia, y tradición hecha piedra. Piedra y ladrillos y adobe.
 La tradición es la escurraja, el sedimento, a menudo las heces no más de la historia. La historia vive y pasa, la tradición queda y dura. Pero vuelve a hacerse con la tradición historia cuando se la vivifica y se la vive.
 Y así fuí a la vieja ciudad de Sigüenza a alimentar de piedras y de barro cocido o reseco mi alma, a hacer alma esas piedras animándolas en el espíritu. Y a resecar y renacer a la vez un poco el alma que empezaba a derretírseme.
 Venía de la ciudad de Monzón de Río Cinca, el pueblo natal de Joaquín Costa, el último gran ibero, el que por trágica contradicción predicó el europeísmo, el de corazón fervoroso de gran cacique espiritual. Predicó el europeísmo por haberse sentido tan arraigadamente ibérico y combatió el caciquismo porque allá, en su fuero interno, se conocía grandísimo cacique.
 Desde el castillo de Monzón había restregado mi vista en el verdor de las huertas que se ufanan lozanas a su pie y la había enjuagado luego de esa verdura de visión oteando las lontananzas ceñudas que se pierden en el regazo del Pirineo. El Maladeta se alzaba en el confín como una barrera entre Iberia y Europa. Más allá de él los campos grasos y muelles de los pueblos que guerreando o jugando —todo es guerra y todo es juego, y juego y guerra lo mismo— se dejan llevar sin resistir, vida abajo, por el vasto río de la historia hacia el mar del infinito olvido.
 C'est un paysage planetaire! ¡Es un paisaje planetario! Así me había dicho una vez uno de los conservadores del Museo del Louvre que desde París fue a caer en tren sobre Medinaceli en busca de Grecos.


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5 págs. / 8 minutos / 313 visitas.

Publicado el 7 de octubre de 2019 por Edu Robsy.

La Barrena

Baldomero Lillo


Cuento


—Aquellos sí que eran buenos tiempos —dijo el abuelo dirigiéndose a su juvenil auditorio, que lo oía con la boca abierta—. Los cóndores de oro corrían como el agua y no se conocían ni de nombre estos sucios papeles de ahora. No había más que dos piques: el Chambeque y el Alberto, pero el carbón estaba tan cerca de los pozos que, de cada uno de ellos, se sacaban muchos cientos de toneladas por día.

Entonces fue cuando los de Playa Negra quisieron atajarnos corriendo una galería que iba desde el bajo de Playa Blanca en derechura a Santa María. Nos cortaban así todo el carbón que quedaba hacia el norte, debajo del mar. Apenas se supo la noticia, todo el mundo fue al Alto de Lotilla a ver los nuevos trabajos que habían empezado los contrarios con toda actividad. Tenían ya armada la cabria del pique casi en la orilla misma donde revienta la ola en las altas mareas. Los pícaros querían trabajar lo menos posible para cerrarnos el camino. Entretanto nuestros jefes no se contentaban sólo con mirar. Estudiaban el modo de parar el golpe, y andaban para arriba y para abajo corriendo desaforados con unas caras de susto tan largas que daban lástima.

Acababa una mañana de llegar al pique, cuando don Pedro, el capataz mayor, me llamó para decirme:

—Sebastián, ¿cuántos son los barreteros de tu cuadrilla?

—Veinte, señor —le contesté.

—Escoge de los veinte —me mandó—, diez de los mejores y te vas con ellos al Alto de Lotilla. Allí estaré yo dentro de una hora.

Me fui abajo y escogí mis hombres, y antes de la hora ya estábamos juntos con una nube de peones, de carpinteros y de mecánicos en la media falda del cerro que mira al mar.


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Dominio público
7 págs. / 12 minutos / 144 visitas.

Publicado el 8 de octubre de 2019 por Edu Robsy.

El Calabozo Número 5

Baldomero Lillo


Cuento


—¡Bah! ¡Un carcelero!

—Que tiene un corazón de oro.

La irónica mirada que me dirigió Rafael picó vivamente mi amor propio.

—¿De modo —insistí— que niegas que don Serafín, por el puesto que desempeña, sea un hombre bueno, de sentimientos nobles y humanitarios? Pues yo te aseguro que es la persona más culta, agradable y afectuosa que he conocido.

La incredulidad y el escepticismo de mi interlocutor para apreciar las acciones de los demás me ponía nervioso, y generalmente nuestras polémicas sobre este tópico terminaban en disputa.

Esta vez la controversia me excitaba más que de costumbre, pues se trataba de una persona a quien yo conocía muy de cerca. Era mi vecino y nos unían relaciones estrechas y cordiales.

—Amable, sí, no lo niego. Demasiado amable y además tiene la mirada falsa.

Esto ya era demasiado y deteniéndome bruscamente sujeté por un brazo al doctor que caminaba silencioso a mi derecha y dije a Rafael, con el tono seguro y convencido del que se encuentra en terreno sólido.

—Esta vez, maldiciente incorregible, tendrás que confesar, mal que te pese, que te has equivocado.

Los tres nos hallábamos en ese instante a cien metros escasos de la entrada principal de la cárcel penitenciaria. La pesada y sombría fachada del edificio se destacaba entre los altos olmos de la avenida y bajo el cielo gris plomizo de aquella mañana de otoño, con tonos lúgubres que despertaban en el espíritu las ideas melancólicas q1ue evocan las tumbas y los cementerios.

Ahí, detrás de aquellos muros, reinaba también la muerte, pero una muerte más fría, más callada, más pavorosa que la pálida moradora del campo santo.


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9 págs. / 16 minutos / 136 visitas.

Publicado el 8 de octubre de 2019 por Edu Robsy.

Caza Mayor

Baldomero Lillo


Cuento


En el llano dilatado y árido los rayos del sol tuestan la yerba que crece entre los matorrales, cuyos arbustos raquíticos entrelazan sus ramas débiles y rastreras con las retorcidas espirales de las parásitas de hojas secas y polvorosas.

En las sendas desnudas, abrasa la arena negra y gruesa, y entre los matojos óyese el ruido que producen las culebras y lagartijas que, hartas de luz y calor, se deslizan buscando un poco de sombra entre el escueto ramaje de las murtillas y los tallos de los cardos erguidos y resecos.

Con el cuerpo inclinado y el fusil entre las manos temblorosas, el Palomo, un viejecillo pequeño y seco como una avellana, a pasos cortos sobre sus piernas vacilantes sigue los rastros que las pisadas de las perdices dejan en la arena calcinada de los senderos. Nadie como él para distinguir entre mil la huella fresca y reciente y conocer si la pieza es un macho o una hembra, un pollo o un adulto. Solo, sin deudos que amparen su desvalida ancianidad, con el producto de la caza satisface apenas sus más premiosas necesidades. Los rayos del sol, cayendo a plomo sobre sus espaldas encorvadas, hacían más penosa su marcha sobre aquel suelo blando y movedizo. Su fatiga era grande y aún no había disparado un tiro cuando de pronto se irguió, deteniéndose ante un grupo de espinos y de litres achaparrados: el rastro tan pacientemente seguido terminaba allí. Rodeó el matorral, observando el suelo con atención para cerciorarse de que el ave no se había escurrido por otro lado, y levantando el gatillo atisbó por entre las ramas, estirando el cuello y empinándose en la punta de los pies.

Los tres dedos marcados en la arena y proyectados hacia adelante como abanico indicaban un soberbio macho.


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6 págs. / 11 minutos / 210 visitas.

Publicado el 8 de octubre de 2019 por Edu Robsy.

La Huelga

Rafael Barrett


Artículo


Huelgas por todas partes, de Rusia a la Argentina. ¡Y qué huelgas! Veinte, cincuenta mil hombres que de pronto, a una señal, se cruzan de brazos. Los esclavos rebeldes de hoy no devastan los campos, ni incendian las aldeas; no necesitan organizarse militarmente bajo jefes conquistadores como Espartaco para hacer temblar al imperio. No destruyen, se abstienen. Su arma terrible es la inmovilidad.

Es que el mundo descansa sobre los músculos crispados de los miserables. Y los miserables son muchos; cincuenta mil cariátides humanas que se retiran no es nada todavía. El año próximo serán cien mil, luego un millón. El edificio social no parece en peligro; está cerrado a todo ataque por sus puertas de acero, sus muros colosales, sus largos cañones; está rodeado de fosos, y fortificado hasta la mitad de la llanura. Pero mirad el suelo, enfermo de una blandura sospechosa; sentidlo ceder aquí y allí. Mañana, con suavidad formidable, se desmoronará en silencio la montaña de arena, y nuestra civilización habrá vivido.

Hay un ejército incomparablemente más mortífero que todos los ejércitos de la guerra: la huelga, el anárquico ejército de la paz. Las ruinas son útiles aún; el saqueo y la matanza distribuyen y transforman. La ruina absoluta es dejar el mármol en la cantera y el hierro en la mina. La verdadera matanza es dejar los vientres vírgenes. La huelga, al suspender la vida, aniquila el universo de las posibilidades, mucho más vasto, fecundo y trascendental que el universo visible. Lo visible pasó ya; lo posible es lo futuro. Asesinar es un accidente; no engendrar es un prolongado crimen.


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1 pág. / 2 minutos / 139 visitas.

Publicado el 8 de octubre de 2019 por Edu Robsy.

La Res Humana

Miguel de Unamuno


Artículo


Carlos Marx dijo alguna vez que la revolución social no la han de hacer los hombres, sino las cosas, y algún marxista, no muy ortodoxo, no muy convencido de la fe en el materialismo histórico —doctrina que es de fe y no de razón—, ha querido corregir la fórmula del pontífice, diciendo que son las cosas manejadas por los hombres, ó sea los hombres manejando las cosas, los que hacen la revolución. Y nosotros, por nuestra parte, comentando alguna otra vez ese dogma marxista, nos hemos preguntado si es que los hombres no son también cosas, esto es: causas. Y hasta enseres.

Cuando he aquí que, leyendo el viejo poema de Lucrecio, De rerum natura, nos encontramos en el verso 58 de su libro III con una singularísima expresión, que nos aclara nuestro problema al respecto. Viene hablando Lucrecio de aquellos que, profesando no temer la muerte ni creer en la inmortalidad del alma —perspectiva terrible para los romanos de entonces—, se entregan, sin embargo, cuando se ven en peligro de perder la vida, á prácticas supersticiosas. Y dice que entonces es cuando les brotan de lo hondo del pecho sus voces verdaderas y que «desaparece la persona, queda la cosa».

¡Eripitur persona, mane res! No cabe expresión más enérgica, sobre todo si se tiene en cuenta todo el valor que en latín tiene la voz persona. La cual, empezando, como es ya tan sabido, por significar la máscara ó careta con que el actor se cubría la cara para representar el personaje de la comedia ó tragedia, pasó á ser designativa del personaje, y, por último, del papel que uno representa, aunque sea en el coro ó la comparsa,en el teatro del mundo, es decir, en la Historia.


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3 págs. / 5 minutos / 322 visitas.

Publicado el 12 de octubre de 2019 por Edu Robsy.

Día Internacional de la Pierna (Leg; en Inglés)

Joan Carlos Vinent


Microrrelato bilingüe


Dijous, 24 de juliol de 2014
DIA INTERNACIONAL DE LA CAMA(LEG, en anglès)
Un dia el metge agafa un cabriol i arriba fins (a) la mansió del governador de l'Ínsula Baratària que està afligit [aquejado] d'una insospitada malaltia.- Digui AAAHHH...- Em pots xerrar de tu! - Diu ufanós el governador.- D'acord. Di ahhh!- Digues, digues. Què tenc?- Mal de cama.- No ho entenc, metge Hipòcrates...- I també un problema de gargamella.- Uiii, dues coses ja. Què puc fer? Hi ha remeis naturals? - Sí, és tan fàcil com no deixar que s'atrofïïn ni la cama ni la gargamella. Necessita molt de moviment. No podem viure ancorats com una arrel d'arbre. Moviment, a trescar amb sa cama i a moure sa gargamella.- Em té confós, senyor metge.- Ara comença a millorar. Respecte i molt de DI...ÀHHH...LEG. Una miqueta cada dia i veurà o trobarà milloria molt prest/ aviat.- Què li dec?- Res. Només DIÀLEG. Reflexioni, faci flexions de gargamella i tot anirà millor. Com ha fet escoltant-me a mi. Bona nit i salut, senyor governant. 
©jcvinent (Joan Lônnen)
TRADUCCIÓNDía Internacional de la Pierna (Leg; en Inglés) 
Jueves, 24 de julio de 2014 
DÍA INTERNACIONAL DE LA PIERNA (LEG, en inglés) 
Un día el médico coge/toma una galera (carruaje) y llega hasta la mansión del gobernador de la Ínsula Barataria que está afligido [aquejado] de una insospechada enfermedad.- Diga aaahhh ...- ¡Me puedes hablar de tú! - Dice ufano el gobernador.- Di ahhh! - Dime, dime. ¿Qué tengo? - Dolor de pierna.- No lo entiendo, médico Hipócrates ...- Y también un problema de garganta.- Uyyy, dos cosas ya. ¿Qué puedo hacer? Hay remedios naturales? - Sí, es tan fácil como no dejar que se atrofien ni la pierna ni la garganta. Necesita mucho movimiento. No podemos vivir anclados como una raíz de árbol. Movimiento, a caminar con su pierna y mover mucho la garganta.- Me tiene confundido, señor médico.- Ahora empieza a mejorar. Respeto y mucho DI ... ahhh ... LEG (diálogo).


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1 pág. / 2 minutos / 70 visitas.

Publicado el 30 de octubre de 2019 por Juan Carlos Vinent Mercadal.

Día Mundial de la Pierna

Joan Carlos Vinent


Microrrelato bilingüe


Dijous, 24 de juliol de 2014
DIA INTERNACIONAL DE LA CAMA(LEG, en anglès)
Un dia el metge agafa un cabriol i arriba fins (a) la mansió del governador de l'Ínsula Baratària que està afligit [aquejado] d'una insospitada malaltia.- Digui AAAHHH...- Em pots xerrar de tu! - Diu ufanós el governador.- D'acord. Di ahhh!- Digues, digues. Què tenc?- Mal de cama.- No ho entenc, metge Hipòcrates...- I també un problema de gargamella.- Uiii, dues coses ja. Què puc fer? Hi ha remeis naturals? - Sí, és tan fàcil com no deixar que s'atrofïïn ni la cama ni la gargamella. Necessita molt de moviment. No podem viure ancorats com una arrel d'arbre. Moviment, a trescar amb sa cama i a moure sa gargamella.- Em té confós, senyor metge.- Ara comença a millorar. Respecte i molt de DI...ÀHHH...LEG. Una miqueta cada dia i veurà o trobarà milloria molt prest/ aviat.- Què li dec?- Res. Només DIÀLEG. Reflexioni, faci flexions de gargamella i tot anirà millor. Com ha fet escoltant-me a mi. Bona nit i salut, senyor governant. 
©jcvinent (Joan Lônnen)
TRADUCCIÓNDía Internacional de la Pierna (Leg; en Inglés) 
Jueves, 24 de julio de 2014 
DÍA INTERNACIONAL DE LA PIERNA (LEG, en inglés) 
Un día el médico coge/toma una galera (carruaje) y llega hasta la mansión del gobernador de la Ínsula Barataria que está afligido [aquejado] de una insospechada enfermedad.- Diga aaahhh ...- ¡Me puedes hablar de tú! - Dice ufano el gobernador.-  De acuerdo. Di ahhh! - Dime, dime. ¿Qué tengo? - Dolor de pierna.- No lo entiendo, médico Hipócrates ...- Y también un problema de garganta.- Uyyy, dos cosas ya. ¿Qué puedo hacer? Hay remedios naturales? - Sí, es tan fácil como no dejar que se atrofien ni la pierna ni la garganta. Necesita mucho movimiento. No podemos vivir anclados como una raíz de árbol. Movimiento, a caminar con su pierna y mover mucho la garganta.- Me tiene confundido, señor médico.- Ahora empieza a mejorar. Respeto y mucho DI ... ahhh ...


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1 pág. / 2 minutos / 69 visitas.

Publicado el 30 de octubre de 2019 por Juan Carlos Vinent Mercadal.

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