Textos disponibles | pág. 9

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El Casero

Juan José Morosoli


Cuento


—La visita que le hicieron sus inquilinos a Don Elías, el comprador de chatarra, huesos y trapos viejos, fue como la que le hicieron los animales al gato montés cuando se descaderó...

—¿Y cómo fue?

—Cuando estuvieron seguros que el gato no podía moverse fueron a visitarlo... ¡Hasta la paloma que nunca pudo ver volar un hijo por culpa de él!...

Álvarez, —el propio narrador, que le debía al enfermo nada menos que tres meses de alquiler, encabezó el grupo.

—Venimos a ofrecernos... Estamos a la orden...

—Don Elías estaba en la cama —puro armazón y poca ropa— con la boca torcida y medio cuerpo inmóvil. Lo tendió "un bruto ataque".

—Lo agarró almorzando, porque el hombre era tacaño que daba asco pero comía que daba miedo.

El pobre tras el ofrecimiento de Álvarez hace un esfuerzo para mover la boca. Quiere contestar. Pero no puede.

—Uno se va a quedar con usted —dice Álvarez. Y luego, a gritos como si el enfermo estuviera a tres cuadras:

—¡Ya fueron a buscar el doctor!

Y dirigiéndose a los otros:

—Vamos a retirarnos si no capaz que cree que se va a morir...

Doña Rosaura le hace una seña poniéndose el índice en los labios.

Y Álvarez tranquilo responde:

—¿Usted cree que oye?... ¡Va a ver que el doctor dice que no oye!...


* * *


Don Elías es propietario de diez casillas de tablas de cajón y chapas viejas negras de orín. Cobra por estos refugios unos alquileres brutales. Además se pasa el mes murmurando:

—El mes termina el último día... El primero es otro mes...

Y el primero anda ya con los recibos reclamando su pago.

—Antes que el sol, entra el viejo con el recibo, dicen los inquilinos.

—Un desgraciado que vive peor que nosotros, dice Álvarez.

—Eso es. Tiene rentas... ¿pero le sirven para algo?

—Para hacerse odiar...


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Dominio público
2 págs. / 5 minutos / 17 visitas.

Publicado el 10 de junio de 2025 por Edu Robsy.

Cipriano

Juan José Morosoli


Cuento


Según algunos, Cipriano era "lo más parecido a un chancho". Según otros, era "un chancho parao de manos". Lo que se puede decir, es que si Cipriano caminara en cuatro patas arrastraría la barriga.

Él ha tenido siempre dos preocupaciones: la comida y los cerdos.

Come hasta quedar dormido, la cabeza apoyada sobre los brazos en equis, en la misma mesa donde comió. Cuando se recobra, es para empezar a racionar los cerdos o andar vigilando las cerdas, ojeando las pariciones, para separar la lechonada de las madres, pues ya sabe que las cerdas —tengan o no tengan hambre— se comen los hijos.

Si usted lo quiere ver feliz, háblele de cerdos o de lechones.

—¡Salga paya —dice — un lechoncito mamón asao...

Una voluptuosidad repugnante le recorre el cuerpo.

Y continúa:

—La mitad del animalito se va en grasa... ¡Lo que queda, usted se lo come y todo el cuerpo le da las gracias!...

Siempre le gustó criar cerdos. Cuando tenía la chacra solía tener cinco o seis en engorde. Además una cerda en cría. Decía que "cuando se inventó la chacra se inventó el chancho. Siempre hay alimento para los chanchos en una chacra. Boniatos, zapallos pasmados, sandías que se pasan o no maduran. Y hasta gallinas que se mueren.

Un día abandonó la chacra. Era trabajo rudo y se ganaba poco. Fue entonces que se dedicó a criar y a comprar cerdos. Se hizo acopiador, según decía. Acopiador de cerdos y de desperdicios. Levantaba en las chacras los frutos perdidos. Hasta que se le ocurrió mandar al pueblo cercano sus dos grandes pipas, a levantar "las sobras" en los hoteles y las casas ricas.

Esto lo consideró siempre una idea genial. No se acordaba cómo se le había ocurrido, pero debió ser en un momento de ésos, en que uno no parece uno.

—¡Qué alimento bárbaro!... ¿Cómo no vas a engordar fácil? ¡Con eso, capaz que engordás un palo...!

Cipriano sonreía vanidoso:


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Dominio público
3 págs. / 6 minutos / 17 visitas.

Publicado el 10 de junio de 2025 por Edu Robsy.

Olmedo

Juan José Morosoli


Cuento


Amores, lo que se dice amores, nunca llevó Olmedo. Ni cultivó amistades, ni gastó tardes en trucos o carreras. Fue siempre un hombre sin domingos.

Pero por aquellos días Juana —la ahijada del patrón— le empezó a llenar el ojo. Hasta que ella se dio cuenta. No le disgustó el interés del hombre.

Entonces Olmedo empezó a juntar plata. Poca, eso sí. Diez pesos por mes. Calculaba que con doscientos pesos podía parar un rancho y casarse. No le dijo nada a ella, porque no le gustaba andar haciendo perder el tiempo a nadie. Y sin rancho, no se puede pensar en gozar mujer.

Ya estaba cerca de aquella cantidad, cuando una tarde fue al rancho paterno.

Fue cuando su hermana le salió con aquello, de que "andaba con ganas de quitarse la vida por lo que había hecho".

Conversó con el novio de ella, "que había hecho el barro de abombao nomás", le dio el dinero para que se casara y abandonó la estancia.

De Juana ni se despidió.


* * *


Fue a dar a los montes de Soria. Ya desmoralizado, porque es más difícil juntar resolución para hacer una cosa grande, que juntar plata. Allí hizo una iguala con dos negros para hacer carbón. Al poco tiempo se dio cuenta que lo único que podía juntar allí era vejez, porque los negros eran más picaros que Pedro Malasartes. Ventajeros en el trabajo y en el reparto del dinero que resultaba de la venta, pues vendían el carbón y compraban las provisiones en el boliche.

Salió del monte con unos pocos pesos, el caballo que llevaba cuando entró, y una perra que un día se le allegó al fogón y no se fue más.


* * *


Fue a dar a un boliche que estaba como a tres leguas del monte y preguntó si no sabían "de algún trabajo para un hombre general". Le indicaron lo de Sosa, donde el hombre podía necesitarlo porque estaba enfermo.


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Dominio público
3 págs. / 5 minutos / 13 visitas.

Publicado el 10 de junio de 2025 por Edu Robsy.

Tierra y Tiempo

Juan José Morosoli


Cuentos, colección


El campo

El negro Sabino se consideró siempre un hombre feliz. Hasta aquel día en que fue con su patrón —Correa— a lo del finado Antúnez. Él era feliz porque allí tenía todo lo que necesitaba para ser feliz, según su propio pensamiento: yerba, carne, tabaco y caña.

La yerba y la carne se la daba el patrón. Y el tabaco no le faltaba nunca, porque en el campo había una picada por la que cruzaban los contrabandistas. Él les acercaba alguna oveja y a veces se encargaba de esconder —en un lugar que sólo él conocía— "descargas" completas de tabaco, cuando, la policía los traía cortos y tenían que alivianar cargueros o deshacerse momentáneamente de ellos.

Él era como la sombra de Correa. Donde iba el patrón iba él. Sabía —¡cómo no!— que al hombre nadie lo quería porque era un avaro miserable que se estaba tragando a todo el mundo y viviendo entre la mugre y la miseria, como si la vida la tuviera comprada y el campo se lo fuera a llevar en el cajón, cuando lo llevaran con los pies para adelante.

Todo el mundo sabía cómo vivía Correa. Plata que cayera en sus manos iba a dar a la escribanía, depositándola para cuando pudiera meter diente a otro pedazo de campo.

Pero para Sabino no era malo:

—Naides es moneda de oro para ser bueno pa todos...

* * *

Aquel día fueron a "las casas" del finado Antúnez. Allí estaban las tres mujeres —la viuda y las hijas— enfundadas en unas túnicas de color apereá.

Eran tres mujeres con el rostro sin sangre, sin vientre y sin senos. Tres tablas con hollejo de merino.

No bien entró Correa las mujeres se pararon detrás de una mesa de pino y se quedaron esperando la palabra del hombre. Parecían esperar la orden de morirse.

—Vengo —dijo Correa— así arreglamos la cuestión del campo... Lo estoy precisando y van a tener que irse.


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Dominio público
106 págs. / 3 horas, 5 minutos / 39 visitas.

Publicado el 10 de junio de 2025 por Edu Robsy.

Porque La Gente Que Critica a los “Pakis” Son Hipócritas.

AJP


Maleducación, Racista


                                Porque La Gente Que Critica a los “Pakis” Son Hipócritas.


Aquí explicaré el porqué pienso así. Primero de todo, la gente me grita por la calle: "paki de mierda" "quita trabajos", y cuando me enfado me dicen que es broma y que no tengo sentido del humor. Luego, lo de "quita trabajos" en España se necesita mano de obra barata, y nadie quiere trabajar en obras durante 8 h bajo del sol cobrando 1150 euros y este trabajo, pues lo hace gente extranjera. 


Segunda explicación:tengo compañeros en clase que critican a los pakistaníes diciendo cosas para sentirse superiores, y son los primeros que van a comprar en tiendas pakistaníes son los primeros en comer durum. Estos mismos compañeros me critican y critican a mis compañeras porque tenemos padres extranjeros, y son los primeros en hablar sobre amor, respeto hacia los demás. Y lo que me pregunto es ¿se sienten inferiores y por eso actúan con superioridad? ¿tienen envidia? ¿se sienten frustrados? y si es así no entiendo el porque si nunca hemos dicho ni actuado con superioridad.


Tengo 16 años y hasta hoy veo cómo la gente ve con ojos de desprecio y superioridad a mi padre por lo que ha conseguido. Mi padre cuando vino con visado a España a trabajar tenía un horario de 12 horas diarias sin fiestas ni días libres y ahora que por fin tiene un trabajo de 8h con días libres entonces ¿por qué lo miran como si no se lo mereciera? ¿Acaso fueron ellos quienes ayudaron a mi padre? ¿o eran ellos los que iban al trabajo en lugar de mi padre?


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Creative Commons
1 pág. / 3 minutos / 0 visitas.

Publicado el 5 de junio de 2025 por usuario no registrado.

Manon Lescaut

Abate Prévost


Novela


Palabras liminares

Hay libros amables (es la palabra), divertidos, que, bien por su clave, bien por encarnar una idea o una modalidad superficial, flotante en la atmósfera, se leen golosamente, se comentan en vaga y amena charla y... se olvidan. Son libros actuales; tienen la efímera trascendencia de una moda; como ella pasan pronto y, como ella también, después de mucho tiempo, adquieren un valor simplemente anecdótico. Cuando uno de esos libros, en el transcurso de unos años, vuelve a caer en nuestras manos, sentimos un gran impulso de alegría y decimos para nuestro capote: «¡Gracias a Dios que hemos dado con un libro ameno! ¡Éste sí que es divertido!». Pero según avanzamos en la lectura, nos llamamos a engaño, considerándonos defraudados. ¡Pero es posible! ¡Si cuando lo leímos la primera vez nos encantó! ¡Y vemos con asombro que aquel libro ha envejecido atrozmente, que todo lo que antes nos pareció delicioso ahora nos aburre, y dejámoslo caer con un bostezo; es viejo ya y no tiene aun el interés documental. Y es así porque trátase de un conflicto artificial, creado por una «manera» de vida convencional, porque no es humano. Quiero decir, que los lances pueden parecernos momentáneamente divertidos, pero el pensamiento fundamental no se basa en una de esas eternas leyes como tales comunes a todos los tiempos y a todos los pueblos.


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Dominio público
170 págs. / 4 horas, 59 minutos / 85 visitas.

Publicado el 21 de mayo de 2025 por Edu Robsy.

Chernobyl

Helena Torres, Agustina Espinoza, Valentina Guantay


Chernobyl


El accidente de Chernóbil ocurrió el 26 de abril de 1986 en la central nuclear de Chernóbil, Ucrania. Fue uno de los peores desastres nucleares de la historia. Durante una prueba de seguridad, un aumento repentino de potencia provocó una explosión masiva que liberó grandes cantidades de radiación al ambiente. El desastre causó:
1. Evacuación de la ciudad de Pripiat y áreas cercanas. 2. Muertes inmediatas y a largo plazo por radiación. 3. Contaminación radiactiva en gran parte de Europa.
El incidente tuvo graves consecuencias para la salud y el medio ambiente. ¿Quieres saber más sobre sus efectos o consecuencias? El desastre tuvo lugar cerca de la ciudad de Chernóbil en la antigua URSS, que invirtió mucho en la energía nuclear después de la Segunda Guerra Mundial. A partir de 1977, los científicos soviéticos instalaron cuatro reactores nucleares RBMK en la central nuclear, que se encuentra al sur de la actual frontera entre Ucrania y Bielorrusia.El 25 y el 26 de abril de 1986 se produjo el peor accidente nuclear de la historia en el actual norte de Ucrania, cuando un reactor de una central nuclear en Chernóbil explotó e incendió la central. El incidente, rodeado de secretos, fue un momento decisivo tanto en la Guerra Fría como en la historia de la energía nuclear. Hoy, casi treinta y seis años después, los científicos estiman que la zona que rodea la antigua central no será habitable hasta dentro de 20.000 años. El desastre de Chernóbil: qué ocurrió y sus consecuencias a largo plazoEl accidente en una central nuclear en Ucrania conmocionó al mundo, alteró una región permanentemente y ha dejado muchas preguntas sin responder.


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Dominio público
1 pág. / 1 minuto / 44 visitas.

Publicado el 3 de mayo de 2025 por Alejandro baiz.

La Negra

Juan José Morosoli


Cuento


Todas las adolescentes —varones no nacieron del matrimonio— morían tísicas en las grandes camas llenas de cortinas y brocados, vestidas con ropas de blancos desvaídos y puntillas color marfil que parecían enfermas como ellas. Según las gentes, cosas y ropas estaban contagiadas del mal terrible.

La amplia sala de los lejanos saraos se abría con frecuencia para los velatorios. Tras la ancha puerta de medio punto, que limitaba la sala con las piezas de labor, cerrada herméticamente, el ataúd blanco con moños celestes como para unos esponsales, aparecía como levantado por una marea de flores. También blancas las flores como el ataúd y el rostro de la muerta.

Aquellas muertes vaciaban de flores los patios del pueblo.

Criadas con túnicas duras de almidón, cruzaban las calles rumbo a la casa señalada por la muerte.

Magnolias y jazmines con su olor caliente, dejaban por días su perfume de boda con la muerte, dulce y sin sangre, por los rincones y los terciopelos profundos.


* * *


Se salvó la niña Angela —la menor de la familia— por los pechos de la negra Alcira que daba a luz todos los años, destetando un hijo para ponerle el pezón en la boca al otro recién nacido.

Angela compartió con cuatro negritos la leche de aquella mujer de pechos inexhaustos.

Cuando nació María Celeste —el quinto hijo de la amamantadora— Angela terminó la lactancia.

Fue entonces que Alcira anunció que María Celeste sería de la niña Angela. Aquel regalo resucitaba la abolida costumbre de la colonia —cuando "los esclavos se podían dar, regalar y vender"— y los esclavitos negros eran los juguetes vivos de los "niños" hasta que dejaban de ser niños.


* * *


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Dominio público
2 págs. / 5 minutos / 34 visitas.

Publicado el 23 de abril de 2025 por Edu Robsy.

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