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Las Harpías en Madrid y Coche de las Estafas

Alonso de Castillo Solórzano


Novela, novela picaresca


Las harpías en Madrid y coche de las estafas

Sevilla, antigua ciudad de nuestra España, cabeza de la Andalucía, asilo de extranjeras naciones, depósito de los ricos partos de las Indias Occidentales, madre de claros ingenios y, finalmente, patria de claras y nobles familias, lo fue también de dos hermosos sujetos: éstas eran dos damas que, por faltarles su padre (que murió en la carrera de las Indias), quedaron huérfanas en la compañía de su madre que, viuda y pobre, perdió cerca de la Habana marido y hacienda a un tiempo.

Tenía algunas deudas en Sevilla de empréstidos que la habían hecho con la esperanza de la venida de su esposo, y viéndose que si las pagaba con el poco caudalejo que tenía, se quedaban sin qué comer, determinó mudar de tierra por mudar de ventura; esto antes que se dilatase por Sevilla la muerte de su malogrado esposo.

Dudosa estuvo si su mudanza sería a Granada o a Córdoba, y estando en esta confusión, entró una anciana amiga que tenía, a quien dio cuenta de su determinación y comunicó su duda. Era la vieja de agudo ingenio y de mayor experiencia, y viendo en su amiga tal perplejidad en elegir, le dijo estas razones:

—Amiga Teodora (que este era el nombre de la recién viuda), dos cosas me dan licencia para aconsejarte en tu nueva determinación: la una mi grande experiencia y la otra la amistad que contigo tengo. Siempre oí decir que en corto golfo hay poco que navegar, menos brazadas da el que nada en una breve laguna que quien se halla en un dilatado río. Granada y Córdoba no niego que no son muy buenas ciudades; aquélla, ilustrada con tantos moradores, Real Chancillería y concurso de negociantes; y ésta poblada de antiguas casas de nobles caballeros y ricos ciudadanos; mas en comparación de Madrid, corte del español monarca, cada una de estas ciudades es una aldea, ¿qué digo aldea?: un solitario cortijo.


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Dominio público
121 págs. / 3 horas, 33 minutos / 176 visitas.

Publicado el 10 de febrero de 2022 por Edu Robsy.

Del país sin rey y la elección de un futuro mejor

Cristóbal Miró Fernández


Relato corto


Era una vez un país que había perdido a su rey hacía muy poco tiempo. Este monarca era un personaje curioso. Durante su gobierno, el país estuvo muy mal gobernado y la miseria, la peste, el hambre y la guerra se extendieron por la tierra. Se llamaba Perdición. No tenía herederos y, en seguida, se presentaron tres candidatos para el trono vacante, todos de la familia real. De hecho, eran sus tres hermanos pequeños y sus ministros principales. El primer candidato era un gran guerrero. Era el comandante de las fuerzas armadas, gran luchador y gran conquistador de ciudades. Iba vestido con una coraza negra como la noche y su mirada era dura y arrogante. Se llamaba Orgullo y fue su ministro de guerra. El segundo candidato era un banquero e iba vestido con dejadez. Era un hombre muy rico pero vivía como un mendigo, de tan poco dinero que gastaba y de tan mal que vivía, solo pensando en tener más y más dinero. Se llamaba Codicia y fue el ministro de economía del difunto rey. El tercer candidato era un hombre apuesto y elegante. Vestía como un príncipe pero miraba a todos por encima del hombro. Tan vanidoso era que se creía superior a todos quienes lo rodeaban. Se llamaba Vanidad y fue el consejero principal del antiguo mandatario. La gente ya los conocía y no los quería en el trono. Sabía que si alguno de ellos gobernaba volverían los tiempos malos pero no podía evitarlo. No había nadie más que fuese lo bastante experimentado para ocupar el trono. De hecho, aún quedaba alguien más, aunque no lo tuviesen en cuenta. Era un consejero, menospreciado por el rey, llamado Constancia. Estaba casado con una mujer muy amable, buena y humilde llamada Esperanza. Era un hombre humilde y que tenía la esperanza de que las cosas se conseguían volver a arreglar con trabajo y esfuerzo y que el reino volvería a ser feliz y regresaría la paz de nuevo.


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1 pág. / 2 minutos / 45 visitas.

Publicado el 19 de febrero de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

La Venganza

Alberto Blest Gana


Novela corta


Dedicatoria

Al Señor Don Federico Torrico


Muy estimado amigo:

Aun cuando la amistad sincera que le profeso no me sirviese de suficiente título para dedicarle este corto trabajo, la circunstancia de haberlo escrito sobre un argumento que Ud. me comunicó, me obligaría a poner el nombre de Ud. en su primera página.

Acepte, pues, ésta, que con más propiedad debe llamarse restitución que dedicatoria, como una muestra pequeña de mi afecto y como un recuerdo de las agradables conversaciones que nunca olvidaré haber tenido con Ud. su amigo afectísimo.


Alberto Blest Gana.

Noviembre de 1861.

I

Celebrábase en Lima la procesión de Corpus en el año de 1763. La plaza mayor de la ciudad de los reyes presentaba el aspecto grave y risueño a un tiempo que da a esta parte de la ciudad, principalmente, el colorido peculiar de las poblaciones españolas de la Edad Media.

Los balcones tapizados con ricas y vistosas colgaduras; las damas que desde esos balcones ostentaban la gracia de sus atavíos; la solemne marcha de las comunidades religiosas en pos de las andas de cada santo; la apiñada muchedumbre de tapadas y caballeros, de cholos y de mulatas que cubría el recinto de la plaza, y el bullicioso tocar de las campanas de los templos, daban gran animación al conjunto de aquel cuadro, que, por otra parte, los detalles, llenos de movimiento y de vida, engalanaban con tintes característicos, hijos del único pueblo de la América española que ha conservado hasta el día costumbres originales.


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Dominio público
44 págs. / 1 hora, 17 minutos / 177 visitas.

Publicado el 10 de abril de 2022 por Edu Robsy.

El Loco Estero

Alberto Blest Gana


Novela


Recuerdos de la niñez

A mi distinguido amigo
DON FEDERICO SANTA MARÍA
en testimonio de alto aprecio y de cordial amistad.


Alberto Blest Gana

París, octubre de 1909.

1

Aquel día, bien que no era fiesta, los dos chicuelos vestían el traje de los domingos. Sentados a la mesa con estudiada compostura, sin hacer gran caso de la conversación de las personas grandes que ocupaban la testera, sus miradas se dirigían furtivas a las golosinas y a las frutas distribuidas en cestas y azafates sobre el mantel, con aire de extraordinario gaudeamus. Pero a pesar de la ansiosa distracción en que aquel espectáculo los mantenía, ni uno ni otro dejaban de sentir sobre ellos, como se siente el fuego de un rayo de sol sobre el rostro, el reflejo autoritario de los ojos paternos, que los requería a estar atentos a lo que hablaban sus mayores.

Más osado que el primogénito, el menor de los chicos extendió con disimulo una mano hacia un canastillo de fresas, primicia de la estación, que, entrelazadas con flores, lo fascinaban con su rosada frescura.

–Javier, no toques las frutillas, hijito –le ordenó, desde la opuesta extremidad, la voz de la madre, con dulzura.

–Si vuelves a desmandarte, no irás esta tarde a la Cañada –amenazó la voz del padre, con severidad.

Javier bajó la frente, fingiendo contricción, pero sus ojuelos pardos formulaban al mismo tiempo la protesta muda de su altiva voluntad.

–Ya ves que Guillén se está quieto –agregó la madre, para suavizar la aspereza de la conminación paternal.

Con el elogio de la madre, un vivo tinte de carmín coloreó el rostro del mayor de los niños. El, más bien que su hermano, parecía el delincuente. La mirada de sus grandes ojos azules daba a su fisonomía la seriedad casi tímida de los precoces soñadores.

Una voz de los grandes invocó indulgencia para Javier:


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Dominio público
321 págs. / 9 horas, 22 minutos / 350 visitas.

Publicado el 12 de abril de 2022 por Edu Robsy.

A la Juventud Filipina

José Rizal


Poesía


¡Alza su tersa frente,
Juventud Filipina, en este día!
¡Luce resplandeciente
Tu rica gallardía,
Bella esperanza de la patria mía!

Vuela, genio grandioso,
Y les infunde noble pensamiento,
Que lance vigoroso,
Más rápido que el viento,
Su mente virgen al glorioso asiento.

Baja con la luz grata
De las artes y ciencias a la arena,
Juventúd, y desata
La pesada cadena
Que tu genio poético encadena.

Ve que en la ardiente zona
Do moraron las sombras, el hispano
Esplendente corona,
Con pía sabia mano,
Ofrece al hijo de este suelo indiano.

Tú, que buscando subes,
En alas de tu rica fantasía,
Del Olimpo en las nubes
Tiernisima poesía
Más sabrosa que néctar y ambrosía.

Tú, de celeste acento,
Melodioso rival Filomena,
Que en variado concento
En la noche serena
Disipas del mortal la amarga pena.

Tú que la peña dura
Animas al impulso de tu mente,
Y la memoria pura
Del genio refulgente
Eternizas con genio prepotente.

Y tú, que el vario encanto
De Febo, amado del divino Apeles,
Y de natura el manto
Con mágicos pinceles
Trasladar al sencillo lienzo sueles.

¡Corred! que sacra llama
Del genio el lauro coronar espera,
Esparciendo la fama
Con trompa pregonera
El nombre del mortal por la ancha espera.

¡Día, día felice,
Filipinas gentil, para tu suelo!
¡Al Potente bendice
Que con amante anhelo
La ventura te envia y el consuelo!


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Dominio público
1 pág. / 1 minuto / 266 visitas.

Publicado el 19 de junio de 2022 por Edu Robsy.

Me Piden Versos

José Rizal


Poesía


Piden que pulse la lira
Ha tiempo callada y rota:
Si ya no arranco una nota
Ni mi musa ya me inspira!
Balbuce fria y delira
Si la tortura mi mente;
Cuando rie solo miente;
Como miente su lamento:
Y es que en mi triste aislamiento
Mi alma ni goza ni siente.

Hubo un tiempo ... y es verdad!
Pero ya aquel tiempo huyo,
En que vate me llamo
La indulgencia a la amistad.
Ahora de aquella edad
El recuerdo apensas resta
Como quendan de una fiesta
Los misteriosos sonidos
Que retienen los oidos
Del bullicio de la orquesta.

Soy planta apenas crecida
Arrancada del Oriente,
Donde es perfume el ambiente,
Donde es un sueno la vida:
Patria que jamas se olvida!
Ensenaronme a cantar
Las aves, con su trinar;
Con su rumor, las cascadas;
Y en sus playas dilatadas,
Los murmurios de la mar.

Mientras en la infancia mia
Pude a su sol sonreir,
Dentro de mi pecho hervir
Volcan de fuego sentia;
Vate fui, porque queria
Con mis versos, con mi aliento,
Decir al rapido viento:
Vuela; su fama pregona!
Cantala de zona en zona;
De la tierra al firmamento!

La deje! ... mis patrios lares.
Arbol despojados y seco!
Ya no repiten el eco
De mis pasados cantares
Yo cruce los vastos mares
Ansiando cambiar de suerte,
Y mi locura no advierte
Que en vez del bien que buscaba,
El mar conmigo surcaba
El espectro de la muerte.

Toda mis hermosa ilusion,
Amor, entusiasmo, anhelo,
Alla quedan bajo el cielo
De tan florida región:
No pidais al corazon
Cantos de amor, que esta yerto;
Porque en medio del desierto
Donde discurro sin calma,
Siento que agoniza el alma
Y mi numen esta muerto.


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Dominio público
1 pág. / 1 minuto / 81 visitas.

Publicado el 19 de junio de 2022 por Edu Robsy.

Junto al Pasig

José Rizal


Teatro, drama


Melodrama en un acto y en verso

Letra del Dr. JOSÉ RIZAL

Representada por primera vez el 8 de Diciembre de 1880, á las seis de la tarde, con música de DON BLÁS ECHEGOYEN, en el Salón de Actos del Ateneo Municipal, de Manila, por los alumnos de la Academia de Literatura Castellana de dicho centro docente, de la que era Presidente el egregio de Apóstol de las libertades filipinas.

Representada por segunda vez, con música de MANUEL VELEZ, con motivo de la VELADA LITERARIA, LÍRICA Y MUSICAL organizada por el periódico anual ilustrado DÍA FILIPINO, que se ha celebrado el 19 de Junio de 1915, en el Grand Opera House, Avenida Rizal, Manila, en conmemoración del 54º aniversario del nacimiento del inmortal MARTIR DE BAGUMBAYAN.

Editado por el DÍA FILIPINO.

1915.

Imprenta y talleres de encuadernación, grabados y fotograbados y almacén de objetos de escritorio del periódico anual ilustrado DÍA FILIPINO.

Calle de Sacristía númº 954, Santa Cruz, MANILA, I.F.

Personas

LEÓNIDO
CÁNDIDO
PASCUAL
SATÁN
ÁNGEL
NIÑO 1º
NIÑO 2º
NIÑO 3º
Coro de niños y coro de diablos.

Acto único

(La acción se lleva á cabo á orillas del río Pásig, en el pueblo de este nombre; la decoración representa el río, y la orilla opuesta á la en que están los personajes. Verán la iglesia, casas, cañaverales y multitud de banderas y adornos propios de los pueblos del Archipiélago. Es la hora del alba y, de consiguiente, el tono del conjunto ha de ser suavemente reproducido.)

Escena primera

CÁNDIDO, PASCUAL Y OTROS NIÑOS. (Uno de los cuales lleva flores, y otros con banderas y juguetes propios de la niñez.)


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Dominio público
9 págs. / 15 minutos / 55 visitas.

Publicado el 19 de junio de 2022 por Edu Robsy.

El Escarabajo

Federico Gana


Cuento


Escuchad lo que un picaflor refería a unas violetas mientras aleteaba y bailaba alegremente en el aire embriagado de luz, de perfumes de flores recién abiertas, chupando insaciable la miel con su larga lengua. Les decía:

—Mirad, amigas mías, ese rosal, ese viejo rosal que está allá abajo, lleno de polvo, abrasado por el sol, muriéndose de sed, con sus raíces carcomidas. Hubo un tiempo en que él y yo fuimos íntimos amigos, pero entonces estaba cubierto de frescas verdes hojas y de rosas más rojas que el rubor de las doncellas. Ahora, ya lo veis, el pobre viejo marcha rápido hacia la tumba, ya no tiene sino una que otra escuálida florecilla y sarmientos secos que dan lastima y repugnancia, y vosotras sabéis que a mí me agradan la juventud, la belleza y los colores alegres que vosotras poseéis en grado eminente, mis dulces amigas.

Al pie de ese rosal vivía, no hace mucho tiempo, una familia de escarabajos, cuyo nombre no sé ni quiero saber, porque la ciencia me repugna, pero lo que no se me ha olvidado era que brillaban sobre la tierra y sobre las hojas como las esmeraldas y que tenían reflejos de arco iris. Os confieso que eran tan bellos esos colores, que varias veces la envidia se deslizó en mi corazón, y que de buena gana hubiera cambiado mi diadema tornasol por su brillante corselete.

Componíase aquella familia de cuatro animalitos, la madre y tres hijos; el padre había muerto a consecuencia de un accidente muy común en esta raza de escarabajos que se arrastran; un día el jardinero le puso el pie encima y...


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3 págs. / 6 minutos / 64 visitas.

Publicado el 29 de junio de 2022 por Edu Robsy.

María Tudor

Victor Hugo


Teatro, drama


Prefacio

Dos maneras hay de apasionar á la multitud en el teatro: por lo grande y por lo verdadero; lo grande influye en las masas; lo verdadero en el individuo.

El objeto del poeta dramático, cualquiera que fuere el conjunto de sus ideas sobre el arte, debe ser siempre, ante todo, buscar lo grande, como Corneille, ó lo verdadero, como Molière, ó lo que sería mejor, alcanzar á la vez ambas cosas, lo grande en lo verdadero y lo verdadero en lo grande, como Shakespeare.

Porque, observémoslo de paso, á Shakespeare le fué dado, y á esto debió la soberanía de su genio, conciliar, unir y amalgamar de continuo en su obra esas dos cualidades, la verdad y la grandeza, cualidades casi contrarias, ó por lo menos tan diferentes, que la falta de cada una de ellas constituye lo inverso de la otra. El escollo de lo verdadero es lo pequeño; el escollo de lo grande es lo falso. En todas las obras de Shakespeare hay algo grande que es verdadero y viceversa; en el centro de todas sus creaciones se encuentra el punto de intersección de lo grandioso y de lo verdadero; y allí donde se cruzan las cosas grandes y las verdaderas, el arte es completo. Shakespeare, así como Miguel Ángel, parece haber sido creado para resolver este problema extraño, cuya simple enunciación parece absurda:—mantenerse siempre en la naturaleza, saliendo de ella algunas veces.—Shakespeare exagera las proporciones, pero conserva la relación. ¡Admirable omnipotencia del poeta! Hace cosas más elevadas que nosotros, que viven como nosotros. Hamlet, por ejemplo, es tan verdadero como cualquiera de nosotros, y más grande; Hamlet es colosal, y sin embargo, verdadero; Hamlet no es como uno de vosotros ó como yo; es como todos; Hamlet no es un hombre, es el hombre.


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76 págs. / 2 horas, 13 minutos / 308 visitas.

Publicado el 27 de julio de 2022 por Edu Robsy.

No Hay que Sestear el Domingo

Javier de Viana


Cuento


Un candil, produciendo más humo que luz, alumbraba débilmente la mezquina estancia, cuyo pajizo techo estremecíase a cada instante, sacudido por las ráfagas.

Sentado sobre el borde del catre, la cabeza gacha, don Epifanio estaba tan abstraído, que ni siquiera advirtió que la brasa del pucho le chamuscaba el recio bigote gris. Recién al sentir el calor sobre la «jeta» tornó a la realidad.

—¡Tiempo apestao!—clasificó con rabia.

Silvino, que sentado sobre un baúl, frente al catre, atormentaba una vieja guitarra llena de parches, asintió:

—Asqueroso... Con la húmeda, las cuerdas se aflojan, nu hay tiemple que resista, y asina, es claro, no me puede salir esta polca quebrallona qu'estoy componiendo pal familiar del domingo...

Don Epifanio lo miró con lástima.

—Siempre has de ser el mesmo—dijo;—siempre más preocupao en el lujo del apero qu'en el cuidao del caballo.

Silvino cruzó la pierna, acostó en ella la vihuela y, sonriendo con una sonrisa infantil que iluminaba su lindo rostro bronceado, respondió:

—¿Y en qué quiere que piense?... El cachorro, el potranco, el ternero y la borrega, sólo atinan a jugar, a divertirse; y bien disgraciaos serían si con el calostro en los labios comenzaran a riflisionar sobre los rebencazos que vendrán, las pinchaduras de las espuelas, el peso del yugo y el filo del cuchillo!...

—¡Vos te pensás que tuita la vida es domingo!...

—No, viejo, no; yo creo que la juventud es el domingo'e la vida, y que hay que aprovecharlo hasta el güeso, del mesmo modo que no se ha de tirar la botella mientras tenga un trago'e caña.

—En comparancia con la semana, el domingo es muy chiquito.

—¡Dejuro!... ¡Y por eso obliga sacarle el jugo, pelar bien la costilla sabrosa, criendo juerzas pa mascar la pulpa'e cogote que nos han de servir dende el clariar del lunes!...

—Mucho comer indigesta.


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Dominio público
2 págs. / 3 minutos / 31 visitas.

Publicado el 11 de agosto de 2022 por Edu Robsy.

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