Textos más populares este mes publicados por Cristóbal Miró Fernández disponibles

Mostrando 1 a 10 de 27 textos encontrados.


Buscador de títulos

editor: Cristóbal Miró Fernández textos disponibles


123

Desde febrero con amor

Cristóbal Miró Fernández


Reflexión


Febrero es un mes que contempla las dos caras de la luna vista a ocho ojos, la del sueño y la pesadilla, la del cuerpo y el espíritu, la del mundo y el Paraíso, la del triángulo del deseo y los latidos del corazón. Es el mes donde reina Don Carnaval y Doña Cuaresma, enfrentados monarcas de diástole y sístole, la época de las máscaras y la poesía desnuda, de la verdad y la fantasía, el gozo y la tragedia, el imperio del arquero, ángel elevado y caído al mismo tiempo…

El Carnaval de San Valentín, el amor en tiempos previos al mes de marzo, un sentimiento por el que vale la pena morir, morir por alguien o algo más importante que la propia vida. El arquero del amor de oro y plomo, el que fue vástago de Venus y Marte, la sombra y al luz, la burla de la muerte y la muerte misma, el amor eterno, la vida eterna, el amor más allá de la muerte por siempre jamás, el sacrificio supremo aun ignorando el instinto de supervivencia propio de cada persona.

El amor de amores, el amor entre iguales y diversos, el amor visto con ojos en blanco y negro y en color, a través de las pupilas de Leonardo Da Vinci y su inmensa paleta de colores infinitos, el amor de cero más cero, cero más uno, uno más uno, y la suma, sea cuales sean sus elementos quedan lugar a la multiplicación hasta el infinito del resultado de tal operación matemática. Eros y Cupido, convivientes un solo gemelo a la sombra de la legalidad o a la legalidad declarada y aceptada por decreto a portón abierto de armario de presa.


Leer / Descargar texto

Dominio público
1 pág. / 3 minutos / 48 visitas.

Publicado el 6 de marzo de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

Vivir en duda

Cristóbal Miró Fernández


Reflexión


En este mismo momento he(mos) puesto en acción un hecho paralizante, el hecho de escribir... ¿sobre qué escribir? Es una caminata a pies quietos, pues un paso anima al siguiente, y sin que se tenga en cuenta, como un latido de corazón, es un hecho irreversible... tic, tac...el reloj se ha puesto en marcha, un segundo tras otro para configurar un minuto, sesenta minutos una hora, etcétera. Y tampoco hemos de olvidar que el mundo está repleto de temas sobre los que tratar, entrelazados los unos con los otros...empezar a desarrollar uno cualquiera nos llevará de modo obligatorio, y sin posiblidad de elección, tarde o temprano a otro u otros en la inmensa red que es el todo de cada parte y la parte de cada todo.Hemos y he en el mismo instante: las letras que aquí se escriben no tendrían significado si no hubiera quién las leyese, sería algo absurdo escribir por escribir, ya sea en tinta azul, negra, verde, roja, china o invisible, o usando un lápiz, una pluma de paloma o de águila, estilográfica, un bolígrafo o las teclas de una máquina de escribir o un teclado de ordenador. Transmitir una idea por escrito, compartirla, equivale a una celebración religiosa, con el sentido del verbo latino religio, en sus dos vertientes, la de religare, o unir a un colectivo en torno a un altar, a un lugar dotado de sacralidad, para dar sentido a la existencia de esta misma comunidad, y de relegere, o de profundizar en el significado profundo de cada una de las palabras que componen un texto escrito fijado a la memoria colectiva sobre papiro, pergamino, barro cocido o papel.  ¿Sobre qué escribir? Sobre todo, y ello nos lleva a que no escribamos sobre nada al mismo tiempo, como una Piedra Rosetta escrita en mil idiomas diferentes usando cada uno en una palabra de dicho texto. Un texto indescriptiblemente complicado, y al mismo tiempo, terriblemente sencillo...


Leer / Descargar texto

Dominio público
1 pág. / 2 minutos / 54 visitas.

Publicado el 27 de abril de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

Bermudas

Cristóbal Miró Fernández


Poema


Bermudas
En el sueño de hundirse en el alto mar de la luna llena a mediodía, se alza hasta las estrellas donde no ven las olas, Alejandro ciego,¡y Crea sus leones de amores, de rabia, de curas y de pasión, desenvainada la espada contra sus enemigos del propio espejo!
En su búsqueda del futuro, perdido el pasado en las sagas de Yedi, de las barbas del nuevo dios de litio y de los mares melosos salados,  y el amor es el agua en el desierto, es oasis oculto, perfecto, entre los chips de locomotora de caucho, de piedra y hierro. 
Y la Mujer baila entre las dos colas de cerdas de fibra y de vidrio, La existencia con centro en el Hombre que se pierde en los universos, ¡bajo sus pies y sobre su cabeza, está su frente cubierta de niebla, que es la Creación divina de raíces de la mano y la garra, cactus!... 




Leer / Descargar texto

Dominio público
1 pág. / 1 minuto / 39 visitas.

Publicado el 12 de junio de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

El ruido atronador del más profundo silencio

Cristóbal Miró Fernández


Poema


El ruido atronador del más profundo silencio
Caminan los pasos por las silenciosas calles,Solitarias pisadas que ni se oyen ni se ven,Retumban como tambores ensordecedoresSobre piedras que de su eco hacen con desdén.
Surgen del profundo silencio los ruidos más fuertes,Del silencio de las calles los susurros más altos,De las sombras más oscuras los más brillantes ojos,Del nada más total sale el todo más completo.
Siguen al solitario caminante mil ojos sigilosos,Surgen de cada esquina cual fantasmales seres,Y sin existir existen, pues la nada es su mundo,El mundo de las sombras que vida tiene como el sol.
Y las viejas grises piedras de las solitarias callesSe susurran unas a otras con alta voz inaudiblePreguntas sobre el que las pisan con pasos de gigante,Conocer su historia desean, cuál secreto tesoro antiguo.
Y los retumbantes pasos siguen calle allá a lo lejos,Cual camino que seguido será por el oído experto,Y no se detienen sus ecos sino que se amplificanPor el camino laberíntico de las callejuelas antiguas.


Leer / Descargar texto

Dominio público
1 pág. / 1 minuto / 46 visitas.

Publicado el 13 de febrero de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

Cartas desde el Tíber

Cristóbal Miró Fernández


Reflexión


Y nunca mejor dicho. Las cartas de amor son la piedra sobre la que edifica todo el mundo. Sin este sentimiento de unión, la vida decae y se muere en sombras. Pensemos en un pobre soldado en cualquier conflicto, desde las arenas del Nilo hasta los hielos del Ártico. Pensemos en ese hombre, si nos remitimos a la antigüedad, o mujer, si viajamos a tiempos actuales, a esa persona sola en una trinchera y con la vida en permanente riesgo: no sabe si vivirá otro día. Esa carta de su familia representa la vida, la esperanza de poder algún día volver a casa. La magia de las cartas de amor, la magia de las cartas desde el Capitolio de la Ciudad Eterna.

Realmente, el sentimiento de una carta de amor es el mismo a todas, solo cambia el léxico, desde un abrazo, un “os quiero mucho” o “eres el amor de mi vida”. Todo depende de a que círculo concéntrico del gran lago embravecido que es el amor pertenece la persona a quién se le envía esta misiva, pero en todos los casos, sin diferencia, es alguien especial. Puede ser un hermano de leche, amigo desde la infancia, un padre anciano o la pareja que te alegra cada mañana al despertarte a su lado y que añoras perderte en sus brazos algún día, solo por dar algunos ejemplos (faltan en la lista anterior los hijos, los hermanos, los abuelos, etcétera). Pero en todo caso, sea cual sea su nivel de cercanía con aquella persona, es algo que reconforta… y desvela.

Cartas desde el Tíber...y que desvela. Desvela la espera por esa carta, desvela el hecho de saber si ha llegado o no a destino, desvela el contenido de la carta de respuesta, qué dirá, si anuncia paz o tormenta, y calma hasta el peor Infierno, convirtiéndolo en Paraíso, el pensar en ella.


Leer / Descargar texto

Dominio público
1 pág. / 2 minutos / 57 visitas.

Publicado el 26 de febrero de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

Razones víricas

Cristóbal Miró Fernández


Poema


Razón vírica
  Bajo los gobiernos de decreto de los halcones, guardias de Vauban, las rapaces que se disfrazan del justo defensor nacionalista internacional, ¡Todo es culpa del vecino judío, que es un monstruo marxista capitalista, en el paraíso por mayoría única de la República monárquica del Rey Sol! La prepotencia del pánico de quién es un gobernante de paja y barro, ¿Por qué sino la constitución de alfeñique del musculado agente gris? ¿Por qué sino la represión del ciego que no ve sino su propio infierno, … que provoca que a cada patada la sardina se transmute en tiburón? El único color blanco es el mío, el tuyo lo veo de tétrico, usurpador, negro, No acepto lo que propugnan mis alas, soy tu laberinto, tú mi esclavo, ¡Y disfruta de tus cadenas, reo, Marshall te estrangulará, pollito, yo soy tu alfa y tu omega, creyente, sólo tu mundo agonizante soy yo! Cristóbal Miró Fernández.


Leer / Descargar texto


1 pág. / 1 minuto / 24 visitas.

Publicado el 19 de junio de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

Razones víricas

Cristóbal Miró Fernández


Poema


Razón vírica
  Bajo los gobiernos de decreto de los halcones, guardias de Vauban, las rapaces que se disfrazan del justo defensor nacionalista internacional, ¡Todo es culpa del vecino judío, que es un monstruo marxista capitalista, en el paraíso por mayoría única de la República monárquica del Rey Sol! La prepotencia del pánico de quién es un gobernante de paja y barro, ¿Por qué sino la constitución de alfeñique del musculado agente gris? ¿Por qué sino la represión del ciego que no ve sino su propio infierno, … que provoca que a cada patada la sardina se transmute en tiburón? El único color blanco es el mío, el tuyo lo veo de tétrico, usurpador, negro, No acepto lo que propugnan mis alas, soy tu laberinto, tú mi esclavo, ¡Y disfruta de tus cadenas, reo, Marshall te estrangulará, pollito, yo soy tu alfa y tu omega, creyente, sólo tu mundo agonizante soy yo!


Leer / Descargar texto

Dominio público
1 pág. / 1 minuto / 28 visitas.

Publicado el 19 de junio de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

Desojando la margarita

Cristóbal Miró Fernández


Reflexión


El hecho de desojar una margarita es equivalente a sobrevivir en el limbo de lo posible-imposible, en la duda que mata y cura del veneno de una bomba de relojería que no cesa de amenazar con cesar su cuenta atrás en cualquier momento, en el segundo menos pensado. Al mismo tiempo es contener la respiración en una pesadilla de amores imposibles, de éxitos improbables, de esperanzas al borde del abismo, de la vida en la frontera de la existencia eterna. Ambas son vida, sí, pero a ambos lados del espejo, siendo el espejo agua que corre su curso continuo entre un reflejo y otro de la misma muerte joven-anciana.

Desojar una margarita implica también el hecho de elegir un camino entre muchos, algo que tarde o temprano hemos de hacer en la vida, en nuestras sendas cotidianas. Es inevitable desojar margaritas para esto o aquello, y requiere valor el lanzarse al vacío de lo que vendrá después de este primer paso a gatas de bastón. Sucede cuando nos vemos capaces de elegir por nosotros mismos lo que deseamos, cuando crecemos y nos independizamos de nuestros antiguos apoyos, al menos en parte y es un riesgo, el de triunfar o caer, el de aprender en cualquier caso de nuestros triunfos o nuestras catástrofes.


Leer / Descargar texto

Dominio público
1 pág. / 2 minutos / 52 visitas.

Publicado el 20 de marzo de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

El gallo que quería volar

Cristóbal Miró Fernández


Cuento


Es de todos conocido que un gallo no es águila alguna, ni en tamaño ni en apariencia ni capacidad de volar por los cielos que hay sobre nuestras cabezas. Pero he aquí que un gallo estaba envidioso de las águilas y pese a no ser parecido en nada a las aladas dueñas de los cielos montañosos se consideraba su igual en todo, casi su hermano, tanto en tamaño como en apariencia y en capacidad de vuelo. Nuestro gallo era en extremo vanidoso. No en vano era el gallo más importante del corral de la granja en la que vivía…no había ninguno más. Difícil es no ser un gallo importante si no tienes competencia para fecundar las gallinas que corren por el polvoriento suelo del corral que tú habitas y si nadie te disputa el palo dónde tú estás posado siempre viendo el mundo desde un altura de metro y medio…pero la falta de competencia puede convertir a quien padece del mal de la arrogancia por naturaleza en un ser que se cree casi divino, y nuestro gallo no era precisamente de los gallos más modestos que se pudieran hallar sobre la faz de la tierra. Creía en su orgullo que sus espolones eran más fuertes que las más afiladas espadas que se forjaron en época alguna de la Historia universal. Decía que un día retó al mismísimo Ruiz Díaz de Vivar que lo atacó con su famosa Tizón y que lo derrotó con suma facilidad al tener unos espolones más afilados que la hoja de la famosa arma castellana.


Leer / Descargar texto

Dominio público
3 págs. / 5 minutos / 101 visitas.

Publicado el 12 de febrero de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

El cristal de la memoria

Cristóbal Miró Fernández


Cuento


La tienda hacía años que estaba cerrada...quizá diez, quizá veinte...nadie lo sabía seguro. De hecho todo el barrio se había acostumbrado a verla con las persianas bajadas, y y amucha gente ni se acordaba que allí había habido una panadería, la vieja panadería de Doña Consuelo, que en paz descansaba hacía ya muchos años, de hecho su muerte precipitó que se cerrara el negocio...y desde entonces, haría veinte años, el local había estado vacío...salvo por un viejo espejo con su cristal intacto todavía en una de las paredes.

Entonces corrió por el barrio una voz que hablaba que alguien había comprado la vieja panadería, un matrimonio joven con ansias de futuro...no, no...un matrimonio de mediana edad con tres hijos...no, tampoco...una mujer soltera...no espera...no, no, un hombre que fue despedido de aquella fábrica, ¿no saben ustedes,la que cerró el mes pasado, de cuyo nombre nadie se acuerda y por lo tanto podría ser culaquiera de todas las fábricas cerradas de España? Y entre rumor y rumor, que si era alguien marroquí, paquistaní, español chino, ecuatoriano, los rumores crecían y crecían sin límite alguno. Se especulaba sin orden ni concierto con el nombre de aquellos o aquel misterioso personaje que había comprado la vieja panadería de Doña Consuelo, tan buena mujer como era, tan servicial...¿saben ustedes cuándo...? En fin, que el barrio era un bullir de rumores diversos y contradictorios entre ellos, cada casa un rumor, y cada calle un corrillo...


Leer / Descargar texto

Dominio público
3 págs. / 6 minutos / 67 visitas.

Publicado el 6 de febrero de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

123