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editor: Cristóbal Miró Fernández


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Razones víricas

Cristóbal Miró Fernández


Poema


Razón vírica
  Bajo los gobiernos de decreto de los halcones, guardias de Vauban, las rapaces que se disfrazan del justo defensor nacionalista internacional, ¡Todo es culpa del vecino judío, que es un monstruo marxista capitalista, en el paraíso por mayoría única de la República monárquica del Rey Sol! La prepotencia del pánico de quién es un gobernante de paja y barro, ¿Por qué sino la constitución de alfeñique del musculado agente gris? ¿Por qué sino la represión del ciego que no ve sino su propio infierno, … que provoca que a cada patada la sardina se transmute en tiburón? El único color blanco es el mío, el tuyo lo veo de tétrico, usurpador, negro, No acepto lo que propugnan mis alas, soy tu laberinto, tú mi esclavo, ¡Y disfruta de tus cadenas, reo, Marshall te estrangulará, pollito, yo soy tu alfa y tu omega, creyente, sólo tu mundo agonizante soy yo!


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Publicado el 19 de junio de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

Razones víricas

Cristóbal Miró Fernández


Poema


Razón vírica
  Bajo los gobiernos de decreto de los halcones, guardias de Vauban, las rapaces que se disfrazan del justo defensor nacionalista internacional, ¡Todo es culpa del vecino judío, que es un monstruo marxista capitalista, en el paraíso por mayoría única de la República monárquica del Rey Sol! La prepotencia del pánico de quién es un gobernante de paja y barro, ¿Por qué sino la constitución de alfeñique del musculado agente gris? ¿Por qué sino la represión del ciego que no ve sino su propio infierno, … que provoca que a cada patada la sardina se transmute en tiburón? El único color blanco es el mío, el tuyo lo veo de tétrico, usurpador, negro, No acepto lo que propugnan mis alas, soy tu laberinto, tú mi esclavo, ¡Y disfruta de tus cadenas, reo, Marshall te estrangulará, pollito, yo soy tu alfa y tu omega, creyente, sólo tu mundo agonizante soy yo! Cristóbal Miró Fernández.


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Publicado el 19 de junio de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

La paz

Cristóbal Miró Fernández


Reflexión


La paz es una realidad o una utopía? Se desea como un sueño, se considera una meta real, lo que la ubica a caballo entre ambos mundos de vigilia y ensoñación, y conseguirla se convierte en una pesadilla, es decir, que se mueve entre la carne y el espíritu a partes iguales. Se podría decir que es una torre medio a construir, medio derruida que se halla como escalera entre cielo y tierra, superviviente en ambos lugares, agonizante en ambos al mismo tiempo.Es una obra de arquitectura imposible hija de la voluntad del ser humano de poder dormir una noche en el Paraíso, sostenida por columnas compuestas se fuste salomónico y en cuya celda se hallan todas las divinidades del mundo, pues todas las religiones la ansían conseguir sin éxito, unas creencias de base invertida de cielo a tierra. La paz es el deseo de un futuro (im) posible. La paz es el fin de todas las luchas, y al mismo tiempo es el final de toda existencia. La vida eterna sin conflictos es la muerte, pues la vida es nido de luchas intestinas por naturaleza. Vivir en paz es, pues, un idealismo posible. Y aún así y todo es el fin último deseado de toda guerra natural al mismo nacimiento y que se extiende hasta la tumba. Existe pues, la paz posible o es tan sólo una ensoñación imposible que es pesadilla al no poder llegar a verla hecha realidad? 


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Publicado el 11 de marzo de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

La luz de una sonrisa y la salvación del hombre

Cristóbal Miró Fernández


Cuento


Cuando Tiké subió al cielo para no volver a bajar jamás a la tierra, harta de los hombres, se lo contó a Zeus, que se enfureció. Tal era su ira que incluso el terrible Ares se escondía, aterrado, lejos del rey de los dioses… Su pecho concibió la idea de destruir la raza humana, ya que no respetaban la idea de justicia, y reunió a los doce dioses para tratar del tema. Les dijo que era corrupta y se merecía su completa destrucción. Les comentó que eran peor que los animales, que se mataban entre ellos sin compasión… Todos los dioses estaban en silencio cuando Afrodita osó alzar su voz y le pidió que no lo hiciese, puesto que ella le demostraría que aún era un ser digno de compasión. Le habló del amor entre amantes, padres e hijos, hermanos… A todas estas razones le respondía Zeus citándole las grandes injusticias cometidas por el hombre. Le relató las guerras, masacres, asesinatos, le habló de su codicia y arrogancia y su impiedad hacia los dioses del Olimpo. Entonces Afrodita le pidió que le diese la oportunidad de brindarle una sola prueba para demostrarle que el ser humano era digno de sobrevivir. Zeus aceptó y Afrodita descendió a la tierra rápidamente a buscarla. Pronto regresó al Olimpo y se la mostró. Era un bebé, inocente y precioso. Entonces el bebé sonrió y su sonrisa inundó de luz al Olimpo. Incluso los caballos de Apolo se quedaron ciegos a causa del resplandor… y Ares, el carnicero y sanguinario dios de la guerra se emocionó. Dejó caer sus armas, sus piernas temblaron y cayó de rodillas mientras el llanto inundaba sus mejillas… Incluso Afrodita se quedó muda ante aquella luz tan brillante. Cuando el niño dejó de sonreír y los Inmortales recuperaron de nuevo la visión, Zeus cedió. Tanto lo había conmovido aquel ser inocente que se había quedado sin habla.


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Publicado el 20 de febrero de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

Incertidumbre

Cristóbal Miró Fernández


Reflexión


La rutina es el veneno de la vida, aunque la vida misma sigue un ciclo rutinario de nacimiento, crecimiento y muerte… y absolutamente nada se libra de tal ciclo de estaciones entre primavera e invierno. Ello implica que la vida se emponzoña a sí misma? No olvidemos que la vida no es algo sencillo, algo pacífico ni estable en sus pupilas rosadas ni azules en una danza uniforme, sino una sucesión de conflictos que la enriquecen en experiencias y conocimiento, ya sea en poco tiempo o a lo largo de un periodo más extenso. Y qué se podría entender como extenso? Y como breve? El día de 24 horas, al margen de la estabilización a partir de la Baja Edad Media en forma de horas, minutos y segundos, nunca ha dejado de ser como lo fuera en la Edad Media, libre del tambor del reloj. Una medianoche puede durar tres días si el tiempo transcurre lentamente mientras un día puede caducar en diez minutos si disfrutamos del momento. En consecuencia, lejos de lo que consideremos como hora standard, no hay nada más rebelde e indisciplinado que la Ciencia…ni nada que sea más eterno que esta finitud. La vida podría entenderse como una multiplicación de restas, en un proceso en el que el más, aunque no lo parezca, gana, al menos, por mayoría indudable. Las restas que nos inquietan, que constituyen nuestras pesadillas cotidianas, establecen hitos que, como las grandes batallas en el recuerdo popular, acaban transformando el mundo para bien en forma de lecciones existenciales, del mismo modo que las letales explosiones nucleares de Hiroshima y Nagasaki acabaron derivando en el uso de tal dinamita, de tal pólvora, para extraer energía beneficiosa para la Humanidad de esta terrible fusión del átomo. 


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Publicado el 10 de mayo de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

El cristal de la memoria

Cristóbal Miró Fernández


Cuento


La tienda hacía años que estaba cerrada...quizá diez, quizá veinte...nadie lo sabía seguro. De hecho todo el barrio se había acostumbrado a verla con las persianas bajadas, y y amucha gente ni se acordaba que allí había habido una panadería, la vieja panadería de Doña Consuelo, que en paz descansaba hacía ya muchos años, de hecho su muerte precipitó que se cerrara el negocio...y desde entonces, haría veinte años, el local había estado vacío...salvo por un viejo espejo con su cristal intacto todavía en una de las paredes.

Entonces corrió por el barrio una voz que hablaba que alguien había comprado la vieja panadería, un matrimonio joven con ansias de futuro...no, no...un matrimonio de mediana edad con tres hijos...no, tampoco...una mujer soltera...no espera...no, no, un hombre que fue despedido de aquella fábrica, ¿no saben ustedes,la que cerró el mes pasado, de cuyo nombre nadie se acuerda y por lo tanto podría ser culaquiera de todas las fábricas cerradas de España? Y entre rumor y rumor, que si era alguien marroquí, paquistaní, español chino, ecuatoriano, los rumores crecían y crecían sin límite alguno. Se especulaba sin orden ni concierto con el nombre de aquellos o aquel misterioso personaje que había comprado la vieja panadería de Doña Consuelo, tan buena mujer como era, tan servicial...¿saben ustedes cuándo...? En fin, que el barrio era un bullir de rumores diversos y contradictorios entre ellos, cada casa un rumor, y cada calle un corrillo...


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Publicado el 6 de febrero de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

Desojando la margarita

Cristóbal Miró Fernández


Reflexión


El hecho de desojar una margarita es equivalente a sobrevivir en el limbo de lo posible-imposible, en la duda que mata y cura del veneno de una bomba de relojería que no cesa de amenazar con cesar su cuenta atrás en cualquier momento, en el segundo menos pensado. Al mismo tiempo es contener la respiración en una pesadilla de amores imposibles, de éxitos improbables, de esperanzas al borde del abismo, de la vida en la frontera de la existencia eterna. Ambas son vida, sí, pero a ambos lados del espejo, siendo el espejo agua que corre su curso continuo entre un reflejo y otro de la misma muerte joven-anciana.

Desojar una margarita implica también el hecho de elegir un camino entre muchos, algo que tarde o temprano hemos de hacer en la vida, en nuestras sendas cotidianas. Es inevitable desojar margaritas para esto o aquello, y requiere valor el lanzarse al vacío de lo que vendrá después de este primer paso a gatas de bastón. Sucede cuando nos vemos capaces de elegir por nosotros mismos lo que deseamos, cuando crecemos y nos independizamos de nuestros antiguos apoyos, al menos en parte y es un riesgo, el de triunfar o caer, el de aprender en cualquier caso de nuestros triunfos o nuestras catástrofes.


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Publicado el 20 de marzo de 2022 por Cristóbal Miró Fernández .

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