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Lo que Maisie Sabía

Henry James


Novela


PREFACIO DEL AUTOR

Encuentro de nuevo, en el primero de estos tres Relatos, otro ejemplo más del crecimiento de un «gran roble» a partir de una minúscula bellota; pues Lo que Maisie sabía es cuando menos el caso de un árbol que se desarrolla por encima de cualquier previsión que su pequeña simiente hubiese podido parecer autorizar en un primer examen. Me había sido narrado casualmente el modo en que la situación del infortunado pequeño vástago de un matrimonio divorciado había sido afectada, bajo la mirada de mi informante, por el nuevo casamiento de uno de sus progenitores (cuál de ellos, no lo recuerdo); de manera que, a causa del poco entusiasmo por la compañía de la pequeña criatura expresado por el nuevo cónyuge de dicho progenitor, no podía ser llevada a término con facilidad la ley que regía su infantil existencia, consistente en que debía vivir alternativamente una temporada con su padre y otra con su madre. Aun cuando en un principio cada miembro de la desunida pareja había deseado vengativamente impedirle a su retoño cualquier relación con el otro, ahora el progenitor nuevamente desposado buscaba más bien desembarazarse de él: es decir, dejarlo tanto como fuera posible, y excediéndose de las fechas y plazos estipulados, al cargo del adversario; incumplimiento éste que, tomado por el adversario como prueba de mala intención, naturalmente era compensado y vengado mediante una perfidia equivalente. El desdichado infante se había encontrado, así, prácticamente repudiado, rebotando de raqueta a raqueta cual una pelota de tenis o un volante. Este pequeño personaje no podía menos que incidir hasta lo más profundo sobre la sensibilidad y aparecérsele a quien esto escribe como punto de partida de una narración: una narración que demandaba una buena dosis de desarrollos.


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375 págs. / 10 horas, 57 minutos / 194 visitas.

Publicado el 29 de enero de 2017 por Edu Robsy.

Georges

Alejandro Dumas


Novela


I. LA ISLA DE FRANCIA

¿No te ha sucedido alguna vez, durante una de esas largas, tristes y frías veladas de invierno, que, hallándote sólo con tus pensamientos, oyeras soplar el viento por los pasillos y la lluvia tamborilear en las ventanas? ¿No te ha sucedido que, con la frente apoyada en la chimenea, y mirando, sin ver, las ascuas chisporrotear en el hogar, no te ha sucedido, decía, que sintieras grima por nuestro clima sombrío, nuestro París húmedo y fangoso, y soñaras con un oasis encantado, tapizado de hierba y lleno de frescor, donde, en cualquier estación del año, al borde de un manantial de agua fresca, al pie de una palmera o a la sombra de los yambos, pudieras adormecerte poco a poco entre una sensación de bienestar y languidez?

Pues bien, ese paraíso que soñabas existe; ese edén que ambicionabas te está esperando; ese arroyo que debe acunar tu somnolienta siesta cae en cascada y se convierte en espuma; la palmera que debe albergar tu sueño ofrece a la brisa del mar sus largas hojas, semejantes al penacho de un gigante. Los yambos, cubiertos de frutos irisados, te ofrecen su fragante sombra. Sígueme, ven conmigo.

Ven a Brest, esa ciudad hermana de la comerciante Marsella, centinela armado que vela sobre el océano. Y aquí, de entre el centenar de barcos que se refugian en su puerto, escoge una de esas bricbarcas de fondo estrecho, velas ligeras y mástiles esbeltos, como las de los osados piratas que describe el rival de Walter Scott, el poético novelista de la mar. Justamente estamos en septiembre, el mes propicio para los largos viajes. Sube a bordo del navío al que hemos confiado nuestro destino común, dejemos atrás el verano y boguemos al encuentro de la primavera. ¡Adiós, Brest! ¡Hola, Nantes! ¡Hola, Bayona! ¡Adiós, Francia!


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373 págs. / 10 horas, 53 minutos / 68 visitas.

Publicado el 10 de febrero de 2019 por Edu Robsy.

Roxana, o la Cortesana Afortunada

Daniel Defoe


Novela


Prefacio

La historia de esta hermosa dama debería hablar por sí sola: si no es tan hermosa como se supone que es la propia dama; si no es tan divertida como desearía el lector, y aún más de lo que tiene derecho a esperar; y si sus partes más entretenidas no están dedicadas a su instrucción y mejora, quien la escribe reconoce que debe de ser porque ha cometido algún error y porque ha vestido la historia peor que como la dama, que habla por su boca, la presentó al mundo.

El autor se toma la libertad de afirmar que este cuento difiere de otros ejemplos modernos similares, aunque algunos hayan gozado de muy buena acogida; y digo que difiere de ellos en una cuestión de esencial importancia: en concreto, que se basa en un hecho real, por lo que la obra no es tanto cuento como Historia.

Su trama está ambientada tan cerca del lugar donde ocurrió que se ha hecho necesario ocultar los nombres, no sea que lo que no ha sido olvidado del todo en esa parte de la ciudad fuese recordado y los hechos reconstruidos con demasiada facilidad por mucha gente que aún vive y conoció a dichas personas.

No siempre es preciso revelar los nombres si la historia es interesante en varios sentidos, y si tuviésemos que optar entre hacerlo o no relatarla, la consecuencia sería sólo que muchas historias amables y deleitosas quedarían relegadas a la oscuridad y el mundo se vería privado tanto de su disfrute como de su provecho.

El autor afirma que conocía muy bien tanto al primer marido de esta dama, el cervecero, como a su padre, y también sus penosas circunstancias, y asegura que la primera parte de la historia es cierta.

Confía en que con eso baste para dar credibilidad al resto, aunque la última parte transcurra en el extranjero y no haya podido ser confirmada como la primera, pero, puesto que ha sido la propia dama quien la ha contado, no parece haber motivos para dudar de su sinceridad.


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373 págs. / 10 horas, 53 minutos / 374 visitas.

Publicado el 13 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.

La Fortuna de los Rougon

Émile Zola


Novela


Prólogo

Quiero explicar cómo una familia, un pequeño grupo de seres, se comporta en una sociedad, desarrollándose para engendrar diez, veinte individuos que parecen, en un primer vistazo, profundamente disímiles, pero que el análisis muestra íntimamente ligados unos con otros. La herencia tiene sus leyes, como la gravedad.

Trataré de encontrar y de seguir, resolviendo la doble cuestión de los temperamentos y el medio, el hilo que conduce matemáticamente de un hombre a otro hombre. Y cuando tenga todos los hilos, cuando esté entre mis manos todo un grupo social, mostraré a ese grupo en acción, como actor de una época histórica, lo crearé actuando en la complejidad de sus esfuerzos, analizaré a la vez la suma de voluntad de cada uno de sus miembros y el impulso general del conjunto.

Los Rougon-Macquart, el grupo, la familia que me propongo estudiar, se caracteriza por el desbordamiento de los apetitos, la amplia agitación de nuestra época, que se abalanza sobre los placeres. Fisiológicamente, son la lenta sucesión de los accidentes nerviosos y sanguíneos que se declaran en una raza, a consecuencia de una primera lesión orgánica, y que determinan, según el medio, en cada uno de los individuos de esa raza, los deseos, las pasiones, todas las manifestaciones humanas, naturales e instintivas, cuyos productos adoptan los nombres convencionales de virtudes y vicios. Históricamente, salen del pueblo, irradian por toda la sociedad contemporánea, ascienden a todas las posiciones, gracias a ese impulso esencialmente moderno que reciben las clases bajas en marcha a través del cuerpo social, y narran así el Segundo Imperio, con ayuda de sus dramas individuales, desde la celada del golpe de Estado hasta la traición de Sedán.


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373 págs. / 10 horas, 52 minutos / 280 visitas.

Publicado el 24 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Kim

Rudyard Kipling


Novela


Capítulo 1

¡Oh, vosotros que tomáis la senda angosta,
guiados por el fulgor del Tofet al Juicio Final!,
¡sed afables cuando «los gentiles» oran
a Buda en Kamakura!

«Buda en Kamakura»

Se encontraba, desafiando las leyes municipales, sentado a horcajadas en el cañón de Zam-Zamma, que estaba montado sobre una plataforma de ladrillo ubicada justo enfrente de la antigua Casa de las Maravillas, como llaman los nativos al museo de Lahore. Quien detenta el control de Zam-Zamma, el «dragón escupefuego», detenta el control del Punjab pues la gran pieza de bronce verde siempre es lo primero en el botín del conquistador.,


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371 págs. / 10 horas, 50 minutos / 141 visitas.

Publicado el 4 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Ella, Hija de la Sabiduría

Henry Rider Haggard


Novela


Dedicatoria

En anteriores años los libros Ella y Ayesha fueron dedicados a ANDREW LANG. Ahora, que él ha muerto, la última novela que será escrita acerca de "Ella-la-que-debe-ser-obedecida" es ofrecida como tributo a su amada y honrada memoria.

Ditchingham, 1922.

Nota del editor

¿Cuál fue el mayor defecto de Ayesha, Ella-la-que-debía-ser-obedecida? Seguramente una vanidad tan colosal que, para tomar uno entre muchos ejemplos, la persuadió de que su madre había muerto después de contemplarla por temor a que, en caso de seguir con vida, pudiera dar a luz a otro hijo menos bello.

En cualquier caso, como lo indica su historia, fue la vanidad, antes que el amor por ese hermoso griego, Kalíkrates, lo que tiñó las manos de Ella con su inocente sangre, y, entre otros infortunios, la empujó hacia la terrible maldición de la inmortalidad mientras todavía habitaba una esfera donde la Muerte es señora de todo. Si Amenartas no le hubiese echado en cara la decadencia de su belleza imperial, roída por los dientes del Tiempo, ella jamás hubiera desobedecido la orden de su maestro, el Profeta Noot, ni entrado a ese Fuego de la Inmortalidad cuyo deber era custodiar.

Así parece que, en virtud de la abnegación, ella hubiese podido escapar de la red de numerosas aflicciones de la que acaso aún se halle prisionera; y de Ayesha, Hija de la Sabiduría, aunque Esclava de Holly, no habría historia que contar, y de su parábola de eterna guerra entre carne y espíritu, no habría lección que aprender. Pero la Vanidad ―¿o fue el Destino?― la condujeron por otro camino.


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371 págs. / 10 horas, 49 minutos / 362 visitas.

Publicado el 4 de enero de 2018 por Edu Robsy.

La Esfinge de los Hielos

Julio Verne


Novela


A la memoria de Edgard Poe.
A mis amigos de América.

CUADERNO PRIMERO

I. LAS ISLAS KERGUELEN

Nadie, sin duda, prestará fe a esta narración, titulada La esfinge de los hielos.

No importa. En mi opinión, conviene que vea la luz pública. Cada cual es libre de prestarla o no crédito.

Difícil sería, tratándose del comienzo de estas maravillosas y terribles aventuras, imaginar lugar más apropiado que las islas de la Desolación, nombre que les fue dado en 1779 por el capitán Cook. Después de lo que he visto durante mi estancia en ellas en 1809, puedo asegurar que merecen el lamentable calificativo dado por el célebre navegante inglés. Con decir islas de la Desolación, todo está dicho.

Sé que en la nomenclatura geográfica se las conoce con el nombre de Kerguelen, generalmente adoptado para este grupo, comprendido en el 49° 54' de latitud S y 69° 6' de longitud E, nombre que se justifica por el hecho de que en el año 1772, el barón francés Kerguelen fue el primero que señaló estas islas en la parte meridional del Océano índico. Lo cierto es que el jefe de la escuadra había creído descubrir un continente nuevo, en el límite de los mares antárticos, y en el curso de una segunda expedición preciso le fue reconocer su error. No había allí más que un archipiélago. Pero créaseme: islas de la Desolación es el único nombre que conviene a este grupo de trescientas islas o islotes, perdido en medio de aquellas inmensas soledades oceánicas, turbadas casi continuamente por las grandes tempestades australes.


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370 págs. / 10 horas, 48 minutos / 169 visitas.

Publicado el 19 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Mil y Un Fantasmas

Alejandro Dumas


Cuento


Un día en Fontenay-aux-roses

A M***

Con frecuencia me habéis dicho —en aquellas placenteras veladas que van siendo raras, donde cada cual charla a su placer dando forma a los ensueños del corazón, entregado a los caprichos del ingenio o desperdiciando el tesoro de los propios recuerdos, —a menudo me habéis dicho que después de Scheherezada y Nodier, era yo el más entretenido narrador de cuentos que habíais oído.

En esto me escribís hoy diciéndome que mientras aguardáis de mí una larga novela por de contado, una de aquellas interminables novelas como escribo yo, y en las cuales hago entrar a todo, un siglo, quisierais que os enviase algunos cuentos, dos, cuatro o seis volúmenes, lo más, pobres flores de mi jardín que vais a lanzar al viento en medio de las preocupaciones políticas, entre el proceso de Bourges, por ejemplo, y las elecciones de mes de mayo.

Pero ¡ay amigo mío!, la época es triste y he de advertiros que mis cuentos no serán alegres. Me permitiréis tan sólo que cansado de lo que veo pasar todos los días en el mundo real, vaya a buscar mis cuentos al mundo imaginario. ¡Ah!, por desgracia, temo que las inteligencias algo superiores, algo poéticas, algo soñadoras, se hallen a estas horas donde se halla la mía; es decir, en busca del ideal, el único refugio que nos deja Dios contra la realidad.

Ahí me tenéis ahora mismo rodeado de cincuenta volúmenes abiertos con ocasión de una historia de la Regencia que acabó de concluir, y que os suplico, si acaso de ella habláis, que invitéis a las madres a no dejar leer a sus hijas. Ahí me tenéis, repito, y mientras estoy escribiendo, se fijan mis ojos en una página de las memorias del marqués de Argenson, donde, debajo de estas palabras: De la conversación en otro tiempo y de la conversación en el día, leo estas otras:


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Publicado el 11 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Las Noches Mejicanas

Gustave Aimard


Novela


TOMO I

I. LAS CUMBRES

No existe en el mundo región alguna que ofrezca a los deslumbrados ojos de los viajeros más deliciosas perspectivas que Méjico; sobre todo la de las Cumbres es sin disputa una de las más pasmosas y seductivamente variadas.

Las Cumbres forman una cadena de desfiladeros a la salida de las montañas, al través de las cuales y describiendo infinitas sinuosidades serpentea el camino que conduce a Puebla de los Ángeles, así apellidada por haber los ángeles, según la tradición, labrado la catedral de la misma. El camino a que nos referimos, construido por los españoles, desciende por la vertiente de las montañas formando ángulos sumamente atrevidos, y está flanqueado a derecha y a izquierda por una no interrumpida serie de empinadas aristas anegadas en azulado vapor. A cada recodo de dicho camino, suspendido, por decirlo así, sobre precipicios cubiertos de exuberante vegetación, cambia la perspectiva y se hace cada vez más pintoresca; las cimas de las montañas no se elevan una tras otra, sino que van siendo gradualmente más bajas, mientras las que quedan a la espalda se yerguen perpendicularmente.

Poco más o menos a las cuatro de la tarde del 2 de julio de 18..., en el instante en que el sol, ya bajo en el horizonte, no difundía sino rayos oblicuos sobre la tierra, calcinada por el calor del mediodía, y en que la brisa al levantarse empezaba a refrescar la abrasada atmósfera, dos viajeros, perfectamente montados, salieron de un frondoso bosque de yucas, bananos y bambúes de purpúreos penachos y se internaron en una polvorosa, larga y escalonada senda que afluía a un valle cruzado por límpido arroyo que se deslizaba al través de la hierba y conservaba fresco el ambiente.


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369 págs. / 10 horas, 46 minutos / 77 visitas.

Publicado el 5 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

Norte Contra Sur

Julio Verne


Novela


I. A bordo del «steamer» Shannon

Florida, que había sido anexionada a la gran Federación americana en 1819, fue erigida en Estado algunos años más tarde.

Por esta anexión, el territorio de la república tuvo un aumento de 67.000 millas cuadradas; pero el astro floridiano no brilla sino con resplandor secundario en este firmamento de las treinta y siete estrellas que forman el pabellón de los Estados Unidos de América.

En efecto, la Florida sólo forma una estrecha y baja lengua de tierra.

Su poca anchura no permite a los ríos que la riegan, exceptuando el San Juan, adquirir gran importancia por su caudal de agua, con un relieve tan poco señalado, las corrientes no encuentran el declive necesario para llegar a ser rápidas. Nada de montañas en su superficie. Apenas algunas líneas de estas bluffs o colinas pequeñas, tan numerosas en la región central y septentrional de la Unión. En cuanto a su forma, se la puede comparar con una cola de castor que se sumerge en el Océano, entre el Atlántico, al Este, y el Golfo de México, al Oeste.

Florida no tiene, pues, ningún vecino, a no ser la Georgia, cuya frontera, hacia el Norte, confina con la suya. Esta frontera forma el istmo que une la península al continente.

En suma, la Florida se presenta como un país aparte, sumamente extraño, con sus habitantes, mitad españoles, mitad americanos, y sus indios, semínolas, bien diferentes de sus congéneres los del cabo Far West.


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369 págs. / 10 horas, 46 minutos / 331 visitas.

Publicado el 14 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

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