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editor: Edu Robsy etiqueta: Crónica


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El Grito de Asencio

Eduardo Acevedo Díaz


Crónica


Lucían las últimas estrellas en un cielo límpido y tranquilo, y comenzaba el alba a tender sus blanquecinos velos en el horizonte con sus orlas de rosas pálidas, cuando un movimiento acompañado de confusos rumores se operó alrededor de las «casas».

Los hombres montaban a caballo, entre chasquidos de rebenques, fragor de armas, escarceos de piafadores redomones y choques de ginetes que buscaban entrar en las filas en orden de marcha, a un flanco de la enramada.

La voz de Pedro José Viera retumbaba atronadora a la cabeza de la columna hablando de libertad o independencia. y un grito formidable lanzado por cien bocas respondía a su corta y viril arenga, entre los brincos y bufidos de los potros alborotados por la espuela y el vocerío

Las mujeres se lanzaron fuera, mozas y viejas, oprimiéndose entre sí, estrujándose y haciendo al fin compacto pelotón en torno del Ombú, arrebujadas apenas algunas de ellas y todas con las cabelleras sueltas desencajadas, temblorosas, escudriñando los detalles del cuadro que se ofrecía a su vista.

¡Parecia soplar un viento de tormenta!

Las medias tintas crespusculares cedían su puesto a los resplandores de la aurora, que esparcía por campos y bosques su luz suave y tibia.

La columna negra no se había aún movido: las lanzas en alto se agitaban nerviosas en pintoresca confusión de moharras, medias-lunas, tijeras, clavos y banderolas; los trabucos enmohecidos, las tercerolas inservibles, las pistolas sin baquetas, los sables viejos, las dagas de canales, las bolas retobadas con piel de

lagarto de los zambos, las plas toscas de los «tapes», todo se movía y levantaba con los brazos robustos para jurar la guerra al opresor.

Los instintos guerreros bramaban iracundos en aquella gran manada de pumas.


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1 pág. / 2 minutos / 30 visitas.

Publicado el 11 de agosto de 2024 por Edu Robsy.

Historias de Al-Ándalus

Ibn Idari


Historia, Crónica


DESCRIPCIÓN DE AL-ÁNDALUS Y SUS ANTIGÜEDADES

En cuanto a la descripción de Al-Ándalus, es una isla recostada en tierra firme con tres extremidades, que aproximan su figura a la del triángulo. Hállase el primer ángulo en el lugar, que ocupa el ídolo de Cadis, y el segundo en el territorio de Galiquia, frente a la isla Cartagena, donde está el ídolo semejante al de Cadis, mostrándose el tercero a la parte de Oriente entre Medina Arbona y Medina Bardhil, por donde se aproxima el mar circunfuso occidental al interno de Siria. En este sitio falta poco para que los dos mares se reúnan formando una isla, como en efecto habría de suceder a no quedar un corto espacio intermedio en la extensión de un día entero de camino en el lugar de la entrada, que llaman las Puertas por que Al-Ándalus se une al Continente. Por tanto, Al-Ándalus en toda su extensión está rodeada de mar, ya sea el mar circunfuso de Occidente, ya el mar interno, que sube también un poco al lado de Levante, dándole confines por Oriente, Poniente y algo del Norte el citado mar circunfuso, y limitándola por parte de Mediodía y Oriente el mar interno, llamado así a causa de introducirse en las tierras, adonde avanza según algunos, hasta llegar al séptimo clima.


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194 págs. / 5 horas, 40 minutos / 225 visitas.

Publicado el 21 de junio de 2018 por Edu Robsy.

Peregrinaciones

Rubén Darío


Viajes, Crónica


En París

En París

I

París, 20 de Abril de 1900.

En el momento en que escribo la vasta feria está ya abierta. Aún falta la conclusión de ciertas instalaciones: aun dar una vuelta por el enorme conjunto de palacios y pabellones es exponerse a salir lleno de polvo. Pero ya la ola repetida de este mar humano ha invadido las calles de esa ciudad fantástica que, florecida de torres, de cúpulas de oro, de flechas, erige su hermosura dentro de la gran ciudad.

Hay parisienses de París que dicen que los parisienses se van lejos al llegar esta invasión del mundo; yo sólo diré que las parisienses permanecen, y entre los grupos de english, entre los blancos albornoces árabes, entre los rostros amarillos del Extremo Oriente, entre las faces bronceadas de las Américas latinas, entre la confusión de razas que hoy se agitan en París, la fina y bella y fugaz silueta de las mujeres más encantadoras de la tierra, pasa. Es el instante en que empieza el inmenso movimiento. La obra está realizada y París ve que es buena. Quedará, por la vida, en la memoria de los innumerables visitantes que afluyen de todos los lugares del globo, este conjunto de cosas grandiosas y bellas en que cristaliza su potencia y su avance la actual civilización humana.


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165 págs. / 4 horas, 50 minutos / 183 visitas.

Publicado el 6 de abril de 2019 por Edu Robsy.

Viaje a China

Enrique Gaspar y Rimbau


Viajes, crónica


Cartas al Director de «Las provincias»

Macao, 26 de septiembre de 1878.

Querido amigo: A las diez en punto de la mañana del 11 de agosto, el vapor Tigris, de las Mensajerías Marítimas, largó sus amarras, y como flecha salida del arco, se desprendió de Marsella con rumbo al extremo Oriente.

Todos tus lectores saben sin duda lo que es un barco; pero pocos habrán estado a pupilo en uno correo durante treinta y ocho días, y por si alguno llegara a necesitar ese hospedaje, allá van unos cuantos informes sobre el particular.

Los buques tienen su fisonomía como las personas; pero como en ellas, el cruzamiento de razas influye en la alteración de las facciones. No sé si la estética naval o la conveniencia indujo, no hace mucho, a los ingleses a suprimir el tajamar en sus steamers, y naturalmente, del comercio de sus astilleros con las naciones marítimas, resultó una generación de buques chatos que se pasea por los mares con los quevedos en la frente, puesto que los dos vigías de proa ya no encuentran narices sobre qué cabalgar. El Tigris, harto viejo para someterse a las exigencias de la moda, conserva aún su cartílago nasal, y hace bien, pues tengo para mí que en cuestiones de navegación, tan indispensable es el olfato como la vista.

La patrona de estos pupilajes, que se llama Agencia general, y que tiene sucursales en las cinco partes del mundo, reside en Marsella, y le indica a uno el cuarto que puede ocupar en tal o cual de las nueve casas que desde la Joliette hasta Shang-hai tiene en aquel momento disponible; y he aquí lo que por 52 francos y 50 céntimos al día puede exigir el huésped.


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126 págs. / 3 horas, 40 minutos / 218 visitas.

Publicado el 26 de junio de 2020 por Edu Robsy.

La Ciudad de los Contrastes

Juana Manuela Gorriti


Crónica


En un oasis asentado entre las arenas del mar y las primeras rocas de los Andes, extiéndese la opulenta metrópoli.

Capital de la más rica de las repúblicas sudamericanas, cuenta a granel los millones que afluyen a su tesoro, por centenas los palacios de mármol que se alzan en su recinto; pero se rehúsa una casa para sus recepciones oficiales, un teatro donde recibir los grandes artistas, que atraídos por su esplendor vienen a visitarla.

En el flanco septentrional de una bella plaza adornada con fuentes, jardines y estatuas, álzase apenas del suelo un ruinoso, sucio y grotesco edificio coronado de una baranda de madera carcomida, y flanqueado de tiendas atestadas de telas vistosas y de una profusión de objetos heterogéneos. Diríase un bazar de Oriente.

Llámanlo Palacio de Gobierno. Sus huéspedes, curándose muy poco de esa transitoria morada, conténtanse con forrarla interiormente de seda, oro y mármol para su propio confort, dejando a sus sucesores el cuidado de la parte monumental.

Cinco cuadras de allí distante, un engañoso frontispicio da entrada a un caserón vetusto, informe, cuarteado en todos sentidos, y con las más pronunciadas apariencias de un granero:

¡Es el teatro!

Y sin embargo, con la cuarta parte del oro y las pedrerías que en su espléndido entusiasmo ha derramado Lima en ese escenario sobre sus artistas favoritos, habría podido construir el más hermoso teatro del mundo.

Y sin embargo, aun, en las noches de estrenos cuando las encantadoras hijas del Rímac llenan las tres líneas de palcos, que el gas resplandece, y los abanicos se agitan, y las miradas se cruzan, un prestigio extraño, casi divino, trasforma el derruido edificio; y ningún joven abonado lo cambiaría entonces por el más suntuoso teatro de París, por el más aristocrático de Londres.


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2 págs. / 3 minutos / 66 visitas.

Publicado el 3 de enero de 2021 por Edu Robsy.

Aguafuertes Gallegas

Roberto Arlt


Artículo, Crónica


Trabajador gallego en campo americano. Mar bravo y montaña empinada. Reciedumbre gallega

Nuestro desapego por el trabajo físico, es tan evidente que de él ha nacido la desestima que cierto sector de nuestro pueblo experimenta hacia la actividad del gallego. Convertimos en síntoma de superioridad la falta de capacidad. Razonamos equivocadamente así: «Si el gallego trabaja tan brutalmente, y no le imitamos, es porque nosotros somos superiores a él». En este disparate, índice de nuestra supuesta superioridad, nos apoyamos para hacerle fama al gallego, de bruto y estólido, sin darnos cuenta que esa superioridad es, precisamente, síntoma de debilidad.

Visitemos una aldea gallega, de los alrededores de Vigo, Persibilleira, Panjon, La Bouza, Corujo.

El gallego trabaja en piedra. No en ladrillo. No en madera: piedra.

De piedra son los hórreos donde pone a orear el trigo. De piedra las casas. De piedra las piletas y las campanas bajo las cuales arde el fuego. De piedra los techos, de piedra las fuentes, de piedra los postes que sostienen las viñas, de piedra los muros que cercan los sembradíos, de piedra los puentes y los caminitos que corren entre los maizales y de piedra los troncos que sostienen las alambradas. Sin embargo, el monte gallego negrea de bosques. Le sobra madera. Levantemos la cabeza. Allá arriba, donde únicamente pueden andar las cabras, en la cima del monte, en un retazo de tierra, avanza la sembradura. Esto no es un juguete. Aquí, en Galicia, aunque se esté entrenado para subir pendientes, hay que hacer un alto cada cien metros.


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58 págs. / 1 hora, 43 minutos / 184 visitas.

Publicado el 28 de marzo de 2021 por Edu Robsy.

Artículos Ligeros sobre Asuntos Trascendentales

José Tomás de Cuéllar


Artículo, crónica


Los faroles

No es nuestro ánimo tratar aquí de los hombres vacíos á quienes el mundo llama faroles, ni de autoridades caricaturescas á quienes suele llamárseles farolones, ni tampoco de aquéllos á quienes por vanos, pretenciosos y farsantes se les dice faroleros. Lejos de nosotros tan mezquinas personalidades. Vamos á ocuparnos simplemente de la importancia social del farol; mueble cuya principal calidad es estar vacío, y que á nosotros se nos antoja que está lleno de muchas cosas importantes, curiosas y buenas de contarse, por ser un tanto cuanto trascendentales.

Los mexicanos de la presente y de las pasadas generaciones, á contar de algún tiempo después de la conquista, hemos nacido viendo faroles: solo que, desde el tiempo de los virreyes hasta la independencia y poco después, los faroles tenían para nosotros casi exclusivamente esta significación: la iglesia. El culto católico fué, mientras pudo, introductor, mantenedor y consumidor de los faroles.

Los faroleros (hablamos, se entiende, de los constructores de faroles, y no de las personas de quienes desde un principio dijimos que no queríamos hablar) los faroleros, pues, han debido ser dos veces afectos al culto; porque este culto con faroles, era además de su religión, su subsistencia.

Ya se recordará que esta dichosa capital, con sus doscientas iglesias, sus doscientas fiestas titulares, sus doscientos novenarios y octavarios, en todo lo que, lo primero indispensable eran los faroles, debió llegar á acopiarlos en cantidades fabulosas.


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230 págs. / 6 horas, 43 minutos / 74 visitas.

Publicado el 23 de octubre de 2021 por Edu Robsy.

Mayoría Popular

Arturo Robsy


Cuento, Crónica, Política


Mayoría popular: ¡Por fin España votó a derechas!


Este era el titular, zumbón pero descriptivo, de aquella mañana: en las páginas interiores, la información detallada de lo que todos vieron por la tele. Los ordenadores habían sufrido el colapso de costumbre y, luego, otro mayor al contemplar el fuerte color verde de la cara del vicepresidente al ver, por primera vez, los avances del escrutinio.

Miraba los papeles. El saber leer como cualquier intelectual no le facilitaba las cosas. Lo que los ojos le decían no lo asimilaba el alado espíritu. ¡Por la estilográfica de Machado y el patio con limonero adjunto! La mayoría se le había desmandado: los pobres y los descamisados mordían la mano que tanto los atornilló.

Verde que te quiero verde, sacó el coraje de su estuche y desenroscó la lengua: con un cuarenta y siete por ciento de los votos escrutados, el PP tendría 213 escaños, 82 el PSOE...

Se volvió. Creía haber oído risitas a su espalda.


* * *


Chiqui Benegas, especialista en excusas, llevaba tres horas pensando a cinco atmósferas. Descubrir el "Efecto Segunda Vuelta" de Melilla sólo le había costado una, pero no siempre las explicaciones oficiales redondas acudían, ligeras, a su mente progresista. Su yo más íntimo, en los descuidos, parecía opinar que los diferentes "Casos Guerra" ilustraban sobradamente el revolcón.

—El Socialismo —dijo cuando estuvo convencido de que casi todo cuela— ha conservado su cuota de votos. La derecha se ha unido, viéndose favorecida por la Ley d'Hondt. Culmina así un proceso de acoso pero no de derribo. Por otro lado, ha actuado el "Síndrome del Este".

Los múltiples secretarios usaron los teléfonos para advertir a todos los que aguardaban a la versión oficial para hacer declaraciones:

—Consigna: todos contra el Psoe, ya podrán. Y, "Síndrome del Este".


* * *


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Licencia limitada
9 págs. / 16 minutos / 49 visitas.

Publicado el 1 de septiembre de 2020 por Edu Robsy.

Nuevas Aguafuertes

Roberto Arlt


Crónica, Artículo


Canning y Rivera

Canning y Rivera, intersección sentimental de Villa Crespo, refugio de vagos y filósofos baratos; pasaje obligado de fabriqueras, gorreros judíos y carniceros turquescos; Canning y Rivera, camino de Palermo, esquina con historia de un suicidio (una muchacha hace un año se tiró de un tercer piso y quedó enganchada en los alambres que sostienen el toldo del café salvándose de la muerte), y un café que desde la mañana temprano se llena de desocupados con aficiones radiotelefónicas.

El café

Si usted tiene aficiones a la atorrancia; si a usted le gusta estarse ocho horas sentado y otras ocho horas recostado en un catre, si usted reconoce que la divina providencia lo ha designado para ser un soberbio «squenun» en la superficie del planeta, múdese a las inmediaciones de Canning y Rivera. Todas sus ambiciones serán colmadas… y el reino de los inocentes le será dado, por añadidura.


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Dominio público
80 págs. / 2 horas, 20 minutos / 145 visitas.

Publicado el 28 de marzo de 2021 por Edu Robsy.

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