Textos más populares este mes publicados por Edu Robsy etiquetados como Fábula | pág. 3

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editor: Edu Robsy etiqueta: Fábula


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Fábulas

Robert Louis Stevenson


Cuento, Fábula


I. Los personajes del relato

Concluido el capítlo 32 de La isla del tesoro, dos de los títeres se fueron a pasear y a fumar una pipa antes de reanudar su trabajo. Se encontraron en un campo, no lejos de donde transcurría la narración.

—Buenos días, Capitán —saludó el primer oficial, con gesto soldadesco y expresión radiante.

—¡Ah, Silver! —masculló el otro—. Ésas no son maneras, Silver.

—Verá usted, capitán Smollet —protestó Silver—, el deber es el deber, y yo lo sé mejor que nadie. Pero ahora estamos de descanso, y no veo ninguna razón para guardar las formas morales.

—Es usted un granuja de cuidado, amigo mío —respondió el Capitán.

—Vamos, vamos, Capitán, seamos justos —dijo el otro—. No hay razón para enfadarse conmigo en serio. No soy más que el personaje de un cuento de marinos. En realidad no existo.

—Tampoco yo existo en realidad, o eso se me figura —asintió el Capitán.

—Yo no pondría límites a lo que un personaje virtuoso pudiera tomar por disputa —contestó Silver—. Pero soy el villano de esta historia. Y, de marino a marino, me gustaría saber cuáles son las posibilidades.

—¿Es que no le enseñaron el catecismo? —preguntó el Capitán—. ¿No sabe usted que existe una cosa llamada autor?

—¿Una cosa llamada autor? —repitió John, con sorna— ¿Quién mejor que yo? La cuestión es si el autor lo creó a usted, y si creó a John el Largo y si creó a Hands y a Pew, y a George Merry, aunque tampoco es que George pinte gran cosa, porque es poco más que un nombre; y si creó a Flint, o lo que queda de él. Y si creó este motín, que le ha causado a usted tantas fatigas. Y si mató a Tom Redruth. Y, bueno… si eso es un autor, ¡que me ahorquen!

—¿No cree usted en un estado futuro? —le interpeló Smollet—. ¿Cree que no hay nada más que esta historia en un papel?


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54 págs. / 1 hora, 34 minutos / 358 visitas.

Publicado el 27 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Fábulas Fantásticas

Ambrose Bierce


Cuento, Fábula


1. El Principio Moral y el Interés Material

Un Principio Moral se encontró con un Interés Material en un puente tan estrecho que sólo permitía el paso de uno de los dos.

—¡Al suelo, cosa vil! —tronó el Principio Moral—. ¡Te pasaré por encima!

El Interés Material se limitó a mirar al otro a los ojos sin hablar.

—Ah —dijo el Principio Moral, vacilante—, sorteemos quién se aparta y quién pasa primero.

El Interés Material mantuvo el cerrado silencio y la firme mirada.

—Para evitar un conflicto —prosiguió el Principio Moral, un poco incómodo—, me tiraré al suelo y tú me pasarás por encima.

Entonces el Interés Material encontró una voz, que por extraña coincidencia era la suya.

—Como alfombra no eres gran cosa —dijo—. Soy un poco exigente con lo que piso. Prefiero que te tires al agua.

Eso ocurrió.

2. La máquina voladora

Un Hombre Ingenioso que había construido una máquina voladora invitó a un grupo numeroso de personas a verla subir. A la hora señalada, con todo preparado, el hombre entró en la máquina y la puso en marcha. El aparato atravesó enseguida el suelo firme sobre el cual había sido construido y se hundió en la tierra perdiéndose de vista; el aeronauta apenas logró saltar fuera y ponerse a salvo.

—Bueno —dijo—, he hecho todo lo necesario para demostrar la corrección de mis cálculos. Los defectos —agregó, echando una mirada al suelo roto— son apenas básicos y fundamentales.

Tras esa declaración, los espectadores se le acercaron con donativos para construir una nueva máquina.

3. El Patriota Ingenioso

Tras obtener audiencia con el Rey, un Patriota Ingenioso sacó un papel del bolsillo y dijo:


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30 págs. / 54 minutos / 358 visitas.

Publicado el 1 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

La Fuerza y la Inteligencia

José Fernández Bremón


Cuento, fábula


—Eres un tirano —decía el vapor de agua al maquinista—: habiendo fuera tanto espacio, me oprimes y sujetas dentro de la caldera: vuélveme la libertad; deja que yo emplee mi fuerza según mi voluntad.

—¿Tu fuerza y tu voluntad? —respondió el maquinista sonriendo—. Si yo te dejo libre no podrás alzar del suelo ni un átomo de polvo.

Los pueblos son como el vapor de agua: su fuerza se aniquila cuando no hay un maquinista que la encierre en la caldera y la utilice.


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Dominio público
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Publicado el 18 de julio de 2024 por Edu Robsy.

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