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Botchan

Natsume Sōseki


Novela


1

Desde niño, he tenido una impulsividad innata que me viene de familia y que no ha hecho más que crearme problemas. Una vez, en la escuela primaria, salté desde la ventana de un primer piso y no pude andar durante una semana. Alguien se preguntará por qué hice semejante tontería. Pero la verdad es que no hubo ninguna razón especial. Simplemente estaba un día asomado a una de las ventanas del nuevo edificio de la escuela, cuando uno de mis compañeros de clase comenzó a meterse conmigo diciéndome que, por mucho que me hiciera el gallito, en realidad no era más que un cobarde y que no sería capaz de saltar. El bedel tuvo que llevarme esa misma noche a cuestas a mi casa. Cuando mi padre me vio, se enfadó muchísimo y me dijo que no podía comprender cómo alguien se podía quedar sin caminar simplemente por haber saltado desde la ventana de un primer piso. Le respondí que la siguiente vez que saltara no me volvería a ocurrir.

Otro día estaba yo jugando con el reflejo que el sol producía en la hoja de una bonita navaja importada que uno de mis parientes me había regalado, cuando uno de mis amigos exclamó:

—Brillar, brillará mucho. Pero seguro que no corta nada.

—¿Que no? —le respondí yo—. Mi navaja puede cortar cualquier cosa.

—¿A que no puede cortar uno de tus dedos? —me desafió.

—¿Que no? —le repetí yo—. Mira. —Y entonces empujé la hoja en diagonal sobre mi pulgar derecho. Afortunadamente, la navaja era pequeña y mi hueso estaba sano y fuerte, por lo que todavía conservo el pulgar, aunque tendré una cicatriz mientras viva.


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161 págs. / 4 horas, 43 minutos / 293 visitas.

Publicado el 29 de abril de 2017 por Edu Robsy.

Almohada de Hierba

Natsume Sōseki


Novela


I

Mientras subo por la montaña, pienso lo siguiente:

Si te guías por la razón, toparás con esquinas; si te dejas llevar por un mar de sentimientos, te arrastrará la marea; y actuar a voluntad, a la larga, es oprimirse a uno mismo. En todo caso, vivir en este mundo no es tarea fácil.

A medida que esta sensación se acrecienta, te acucia la necesidad de trasladarte a un lugar más tranquilo. Pero no importa dónde vayas, pues cualquier lugar te parecerá inhabitable. Y es entonces cuando nacen la poesía y la pintura, en el instante en que comprendes que no hay ningún lugar al que huir.

Este mundo no lo han creado ni los dioses ni los demonios. Lo han creado personas corrientes, vecinos que viven a la vuelta de la esquina. No hay más mundo que el que ellos han construido y, si lo hubiera, se trataría de un lugar inhóspito, completamente despoblado en el que sería muy difícil vivir.

Así las cosas, y visto que no hay escapatoria posible, solo queda sobrellevar la brevedad de la vida en este mundo inhabitable y tratar de hacer de él un lugar más cómodo. Es aquí donde los poetas desempeñan su labor sagrada; aquí, donde los pintores hallan la inspiración. Y el arte de estos guerreros pacifica el corazón de sus habitantes, lo colma y lo ennoblece.


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150 págs. / 4 horas, 23 minutos / 336 visitas.

Publicado el 29 de abril de 2017 por Edu Robsy.

Luz y Oscuridad

Natsume Sōseki


Novela


Personajes de la novela

YOSHIO TSUDA: Joven oficinista. Casado con O-Nobu desde hace seis meses.

O-NOBU (NOBUKO): su mujer.

O-TOKI: la criada del matrimonio.

EL PADRE DE TSUDA: Vive en Kioto. Le envía dinero mensualmente a su Hijo.

YOSHIKAWA: superior jerárquico de Tsuda en el trabajo. Es un viejo amigo de su padre.

SEÑORA YOSHIKAWA: su esposa, una mujer mundana.

FUJII: el tío de Tsuda. Un intelectual bastante poco activo que se hizo cargo de la educación de Tsuda.

ASA FUJII: su mujer.

OKAMOTO: marido de la tía de O-Nobu con cuya acomodada familia se ha criado. Amigo desde hace mucho tiempo de Yoshikawa.

SUMI OKAMOTO: su mujer, la tía de O-Nobu.

TSUGIKO OKAMOTO: la hija mayor del matrimonio.

YURIKO OKAMOTO: hermana pequeña de Tsugiko.

HAJIME OKAMOTO: el hijo menor de la familia.

O-KIN: criada de la familia Fujii. Está en edad casadera. Es la hermana de Kobayashi.

KOBAYASHI: compañero de estudios de Tsuda.

O-HIDE (HIDEKO) HORI: hermana de Tsuda.

SHOTARO HORI: su marido, un libertino.

HARA: un pintor pobre. Amigo de Kobayashi.

KIYOKO SEKI: el primer amor de Tsuda. Ya casada.

Luz y oscuridad

1

EL DOCTOR AYUDÓ A TSUDA a bajar de la mesa de operaciones. Acababa de examinarle con la sonda.

—Como me imaginaba, llega hasta el intestino. La última vez encontré unas cuantas cicatrices en el tejido intermedio y pensé que no iría a más. Por eso le dije lo que le dije. Sin embargo, hoy me he dado cuenta de que ha traspasado ese punto.

—¿Dice que llega hasta el intestino?

—Sí. En un principio pensé que tan solo mediría un centímetro y medio, pero veo que me equivoqué. Al menos es el doble.


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437 págs. / 12 horas, 45 minutos / 252 visitas.

Publicado el 29 de abril de 2017 por Edu Robsy.

La Puerta

Natsume Sōseki


Novela


I

Sōsuke sacó un cojín al engawa para disfrutar del sol de mediodía y se dejó caer encima con las piernas cruzadas. Al cabo de un rato, apartó la revista que hojeaba y se tumbó de costado. Era un precioso día del veranillo de San Martín. El rítmico golpear de las geta contra el suelo de la silenciosa calle, alcanzaba sus oídos y le producía un placer añadido. Se apoyó sobre el codo para contemplar el hermoso cielo azul que se abría más allá del alero del tejado. Parecía infinito visto desde el diminuto engawa. Pensó que sería muy afortunado si pudiera contemplar un cielo así algún domingo que otro. Miró con los ojos entornados directamente al sol. Su luz era tan cegadora, que acabó por darse la vuelta hacia los shoji donde su esposa, Oyone, cosía.

—¡Qué día tan maravilloso!

—Sí… —contestó ella lacónica.

Sōsuke tampoco parecía dispuesto a iniciar una conversación, así que se volvieron a quedar en silencio. Fue Oyone quien habló al cabo de un rato.

—¿Por qué no sales a dar un paseo?

Sōsuke rezongó; no se movió del sitio. Un poco más tarde, Oyone cayó en la cuenta de que se había dormido. Tenía las rodillas encogidas contra el cuerpo, como una gamba; su negra cabellera quedaba oculta por los brazos. Los tenía doblados de tal manera que impedían ver su rostro.

—Si te duermes ahí seguro que te resfrías —le previno.

Hablaba con un acento similar al de la gente de Tokio, pero con ciertos matices. Lo hacía con las inflexiones propias de las jóvenes japonesas que habían estudiado. Sōsuke abrió los ojos, pero no se levantó.

—Está bien —respondió en voz baja—, no me dormiré.


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226 págs. / 6 horas, 36 minutos / 326 visitas.

Publicado el 29 de abril de 2017 por Edu Robsy.

En Vísperas

Iván Turguéniev


Novela


I

En uno de los días más calurosos del verano de 1853, a la sombra de un alto tilo a orillas del río Moskvá, no lejos de Kúntsovo, dos jóvenes estaban tumbados sobre la hierba. El primero aparentaba unos veintitrés años; era alto, muy moreno, tenía la nariz afilada y un poco torcida, la frente alta y unos labios anchos en los que se dibujaba una sonrisa discreta. Tumbado boca arriba, miraba pensativamente a lo lejos, entornando ligeramente sus pequeños ojos grises; el segundo, boca abajo, con su cabeza de pelo rubio y rizado apoyada en ambas manos, miraba también a lo lejos. Era tres años mayor que su compañero, pero parecía mucho más joven; apenas le había salido el bigote y en la barbilla se le arremolinaba una suave pelusilla. Había cierta gracia infantil, cierta elegancia atractiva en los rasgos menudos de su rostro fresco y redondo, en sus ojos dulces y castaños, en sus labios bonitos y protuberantes, en sus manos blancas. Todo en él desprendía la feliz alegría de la salud y de la juventud: la despreocupación, confianza en uno mismo, el capricho y encanto propios de la juventud. Movía los ojos, sonreía y apoyaba la cabeza como los niños que saben que se les está mirando con embeleso. Llevaba un abrigo ancho y blanco parecido a una blusa; un pañuelo azul celeste envolvía su cuello fino y un sombrero arrugado de paja descansaba junto a él sobre la hierba.


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182 págs. / 5 horas, 19 minutos / 234 visitas.

Publicado el 29 de abril de 2017 por Edu Robsy.

Rudin

Iván Turguéniev


Novela


Lista de personajes

RUDIN, DMITRI NIKOLAICH (Nikolaíevich), nombre familiar: Mitia

LASUNSKAYA, NATALIA ALEXEEVNA (hija de Daria Lasunskaya), nombre familiar: Natasha

LASUNSKAYA, DARIA MIJAILOVNA (madre de Natalia)

LIPINA, ALEXANDRA PÁVLOVNA (hermana de Volíntsev), nombre familiar: Sasha

LEZHNEV, MIJAILO MIJAÍLICH, nombre familiar: Misha

PANDALEVSKI, CONSTANTÍN DIOMÍDICH, en francés, Constantin

PIGASOV, AFRICÁN SEMIÓNICH

VOLÍNTSEV, SERGUÉI PÁVLICH (hermano de Alexandra Lípina), nombre familiar: Seriozha

Capítulo I

Era una tranquila mañana de verano. El sol ya se había elevado bastante en el limpio cielo, pero en los campos todavía brillaba el rocío. Del valle, hasta hace poco dormido, soplaba una olorosa frescura, y en el bosque, todavía húmedo y silencioso, trinaban alegremente los pájaros madrugadores. En la cima de una ladera, cubierta de arriba abajo por el centeno en flor, se vislumbraba un pueblo pequeño. Hacia ese pueblo, por un estrecho camino vecinal, se encaminaba una mujer joven, con un vestido blanco de organdí, un sombrero de paja redondo y una sombrilla en la mano. Un pequeño criado cosaco la seguía de lejos.

La joven andaba sin prisa, como si se deleitara con el paseo. A su alrededor, por el alto y cambiante centeno difuminándose en un rizo, ora verde plateado, ora rojizo, con suave rumor, volaban largas olas. En lo alto, resonaban las alondras. La mujer venía de su hacienda, que quedaba a poco más de una versta del pueblo adonde se dirigía. Se llamaba Alexandra Pávlovna Lípina. Era viuda, sin hijos y bastante rica; vivía con su hermano, el capitán de Caballería, retirado, Serguei Pávlich Volíntsev. Este no estaba casado y administraba los bienes de su hermana.


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141 págs. / 4 horas, 8 minutos / 111 visitas.

Publicado el 29 de abril de 2017 por Edu Robsy.

Nido de Robles

Iván Turguéniev


Novela


Capítulo I

El día radiante de primavera daba paso al atardecer; en lo alto del cielo luminoso pequeñas nubes rosadas, más que pasar flotando, parecían perderse en la profundidad azul.

Ante la ventana abierta de una bonita casa, en una calle periférica de la capital de la provincia de O. (la acción transcurre en 1842), había dos mujeres sentadas: una señora de unos cincuenta años y una vieja dama de unos setenta.


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191 págs. / 5 horas, 35 minutos / 107 visitas.

Publicado el 29 de abril de 2017 por Edu Robsy.

En la Jaula

Henry James


Novela


I

Desde un principio se le había ocurrido que en su posición, la de una joven que llevaba la vida de un conejillo de Indias o de una urraca en su confinamiento de madera y tela metálica, se relacionaría con muchas personas que no admitirían que la conocían. Por este motivo su emoción era más intensa —aunque singularmente rara, y aun cuando la posibilidad de ser reconocida siguiera siendo escasa— en las ocasiones en que veía entrar a alguien a quien conocía «de fuera», como ella decía, y que podía añadir alguna cosa a la escasa identidad de su cargo. Éste consistía en sentarse allí con dos jóvenes, el otro telegrafista y el ayudante, atender al «receptor acústico», que estaba siempre funcionando, repartir sellos y giros postales, pesar cartas, responder a preguntas estúpidas, dar cambios difíciles y, sobre todo, contar palabras tan innumerables como los granos de arena del mar, las palabras de los telegramas arrojados, de la mañana a la noche, a través del hueco de la alta celosía, al otro lado de una atestada repisa que, de tanto rozarla, le producía dolor en el antebrazo. Esta pantalla transparente excluía, o encerraba, según el lado del estrecho mostrador que el azar le hubiera asignado a cada cual, el rincón más oscuro de una tienda impregnada, y no poco, en invierno, del veneno de un gas de alumbrado continuo, y en cualquier época del año de la presencia de jamones, queso, pescado seco, jabón, barniz, parafina, y otros sólidos y fluidos que ella llegó a distinguir a la perfección por su olor sin consentir en conocerlos por su nombre.


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118 págs. / 3 horas, 27 minutos / 213 visitas.

Publicado el 1 de mayo de 2017 por Edu Robsy.

Los Pequeños Burgueses

Honoré de Balzac


Novela


La calle del Torniquete de San Juan, cuya descripción pudo parecer fatigante en su tiempo —al principio del estudio titulado Una familia doble (ver las Escenas de la vida privada)—, ese ingenuo detalle del viejo París, sólo tiene hoy esa existencia tipográfica. Para construir la Casa Ayuntamiento tal como se encuentra hoy se destruyó todo un barrio.

En 1830, los transeúntes podían aún ver el torniquete pintado en la muestra de un vinatero; pero esa casa fue derruida más tarde. Recordar este servicio no significa anunciar otro del mismo género. ¡Desgraciadamente el viejo París desaparece con espantosa rapidez! Aquí y allá quedarán, ora un tipo de casa medieval, como la que fue descrita al comienzo de El gato que juega a la pelota, y de la que hoy subsisten uno o dos ejemplares; ora la casa que habitaba el juez Popinot, en la calle Fouarre, espécimen de la vieja burguesía. Aquí los restos de la casa de Fulbert; allá las orillas del Sena, construidas bajo Carlos IX. Nueva Old mortality, ¿por qué no ha de salvar el historiador de la sociedad francesa estas curiosas expresiones del pasado, imitando al viejo de Walter Scott, que reparaba las tumbas? Ciertamente, de diez años a esta parte, los gritos de la literatura no han sido vanos: el arte comienza a cubrir con sus flores las innobles fachadas de esas que llaman en París maisons de produit, y a las que Victor Hugo compara burlonamente con cómodas.


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183 págs. / 5 horas, 21 minutos / 200 visitas.

Publicado el 15 de mayo de 2017 por Edu Robsy.

El Relato de un Corsario Yanqui

Nathaniel Hawthorne


Novela


Introducción

Hojas manuscritas amarilleadas por el tiempo, con la tinta desvaída a trechos, emborronadas con manchones y lagunas que delatan la incuria o la impaciencia del escritor… siempre hay algo fascinador; de mortificante enigma en estos mudos mensajeros del pasado. El romanticismo rodea a estos quebradizos tesoros que algún afortunado buscador de antigüedades rescata de olvidados archivos gubernamentales, o que surgen de algún escondrijo de literatura perdida, o que, mejor aún y más acorde con la tradición preceptiva en estos casos, aguardan ser descubiertos en algún mohoso baúl de piel, arrumbado hace siglos en el polvoriento desván de una vetusta mansión familiar. Vale la pena rebuscar en tales baúles y desvanes, pues de no hacerlo dejarían de proporcionar un muy fértil terreno para el novelista y el más o menos crédulo historiador. La célebre arca de Chatterton fue sin duda pergeñada por la fantasía de aquel malaventurado poeta y los manuscritos que salieron de ella, despojados de su pretendida autenticidad, son apreciados hoy día por su intrínseco valor literario. Pero de tiempo en tiempo ve la luz algún manuscrito de genuina y probada antigüedad, ya sea proveniente de los archivos administrativos, ya del olvidado camaranchón familiar. Y cuando ocurre puede resultar revelador de hechos históricos o amenos en tanto que nos da cuenta de las costumbres y formas de vida de nuestros antepasados.

Uno de tales manuscritos llegó a mis manos hace ya más de siete años. Me lo dio la Reverenda Madre Dominica M. Alphonsa Lathrop (Rose Hawthorne Lathrop), hija de Nathaniel Hawthorne, tras haberlo descubierto entre otros muchos papeles familiares que guardaba desde que muchos años antes partiera de The Wayside, el solar familiar de los Hawthorne en Concord, Massachussets.


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191 págs. / 5 horas, 35 minutos / 81 visitas.

Publicado el 25 de mayo de 2017 por Edu Robsy.

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