Textos más populares este mes publicados por Edu Robsy publicados el 19 de noviembre de 2020 | pág. 3

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editor: Edu Robsy fecha: 19-11-2020


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El Portal

Manuel Payno


Cuento


No hay cosa más difícil que comenzar un artículo de costumbres, una poesía, una oración cívica, o cualquier cosa en que se necesite forzosamente disponer a los lectores a que usen de benevolencia con el autor y a que escuchen con paciencia, ya que no con placer, los diálogos entre las vecinas de la casa de los Dolores, las quejas contra el rigor de una querida o contra las inclemencias del destino, o los padecimientos de los héroes de la libertad, que aunque muy sublimes, los sabe ya todo el mundo, adornados de la poesía o prosa con que los han revestido los oradores anuales.

¿Es introducción ésta? Todo tiene, menos eso; pero llevaba yo media hora de estar con la mano en la mejilla sin poder escribir una silaba, y era fuerza comenzar. Me ocurre que si yo hubiera viajado por Florencia, por Parma o por Milán, quizá esas ciudades tendrían portales de mármoles, y en esos portales pasarían cosas bonitas, cuya descripción serviría de exordio o introducción a este artículo, en vez de traer por los cabellos a las oraciones cívicas y a las poesías. Si fuera anticuario, podría también explicar si los romanos fueron los primeros que construyeron los portales, o fueron los griegos, los godos o los persas; pero ni anticuario ni viajante, sólo puedo decir que en un portalito de Santa Anita sostenido con puntales y cuñas, pasan la noche los indios que se embriagan; que el portal de Toluca estaba ocupado en un día de Muertos sólo por mi elegante persona, y la más elegante de un nevero que quería se refrescaran los transeúntes en el mes de noviembre; y por último, que en el portal de San Juan del Río se sienta una mujer delante de un hachón con una olla de atole de anís y otra de tamales, y que también mi elegante persona, unida a la de otros jóvenes de capa romana, tomó su atole y sus tamales, y por poco le cuesta bajar a la negra, hórrida, lívida, tétrica y melancólica tumba.


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Publicado el 19 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

Los Ministerios

Manuel Payno


Cuento


Dicen que en Europa se llama lisa y peladamente ministerio, a la reunión de todos los miembros que se hallan encargados de los ramos de administración pública, y dicen también que esto es porque generalmente el hombre más influyente lleva la voz en los asuntos, y así se dice ministerio Mole, ministerio Mendizábal, etcétera. Si es esto verdad o no, díganlo los que han estado en Europa y han echado una ojeada al estado político de aquellos países. Aquí no sucede eso. Los cuatro ministros han conservado la independencia de sus funciones y obedecen y mandan a la vez, y sus nombres se imprimen con letra bastardilla en los diarios, sin que los redactores de ellos hayan tenido hasta hoy motivo para encabezar la parte política con «actos del ministerio fulano», sino actos del gobierno, y luego: «Cámara de Representantes y Corte Suprema de Justicia». Esto ha sucedido desde el establecimiento de la libertad, y la base de ella y de la Constitución, ha estado y está indicada en todos los periódicos.

Cada ministerio, pues, tiene una fisonomía particular en sus labores, en sus maneras, en sus empleados y en sus pretendientes.


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Publicado el 19 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

El Juicio Final

Manuel Payno


Cuento


—¿Con que todavía persiste usted en su incredulidad?

—De ninguna manera, amigo don Sempronio: creo a puño cerrado que ha de llegar un día fatal en que todo bicho que viva y que haya vivido, ha de levantarse con la cara muy larga, las mejillas pálidas y hundidas y los ojos descarriados, y ha de correr diestra y siniestra sin poder ocultarse de una justicia eterna que a todos medirá con igual rasero; mas no he visto ni los temblores de tierra, ni las tempestades, ni los terremotos, ni ninguna de esas señales que, según la Escritura, anunciarán el día terrible.

—¿No ha visto usted el cometa?

—Sí.

—¿Y los temblores de las Antillas?

—Sí.

—¿Y la guerra en Yucatán?

—Sí.

—¿Y las injusticias que cometen con nosotros nuestros hermanos carísimos del norte?

—Sí.

—¿Y la caída lastimosa de los que estaban en la cúspide del poder? —Sí.

—¿Y las cuestiones entre los que están en la cumbre del poder?

—Sí.

—Pues si éstas no son señales del juicio final, no sé qué más aguarda usted; y además si se quiere convencer prácticamente, venga usted conmigo.

Don Sempronio me condujo a la alacena de la esquina de los portales de Mercaderes y Agustinos. Yo le seguí, pensando que sería divertido efectivamente contemplar leyendo El Diario, La Colmena y El Siglo XIX, la aproximación del juicio final.

—Observe usted, amigo mío —me dijo con tono sepulcral—, y se conmoverá usted hasta el grado de derramar lágrimas de verdadera contrición.


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Publicado el 19 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

Judas

Manuel Payno


Cuento


¡Sábado de Gloria! ¡Repique!, ¡felicidades!, ¡judas! ¡Cómo permanecer fríos espectadores en medio de barullo tan descomunal! ¡Y nos, los más antiguos saltimbanquis literarios, entre todos los mandados hacer, entre tanto gracioso de adrede con su seudónimo al canto, que también párvulos como nosotros, se codean con Fígaro, y ven sobre el hombre al propio Curioso Parlante!

¡Sábado de Gloria! Hoy que se ha rasgado el velo del templo, y no obstante, tantas cosas están en tinieblas; hoy que se ha encendido una luz nueva en el altar, casualmente cuando se echa de ver que en el Congreso hubo tan poca; hoy que vuelven, ¡oh desgracia!, a aturdir las campanas, a recobrar su vigorosa entonación las trompetas, a insultar la miseria los carruajes soberbios, y a complicarse en eternas intrigas los simones.

Pues señor, en este momento solemne, que estalla el repique, corren despavoridos los canes, galopan los petimetres cabalgadores, y aun se escucha la alharaquienta matraca y el pregón de las aguas lojas, y de las rosquillas; ahora que los cohetes pueblan tronadores los aires, que las gentes andan de prisa, y se saludan festivas, que se felicitan los léperos con sendos golpes; fijamos la atención en los judas, en esos infelices muñecos de cartón que se mecen en los lazos de las esquinas, entre la algazara de la plebe y el turbulento gozo de los párvulos.

Judas, ya ustedes lectores carísimos saben quién es, aquel que metió la mano en el plato con Jesucristo, en la última cena, y con todo, lo vendió, cosa que todos los días sucede con los que comen nuestro pan. ¡Judas!, aquel que con un beso entregó a su Maestro: hoy se ha sustituido una presión de manos, un abrazo. ¡Y vender a Cristo por 30 dineros aquel mismo Judas que sin comprar siquiera un boleto de un concierto, se deshizo del precio de su infamia y se ahorcó! ¡Es decir, que no tenía pizca de filosofía, ni de táctica, ni de nada!


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Publicado el 19 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

Semana Santa

Manuel Payno


Cuento


¡Eh, señores, acabó el tiempo de la diversión y la holganza! Los teatros están cerrados, los toros cesan de ser martirizados en la famosa cuanto viejísima plaza del renombrado don Manuel Barrera, y ahora sigue el tiempo de la penitencia y de los refrescos. Las amables vendedoras de chía y orchata del portal de las Flores vuelven a instalarse en él, y se aproxima ya el tiempo santo en que se recuerdan los sublimes misterios de nuestra religión. Las iglesias se llenan de piadosas ancianas a escuchar cada viernes los sermones, y los venerables hermanos de las cofradías, con sus capas con vueltas y cuello de terciopelo encarnado acuden a los ejercicios nocturnos a darse suaves azoteras sin dejar de guardar las pesetas, como Dios manda.

¿Pero cree el piadoso lector que todo es piedad y devoción en esta gran ciudad de los Moctezumas, en tales días?… Al contrario, es una diversión anual religiosa, para la cual se hacen siempre en lo interior de las familias grandes preparativos… Las gentes que todo el año han acostumbrado su caldo con limón a medio día, y su molito de pecho para la cena, encuentran un positivo placer en sustituir a estos días los manjares acostumbrados con la capirotada y la sopa de frijoles, el revoltijo de romeritos, la torta de camarones, y en algunas partes el lujo llega hasta poner lonjas envueltas en huevo de saladísimo pescado róbalo y ensalada de lechuga o coliflor. Sólo los ricos suelen indigestarse con la comida de vigilia; y por sí y ante sí, y protestando que reconocen al papa, se dispensan de la vigilia.


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Publicado el 19 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

Para Mañana

Manuel Payno


Cuento


Cuando tengáis un poco de dinero desocupado, queridos lectores, y la resolución suficiente para exponeros al vómito de Veracruz y a los caprichos de ese pícaro mar, que algunas veces es más inconstante que una coqueta de quince años, dad una vueltecita por el extranjero. Si vais a los Estados Unidos, veréis entre otras cosas curiosas, atropellarse los hombres y las mujeres en los caminos de fierro, en los vapores, en las diligencias, en el teatro, en las calles; y si queréis la explicación de toda esta barahúnda, observad que todo lo hacen hoy. La mujer enamorada se casa hoy; el ladrón ratero es arrestado hoy; el comerciante concluye su negocio hoy; el proyectista realiza su proyecto hoy. En Inglaterra ya se sabe que es lo mismo, y ninguno de los nobles lores guarda sus vinos para mañana, sino que se los beben todas las tardes.

Pero los descendientes de los antiguos hidalgos españoles, vivimos muy despacio y muy a la bartola, para apresurarnos a concluir nuestros negocios hoy.

Si va un pretendiente al ministerio a agitar el despacho de la centésima solicitud que tiene presentada, para que le paguen íntegro por haberse incorporado en la Villa de Guadalupe con el ejército Trigarante, el oficial, agobiado de fatiga, teniendo con una mano que manejar los papeles, mientras con la otra se limpia los dientes con un popote, pues acaba de almorzar, le dice:

—Es imposible despachar a usted, amigo mío; tengo un mundo de quehacer, y los papeles me ahogan. Son las dos de la tarde, y no hay tiempo para nada. Me voy a acordar con el ministro.

—Señor: con ésta van treinta solicitudes que presento, y todas se han perdido.

—Pues bien, para mañana sin falta buscaré la solicitud.

—Y ¿cuándo estará despachada?

—Para mañana también.

—Es decir, que confío en que usted…


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Publicado el 19 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

Semana Santa

Manuel Payno


Cuento


La Nochebuena se anuncia con los pitos y los panderos; el Corpus, con la tarasca, los dátiles y la abundancia de fruta; la Semana Santa viene precedida del monótono y descompasado ruido de las matracas. La Semana Santa en Roma será magnífica, menos hoy, que el santo padre está en tierras extrañas; pero como nuestro ánimo en este artículo no es dar una idea de lo que pasa en otras partes en la Semana Santa, seguimos adelante, pidiendo a nuestros lectores nos dispensen esta falta de erudición. Queremos solamente consignar un recuerdo de nuestras costumbres, no trazando un cuadro, sino haciendo siquiera un bosquejo.

Desde el viernes de Dolores comienzan en México las santas festividades. En la mayor parte de las casas ponen altar.

Explicaremos lo que es un altar en una casa.

Se busca la mesa más grande, luego otra más chica, luego otra más pequeña, y se echa finalmente mano del baúl más diminuto que hay en la casa. La mesa grande se coloca regularmente contra la pared, en el fondo de la sala. Sobre la mesa grande se pone la chica, y así sucesivamente, hasta que le llega su turno al baulito, que tiene su lugar en la cúspide.

Todas estas mesas se revisten de sobrecamas, de tápalos de seda y burato, y de pañuelos de seda. El altar queda ya completo; pero los roperos de las niñas de la casa un poco vacíos.

Entapizan además la pared, con algunas cortinas blancas, que llenan de rosas artificiales. En la cúspide del altar colocan una Virgen de los Dolores, y arriba de la Virgen un Cristo crucificado.


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Publicado el 19 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

Los Pretendientes del Café

Manuel Payno


Cuento


En una noche de estas que tienen los días de la semana, en que a los filarmónicos del salón de la ópera italiana no les place repetirnos la tan celebrada Lucrecia de Borgia o Beatrice de Tenda y en que los artistas dramáticos de los corrales de Nuevo México y Principal no están de humor para representarnos la famosa comedia de magia La pata de cabra, o algún vaudeville francés lleno de galicismos, me envolví en una senda cuanto vieja capa, me dirigí


con el ceño hasta la frente
y el sombrero hasta los ojos,
 

a uno de esos espléndidos cafés llenos de cristales, de espejos, de bujías y de cuadros dorados, y como cosa muy natural en estos tiempos, no tenía un real de plata con que tomar chocolate, me contenté con oír las acaloradas conversaciones sobre política, literatura y bellas artes que se suscitan noche con noche en parajes semejantes.


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Una Visita

Manuel Payno


Cuento


Eran las diez de la mañana, y me hallaba yo en pie en la boca del portal de Mercaderes, pensando a cuál de las muchas visitas que tenía que hacer iría primero. Saqué de la faltriquera una porción de cartas de recomendación, y comencé a revisar sus rótulos: «A la señora doña…» No es hora de esta visita, dije para mí, porque ésta es una de tantas señoras que va a la comedia, después a una tertulia, después llega a su casa, y gasta dos horas en quitarse los adornos y preparar los del día siguiente; en una palabra, es señora de tono, y por consiguiente duerme hasta las doce del día. Leí otro sobre: «Al señor don Espiridión Rivadullo». ¡Oh!, este señor sólo a la hora de comer puede encontrarse, porque como es agiotista, corre desde las seis de la mañana de casa del ministro a los almacenes de comercio, de los almacenes a la tesorería general, de la tesorería general a la aduana, de donde al fin sale el pobrecito con ocho o diez cargadores con dinero, y va a su casa rendido de fatiga, sin haber sacado más provecho que 8 o 10 000 pesos de ganancia. Pero para no molestar la atención del lector, diré que después de examinar muchos sobrescritos, me pareció la hora inoportuna y me decidía a marcharme al Ateneo a leer con permiso del conserje algunos periódicos, cuando fijé la atención en una carta, cuyo sobre decía: «A don Jacinto Rebollo, empleado en la oficina de rezagos. México. Calle de Zapateros número 4, vivienda interior», y dije: Ahora sí comencé mis visitas, porque los empleados entran a las once a sus oficinas, y precisamente ésta es hora muy oportuna para buscar a mi don Jacinto. Eché a andar, y llegué a la calle de Zapateros, no sin haber recogido antes mucho polvo y algunas chinches de los petates que sacudían con un palo en la puerta de las accesorias.


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La Casa de Vecindad

Manuel Payno


Cuento


Esas señoras que andan siempre en soberbios landós, que van a la comedia, a la ópera, a las tertulias, deben tener una vida muy agitada. El vivir en una gran casa amueblada lujosamente, el ver la luz al través de vidrios verdes, el alumbrarse con esperma, el pisar alfombras, el descansar en doradas camas, como que ofende a la miseria de esos pobres que se ven por las calles y apenas tienen unos miserables harapos con que cubrirse. La conciencia no puede estar tranquila. La vida, la vida media es lo que hay: se goza de calma, de tranquilidad: una modesta casita, un ajuar de la calle de la Canoa, pocos criados, y 50, 80, 100 pesos seguros para el puchero, constituyen la felicidad de una familia. Tales eran las razones que con tono melancólico decía yo a mi querida Adelaida, razones que encierran a poco que el lector fije su atención, la más profunda filosofía, pero de esa filosofía a que apela el jugador cuando pierde, el político cuando cae, y el enamorado cuando lo desprecian; de esa filosofía que nos engaña a nosotros mismos, y que constituye una lucha entre los labios y el corazón. Pero con sinceridad o sin ella, yo estaba en el caso de predicar las ventajas de la medianía a mi Adelaida, porque mi posición por una de tantas vueltas que da este pícaro mundo, me ponía en necesidad de renunciar a la casa sola, a los vidrios de colores, a los sofás de cerda y a decidirme a entrar a esa vida media tan ventajosa y tan dulce.

—¿Has escuchado, Adelaida?… la vida retirada, una modesta casita. Ponte tu tápalo y vamos a buscarla esta misma tarde, pues los escribanos, jueces, procuradores, ministro ejecutor y toda la demás honradísima gente de esa clase, vendrán mañana, y…


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Publicado el 19 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

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