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editor: Edu Robsy fecha: 23-10-2021 contiene: 'u'


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Artículos Ligeros sobre Asuntos Trascendentales

José Tomás de Cuéllar


Artículo, crónica


Los faroles

No es nuestro ánimo tratar aquí de los hombres vacíos á quienes el mundo llama faroles, ni de autoridades caricaturescas á quienes suele llamárseles farolones, ni tampoco de aquéllos á quienes por vanos, pretenciosos y farsantes se les dice faroleros. Lejos de nosotros tan mezquinas personalidades. Vamos á ocuparnos simplemente de la importancia social del farol; mueble cuya principal calidad es estar vacío, y que á nosotros se nos antoja que está lleno de muchas cosas importantes, curiosas y buenas de contarse, por ser un tanto cuanto trascendentales.

Los mexicanos de la presente y de las pasadas generaciones, á contar de algún tiempo después de la conquista, hemos nacido viendo faroles: solo que, desde el tiempo de los virreyes hasta la independencia y poco después, los faroles tenían para nosotros casi exclusivamente esta significación: la iglesia. El culto católico fué, mientras pudo, introductor, mantenedor y consumidor de los faroles.

Los faroleros (hablamos, se entiende, de los constructores de faroles, y no de las personas de quienes desde un principio dijimos que no queríamos hablar) los faroleros, pues, han debido ser dos veces afectos al culto; porque este culto con faroles, era además de su religión, su subsistencia.

Ya se recordará que esta dichosa capital, con sus doscientas iglesias, sus doscientas fiestas titulares, sus doscientos novenarios y octavarios, en todo lo que, lo primero indispensable eran los faroles, debió llegar á acopiarlos en cantidades fabulosas.


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Dominio público
230 págs. / 6 horas, 43 minutos / 80 visitas.

Publicado el 23 de octubre de 2021 por Edu Robsy.

La Miosotis, ó no me Olvides

Christoph von Schmid


Cuento infantil


Había una joven, llamada Emilia, de un carácter muy bueno y generoso, de suerte que compartía de muy buena voluntad con los demás todo lo que ella poseía. Arreglaba vestiditos para las pobres criaturas abandonadas; enviaba alimentos á los pobres enfermos, ó iba muy amenudo á llevárselo ella misma; finalmente su mayor placer era el de aliviar con su dinero al que lo había menester. Pero lo que se hace extraño, es que con tan buen corazón, atormentaba todavía á mucha gente; porque era extremadamente descuidada, y lo que hoy prometía, mañana lo tenía completamente olvidado, Le sucedía muchas veces, por ejemplo, que gastaba todo su dinero en cosas inútiles; y cuando un pobre le pedía una limosna, veía con sentimiento lo malamente que había empleado aquel dinero, y el bien que entonces estaba privada de hacer. Otras veces abandonaba enteramente las hermosas macetas de flores que tenía en la ventana de su palacio; y faltas de riego, se secaban dando pesadumbre á su madre; y hasta por pereza dejaba morir de hambre á sus canarios, ella que hubiera sufrido tanto viendo padecer á otra cualquiera criatura.

Muy cerca del castillo, vivía una pobre joven llamada Sofía. Su padre, que en otro tiempo se había distinguido en el servicio de las armas, se Inutilizó á causa de las heridas y fatigas que llevaba; y retirado en el campo, esperaba vivir modestamente con su pequeña pensión. Hacía más de un año que estaba en su casita, y todavía no había percibido nada de esta pensión, tan malamente era satisfecha.


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5 págs. / 8 minutos / 79 visitas.

Publicado el 23 de octubre de 2021 por Edu Robsy.

La Bellorita

Christoph von Schmid


Cuento infantil


Había una joven, llamada Emilia, de un carácter muy bueno y generoso, de suerte que compartía de muy buena voluntad con los demás todo lo que ella poseía. Arreglaba vestiditos para las pobres criaturas abandonadas; enviaba alimentos á los pobres enfermos, ó iba muy amenudo á llevárselo ella misma; finalmente su mayor placer era el de aliviar con su dinero al que lo había menester. Pero lo que se hace extraño, es que con tan buen corazón, atormentaba todavía á mucha gente; porque era extremadamente descuidada, y lo que hoy prometía, mañana lo tenía completamente olvidado, Le sucedía muchas veces, por ejemplo, que gastaba todo su dinero en cosas inútiles; y cuando un pobre le pedía una limosna, veía con sentimiento lo malamente que había empleado aquel dinero, y el bien que entonces estaba privada de hacer. Otras veces abandonaba enteramente las hermosas macetas de flores que tenía en la ventana de su palacio; y faltas de riego, se secaban dando pesadumbre á su madre; y hasta por pereza dejaba morir de hambre á sus canarios, ella que hubiera sufrido tanto viendo padecer á otra cualquiera criatura.

Muy cerca del castillo, vivía una pobre joven llamada Sofía. Su padre, que en otro tiempo se había distinguido en el servicio de las armas, se Inutilizó á causa de las heridas y fatigas que llevaba; y retirado en el campo, esperaba vivir modestamente con su pequeña pensión. Hacía más de un año que estaba en su casita, y todavía no había percibido nada de esta pensión, tan malamente era satisfecha.


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5 págs. / 8 minutos / 68 visitas.

Publicado el 23 de octubre de 2021 por Edu Robsy.

Los Cangrejos

Christoph von Schmid


Cuento infantil


Catalina, era una joven muy amable, aplicarla, laboriosa, y bastante bien educada; pero tenía un gran defecto: el de ser extremadamente golosa. Sus padres tenían la tienda más hermosa de una pequeña población; y siendo todavía muy niña Catalina, ya no podía resistir á la tentación de visitar los cajones de la tienda, y tomar algunas almendras, higos y pasas. Cuando fué más crecida, vendía secretamente un pedazo de tafetán ó de algodón, ó alguna vara de cinta ó de encaje, á fin de comprarse alguna golosina: y cuando por la tarde salían sus padres á paseo, entonces tenía grande gusto en tomarse una taza de té ó de chocolate, ó en asar y comerse un pichón ó un pollito.

Un día, salió su padre del pueblo para ciertos negocios, y la madre fué convidada á unas bodas. Según su costumbre, quiso aprovecharse Catalina de aquella libertad en que la dejaban; convidó á tres amigan suyas á que la visitaran, y las ofrece café, tortas, uvas y atrae frutas, un hermoso mazapán, y buen vino de Málaga; en una palabra, puso la mesa cubista de cosas buenas en tal modo; que apenas había sitio para otro plato. Las cuatro jóvenes comenzaron á aficionarse á la comida, y empezaron á reir y á conversar; pero he ahí que á la mitad de la fiesta se abre de repente la puerta y aparece la madre de Catalina seguida de otra señora. Las tres convidadas se levantaron estupefactas, y Catalina hubiera querido sepultarse bajo la tierra. Su madre se calló por el momento, y se fué con aquella persona al almacén. Esta era una señora campesina que también había sido convidada á las bodas, y que después de comer quiso aprovechar la ocasión y hacer algunas compras.


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6 págs. / 11 minutos / 69 visitas.

Publicado el 23 de octubre de 2021 por Edu Robsy.

La Torta

Christoph von Schmid


Cuento infantil


Fritz era un niño de diez años, vivo y despejado, hijo del cazador de Grunental. Un día su padre tenía que llevar una carta al propietario de Laroche, castillo situado entre espesos bosques, y en el corazón de unas montañas salvajes—Difícilmente podré hacer este camino,—dijo el cazador.—No hace mucho que me lastimé un pie, que no tengo curado todavía, y hay tres leguas largas desde aquí á Laroche; pero como precisamente me lo manda mi amo, debo obedecer.

Oyendo estas palabras de su padre, le contestó Fritz:—Deme V. su comisión, y la cumpliré por V. Si bien es verdad que pasa el camino entre dos espesos bosques, pero esto no me da miedo alguno, Lo conozco todo, hasta la piedra, que forma nuestros límites; lo encontraré, y entregaré la carta.

—Pues, anda,—continuó su padre:—pero cuidado; que pongas la carta en manos propias: encierra mucho dinero, y seguramente que te darán una propina.

Y enseguida le explicó minuciosamente el camino, Fritz tomó su saquito de caza y su pequeña carabina, y emprendió el camino.

Llegó felizmente al castillo de Laroche y suplicó á los criados que lo comunicaran á su dueño. Subió magníficas y largas escaleras de piedra, y entró en una bellísima habitación. El señor del castillo estaba entonces ocupado en el juego de naipes. Fritz se inclinó profundamente en su presencia, y le entregó la carta que contenía una crecida cantidad. El caballero se levanta; pasa á su escritorio, escribe algunas palabras que entrega á Fritz, y se sienta otra vez al juego diciéndole estas palabras:—Está muy bien: puedes partir, que yo más tarde ya enviaré otra contestación.


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9 págs. / 16 minutos / 75 visitas.

Publicado el 23 de octubre de 2021 por Edu Robsy.

La Capilla de Bosque

Christoph von Schmid


Cuento infantil


Habiendo terminado su aprendizaje de calderero un joven sano y vigoroso, llamado Conrado Erliebe, tomó el partido de viajar por espacio de tres años, á fin de perfeccionarse en su profesión.

Vestía sencillo, pero decentemente; y echada á las espaldas su maleta, y apoyándose en su palo á modo de peregrino, emprendió alegremente su viaje. Hacía ya algunas horas qué estaba caminando, á pesar de ser un día caluroso de verano, cuando se encontró de repente en el corazón de un espeso bosque.

En vano procuró dejarlo; bien pronto quedó perdido enteramente; vagó por largo tiempo á la ventura, sin que pudiese encontrar el menor rastro de camino. El sol iba á ocultarse en las próximas montañas, é iba ya Conrado á entregarse á la inquietud y la tristeza, cuando advirtió á lo lejos el campanario de una capillita que se levantaba por sobre de unos melancólicos abetos, y al cual tocaban todavía los últimos rayos del sol. Tomó aquella dirección y en breve dió con un camino que le condujo al pie de la capilla, situada sobre una eminencia coronada de fresco verdor.

A su vista, recordó Conrado los consejos de su padre, que acostumbraba decirle: «Hijo mío; si está en tu mano, jamás pases por una capilla abierta, sin entrar y orar en ella. Piensa que ha sido construida para servir la adoración de Dios; y que su elevado campanario es para nosotros á la manera de un dedo que nos muestra el cielo. Cómo podrías, pues, pasar por alto ninguna ocasión de levantar tu alma á Dios y arrodillarte en la presencia de nuestro bienhechor supremo? Un cuadro que llame tu atención; una sentencia que leas por curiosidad, pueden inspirarte, sin que tú lo adviertas, valor y una santa confianza, y hacer que nazcan en tí las más santas resoluciones».


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12 págs. / 21 minutos / 105 visitas.

Publicado el 23 de octubre de 2021 por Edu Robsy.

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