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Antonia Canta

E.T.A. Hoffmann


Cuento


Aquella noche, los miembros del regocijado Club Serapion habían comparecido puntualmente en casa de Teodoro. El viento invernal corría en anchas ráfagas, se retorcía en torbellino y con lágrimas de nieve atizaba los cristales mal asegurados en sus ribeteadas emplomaduras. Menos mal que resplandecía en la habitación, debajo del revellín de la vieja chimenea, una ancha solera de brasas; su cálida luz acariciaba con innumerables reflejos los muebles severos de obscuro color que contrastaban con la rebosante alegría de sus dueños. Pronto humean las pipas y los reunidos se colocan, en orden de edad, alrededor de la vasija del ponche de la amistad, lamida por las llamas. No falta nadie. El decano tiene allí a todos sus invitados. La copa de Bohemia se llena y pasa de mano en mano, la conversación agota sus recursos y se renuevan de cabo a cabo de la velada el ponche y las anécdotas, hasta que, exaltadas las imaginaciones, llegan a las zonas más elevadas de la excentricidad.

—Querido Teodoro —exclama de pronto uno de los reunidos, jovial vividor—, la conversación va a decaer si tú no la atizas con una de tus historias, pero algo raro, ¿me entiendes?, algo que sea al mismo tiempo sentimental, fantástico y antinarcótico.

—Brindemos —dice Teodoro— y voy a complaceros. Se trata de una anécdota, no poco chocante, de la vida del consejero Krespel. Ese digno personaje, que ha existido como vosotros y como yo, era, no hay duda, el hombre más singular que en todos los días de mi vida haya visto. Llegaba yo a las aulas de la Universidad de H… con el propósito de cursar Filosofía, cuando corrían de boca en boca por allí las particularidades del consejero Krespel. ¡Qué hombre más desconcertante! Sabed, por otra parte, que el consejero Krespel gozaba en aquella época de una reputación excepcional como sabio jurista y por su destreza como diplomático.


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20 págs. / 36 minutos / 137 visitas.

Publicado el 11 de febrero de 2018 por Edu Robsy.

La Trágica Historia del Doctor Fausto

Christopher Marlow


Teatro


PERSONAJES

CORO
DOCTOR FAUSTO
VALDÉS
AMIGOS DE FAUSTO
CORNELIO WAGNER, CRIADO DE FAUSTO
ROBIN RALPH
UN PAYASO UN
TABERNERO
UN CHALAN
ESTUDIANTE PRIMERO
ESTUDIANTE SEGUNDO
ESTUDIANTE TERCERO
EL PAPA
EL CARDENAL DE LORENA
EL EMPERADOR
UN CABALLERO DEL SÉQUITO IMPERIAL
EL DUQUE DE VANHOLT
LA DUQUESA DE VANHOLT
UN VIEJO
CRIADOS, ETC.
MEFISTÓFELES
LUCIFER
BELCEBÚ
ÁNGEL BUENO
ÁNGEL MALO
DIABLO
LOS SIETE PECADOS CAPITALES
ESPÍRITUS QUE ASUMEN LA FORMA DE ALEJANDRO MAGNO, SU AMANTE Y ELENA DE TROYA

ENTRA EL CORO

No andando por los campos de Trasimeno, donde Marte acompañó a los cartagineses; no entreteniéndose en retozos de amor en regias cortes donde se derroca el estado; no tampoco en la pompa de soberbias y audaces proezas se propone nuestra Musa pronunciar sus celestiales versos. Sólo una cosa señores, deseamos ejecutar, y es trazar las fortunas de Fausto, buenas o malas. A vuestros pacientes juicios apelamos para el aplauso, empezando por hablar de Fausto en su infancia. He aquí que nació, de padres de origen humilde, en una ciudad alemana llamada Rhodes. Siendo de más maduros años pasó a Wurtenberg, donde sus parientes le educaron. Pronto se aventajó en teología, obteniendo los frutos de la escolástica, con lo que en breve fuele otorgado el grado de doctor. Excedió a todos aquellos cuyo deleite consiste en discutir los celestes asuntos de la teología, hasta que, ensoberbecido por su inteligencia y amor propio, con alas de cera se elevó más allá de donde podía, y, al ellas derretirse, tramaron los cielos su caída. Por lo cual, dando en diabólicas ejercitaciones y saciándose de los dorados dones de la cultura, entró en la maldita necromancia. Nada fue tan dulce para él como la magia, que prefirió a las mayores felicidades. Este es el hombre de que aquí se trata.


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39 págs. / 1 hora, 8 minutos / 1.423 visitas.

Publicado el 20 de febrero de 2018 por Edu Robsy.

Las Coéforas

Esquilo


Teatro, Tragedia, Tragedia griega


Personajes del drama

Orestes, hermano de Electra
Pílades, amigo de Orestes
Coro de esclavas troyanas
Electra, hermana de Orestes
Criado
Clitemnestra, madre de Electra y Orestes
Nodriza
Egisto, amante de Clitemnestra
 

Las coéforas

(Salen a escena ORESTES y PÍLADES. El primero se acerca a la tumba de AGAMENÓN y reza).

ORESTES. ¡Oh Hermes subterráneo, considera todo el poder que tenía mi padre, y sé mi salvador, sé mi aliado! Yo te lo imploro, pues llego a esta tierra, regreso de mi exilio. De pie junto a esta tumba, yo a mi padre suplico que me atienda, que me escuche. A Ínaco este bucle, por haberme criado, yo le ofrendo, y este otro como ofrenda de duelo, pues no estuve a tu lado, para llorarte, padre, en tu muerte ni levanté los brazos al enterrar tus despojos mortales.

(Se corta un bucle y lo deposita ante la tumba).

Pero, ¿qué es lo que estoy viendo? ¿Qué significa este grupo de mujeres, que, cubiertas con sus enlutados velos se dirigen a este punto? ¿A qué habré de referirlo? ¿Quizá una nueva desgracia le ha ocurrido a este palacio? ¿O acertaré si imagino que libaciones que calman a los muertos, se encaminan para ofrendar a mi padre? Sin duda, no es otra cosa: me parece que es mi hermana ELECTRA la que hacia aquí con ellas acude. Me lo confirma el dolorido aspecto que ellas presentan. ¡Oh Zeus, que pueda vengar yo la muerte de mi padre! Dígnate tú ser mi aliado. Pílades, ya de su vista alejémonos, que pueda conocer bien claramente qué lo que esta procesión de mujeres significa.

(Entra el CORO. Entre tanto los dos se ocultan en unos matorrales).

CORO.


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28 págs. / 49 minutos / 1.165 visitas.

Publicado el 4 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

El Pretendiente Americano

Mark Twain


Novela


Nota aclaratoria

El coronel Mulberry Sellers, que ahora volvemos a presentar ante el público, es el mismo personaje que apareció hace años con el nombre de Eschol Sellers en la primera edición del relato titulado La época dorada, con el de Beriah Sellers en las subsiguientes ediciones del mismo libro y finalmente con el de Mulberry Sellers en la obra representada por John T. Raymond.

El nombre hubo de ser cambiado de Eschol a Beriah para complacer a un Eschol Sellers que surgió de las vastas profundidades del espacio infinito formulando una protesta respaldada con la amenaza de un pleito por libelo; todo lo cual hizo aconsejable complacerlo, y con ello se esfumó. En la obra, el nombre de Beriah cayó para satisfacer a otro espécimen de la misma raza, y Mulberry fue escogido en la creencia de que los demandantes se habrían cansado y lo dejarían pasar sin más objeciones. Desde entonces ha ocupado su lugar en total armonía, por lo que correremos el riesgo de presentarlo de nuevo, esta vez razonablemente tranquilos bajo el amparo de la Ley de Limitaciones.

Mark Twain

Hartford, 1891

El tiempo en este libro

El tiempo no aparece en este libro. Ésta es una tentativa de novela sin tiempo. Y, como primera tentativa de esta especie en la literatura de ficción, el fracaso es una posibilidad; pero a alguna persona endiabladamente atrevida le pareció apropiado intentarlo, y el autor estuvo en plena sintonía con ella.

A menudo, un lector ha tratado de leer un relato y no ha sido capaz de hacerlo debido a las trabajosas descripciones del tiempo. Nada interrumpe más la tarea del autor que tener que detenerse cada pocas páginas para ocuparse del tiempo. Por tanto, es un hecho palmario que las persistentes intrusiones del tiempo son perjudiciales tanto para el lector como para el autor.


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196 págs. / 5 horas, 43 minutos / 154 visitas.

Publicado el 11 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

Mercator

Plauto


Teatro, comedia


Personajes

CARINO, joven.
ACANTIÓN, esclavo de Carino.
DEMIFÓN, viejo, padre de Carino.
LISIMACO, viejo, amigo de Demifón.
UN ESCLAVO.
EUTICO, joven, hijo de Lisímaco y amigo de Carino.
PASICOMPSA, cortesana.
DORIPA, mujer de Lisímaco.
SIRA, vieja esclava de Doripa.
UN COCINERO.

La acción transcurre en Atenas.

Argumento

Argumento I

Un joven, a quien su padre había enviado a un viaje de negocios, compra y lleva a su patria a la vuelta a una muchacha muy linda. Al verla, pregunta el viejo quién es, y el esclavo se inventa que su joven amo la ha comprado como esclava para la madre. El viejo se enamora de ella, hace como que la vende y se la entrega a un vecino; la mujer de éste se piensa que le han metido una amiga en su casa. Un amigo del joven Carino le hace desistir a éste de su propósito de marcharse al destierro tras encontrar a su amiga.

Argumento II

Viendo la vida de disipación que lleva su hijo, decide el padre mandarlo a un viaje de negocios. Allí, en el extranjero, se enamora de la esclava de un amigo y la lleva consigo a su vuelta a casa. Llega y salta de la nave. Se presenta el padre y queda perdidamente enamorado de la esclava nada más verla. Pregunta que de quién es. El esclavo del hijo le dice que la ha comprado éste para esclava de la madre. El viejo va a lo suyo, y le ruega al hijo que venda a la joven a un amigo suyo; el hijo, por su parte, le dice que no, sino a uno suyo, que es en su caso el hijo de un vecino y el propio vecino en el caso del viejo. El viejo se adelanta a efectuar la compra de la muchacha. La mujer del vecino la sorprende en su casa, la toma por una amiga del marido y la emprende contra él. El joven, desesperado, decide abandonar la patria, pero se lo impide su amigo, que junto con su padre consigue del padre del joven que renuncie a favor del hijo.


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45 págs. / 1 hora, 19 minutos / 247 visitas.

Publicado el 14 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

Apología

Apuleyo


Filosofía


Exordio

Yo estaba seguro y consideraba como cierto, ¡oh Claudio Máximo y cuantos formáis parte del consejo asesor!, que Sicinio Emiliano, anciano de insensatez bien notoria, dada la inexistencia de cargos fundados, trataría de llevar adelante, sólo a base de invectivas injuriosas, la acusación que ante ti ha formulado contra mí, antes de haberla meditado seriamente consigo mismo. Cualquier inocente puede, en efecto, ser acusado, pero no puede probarse su culpabilidad, si no es verdaderamente culpable. Confiado, sobre todo, en este principio, me felicito, a fe mía, por haberme caído en suerte la amplia posibilidad de defender la pureza de la filosofía frente a los ignorantes y de probar mi inocencia ante un juez como tú. Aunque estas acusaciones calumniosas, así como a primera vista son graves, así también, por imprevistas, han agravado la dificultad de defenderse de ellas. Pues, como bien recuerdas, hace cuatro o cinco días, al disponerme a defender, en interés de mi esposa Pudentila, la causa contra los Granios, cuando menos me lo esperaba, los abogados de Emiliano. tal como lo habían acordado, comenzaron a colmarme de injurias, a acusarme de maleficios mágicos y, por último, de la muerte de mi hijastro Ponciano. Al darme cuenta de que los cargos de que se me hacía objeto no tenían relación alguna con tal proceso, sino que se proferían acusaciones calumniosas, para suscitar un escándalo, tomé la iniciativa y, con mis constantes requerimientos, los intimé a presentar una acusación en toda regla. Pero, entonces, Emiliano, al ver que tú también te habías indignado sobremanera y que de las simples palabras se había pasado a una acción judicial, como desconfiaba del éxito, comenzó a buscarle un refugio a su ligereza.


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123 págs. / 3 horas, 36 minutos / 377 visitas.

Publicado el 15 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

El Eterno Marido

Fiódor Mijáilovich Dostoyevski


Novela


I. Veltchaninov

Entrábase ya el verano, y Veltchaninov, muy en contra de lo que esperaba, veíase todavía en Petersburgo. Su viaje al sur de Rusia no se le había arreglado, y su pleito no llevaba trazas de concluir. El asunto —un litigio sobre propiedad de unas tierras— tomaba mal cariz. Tres meses antes parecía sencillísimo, sin sombra de duda, y he aquí que, bruscamente, todo cambiaba. «Por otra parte, lo mismo ocurre con todo; hoy, todo se tuerce», repetíase sin cesar a sí mismo, malhumorado.

Había acudido a un abogado muy ducho, caro y de fama, sin escatimar honorarios; pero, empujado por la impaciencia y la desconfianza, dio en ocuparse por sí mismo del asunto, escribiendo papeles que el abogado se apresuraba a escamotear, corriendo de tribunal en tribunal, haciendo averiguaciones inútiles, y en realidad entorpeciéndolo todo. Al fin, el abogado no pudo menos de quejarse y de aconsejarle que se fuera a pasar una temporada al campo.


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168 págs. / 4 horas, 55 minutos / 498 visitas.

Publicado el 31 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

Don Juan

Molière


Teatro


Personajes

DON JUAN, hijo de Don Luis
SGANARELLE, criado de Don Juan
ELVIRA, esposa de Don Juan
GUZMÁN, escudero de Elvira
DON CARLOS, hermano de Elvira
DON ALONSO, hermano de Elvira
DON LUIS, Padre de Don Juan
FRANCISCO, mendigo
CARLOTA, aldeana
MATURINA, aldeana
PERICO, aldeano
LA ESTATUA DEL COMEDIANTE
LA VIOLETA, criado de Don Juan
RAGOTÍN, criado de Don Juan
DON DOMINGO, mercader
LA REMÉE, espadachín
SÉQUITO DE DON JUAN
SÉQUITO DE DON CARLOS y DON ALFONSO, hermanos
UN ESPECTRO

Acto primero

Escena I

SGANARELLE y GUZMÁN

La escena representa un palacio


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53 págs. / 1 hora, 32 minutos / 656 visitas.

Publicado el 8 de abril de 2018 por Edu Robsy.

Vida y Muerte de Mina de Vanghel

Stendhal


Cuento


Cuento imitado del danés, del señor Oehlenschläger

El traductor no supo de este cuento sino por las fogosas críticas de los diarios alemanes, a quienes les parece inmoral el autor, al que reprochan su «sistema». Hemos intentado limar el bulto de esos defectos.

Mina de Vanghel nació en la tierra de la filosofía y de la imaginación, en Kœnigsberg. A finales de la campaña de Francia, en 1814, el conde de Vanghel, general prusiano, se apartó súbitamente de la corte y del ejército. Una noche, estando en Craonne, en Champaña, tras un combate cruento en que las tropas a sus órdenes se habían hecho acerbamente con la victoria, le asaltó una duda: ¿tiene derecho un pueblo a cambiar la forma íntima y racional según la cual desea otro pueblo regular su existencia material y moral? Preocupado por esta trascendental cuestión, el general decidió no volver a desenvainar la espada antes de tenerla resuelta; se retiró a sus posesiones de Kœnigsberg.

La policía de Berlín lo vigilaba de cerca y el conde de Vanghel no se ocupó ya sino de sus meditaciones filosóficas y de Mina, su hija única. Murió pocos años después, joven aún, dejándole a su hija una inmensa fortuna y dejándola también en desgracia en la corte, lo que no es baladí en la orgullosa Germania. Cierto es que, como pararrayos contra esa desdicha, Mina de Vanghel contaba con uno de los apellidos más nobles de la Alemania oriental. Solo tenía dieciséis años; pero lo que por ella sentían ya los militares jóvenes con los que se trataba su padre rayaba en la veneración y el entusiasmo. Les gustaba el temperamento novelesco y adusto que le brillaba a veces en la mirada.


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43 págs. / 1 hora, 16 minutos / 62 visitas.

Publicado el 16 de abril de 2018 por Edu Robsy.

Rosa y Verde

Stendhal


Novela corta


Capítulo I

Fue a finales de 183… cuando el conde von Landek, general de división, regresó a Kœnigsberg, su patria; llevaba años con un empleo en el cuerpo diplomático prusiano. Llegaba en aquellos momentos de París. Era un hombre bastante bonachón que tiempo atrás, en la guerra, había demostrado que era valiente; ahora estaba casi siempre asustado; temía no ser todo lo ocurrente que parece necesario para un cargo de embajador —el señor de Tayllerand echó a perder el oficio— y además creía que resultaba ocurrente si hablaba sin parar. El general von Landek tenía una forma más de destacar, y era el patriotismo; se ponía rojo de ira, por ejemplo, siempre que se topaba con el recuerdo de Jena. Hacía poco, al regresar a Kœnigsberg, dio un rodeo de más de treinta leguas para no pasar por Prenzlow, esa ciudad pequeña en donde un cuerpo de ejército prusiano depuso las armas ante unos cuantos destacamentos del ejército francés allá por la época de Jena.

Para el bueno del general, legítimo poseedor de siete cruces y dos medallas, el amor a la patria no consistía en hacer a Prusia feliz y libre, sino en vengarla por segunda vez de la fatal derrota que ya hemos mencionado.


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90 págs. / 2 horas, 38 minutos / 291 visitas.

Publicado el 16 de abril de 2018 por Edu Robsy.

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