Textos más populares este mes publicados por Francisco A. Baldarena que contienen 'u' | pág. 2

Mostrando 11 a 20 de 170 textos encontrados.


Buscador de títulos

editor: Francisco A. Baldarena contiene: 'u'


12345

El Niño-Rolando

Francisco A. Baldarena


cuento


A cada dos o tres minutos, la señora Marlos, sentada junto a dos grandes valijas en la sala VIP del aeropuerto de Paris —una con los regalos para su gran descendencia, dos hijos, dos nueras y cinco nietos, todos varones, y la otra con sus cosas personales—, miraba con impaciencia la hora; le urgía tomar el avión y llegar de una vez por todas al sosiego de su departamento en Nueva York. Cuando no miraba la hora, la señora Marlos miraba más allá de los cristales de la sala, sin ningún interés en especial. En una de las tantas cabeceadas, cerca de la zona de check-in, vio un matrimonio con su pequeño hijito, sentado al lado de la madre. De pronto su corazón disparó; el rostro del niño era idéntico al de su tercer hijo, ya lejano y perdido para siempre hacía más de veinte años atrás, cuando una gripe mal curada se lo arrebató de las manos. Tendía, ese niño, más o menos la misma edad que su hijo al morir. 

 Inmediatamente, la señora Marlos abandonó la sala con las dos valijas rodando a su lado y fue a sentarse lo más cerca del niño que pudo, pues no había en ese momento muchos asientos vacíos disponibles. 

 Y sí, viéndolo más de cerca, el parecido con Rolando era abrumador, y cuanto más lo miraba, más ganas tenía de acercarse a él y abrazarlo como lo había hecho tantas veces con su añorado hijito. 

 «Rolando, hijito mío», murmuró en cierto momento, pero tan bajito que solo ella pudo oírse. 


Leer / Descargar texto

Creative Commons
3 págs. / 6 minutos / 252 visitas.

Publicado el 30 de agosto de 2021 por Francisco A. Baldarena .

Antonio, o el Desconocimiento del Amor

Francisco A. Baldarena


cuento


«Y he aprendido que amar a dos 

Es igual a no amar a ninguna.» 

Caramelos de Cianuro 



LA INVITACIÓN 


Mientras no aparecía nadie, yo me entretenía jugando solo a la bolita en la vereda de mi casa, una ya lejana tarde de verano a mediados de los setenta, cuando oí un silbido. Levanté la cabeza. 

   Era Antonio, uno de los hijos mayores de don Nicola, parado en la vereda, delante de su casa. Me saludó con la mano y cruzó la calle apoyado en la bicicleta. 

   —Fran, ¿me acompañas a un par de cuadras de acá? —me preguntó. 

   Le iba a decir que no, pero antes que yo le contestara, adosó un soborno a la proposición: 

   —Te dejo andar de bici —me dijo. 

   Yo, que no tenía bicicleta, pero sabía andar, cambié de idea y le respondí con entusiasmo que sí y después le pregunté: 

   —¿Qué vas a hacer? Le pregunté qué iba a hacer, no por curiosidad ni porque me importase con ello, sino porque creí que algo tenía que preguntarle. 

   —Voy a ver a una novia —dijo, y después me previno que si salía el padre de la chica, le dijera que yo era su hermano. Lo de hermano lo acompañó guiñando un ojo. 

   —Está bien —le respondí,­ aunque no tenía bien en claro por qué tendría que pasar por hermano delante del padre de la chica. 

   Mientras íbamos, yo montado en el caño porque la bicicleta era de varón, le pregunté, desde la inocencia de mis diez u once años, no recuerdo bien, pero por ahí andaría, si no le daba asco besar en la boca, porque sabía que los novios hacían eso. Él lanzó una risotada corta y me dijo: 

   —¡Claro que no!, es rebueno. 


Leer / Descargar texto

Creative Commons
4 págs. / 7 minutos / 466 visitas.

Publicado el 20 de septiembre de 2021 por Francisco A. Baldarena .

12345