Textos peor valorados publicados por Juan Carlos Vinent Mercadal | pág. 5

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editor: Juan Carlos Vinent Mercadal


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Pitonisa

Joan Carlos Vinent


Relato breve


El    carro  se  paró  y  el  cochero  desapareció  entre  los  arbustos, mientras  la  histriónica  pitonisa  abría  el  cofre  y  contaba  el  botín conseguido.  Era  una  mariposa  que  había  buscado  durante  años; parecía  que  al  fin  el  puzzle  iba  cobrando  cuerpo.  Toda  una  carrera  de aparentes  mentiras  podría  por  fin  hacerse  verdad;  necesitaba  probar ante  los  demás  que  era  algo  más  que  una  fuente  para  saciar  las inseguridades  y  las  incertidumbres  de  la  gente  que  la  prefería  a  los psicólogos,  tan  desprestigiados  por  no  se  sabe  qué  clase  de  tabúes  e ignorancias,  miedos  en  definitiva.


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Publicado el 2 de octubre de 2020 por Juan Carlos Vinent Mercadal.

Ánfora

Joan Carlos Vinent


relato


Pandora’s Box (23-II-2003)
 Estaba  en  el  lugar  indicado.  Decidió  esperar.  Había  tiempo para  seguir  con  el  plan.  No  podía  tardar  demasiado.  Podrían sospechar.  Arrancó  la  motocicleta  y  llegó  a  casa.  Era  una  cabaña sobria  pero  refugio  suficiente  para  el  duro  invierno  que  intentaba emular  lugares  de  monotonía  septentrional.  Encendió  la  lámpara  de petróleo  y  añadió  unos  troncos  a  los  rescoldos  aletargados.  De entre  el  polvo  sacó  un  libro  deseoso  de  revivir  en  la  soledad  de  la noche  heladora.  Leyó  el  último  capítulo  del  libro.  No  le  importaba  el final,  sino  el  camino.  Así  que  ya  estaba  preparado  para  saborear cada  una  de  las  palabras  de  un  todo  que  culminaba  con  un desenlace  que  resultaba  absurdo  sin  contar  con  cada  una  de  las partes  esenciales  que  creaban  armonía  en  una  historia  que  cobraría valor  poco  a  poco. La  noche  húmeda  seguía  su  curso  y  repiqueteaba  en  el  tejado oxidado  de  la  caseta  del  viejo  mastín.


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Publicado el 2 de octubre de 2020 por Juan Carlos Vinent Mercadal.

Elogio de la locura

Erasmo de Rotterdam


Filosofía, Religión


Capítulo I

Diga lo que quiera de mí el común de los mortales, pues no ignoro cuán mal hablan de la Estulticia incluso los más estultos, soy, empero, aquélla, y precisamente la única que tiene poder para divertir a los dioses y a los hombres. Y de ello es prueba poderosa, y lo representa bien, el que apenas he comparecido ante esta copiosa reunión para dirigiros la palabra, todos los semblantes han reflejado de súbito nueva e insólita alegría, los entrecejos se han desarrugado y habéis aplaudido con carcajadas alegres y cordiales, por modo que, en verdad, todos los presentes me parecéis ebrios de néctar no exento de nepente, como los dioses homéricos, mientras antes estabais sentados con cara triste y apurada, como recién salidos del antro de Trofonio.

Al modo que, cuando el bello sol naciente muestra a las tierras su áureo rostro, o después de un áspero invierno el céfiro blando trae nueva primavera, parece que todas las cosas adquieran diversa faz, color distinto y les retorne la juventud, así apenas he aparecido yo, habéis mudado el gesto. Mi sola presencia ha podido conseguir, pues, lo que apenas logran los grandes oradores con un discurso lato y meditado que, a pesar de ello, no logra disipar el malhumor de los ánimos.

Capítulo II

En cuanto al motivo de que me presente hoy con tan raro atavío, vais a escucharlo si no os molesta prestarme oídos, pero no los oídos con que atendéis a los predicadores, sino los que acostumbráis a dar en el mercado a los charlatanes, juglares y bufones, o aquellas orejas que levantaba antaño nuestro insigne Midas para escuchar a Pan.


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Dominio público
107 págs. / 3 horas, 8 minutos / 759 visitas.

Publicado el 13 de octubre de 2016 por Juan Carlos Vinent Mercadal.

El Pecado y la Noche

Antonio de Hoyos y Vinent


Novela


LAS CIUDADES SUMERGIDAS

Agua, fuego, lodo. Quiméricas nubes de maravilla que dormís sepultadas por una venganza de la Naturaleza; ciudades en que florecieron los siete pecados, en que las manos bíblicas trazaron sus misteriosos conjuros y las voces de los Profetas fulminaron anatemas; ciudades de pecado y de abominación en que las cortesanas bailaron desnudas en los templos y las reinas se prostituyeron a los mercenarios; ciudades de leyenda en que reinó la Lujuria, en que los apóstoles fueron lapidados y la hija del Rey de Is evocó al Demonio. Los hombres os han hecho salir a la superficie, han arrancado la lava que el cielo escupió sobre vosotras, y cínicas, desnudas en vuestra liviandad, vais surgiendo en los lúbricos frescos de vuestros lupanares y en los libertinos mosaicos de vuestros baños patricios. Algunas veces, en las estancias recatadas de una habitación, surge una momia en un espasmo de lubricidad grotesca.

Y su gesto es el mismo gesto de siempre.

Y el Demonio ha vuelto a reinar sobre la Tierra.

LA NOCHE DEL WALPURGIS

I

—¿Will we go in?

—As you like.

Se miraron burlones y echáronse a reír. En los ojos de ambos brillaba el mismo deseo, la misma perversa curiosidad de seguir la aventura equívoca hasta el fin. Pese a los disfraces innobles que les sirvieran para, en las propicias promiscuidades del Carnaval, embarcarse con rumbo a aquella Citerea canalla, los dos tenían una elegancia frívola, alada y aristocrática de personajes de la Comedia Italiana.


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164 págs. / 4 horas, 47 minutos / 350 visitas.

Publicado el 31 de octubre de 2016 por Juan Carlos Vinent Mercadal.

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