La tumba de monseñor Romero
Manuel Cerón Mejía
Crónica, Viajes
En vísperas de Semana Santa volví al centro histórico de San Salvador, y tras ojear el Palacio Nacional y la Plaza Gerardo Barrios (cubierta de láminas por obras en marcha de la comuna), me introduje, a través del costado oriental, hacia el estómago de la Catedral Metropolitana.
En la antecámara, entretanto me desembarazaba del polvo y sudor, eché un vistazo a un cartel que exigía andar a hurtadillas allá abajo. Descendí, veintidós escalones cuando menos, y gané el gran salón donde yacía, en penumbras, la cripta de Monseñor. Llámelo sólo Monseñor, me había dicho el taxista hacía minutos, cuando no…, Romero.
Dominio público
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Publicado el 23 de noviembre de 2017 por Manuel Cerón.