Textos más populares esta semana etiquetados como Artículo | pág. 5

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La Sobreinformación como Manipulación

Arturo Robsy


Ensayo, artículo


Cuando abrimos un periódico, cuando conectamos un televisor o escuchamos un diario hablado radiofónico, accedemos a una especie de instantánea de nuestro mundo y nos vemos rodeados por la información más actual. O eso tendemos a creer.

Sabemos, simultáneamente, lo que está sucediendo en Filipinas, en Corea, en Nueva York o en Santiago de Chile, aunque ello nos obliga a enterarnos menos de lo que hace nuestro vecino. Oímos, en ocasiones, las voces de los protagonistas de la actualidad y hasta velamos sus cadáveres en la pantalla. Conocemos muy especialmente las desgracias que caen, con regularidad y mala entraña, sobre la humanidad rica y sobre la humanidad pobre.

Casi es posible afirmar que disponemos de un exceso de información. Un hombre que lea un periódico al día, vea un telediario al día y oiga un diario hablado al día, recibe algo más de trescientas noticias interesantes, entre sucesos, catástrofes y declaraciones de personalidades.

Con semejantes fuentes, no es raro que el hombre de hoy tienda a creerse conocedor de la sociedad en la que vive. Mucho más que lo fueron los hombres de las generaciones anteriores, de los siglos anteriores, cuando el mundo era todavía grande y distintas las formas de vivir y de pensar.

La información masiva es un hecho, tanto si se considera el número de personas que se informa diariamente sobre el mundo que les rodea como si se atiende a la cantidad de información que, consciente e inconsciente, recibimos al cabo del día. En ambos casos, este es el mundo de la información y, quizá, ella se ha convertido en uno de sus vínculos fundamentales.


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8 págs. / 14 minutos / 268 visitas.

Publicado el 2 de septiembre de 2024 por Edu Robsy.

La Guerra Injusta

Armando Palacio Valdés


Artículo, Opinión, Viajes


La Decisión de la Francia

La dirección de El Imparcial me ha confiado la honrosa tarea de estudiar el espíritu francés en estos, para él, tan críticos momentos. Por honrosa que ella sea, no la hubiera aceptado si otros motivos que no fuesen del orden moral se ofreciesen ante mis ojos. Soy viejo, mi salud vacilante; el ruido de la Prensa me ha atemorizado siempre. ¿Por qué pasar «del silencio al estruendo», por qué abandonar el oscuro rincón donde desde hace muchos años hablo en voz baja con aquellos espíritus afines al mío, esparcidos por el ámbito del mundo, sin que la muchedumbre se entere?

¿Por qué? Porque la voz de mi conciencia, esa voz que en todo hombre se va haciendo más poderosa con los años, me lo insinúa con vivas instancias. Cuando tantos millones de seres humanos viven actualmente en Europa, entre sangre los unos, otros entre lágrimas, ¿hay derecho á invocar el temor, la enfermedad ó la vejez? Dejemos murmurar á la vil materia; no es hora de atender á sus rebeldías. Cesó la hora de las chanzas y los regalos; hay que mirar cara á cara á la bárbara realidad y llevar una mano piadosa á las heridas.

Aquí estoy, pues, y lo primero que me cumple hacer es una declaración que debo á mi sinceridad y al respeto de los lectores. No soy un neutral en el sangriento conflicto que hoy aflige á la Humanidad; no lo he sido jamás en disputa alguna que hayan presenciado mis ojos. Pude haberme equivocado; pero siempre me coloqué resueltamente al lado del que, en mi sentir, tenía de su parte la razón y la justicia. Por eso, al estallar la presente guerra, me incliné del lado de la Francia; porque pensé, y sigo pensando, que la razón y la justicia se encuentran de su parte.


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91 págs. / 2 horas, 39 minutos / 221 visitas.

Publicado el 21 de septiembre de 2017 por Edu Robsy.

Nuevas Aguafuertes

Roberto Arlt


Crónica, Artículo


Canning y Rivera

Canning y Rivera, intersección sentimental de Villa Crespo, refugio de vagos y filósofos baratos; pasaje obligado de fabriqueras, gorreros judíos y carniceros turquescos; Canning y Rivera, camino de Palermo, esquina con historia de un suicidio (una muchacha hace un año se tiró de un tercer piso y quedó enganchada en los alambres que sostienen el toldo del café salvándose de la muerte), y un café que desde la mañana temprano se llena de desocupados con aficiones radiotelefónicas.

El café

Si usted tiene aficiones a la atorrancia; si a usted le gusta estarse ocho horas sentado y otras ocho horas recostado en un catre, si usted reconoce que la divina providencia lo ha designado para ser un soberbio «squenun» en la superficie del planeta, múdese a las inmediaciones de Canning y Rivera. Todas sus ambiciones serán colmadas… y el reino de los inocentes le será dado, por añadidura.


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Dominio público
80 págs. / 2 horas, 20 minutos / 151 visitas.

Publicado el 28 de marzo de 2021 por Edu Robsy.

El Sentimiento de la Catarata

Horacio Quiroga


Crónica, artículo


En sus mil trescientos kilómetros de curso desde las sierras brasileñas hasta su desembocadura en el Paraná, el rio Iguazú debe salvar un desnivel de 800 metros. Como se trata de una gran masa de agua de velocidad normal, y no de una avenida de montaña, se explica que el álveo del río se quiebre repetidas veces en numerosas y rápidas cascadas, para autorizar de algún modo aquella fuerte cota.

La cuenca del Iguazú es, en efecto, una de las más poderosas fuentes de hulla blanca del mundo entero. Si el Iguazú nace a novecientos metros de altura, sus numerosísimos afluentes cobran origen a mil trescientos metros, para vaciarse en aquél tras un curso relativamente breve. Toda esa vasta cuenca se revuelve, pues, en tumbos de agua, cachuelas, saltos y cataratas, cuya sacudida, propagándose de unos a otros sin solución de continuidad, mantiene, puede decirse, a la zona entera en un sordo e interminable fragor.

La cuenca del Iguazú no es dilatada, pero el régimen de lluvias torrenciales a qué está sometida compensa al exceso su brevedad. Los ciento veinticuatro kilómetros cúbicos de agua que se desploman por año sobre los bosques natales son absorbidos en su mitad por el Iguazú. Y si estamos atentos al desnivel apuntado. comprenderemos que cada caída a plomo de esa inmensidad líquida encierre una formidable energía mecánica.


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3 págs. / 6 minutos / 141 visitas.

Publicado el 14 de noviembre de 2022 por Edu Robsy.

Ensayo Sobre el Paraguas

Marcel Schwob


Artículo


Estas breves líneas están tomadas del
diario íntimo de mi amigo C. L.

Yo tenía un paraguas, y la muerte me lo ha arrebatado. Se lo ha llevado al comienzo de su carrera; aún era joven y sin duda algún día hubiera desplegado sus alas para alzar el vuelo sobre altas cumbres. Pero un golpe de viento lo ha roto; ya no está entre nosotros. Siento impulsos de simpatía hacia los paraguas, siempre los he querido mucho y aún conservo hacia ellos una debilidad que me asusta. Este me había seducido con su elegancia, su gracioso talle, su encantadora cabeza de marfil; sus huesos eran menudos, estilizados, sus carnes sedosas lanzaban reflejos de un infinito encanto, y cuando se abría, planeaba como una elegante faldilla azul a la altura de las ventanas de los bajos. Nunca subía hasta las nubes y huía de los riachuelos; tenía una sensibilidad perversa hacia la humedad. Se abría a cualquier sugerencia con una simple presión del pulgar; sus ocho varillas le permitían un despliegue razonable.

Lloro por él porque sentía que tenía un auténtico alma de paraguas. Ahora que su tela pende como un ala malherida, se acabaron los viajes con él a países lejanos. Me hubiera gustado, sin embargo, enseñarle Italia, mostrarle lo triste que puede resultar un cielo azul para quienes no están acostumbrados, y vivir con él sensaciones nuevas. Se trataba de un regalo de una gran dama que se aviene a menudo a invitarme a cenar. Así que voy a intentar describir para ella todo el esnobismo que albergaba ese pequeño paraguas.


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4 págs. / 7 minutos / 134 visitas.

Publicado el 28 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

La Psicología del Trilero

Marcel Schwob


Artículo


Detrás del puente de Caulaincourt se extienden solares, rodeados de ruinas. La ciudad es ahí salvaje, las casas son dispares y están apresuradamente encaladas; a veces el camino, cortado por hoyos, serpentea entre cabañas. Los cabarés son chozas de ramas reforzadas con tierra seca. Hay tabernas con ventanales en tres de sus caras, muchos de cuyos cristales, rotos a puñetazos, están cubiertos de papel. La barra está vacía, y lo único que se ve en la pared desnuda es la ley Giffre. Las botellas están en la trastienda. Cuando entras, el jefe aparece, revólver en ristre; con una mano te sirve y con la otra te apunta con la pipa para que salte la moneda. Los vagabundos consumen en los bancos, a la luz de una vela; tan sólo se oye la lluvia golpeando las ventanas, el viento empujando las planchas y, de vez en cuando, una ventana de papel que se rompe.


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4 págs. / 8 minutos / 129 visitas.

Publicado el 28 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Influencia de la Vida del Campo en la Familia

Rosario de Acuña


Artículo


Ingenios elevados, naturalezas escogidas, inteligencias privilegiadas, plumas ágiles en las luchas literarias, hombres de corazón y de conciencia han desarrollado, en variadísimas formas, el tema que sirve al presente trabajo: audacia sin igual se descubre en la intención de la pobre mujer, que sin más elementos que un espíritu sutil de observación y una riqueza inmensa de afectos hacia los esplendores de nuestro mundo, pretende argumentar sobre tan vastísimo terreno, llevando al ánimo del lector hacia ese hermoso horizonte que se descubre en lontananza, y en el cual las sociedades del porvenir, cultas, ilustradas y dignas, fundarán las aspiraciones de su felicidad, de su engrandecimiento; hablo de la agricultura. Ímproba es la tarea, muchos serán los esfuerzos que tendré que hacer para realizarla; pero muy grande es también el valor que me anima a emprenderla, y muy arraigados están en mi ser los dulcísimos sentimientos que guarda el alma hacia la naturaleza, que imperiosamente me obligan, no solamente a amarla, sino a inclinar a los hombres a que la amen. Empiezo, pues, y ¡ojalá que al terminar estas páginas más de un lector vuelva los ojos hacia los hermosos campos de nuestra fértil patria exclamando: «-¡Oh tú, naturaleza, madre del hombre, purísima fuente de todos los placeres humanos, bendita seas! ¡Solo en tu regazo halla el espíritu de la vida el dulce calor de la felicidad!


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14 págs. / 25 minutos / 127 visitas.

Publicado el 27 de agosto de 2019 por Edu Robsy.

Los "Trucs" del Perfecto Cuentista

Horacio Quiroga


Artículo


Días atrás, en estas mismas páginas, comentábamos algunos trucs inocentes a que recurre todo cuentista que cuida en lo que vale de su profesión. Una historia —anotamos previamente— puede surgir de una pieza, sin que se haya recurrido a truc alguno para su confección. Se han visto casos. Pero ¡cuán raros y qué cúmulo de decepciones han proporcionado a su autor!

Pues, por extraño que parezca, el honesto público exige del cuento, como de una mujer hermosísima, algo más que su extrema desnudez. El arte íntimo del cuento debe valerse con ligeras hermosuras, pequeños encantos muy visibles, que el cuentista se preocupa de diseminar aquí y allá por su historia.

Estas livianas bellezas, al alcance de todos y por todos usadas, constituyen los trucs del arte de contar.

Desde la inmemorial infancia de este arte, los relatos de color local —o de ambiente, como también se les llama con mayor amplitud— han constituido un desiderátum en literatura. Los motivos son obvios: evocar ante los ojos de un ciudadano de gran ciudad la naturaleza anónima de cualquier perdida región del mundo, con sus tipos, modalidades y costumbres, no es tarea al alcance del primer publicista urbano. Lo menos que un cuento de ambiente puede exigir de su creador es un cabal conocimiento del país pintado: haber sido, en una palabra, un elemento local de ese ambiente.

Las estadísticas muy rigurosas levantadas acerca de este género comprueban el anterior aserto. No se conoce creador alguno de cuentos campesinos, mineros, navegantes, vagabundos, que antes no hayan sido, con mayor o menor eficacia, campesinos, mineros, navegantes y vagabundos profesionales; esto es, elementos fijos de un ambiente que más tarde utilizaron (explotamos, decimos nosotros) en sus relatos de color.


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4 págs. / 7 minutos / 109 visitas.

Publicado el 23 de enero de 2024 por Edu Robsy.

Las Dos Lafayette

Concepción Gimeno de Flaquer


Artículo


Estudio dedicado al honorable doctor Adán Cárdenas, Exmo. Sr. Presidente de la República de Nicaragua.

I

Las mujeres Lafayette han sido dignas de este apellido, que hicieron ilustre en Francia diplomáticos, generales y políticos.

¡Mademoiselle de Lafayette! ¡Madame de Lafayette! He aquí dos encantadoras figuras del siglo decimoséptimo.

Mademoiselle de Lafayelle tuvo la breve vida del meteoro; fue un astro que brilló un momento en la corte de Luis XIII, extinguiéndose rápidamente en Chaillot.

Madame de Lafayette vive todavía, está en sus obras; a ellas debe la inmortalidad.

Mademoiselle de Lafayette no tiene historia; su vida es un poema compuesto de tres cantos: una mirada, una lágrima y un adiós. Este poema pudiera escribirse con el ala de un ángel en la hoja de una azucena.

Luisa de Lafayette hallose ligada a Luis XIII por un afecto platónico. El cardenal Richelieu, queriendo romper los inocentes amores de este rey con Mademoiselle de Hautefort, porque la influencia de esta bella joven le era fatal, procuró llamar la atención del misántropo rey hacia los encantos de Luisa: el débil monarca, que abandonaba antiguos afectos con la misma facilidad que creaba nuevos, cedió cual siempre, a la voluntad del cardenal, y sustituyó a su favorita. Mademoiselle de Lafayette reemplazó a Mademoiselle de Hautefort.

La mayor parte de los amores de Luis XIII fueron tan platónicos, que no vacilamos en denominarle el rey de los castos amores. Más que almas ardientes, necesitaba almas tiernas, amigas íntimas, no queridas.


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5 págs. / 10 minutos / 95 visitas.

Publicado el 13 de octubre de 2020 por Edu Robsy.

Una Heroína del Siglo XV: Juana Hachette

Concepcion Gimeno de Flaquer


Artículo


Estudio dedicado al distinguido literato Rafael Núñez, Presidente de la República de Colombia


O femmes, c'est à tort qu'on vous nomme timides.
A la voix de vos cœurs, vous êtes intrépides.

Legouvé


Las mujeres francesas no han sido nunca extrañas a las turbulencias de su patria; han influido tanto en la diplomacia y en la política, que el cardenal Mazarino dijo hablando de ellas al embajador español:


«Vuestras mujeres no se ocupan más que en amar, mientras que las nuestras enmarañan la política a su antojo; tenemos tres damas tan capaces de gobernar tres reinos como de perturbarlos: la Duquesa de Longueville, la Princesa Palatina y la Duquesa de Chevreuse».


Obsérvase que entre las mujeres francesas, las que más se mezclan en la política son las dos clases extremas: las mujeres de la aristocracia y las plebeyas. En la época del Terror, fueron víctimas de la revolución unas y otras.

La aristocracia francesa ha tenido hábiles políticas, contándose entre estas María Ana de la Tremouille, Princesa de los Ursinos, que gobernó a Felipe V de España; María Carolina Fernanda Luisa de Borbón, Duquesa de Berry, tan audaz, que intentó por las armas una restauración monárquica, y tan valiente, que soportó acerbos sufrimientos en la prisión del castillo de Blaye, sin exhalar una queja; la Duquesa de Grammont, que indujo a su hermano el Duque de Choisseul, ministro de Luis XV, a rechazar la alianza política propuesta por la Dubarry, lo cual ocasionó la caída del Ministerio, y Mme. Royale, Duquesa de Angulema, que cuando su marido salió para sublevar el Mediodía de Francia contra Napoleón, ella quedó en Burdeos luchando por su causa, animando a las autoridades civiles, pasando revista rodeada de generales, y presidiendo la organización de la defensa y el ataque, con un arrojo que hizo exclamar a Napoleón:


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4 págs. / 7 minutos / 93 visitas.

Publicado el 13 de octubre de 2020 por Edu Robsy.

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