Textos más populares este mes etiquetados como Biografía | pág. 4

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etiqueta: Biografía


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William Blake y Otros Temperamentos

Gilbert Keith Chesterton


Biografía, Crítica


WILLIAM BLAKE

WILLIAM BLAKE habría sido el primero en entender que toda biografía debería empezar con las palabras: «En el principio creó Dios el cielo y la tierra». Si nos propusiéramos contar la vida del señor Jones de Kentish Town, completar esa tarea nos llevaría siglos enteros. Ni siquiera podemos entender el apellido Jones sin habernos dado cuenta de que no se trata de un apellido común en el sentido de que sea vulgar, sino del mismo modo en que son comunes las cosas divinas: su propia difusión es un eco del culto de san Juan el Divino. Sin duda, el adjetivo kentish es un misterio, dadas sus implicaciones geográficas, pero de ningún modo es tan misterioso como la terrible e impenetrable palabra town [«ciudad»], cuyo significado sólo estará a nuestro alcance cuando hayamos hurgado en las raíces de la humanidad prehistórica y presenciado las últimas revoluciones de la sociedad moderna. Así, pues, cada término nos llega coloreado por su deriva histórica, cada etapa de la cual ha producido en él por lo menos una leve alteración. El único modo correcto de contar una historia sería comenzar por el principio: el principio del mundo; de manera que, en pos de la brevedad, la totalidad de los libros empieza del modo incorrecto. No obstante, si Blake escribiera la biografía de Blake, no comenzaría hablando de su nacimiento o de sus orígenes nobles o plebeyos. Ciertamente, William Blake nació en 1757 en el mercado de Carnaby…, pero la biografía de Blake según Blake no habría comenzado así, sino con una larga disquisición en torno al gigante Albión, a los muchos desacuerdos entre el espíritu y el espectro de aquel caballero, a las doradas columnas que cubrían la tierra en sus inicios y a los leones que caminaban ante Dios en su dorada inocencia.


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Publicado el 27 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Musketaquid

Henry David Thoreau


Viajes, Ensayo, Biografía


Adondequiera que navegues, navegas conmigo,
Aunque ahora asciendas montañas más elevadas,
Y ríos más puros remontes,
Sé mi Musa, Hermano mío.

* * *

He puesto rumbo hacia una costa lejana,
En una isla solitaria, en unas remotas Azores.
Allí se encuentra el tesoro que busco,
En las arenas estériles de una inhóspita cala.

* * *

Remonté un río acompañado por un viento agradable,
En busca de nuevas tierras, nuevas gentes, nuevas ideas;
Muchas extensiones y bellos promontorios aparecieron,
Y muchos eran allí los peligros a los que temer;
Pero cuando recuerdo dónde he estado,
Y los hermosos paisajes que he visto,
TÚ pareces el único elemento permanente,
El cabo nunca doblado, por el que jamás surcamos.

* * *

Fluminaque obliquis cinxit declivia ripis;
Quce, diversa locis, partim sorbentur ab ipsa;
In mare perveniunt partim, campoque recepta
Liberioris aquae, pro ripis litera pulsa.

Confinó entre sus márgenes inclinados a los ríos,
Que en algunos lugares son absorbidos por la tierra,
Y en otros llegan al mar, donde son recibidos en la sencillez
De sus aguas libres y hacen de las costas sus orillas.

Ovidio, Metamorfosis, 1, 39

EL RÍO CONCORD

A los pies de las colinas bajas, en la vasta extensión
Donde nuestro riachuelo indio serpentea
A su antojo recordando aún al sannup y la squaw,
Cuyas pipas y flechas el arado desentierra;
Aquí, en casas de madera, construidas con pinos recién caídos,
Viven los granjeros, sustitutos de la tribu.

Ralph Waldo Emerson


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Publicado el 4 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Algo de Mí Mismo

Rudyard Kipling


Biografía


PARA MIS AMIGOS CONOCIDOS Y DESCONOCIDOS

Capítulo 1. Una infancia

1865-1878

Dadme los seis primeros años de la vida
de un niño y tendréis el resto

Al mirar atrás desde éstos mis setenta años, tengo la impresión de que, en mi vida de escritor, todas las cartas me han tocado de tal modo que no he tenido más remedio que jugarlas como venían. Así pues, atribuyendo cualquier buena fortuna a Alá, de quien todo viene, doy comienzo:

Mi primer recuerdo es el de un amanecer, su luz y su color y el dorado y rojo de unas frutas a la altura de mi hombro. Debe de ser la memoria de los paseos matutinos por el mercado de frutas de Bombay, con mi aya y después con mi hermana en su cochecito, y de nuestros regresos con todas las compras apiladas en éste. Nuestra aya era portuguesa, católica romana que le rezaba —conmigo al lado— a una Cruz del camino. Meeta, el criado hindú, entraba a veces en pequeños templos hindúes en los que a mí, que no tenía aún edad para entender de castas, me cogía de la mano mientras me quedaba mirando a los dioses amigos, entrevistos en la penumbra.

A la caída de la tarde paseábamos junto al mar a la sombra de unos palmerales que se llamaban, creo, los Bosques de Mhim. Cuando hacía viento, se caían los grandes cocos y corríamos —mi aya con el cochecito de mi hermana y yo— a la seguridad de lo despejado. Siempre he sentido la amenaza de la oscuridad en los anocheceres tropicales, lo mismo que he amado el rumor de los vientos nocturnos entre las palmas o las hojas de los plátanos, y la canción de las ranas de árbol.


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Publicado el 4 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Ensayos y Perfiles

Marcel Schwob


Crítica, Biografía


I. François Villon

Los poemas de Villon eran ya célebres a fines del siglo XV. El Pequeño y el Gran testamento eran conocidos de memoria. Rabelais llamaba a Villon “el buen poeta parisino”, aunque la mayoría de las alusiones satíricas de sus testamentos ya eran ininteligibles en el siglo XVI. Marot lo admiraba tanto que corrigió su obra y la editó. Boileau lo consideraba uno de los precursores de la literatura moderna. Ya en nuestra época, Théophile Gautier, Théodore de Banville, Dante Gabriel Rossetti, Robert Louis Stevenson y Algernon Charles Swinburne se apasionaron por él. Escribieron ensayos sobre su vida, y Rossetti tradujo varios de sus poemas. Pero hasta la publicación de los trabajos de Auguste Longnon y de Byvanck, editados entre 1873 y 1892, no se sabía a ciencia cierta casi nada sobre el texto de sus obras o sobre su verdadera biografía. Hoy podemos estudiar al hombre y su medio.


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Publicado el 28 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

San Francisco de Asís

Gilbert Keith Chesterton


Biografía, Religión


Introducción. San Francisco y su siglo.

El siglo XIII se abre con el resplandor de un sol que lo ilumina y que se proyectará en los siglos posteriores. En ese siglo el estilo gótico alcanzó su máximo esplendor en las catedrales de Colonia, Amiens y Burgos, entre otras. Florecieron las universidades, los gremios, las ciudades y las órdenes de caballería que defendían al débil. Ese resplandor lo provoca un hombre que nació en 1182 en Asís, ciudad italiana de Umbría, hijo de Pedro Bernardone, rico comerciante, y de Madona Pica. Fue bautizado con el nombre de Juan pero años más tarde se le llamó Francisco por ser su madre natural de la Provenza.


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Publicado el 10 de mayo de 2017 por Edu Robsy.

Retrato de Balzac

Théophile Gautier


Biografía, crítica


I

Hacia 1835 ocupaba yo una habitación compuesta de dos cuartitos, en el callejón del Doyenné, situado más o menos en el sitio que hoy ocupa el pabellón Mollien. Aunque situado en el centro de París, frente a las Tullerías, a dos pasos del Louvre, el lugar era desierto y salvaje, necesitándose en verdad tener sumo empeño en ello para descubrir mi residencia. Sin embargo, una mañana vi traspasar mis umbrales, dando excusas por presentarse a sí mismo, a un joven de maneras distinguidas, de franco e inteligente aspecto. Era Jules Sandeau; venía a buscarme de parte de Balzac para invitarme a colaborar en La crónica de París, un periódico semanal que acaso no haya sido olvidado, pero que no tuvo el éxito pecuniario del que era digno. Me dijo Sandeau que Balzac había leído La señorita de Maupin, la cual a la sazón acababa de aparecer, y había admirado mucho su estilo; que por ese motivo deseaba contar con mi colaboración en el semanario patrocinado y dirigido por él. Se concertó una entrevista para ponernos en contacto, y desde ese día data entre nosotros una amistad que sólo la muerte pudo romper.


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Publicado el 18 de febrero de 2018 por Edu Robsy.

Días de Infancia

Máximo Gorki


Biografía, Autobiografía


Capítulo I

En la penumbra de la estrecha habitación, en el suelo, junto a la ventana, yace mi padre, más largo que nunca y envuelto en un lienzo blanco; los dedos de ambos pies se abren de un modo raro y están engarabitados los de sus manos bondadosas, que descansan pacíficamente sobre el pecho; sus ojos, siempre tan joviales, están tapados por los discos negros de sendas monedas de cobre; su apacible semblante está sombrío, y me dan miedo sus dientes, que asoman como una amenaza.

Mi madre, sólo a medias vestida, con refajo rojo, está arrodillada en el suelo y, con un peine negro, que me solía servir a mí para aserrar cáscaras de melón, peina el cabello blando y largo de mi padre, desde la frente hacia la nuca; entre tanto, no para de hablar entrecortado, con voz hueca y ronca; tiene hinchados los ojos grises, que parecen enteramente derretirse cuando las lágrimas fluyen de ellos en gruesas gotas.

A mí me tiene de la mano mi abuela, una señora regordeta, de cabeza muy grande, en que llaman la atención unos ojos enormes y la nariz de ridícula forma; viste completamente de negro y parece como blandecida; a mí me interesa extraordinariamente aquello. También la abuela llora de un modo peculiar y bonachón, como para hacer compañía a mi madre; al llorar tiembla de pies a cabeza y tira de mí y me empuja hacia mi padre; yo me resisto y me escondo detrás de ella, porque tengo mucho miedo y como una desazón misteriosa.

No había visto nunca llorar a personas mayores, ni comprendía las palabras que repetía cien veces la abuela:

—Despídete de tu padre, que no lo volverás a ver. Se ha muerto, hijo mío, de repente y en la plenitud de la vida.


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256 págs. / 7 horas, 29 minutos / 174 visitas.

Publicado el 20 de mayo de 2018 por Edu Robsy.

In Memoriam: Robert Ervin Howard

H.P. Lovecraft


Obituario, Biografía, Crítica


La repentina e inesperada muerte el 11 de junio [1936] de Robert Ervin Howard, autor de relatos fantásticos de incomparable intensidad, constituye la mayor pérdida de la ficción fantástica desde el fallecimiento de Henry S. Whitehead hace cuatro años.

Howard nació en Peaster, Texas, el 22 de enero de 1906, y tenía edad para haber visto la última fase de la conquista del sudoeste; la colonización de las grandes llanuras y de la parte inferior del valle de Río Grande, y el espectacular crecimiento de la industria del petróleo con sus bulliciosas ciudades producto del boom. Su familia había vivido en el sur, el este y el oeste de Texas, y en el oeste de Oklahoma; durante los últimos años se instalaron en Cross Plains, cerca de Brownwood, Texas. Impregnado del ambiente fronterizo, Howard se convirtió desde muy joven en devoto de sus viriles tradiciones homéricas. Su conocimiento de la historia y las costumbres era profundo, y las descripciones y recuerdos contenidos en sus cartas privadas ilustran la elocuencia y la energía con que los habría celebrado en la literatura si hubiera vivido más tiempo. La familia de Howard pertenece a una estirpe de distinguidos plantadores sureños, de ascendencia escocesa-irlandesa, la mayoría de cuyos antepasados se instalaron en Georgia y Carolina del Norte en el siglo XVIII.


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5 págs. / 9 minutos / 147 visitas.

Publicado el 13 de julio de 2018 por Edu Robsy.

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