El Punto de Vista
Henry James
Cuento
I
De la señorita Aurora Church, a bordo, a la señorita Whiteside, en París
Protegido por copyright
57 págs. / 1 hora, 40 minutos / 86 visitas.
Publicado el 9 de mayo de 2017 por Edu Robsy.
Mostrando 71 a 80 de 1.398 textos encontrados.
etiqueta: Cuento textos no disponibles
De la señorita Aurora Church, a bordo, a la señorita Whiteside, en París
Protegido por copyright
57 págs. / 1 hora, 40 minutos / 86 visitas.
Publicado el 9 de mayo de 2017 por Edu Robsy.
Aun entre los pensadores más sosegados, pocos hay que alguna vez no se hayan sorprendido al comprobar que creían a medias en lo sobrenatural —de manera vaga pero sobrecogedora—, basándose para ello en coincidencias de naturaleza tan asombrosa que, en cuanto meras coincidencias, el intelecto no ha alcanzado a aprehender. Tales sentimientos (ya que las creencias a medias de que hablo no logran la plena fuerza del pensamiento) nunca se borran del todo hasta que se los explica por la doctrina de las posibilidades. Ahora bien, este cálculo es puramente matemático en esencia, y ahí os encontramos con la anomalía de que la ciencia más rígida y exacta se aplica a las sombras y vaguedades de la especulación más intangible.
Los extraordinarios detalles que me toca dar a conocer constituyen, por lo que se refiere al tiempo, la rama principal de una serie de coincidencias apenas comprensibles, cuya rama secundaria o final reconocerán todos los lectores en el reciente asesinato de Mary Cecilia Rogers, en Nueva York.
Cuando en un relato titulado Los crímenes de la calle Morgue, publicado hace un año, traté de poner de manifiesto algunas notables características de la mentalidad de mi amigo, el chevalier C. Auguste Dupin, no se ocurrió que volvería jamás a ocuparme del tema. Era intención describir esas características, y su objeto plenamente logrado dentro de la terrible serie de circunstancias que pusieron de manifiesto el modo de ser de Dupin. Podría haber aducido otros ejemplos, pero no hubieran resultado más probatorios. Los recientes sucesos, sin embargo, con su sorprendente desarrollo, me obligan a proporcionar nuevos detalles que tendrán la apariencia de una confesión forzada. Pero, luego de lo que he oído en estos últimos tiempos, sería verdaderamente extraño que guardara silencio sobre lo que vi y oí hace mucho.
Protegido por copyright
57 págs. / 1 hora, 40 minutos / 226 visitas.
Publicado el 21 de mayo de 2016 por Edu Robsy.
CON UNA
URGENTE APELACIÓN A LOS CABALLEROS DE INGLATERRA
(VIUDOS O SOLTEROS),
A PROPÓSITO DE LA ALARMANTE CRISIS ACTUAL
Por el autor de Estampas de caballeretes
Urgente apelación etc.
A LOS CABALLEROS DE INGLATERRA,
(VIUDOS O SOLTEROS),
LLAMADA DE SU LEAL CONCIUDADANO
ADORADOS:
Dado que su Muy Graciosa Majestad, Victoria, Defensora de la Fe, y Reina, por la gracia de Dios, del Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda declaró, el pasado 23 de noviembre, ante su Muy Honorable Consejo Privado, la Muy Graciosa Intención de su Majestad de adoptar el vínculo del matrimonio.
Puesto que su Muy Graciosa Majestad, al dar a conocer su Muy Graciosa Intención a su Muy Honorable Consejo Privado, como antes se ha dicho, utilizó las palabras: «Es mi intención unirme en matrimonio con el príncipe Alberto de Sajonia Coburgo y Gotha».
Teniendo en cuenta que éste es año bisiesto, por lo que se considera legítimo que una dama se ofrezca en matrimonio a un caballero y le insista y obligue a aceptarla bajo pena del pago de una multa o castigo; a saber: un vestido de seda o satén de la mejor calidad, escogido por la dama y pagado (o adeudado) por el caballero.
Ya que éstos y otros horrores y peligros con los que el susodicho año bisiesto amenaza a los caballeros de Inglaterra con ocasión de su reiterado retorno se han visto agravados y aumentados por las palabras de la citada Muy Graciosa comunicación de su Majestad, que ha llenado la cabeza de muchas señoritas del reino de ciertas ideas destructivas para la paz de la humanidad que nunca antes se les habían pasado por la imaginación.
Protegido por copyright
56 págs. / 1 hora, 39 minutos / 87 visitas.
Publicado el 14 de febrero de 2017 por Edu Robsy.
La hora de mi fin se acerca. Últimamente he sufrido ataques de angina pectoris. Si todo sigue su curso normal el doctor dice que apenas puedo esperar que mi vida se prolongue durante varios meses. A no ser que tenga la desgracia de tener una constitución física poco corriente, como la tengo al poseer un carácter mental excepcional, no gemiré mucho más tiempo bajo el peso agotador de esta existencia terrenal. Si las cosas fueran de otra manera si llegara a vivir hasta la edad que la mayoría de los hombres estipulan y desean habría sabido, de una vez, si los sufrimientos en torno a la ilusoria esperanza pueden pesar más que los sufrimientos de la previsión verdadera, ya que puedo prever cuándo moriré y saber todo lo que ocurrirá en mis últimos momentos.
Protegido por copyright
56 págs. / 1 hora, 38 minutos / 213 visitas.
Publicado el 11 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.
Alrededor del año 1840, en Petersburgo, tuvo lugar un suceso que sorprendió a cuantos de él tuvieron noticias: un oficial de coraceros del regimiento imperial, guapo joven de aristocrática familia en quien todo el mundo veía al futuro ayudante de campo del emperador Nicolás I y a quien todos auguraban una brillantísima carrera, un mes antes de su enlace matrimonial con una hermosa dama tenida en mucha estima por la emperatriz, solicitó ser relevado de sus funciones, rompió su compromiso de matrimonio, cedió sus propiedades, no muy extensas, a una hermana suya, y se retiró a un monasterio, decidido a hacerse monje. El suceso pareció insólito e inexplicable a las personas que desconocían las causas internas que lo provocaron; para el joven aristócrata, Stepán Kasatski, su modo de proceder fue tan natural, que ni siquiera cabía en su imaginación el que hubiera podido obrar de manera distinta.
Stepán Kasatski tenía doce años cuando murió su padre, coronel de la Guardia, retirado, quien dispuso en su testamento que si él faltaba no se retuviera al hijo en su casa, sino que se le hiciera ingresar en el Cuerpo de cadetes. Por doloroso que a la madre le resultara separarse de su hijo, no se atrevió a infringir la voluntad de su difunto esposo, y Stepán entró en el cuerpo indicado. La viuda, empero, decidió trasladarse a Petersburgo junto con su hija Várvara a fin de vivir en la misma ciudad que su hijo y poder tenerlo consigo los días de fiesta.
Protegido por copyright
55 págs. / 1 hora, 37 minutos / 113 visitas.
Publicado el 24 de junio de 2016 por Edu Robsy.
A mano derecha se veían unas estacas de pesca parecidas a un extraño sistema de vallas de bambú; estaban a medio sumergir y resultaban un tanto incomprensibles en aquella división que marcaban sobre un mar de peces tropicales. Tenían un aspecto medio enloquecido, como si un puñado de pescadores nómadas las hubiese abandonado de aquella forma antes de retirarse hasta la otra punta del océano. No se veía ni la menor señal de asentamientos humanos en toda la extensión que abarcaba la vista. A mano izquierda se alzaban un puñado de peñones áridos semejantes a muros de piedra, torres y restos de fortines que hundían sus cimientos en aquel mar azul tan inmóvil y fijo que casi parecía sólido bajo mis pies, hasta el brillo de la luz del sol de poniente se reflejaba con suavidad sobre el agua sin ni siquiera denotar ese fulgor que manifiesta hasta las ondulaciones más imperceptibles. Cuando me di la vuelta para despedir con la vista al remolcador que nos acababa de dejar anclados, pude ver la línea de la costa fijada a aquel mar inalterable, filo contra filo, en una unión que no parecía tener fisura alguna y que se producía al mismo nivel, una de las mitades azul y la otra marrón, bajo la enorme cúpula celestial. De un tamaño tan minúsculo como el de aquellos peñones se veían también dos pequeños bosques, uno a cada uno de los lados de aquella impresionante unión que definía la desembocadura del río Meinam, del que en ese momento acabábamos de salir en la fase inicial de nuestro viaje de regreso a casa. Hacia el interior se veía una masa más grande y elevada; el bosque que rodeaba la gran pagoda de Paknam, el único lugar en el que podía descansar la vista de la inútil misión de recorrer con la mirada aquel monótono horizonte.
Protegido por copyright
55 págs. / 1 hora, 37 minutos / 148 visitas.
Publicado el 30 de agosto de 2018 por Edu Robsy.
EN LAS QUE SE CLASIFICAN ESTOS INTERESANTES MIEMBROS DEL REINO ANIMAL, DE ACUERDO CON SUS DIVERSOS INSTINTOS, COSTUMBRES Y CARACTERÍSTICAS GENERALES
Por QUIZ
A menudo hemos tenido ocasión de lamentar que, aunque en los últimos tiempos se haya consagrado tanto genio a la clasificación de los reinos animal y vegetal, se haya pasado por alto de manera total e inexplicable la clasificación de las señoritas. Y, no obstante, ¿quién dudaría de que esa hermosa parte de la creación ofrece tanta o más variedad que cualquier sistematización de la botánica publicada hasta la fecha? De hecho, la naturaleza parece haber exhibido, aquí más que en ninguna otra de sus obras, su incontrolable tendencia a desarrollarse con absoluta libertad; y, de ese modo, ha diversificado de forma bellísima la especie femenina, no solo en lo que se refiere a su inteligencia y su físico, sino incluso en cosas más importantes como los sombreros, los guantes, los chales y otras partes del vestido no menos interesantes.
Protegido por copyright
55 págs. / 1 hora, 37 minutos / 66 visitas.
Publicado el 14 de febrero de 2017 por Edu Robsy.
Lo conocimos en aquella época imprevisible en la que nos contentábamos con mantener la vida y las posesiones. Ninguno de nosotros, hasta donde yo sé al menos, tiene ya propiedad alguna y sé que muchos han perdido negligentemente sus vidas, pero estoy seguro de que a los pocos que sobrevivieron no les falla tanto la vista como para no ver más de una insinuación de revueltas indígenas en el Archipiélago Oriental en medio de la nebulosa respetabilidad de los periódicos. Se puede ver brillar el sol entre las líneas de esos párrafos escuetos, los rayos del sol y el temblor de las olas del mar. Un nombre desconocido despierta los recuerdos, las frases impresas perfuman de una manera sutil la contaminada atmósfera de hoy con su fragancia intensa, como de brisas marinas que renacen bajo las estrellas de noches pasadas; en el alto borde del acantilado, en la oscuridad, brilla como una piedra preciosa un fuego de señales; los grandes árboles avanzan desde los bosques como centinelas inmensos y se inclinan vigilantes e inmóviles por encima de los soñolientos estuarios; retumba el rompiente de las playas vacías y las aguas se espuman en los arrecifes sobre la superficie de todo ese esplendoroso mar; esparcidos bajo la luz vertical del mediodía se observan los verdes islotes como si se tratara de una guarnición de esmeraldas engarzadas en el acero de un escudo.
Protegido por copyright
55 págs. / 1 hora, 36 minutos / 58 visitas.
Publicado el 30 de agosto de 2018 por Edu Robsy.
Habíamos estado hablando sobre Sam Scrope alrededor del fuego —conscientes, todos nosotros, de la norma de mortuis. Nuestro anfitrión, sin embargo, había permanecido en silencio, un poco para mi sorpresa, pues sabía que había sido particularmente cercano a nuestro amigo. Pero una vez nuestro grupo se hubo disuelto y me quedé a solas con él, avivó el fuego, me ofreció otro puro mientras aspiraba el suyo con aire reflexivo, y me explicó la siguiente historia:
Protegido por copyright
55 págs. / 1 hora, 36 minutos / 141 visitas.
Publicado el 7 de mayo de 2017 por Edu Robsy.
Sheik Abbas era considerado un príncipe por los habitantes de una aldea solitaria del norte del Líbano. Su mansión, situada en medio de las pobres chozas de los aldeanos, parecía un saludable gigante rebosante de vida en medio de débiles enanos. El Sheik vivía rodeado de lujo, mientras sus vecinos soportaban una penosa existencia. Lo obedecían y se inclinaban respetuosamente ante él cuando se dirigía a ellos. Parecía como si el poder de la mente lo hubiera designado su portavoz e intérprete oficial. Su cólera los hacía estremecer y dispersarse como las hojas barridas por el fuerte viento del otoño. Si abofeteaba a alguien, era una herejía por parte del individuo el moverse o levantar el rostro o evidenciar cualquier intento de descubrir el porqué de tamaña ira. Si sonreía a alguien, éste era considerado por los aldeanos como la persona más honrada y afortunada. El temor y el sometimiento de la gente no era consecuencia de la debilidad: la pobreza y necesidad habían provocado este estado de perpetua humillación. Hasta las chozas en que vivían y los campos que cultivaban pertenecían a Sheik Abbas, quien las había heredado de sus antepasados.
La labranza de la tierra, la siembra de semillas y la cosecha del cereal, todo era realizado bajo la supervisión del Sheik, quien, a cambio del esfuerzo realizado, recompensaba a los labriegos con una pequeña porción de trigo que apenas les alcanzaba para no morirse de hambre.
Protegido por copyright
54 págs. / 1 hora, 35 minutos / 267 visitas.
Publicado el 21 de diciembre de 2017 por Edu Robsy.