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Cuentos

Leopoldo Lugones


Cuentos, colección


Lector

Toma este cuaderno de treinta y dos páginas breves, firmadas por el gran poeta Leopoldo Lugones. Vete con él a casa, y, si es una noche polar como esta, deja que sople afuera el viento helado... Acércate a la luz apacible de tu lámpara, siéntate frente a la dilecta compañera que te aguarda, abre el cuaderno e invítala a que te escuche... Cuando hayas terminado la lectura de los siete cuentos de su contenido, que son siete obras maestras en su género, ella te agradecerá sin demostraciones la inefable emoción estética experimentada, amándose y amándote silenciosamente un poco más...

Los pastorcitos

Pedro era un muchacho muy listo, aunque rústico pues había pasado siete de sus quince años guardando las ovejas de su padre, un pobre hombre con muchos hijos y cuya mujer vivía enferma.


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Dominio público
26 págs. / 45 minutos / 177 visitas.

Publicado el 22 de noviembre de 2021 por Edu Robsy.

Cuentos

Isidoro Fernández Florez


Cuentos, colección


Prólogo

Nació Fernanflor periodista, y de él nacieron la viveza, la gracia y brevedad de las formas literarias aplicadas al periódico.

Antes que él, otros corrigieron la estructura mazacote del articulo político, poniendo un poco de amenidad en aquellos grandes pellejos que insuflaban los redactores de la Prensa rudamente sectaria y camorrista de las generaciones que precedieron á la nuestra. Ya estaban en evidente descrédito las parrafadas declamatorias y el estilo parlamentario, con las hinchadas amplificaciones y el Datismo que hicieron las delicias del lector de antaño, el cual era casi siempre del partido, pues el lector neutro apenas existía. Pero la reforma permaneció circunscrita á las partes nobles del periódico, ocupadas por la política, mientras que en la zona interior, donde solían tener cabida los esparcimientos literarios, las columnas se fabricaban con argamasa de odas ó cantos épicos, y con las apelmazadas revistas ó crónicas semanales de teatros ó de costumbres. En esto fué donde puso su mana reformadora Fernanflor, desbrozando lo retórico para dejar más espacio á lo espiritual, y acomodando las dimensiones á la limitada paciencia de un público que cada día tomaba mayor gusto á la multiplicidad de las lecturas y á la intensidad de las impresiones.


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Dominio público
136 págs. / 3 horas, 59 minutos / 260 visitas.

Publicado el 20 de febrero de 2022 por Edu Robsy.

Cuentos de Fray Mocho

José Seferino Álvarez "Fray Mocho"


Cuentos, colección


Introducción

Un día, en París, hace algunos años, recibí un pequeño libro, malamente impreso y firmado con un pseudónimo que había visto algunas veces al pie de artículos que, en general, no había leído. Era el Viaje al país de los matreros, mal título también, que ocultaba una de las pinturas más deliciosas y exactas que existen de un pedazo de suelo argentino, precisamente del más característico: tal vez de aquél formado y sin cesar modificado, por el aluvión formidable del padre de los ríos nacionales. Comuniqué mi impresión a su autor en una carta entusiasta, cuyo borrador siento no poseer en estos momentos, para darla de nuevo a luz, como el más cumplido homenaje al talento literario del hombre que nuestro mundo intelectual acaba de perder.

Más tarde, Fray Mocho, publicó su Viaje Austral que, como fuerza descriptiva vale quizás su primer ensayo, pero que le es superior en sus elementos de drama. Esa dura vida del lobero, en la intrincada red de canales entre los que va disolviéndose la más austral de las tierras habitadas, está pintada con una verdad y una intensidad tales, que parece increíble haya podido dibujarse el cuadro y darle color, sin haber visitado minuciosamente el teatro de la acción. Y sin embargo, según tengo entendido, Álvarez nunca visitó el Estrecho.


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Dominio público
227 págs. / 6 horas, 37 minutos / 38 visitas.

Publicado el 11 de abril de 2025 por Edu Robsy.

Cuentos de la Tierra

Emilia Pardo Bazán


Cuentos, Colección


Las medias rojas

Cuando la razapa entró, cargada con el haz de leña que acababa de me rodear en el monte del señor amo, el tío Clodio no levantó la cabeza, entregado a la ocupación de picar un cigarro, sirviéndose, en vez de navaja, de una uña córnea, color de ámbar oscuro, porque la había tostado el fuego de las apuradas colillas.

Ildara soltó el peso en tierra y se atusó el cabello, peinado a la moda «de las señoritas» y revuelto por los enganchones de las ramillas que se agarraban a él. Después, con la lentitud de las faenas aldeanas, preparó el fuego, lo prendió, desgarró las berzas, las echó en el pote negro, en compañía de unas patatas mal troceadas y de unas judías asaz secas, de la cosecha anterior, sin remojar. Al cabo de estas operaciones, tenía el tío Clodio liado su cigarrillo, y lo chupaba desgarbadamente, haciendo en los carrillo dos hoyos como sumideros, grises, entre el azuloso de la descuidada barba

Sin duda la leña estaba húmeda de tanto llover la semana entera, y ardía mal, soltando una humareda acre; pero el labriego no reparaba: al humo ¡bah!, estaba él bien hecho desde niño. Como Ildara se inclinase para sopla y activar la llama, observó el viejo cosa más insólita: algo de color vivo, que emergía de las remendadas y encharcadas sayas de la moza... Una pierna robusta, aprisionada en una media roja, de algodón...

—¡Ey! ¡Ildara!

—¡Señor padre!

—¿Qué novidá es esa?

—¿Cuál novidá?

—¿Ahora me gastas medias, como la hirmán del abade?

Incorporóse la muchacha, y la llama, que empezaba a alzarse, dorada, lamedora de la negra panza del pote, alumbró su cara redonda, bonita, de facciones pequeñas, de boca apetecible, de pupilas claras, golosas de vivir.

—Gasto medias, gasto medias —repitió sin amilanarse—. Y si las gasto, no se las debo a ninguén.


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Dominio público
195 págs. / 5 horas, 41 minutos / 513 visitas.

Publicado el 13 de septiembre de 2018 por Edu Robsy.

Cuentos de Varios Colores

José Fernández Bremón


Cuentos, colección


El nacimiento de la pulga

En los primeros tiempos, cuando toda la materia fue poco a poco condensándose y tomando forma, dijo Dios al Genio de la Tierra:

—Ha llegado el momento de poblar de vivientes tu planeta: convoca a los espíritus creados para habitarla y que elijan cuerpo y manera de vivir a su gusto. Y hágase.

El Genio bajó a la Tierra para obedecer sin discutir; pero muy desconsolado, y pensando que aquel decreto iba a arruinar el planeta que se le había confiado, decía con tristeza:

—¿Habré cometido alguna falta en la distribución de montañas y llanuras, climas y paisajes, y curso y reglamento de las aguas? ¿Estarán mal calculados los movimientos de la atmósfera? ¿Parecerán mezquinos los árboles que yo creía tan gallardos, y las variedades que imaginaba tan complicadas e ingeniosas de los minerales y las plantas? Bajo el temor de haber desagradado, ahora me parece ruda y bárbara mi obra. ¡Qué pálidos, escasos y pobres son los colores que ha combinado con las vibraciones de la luz, y qué mal dispuestas me parecen las leyes del sonido, de la gravedad y del calor! Los contornos de las montañas y la forma de los continentes no tienen armonía y son extravagantes.

Y un pensamiento aún más terrible le hizo afligirse hasta el extremo.

—¿Habré revelado por torpeza el gran secreto del crear, que se me ordenó poner de manifiesto claramente, pero de modo que resultase oculto por su misma claridad? Grave ha sido mi error cuando se me manda entregar la Tierra a esos espíritus inquietos e innumerables, para que la estropeen con sus malos instintos, brutalidad, torpeza, orgullo y condiciones destructoras y malignas. Es verdad que no todos son malos, y los hay inofensivos y agradables... ¿Qué resultará?


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Dominio público
13 págs. / 24 minutos / 48 visitas.

Publicado el 18 de julio de 2024 por Edu Robsy.

Cuentos Escogidos

Silverio Lanza


Cuentos, colección


Advertencia

Agotadas las varias ediciones de El año triste, Cuentecitos sin importancia, Cuentos políticos y Cuentos para mis amigos, y no conviniéndome hacer nuevas ediciones, porque tengo mucho original inédito, formo este tomo con cuentos de las colecciones dichas, con algunos que no se han publicado y con otros de las colecciones ¡Pestes!, Cuentos de locos, Los grandes señores, Cuentos económicos y Leyendas del timo.

Quisiera acertar en ello.


El editor,

J. B. A.

Nota preliminar

Algunas personas nos han dicho de varias maneras, y con sana intención, que les agradecemos, lo siguiente: Si continúan ustedes indisponiéndose con los críticos, no citaran sus obras de ustedes, y éstas no se venderán.

La cuestión es de transcendencia grave, y merece que de ella opinemos; pero de ningún modo porque se refiera á nosotros, pues las personas que nos conocen saben que en nuestros libritos, llenos, al parecer, de un subjetivismo extravagante, no hay absolutamente nada de subjetivismo cierto.

Y como la cuestión tiene carácter moral y carácter económico, hablaremos de ella separadamente.


El autor. El editor.

Opinión del autor.

En un libro mío, que no cito, porque la cita no parezca auto-bombo, digo: Si desea usted censurarme, convénzame de que es superior á mí en cultura, y yo me someteré gustosísimo á su autoridad de usted.

He rechazado la crítica grosera que todavía tiene inocentes que la paguen, que la teman y que la escuchen.

La crítica grosera es una procacidad ó es una cobardía.

Es una procacidad, si el crítico porque no le agrado un libro insulta al autor y le provoca á duelo, contando con la inocencia de unos padrinos que, si estiman su honor propio, no deben consentir practicas caballerescas á madrugadores presidiables.


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Dominio público
102 págs. / 2 horas, 59 minutos / 189 visitas.

Publicado el 29 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.

Cuentos Pintorescos

Ángela Grassi


Cuentos, colección


La urna de oro

Fué en la gran ciudad de Lieja, centro de la activa industria flamenca, en donde sucedió lo que voy á referiros; en Lieja, la ciudad majestuosa y sombría al mismo tiempo, de calles angostas, dó no penetra el sol, de casas altísimas y negruzcas, pero de anchas plazas, de soberbios monumentos, de gigantescas torres; que se agrupa parte en el fértil llano, parte en anfiteatros sobre las primeras colinas del monte de San Walburg, y que se espeja á la vez en dos caudalosos ríos, el Mosa y el Vurthe, que multiplican cien y cien veces sus cúpulas en sus ondas temblorosas.

Ahora bien; en Lieja existe una grande y suntuosa iglesia, llamada de San Pablo, y en esta iglesia, aun hoy se admira una bellísima urna de oro, en donde están encerrados los despojos mortales de San Lamberlo, protector de la ciudad.

Y hé aquí la sencilla historia de esta urna maravillosa, tal cual la refieren los ancianos obreros, cuando por las noches se entregan al descanso, sentándose en torno de una enorme jarra de cerveza, que es su bebida favorita.

Era en 1049: agostábanse los postreros frutos del Otoño y la brisa se iba convirtiendo en cierzo, y tras el cierzo asomaban los rudos aquilones que quitan á los árboles sus postreras hojas; que arrebatan á la tierra sus postreras flores, que todo lo tronchan y aniquilan, preparando la entrada triunfal del caduco invierno, que viene envuelto en un manto de nieve; que trae adornada la frente con una diadema de hielos!

Era el primero de Noviembre, día de la fiesta de Todos los Santos; rayaba el alba, y las campanas de la ciudad tocaban melancólicamente el Angelus.

Ninguna luz brillaba en los cielos, ninguna luz brillaba en la tierra; los habitantes de Lieja dormían y no lo oyeron. Uno sólo lo oyó, y es que su lecho era de espinos, porque lo habían mullido los cuidados; es que la miseria, con su voz lúgubre, mecía su inquieto sueño.


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Dominio público
33 págs. / 58 minutos / 192 visitas.

Publicado el 27 de noviembre de 2021 por Edu Robsy.

Cuentos Populares de Vizcaya

Antonio de Trueba


Cuentos, colección


Cata-ovales

Tradición popular vizcaína

I

Eleve los Dos mundos á tantos compatriotas míos como residen en la América latina con el pensamiento y el corazón en los valles nativos; una de las mil tradiciones que he recogido en estos amados valles, y llévela desnuda de toda gala retórica, pues me falta tiempo para suplir con tales galas su desnudez originaria.

II

Al Oeste del valle donde tienen asiento los concejos de Galdames y Sopuerta, arrancan dos montañas paralelas en dirección al valle de Arcentales, separadas por una honda y estrecha cañada, por cuyo fondo se precipita un bullicioso riachuelo cuyas riberas pueblan frondosas arboledas y minas de ferrerías y aceñas.

Casi al comedio de esta cañada en la ribera izquierda, blanquea la aldeita de Labarrieta, con sus doce ó catorce casas rodeadas de heredades, viñedos y árboles frutales, con su iglesita de Santa Cruz y su ermita de Santa Lucía, que tapa la boca y sirve como de portería á una singular caverna, allá arriba en la ladera de la montaña.

Sirviendo como de estribación á la montaña, meridional ó del lado opuesto y asomándose por espacio de media legua á la hondonada, sigue la dirección de ésta un cordón de blancas rocas calcáreas, que elevándose cada vez mas, terminan frente á la aldeita, con elevación tal, que causa vértigo el asomarse á ellas por el campo del Oval, nombre que lleva la planicie ó meseta que en aquel punto las domina.

Aquella parte de la cordillera pétrea, se llama la Peña de la Miel, porque es frecuente ver destilar por ella la miel de los tártanos ó panales que labran las abejas en sus grutas y concavidades.


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Dominio público
199 págs. / 5 horas, 49 minutos / 181 visitas.

Publicado el 24 de diciembre de 2021 por Edu Robsy.

Cuentos Sacroprofanos

Emilia Pardo Bazán


Cuentos, Colección


«La Borgoñona»

El día que encontré esta leyenda en una crónica franciscana, cuyas hojas amarillentas soltaban sobre mis dedos curiosos el polvillo finísimo que revela los trabajos de la polilla, quedéme un rato meditabunda, discurriendo si la historia, que era edificante para nuestros sencillos tatarabuelos, parecía escandalosa a la edad presente. Porque hartas veces observo que hemos crecido, si no en maldad, al menos en malicia, y que nunca un autor necesitó tanta cautela como ahora para evitar que subrayasen sus frases e interpreten sus intenciones y tomen por donde queman sus relatos inocentes. Así todos andamos recelosos y, valga esta propia metáfora, barba sobre el hombro, de miedo de escribir algo pernicioso y de incurrir en grandísima herejía.

Pero acontece que si llega a agradarnos o a producirnos honda impresión un asunto, no nos sale ya fácilmente de la cabeza, y diríase que bulle y se revuelve allí cula el feto en las maternas entrañas, solicitando romper su cárcel oscura y ver la luz. Así yo, desde que leí la historia milagrosa que —escrúpulos a un lado— voy a contar, no sin algunas variantes, viví en compañía de la heroína, y sus aventuras se me aparecieron como serie de viñetas de misal, rodeadas de orlas de oro y colores caprichosamente iluminadas, o a modo de vidriera de catedral gótica, con sus personajes vestidos de azul turquí, púrpura y amaranto. ¡Oh, quién tuviese el candor, la hermosa serenidad del viejo cronista para empezar diciendo: «¡En el nombre del Padre...!»

I

Eran muchos, muchos años o, por mejor decir, muchos siglos hace; el tiempo en que Francisco de Asís, después de haber recorrido varias tierras de Europa, exhortando a la pobreza y a la penitencia, enviaba sus discípulos por todas partes a continuar la predicación del Evangelio.


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Dominio público
197 págs. / 5 horas, 44 minutos / 232 visitas.

Publicado el 14 de septiembre de 2018 por Edu Robsy.

Cuentos y Diálogos

Juan Valera


Cuentos, Diálogos, Teatro, Colección


Al Excmo. Sr. D. Enrique R. De Saavedra, Duque de Rivas.

Mi querido amigo: Bien hubiera querido yo escribir algo nuevo expresamente para dedicárselo a V., pero mi pobre ingenio está marchito y seco desde hace dos o tres años, y empiezo a perder toda esperanza de que reverdezca y vuelva a florecer algún día.

En tan desengañada situación y urgiéndome pagar la deuda de la lindísima fantasía que tuvo V. la bondad de dedicarme, me decido a dedicar a V. esta colección de Cuentos y Diálogos, que, si bien publicados antes aisladamente, salen hoy por vez primera reunidos en un tomo.

Ahí van Parsondes, que V. tanto celebra; El pájaro verde, cuento vulgar que me contó con singular talento su señora madre de usted y que yo no he hecho sino poner por escrito, procurando competir con Perrault, Andersen y Musaus; El bermejino prehistórico, que yo encuentro gracioso en fuerza de ser disparatado; y los diálogos de Asclepigenia y Gopa, el primero de los cuales sigo creyendo que es lo más elegante y discreto, o si se quiere lo menos tonto, que he escrito en mi vida.

Acoja V. con benignidad estas obrillas ligeras, sobre las cuales nada más se me ocurre que decir, pues las escribí sin intención de enseñar y sólo con el fin de pasar el tiempo y de ver si lograba divertirme yo y divertir también a quien me leyese.


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122 págs. / 3 horas, 33 minutos / 392 visitas.

Publicado el 29 de abril de 2016 por Edu Robsy.

89101112