Textos más populares esta semana etiquetados como Ensayo | pág. 3

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Intelectualidad y Espiritualidad

Miguel de Unamuno


Ensayo


There are more things in heaven and earth, Horatio
than are dreamt of in your phylosophy.

Hay en los cielos y en la tierra, Horacio,
más que lo que sueña tu filosofía.

(Palabras del espiritual Hamlet al intelectual Horacio,
en el acto I, escena V, del Hamlet de Shakespeare)
 

Llevaba unos días de dispersión espiritual, de estéril mariposeo de la mente; nada lograba interesarle: cogía un libro, abríalo, leía dos o tres páginas de él y tenía que cerrarlo, porque la atención se le escapaba y desparramaba; poníase a escribir, y tantas eran las cuartillas rotas cuantas eran las escritas. Y, sin embargo, nunca gozó de mejor salud, nunca se sintió tan henchido de sangre corriente y rica, nunca rimaron mejor su corazón y sus pulmones. A la vez barruntaba dentro de sí algo fuerte y maduro que forcejeaba por brotar; creíase en vísperas de parir pensamientos rebosantes de vida y esplendor. Pero algo así como una calma solemne, contra la que luchaba en vano, le envolvía y perlesiaba. Era, sin duda, torpeza no esperar sosegado la gracia del Espíritu, sino irse a arrancarla a tirones.


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Dominio público
15 págs. / 27 minutos / 310 visitas.

Publicado el 13 de septiembre de 2018 por Edu Robsy.

La Fe

Miguel de Unamuno


Ensayo, religión


P. –¿Qué cosa es fe?

R. –Creer lo que no vimos.


¿Creer lo que no vimos? ¡Creer lo que no vimos, no!, sino crear lo que no vemos. Crear lo que no vemos, sí, crearlo, y vivirlo, y consumirlo, y volverlo a crear y consumirlo de nuevo viviéndolo otra vez, para otra vez crearlo… y así; en incesante tormento vital. Esto es fe viva, porque la vida es continua creación y consunción continua, y, por lo tanto, muerte incesante. ¿Crees acaso que vivirías si a cada momento no murieses?

La fe es la conciencia de la vida en nuestro espíritu, porque pocos vivos la tienen de que viven, si es que puede llamarse vida a esa suya.

La fe es confianza ante todo y sobre todo; fe en sí mismo tiene quien en sí mismo confía, en sí y no en sus ideas; quien siente que su vida le desborda y le empuja y le guía; que su vida le da ideas y se las quita.

No tiene fe el que quiere, sino el que puede; aquel a quien su vida se la da, porque es la fe don vital y gracia divina si queréis. Porque si tienes fe inquebrantable en que has de llevar algo a cabo, fe que trasporta montañas, no es en rigor la fe esa la que te da potencia para cumplir ese trasporte, sino que es la potencia que en ti latía la que se te revela como fe. No espolees, pues, a la fe, que así no te brotará nunca. No la hurgues. Deséala con todo tu corazón y todo tu ahínco, y espera, que la esperanza es ya fe. ¿Eres débil? Confía en tu debilidad, confía en ella, y ocúltate, bórrate, resígnate; que la resignación es también fe.

No busques, pues, derecha e inmediatamente, fe; busca tu vida, que si te empapas en tu vida, con ella te entrará la fe. Pon tu hombre exterior al unísono del interior, y espera. Espera, porque la fe consiste en esperar y querer.


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Dominio público
14 págs. / 24 minutos / 300 visitas.

Publicado el 16 de abril de 2020 por Edu Robsy.

La Instrucción del Obrero

Concepción Arenal


Ensayo, Política


La Comisión organizadora del Congreso autoriza a tratar asuntos que no estén literalmente formulados en los temas que han de discutirse; en virtud de esta autorización, haremos algunas observaciones respecto a la instrucción del obrero.

La cuestión social, como la llaman, y que, lejos de ser una, son muchas, es en gran parte cuestión pedagógica, porque para las colectividades, como para los individuos, en la manera de ser influye la manera de pensar, y en la de pensar, la de saber.

Se mencionan y discuten diferentes crisis que tienen más o menos influencia en el bienestar del obrero: crisis financiera, crisis monetaria, crisis comercial, crisis industrial; pero no se habla de la crisis intelectual que existe, y es factor poderoso de los problemas sociales.

El ideal de algunas personas, seguramente no bello, es que el trabajador manual no sepa más que trabajar con las manos. Prescindiendo aquí de si eso es bueno o malo, consignaremos que de hecho es imposible, y, por causas cuyos efectos no está en poder de nadie evitar, el obrero sabe algo, tiene algunas ideas, pero no bastantes, y de aquí la crisis intelectual.

La iniciación intelectual del pueblo, hay que repetirlo y recordarlo, es un hecho, bueno o malo, fatal o providencial, pero un hecho de que el pedagogo no puede prescindir. Se dice muchas veces que las muchedumbres se extravían porque tienen malas ideas, y más exacto sería decir que por tener pocas se apartan del buen camino.

El que discurre con pocas ideas es fácilmente avasallado por una; de lo cual resultan deformidades intelectuales algo semejantes a las del cuerpo que tiene una parte excesivamente desarrollada y el resto escuálido y raquítico. En el indivicluo, decir dominado por una idea fija equivale a decir trastornado; lo mismo aconteoe en las colectividades cuando el equilibrio intelectual no puede establecerse por falta de los elementos necesarios para formarle.


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8 págs. / 14 minutos / 787 visitas.

Publicado el 21 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

Todo al Vuelo

Rubén Darío


Crítica, Ensayo, Artículo, Opinión


Films de París

Los exóticos del «Quartier».

En la terraza del Valchette, o desde algún banco del Luxemburgo, me fijo singularmente en los exóticos que desfilan. Y me llama sobre todo la atención el negrito del panamá, un negrito negro, negro, con un panamá blanco, blanco. Es un negrito delgado, ágil, simiesco, orgulloso, pretencioso, pintiparado, petimetre, suficiente, contento y como danzante. París contiene varias clases de hijos de Cham, pero este negrito a ninguna de ellas pertenece. No es, seguramente, el célebre payaso Chocolat, que ha recibido recientemente una medalla por haber ido muchos años a divertir con saltos y muecas a los niños pobres de los hospitales y asilos; no será, por cierto, Koulery Ouníbalo, príncipe Gleglé, hijo del rey Behanzin Cortacabezas, que puede verse reproducido en cera en el Museo Grevin, y del cual príncipe, que ha servido como buen soldado a Francia, no ha vuelto a acordarse el Estado que depusiera a su padre; no será, de ninguna manera, el diputado por la Guadalupe, Legitimus, que ha pasado ya los años de la alegre juventud; no será, sobre todo, el estupendo Johnson, que desquijarró a Jeffries en Yanquilandia y cuyo retrato y «sonrisa de oro» han popularizado las gacetas. ¿Quién será, entonces, este negrito pintiparado que camina en se dandinant; y dodelinant de la tête? A veces va solo; a veces con otros compañeros de color, pero que no tienen sus manifestaciones de holgura ni su cándido jipijapa; a veces, en compañía de una moza pizpireta del quartier, una de esas trabadas calipigias que andan hoy por la moda en perpetua gymkana.


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Dominio público
183 págs. / 5 horas, 20 minutos / 494 visitas.

Publicado el 11 de diciembre de 2018 por Edu Robsy.

Ideocracia

Miguel de Unamuno


Ensayo, filosofía, política


De la tiranías todas, la más odiosa me es, amigo Maeztu, la de las ideas; no hay cracia que aborrezca más que la ideocracia, que trae consigo, cual obligada secuela, la ideofobia, la persecución, en nombre de unas ideas, de otras tan ideas, es decir, tan respetables o tan irrespetables como aquéllas. Aborrezco toda etiqueta; pero si alguna me habría de ser más llevadera es la de ideoclasta, rompeideas. ¿Que cómo quiero romperlas? Como las botas, haciéndolas mías y usándolas.

El perseguir la emisión de esas ideas a que se llama subversivas o disolventes, prodúceme el mismo efecto que me produciría el que, en previsión del estallido de una caldera de vapor, se ordenase romper el manómetro en vez de abrir la válvula de escape. Al afirmar con profundo realismo Hegel que es todo idea, redujo a su verdadera proporción a las llamadas por antonomasia ideas, así como al comprender que es milagroso todo cuanto nos sucede, se nos muestran, a su más clara luz, los en especial llamados milagros.

Idea es forma, semejanza, species… ¿Pero forma de qué? He aquí el misterio: la realidad de que es forma, la materia de que es figura, su contenido vivo. Sobre este misterio giró todo el combate intelectual de la Edad Media; sobre él sigue girando hoy. La batalla entre individualistas y socialistas es, en el fondo lógico, la misma que entre nominalistas y realistas. Esto en el fondo lógico; pero ¿y en el vital? Porque es la forma especial de vida de cada uno lo que le lleva a la mente tales o cuales doctrinas.

¿Que las ideas rigen al mundo? Apenas creo en más idea propulsora del progreso que en la idea-hombre, porque también es idea, esto es, apariencia y forma cada hombre; pero idea viva, encarnada; apariencia que goza y vive y sufre, y que, por fin, se desvanece con la muerte.


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Dominio público
11 págs. / 20 minutos / 424 visitas.

Publicado el 10 de mayo de 2020 por Edu Robsy.

La Crisis del Patriotismo

Miguel de Unamuno


Ensayo


Ahora que con ocasión de la desdichada guerra de Cuba, en que se está malgastando el tesoro espiritual del pobre pueblo español y abusando de su paciencia, se ha dado suelta por la Prensa de la mentira a la patriotería hipócrita, ahora es la verdadera oportunidad de hablar aquí del sentimiento patriótico y de la crisis por que está pasando en los espíritus todos progresivos, los abiertos a las iniciaciones del futuro; ahora, que es cuando lo creen más inoportuno los prudentes, según el mundo viejo. Para estos tales es no ya inoportuna, sino hasta criminal la injerencia de la idea en el campo de la fuerza cuando está ésta a su negocio; después es ya otra cosa. En triunfando, tienen razón, que es lo propio del bruto. Lo del hombre es tener verdad, no razón precisamente.

Lo cierto es que apena de veras el oír a uno y otro en tertulias y reuniones privadas manifestar la verdad de lo que sienten sobre esa desdicha y observar luego que por ninguna parte cuaja y se muestra al público esa verdad de sentimiento.

La Historia, la condenada Historia, nos oprime y ahoga, impidiendo que nos bañemos en las aguas vivas de la Humanidad eterna, la que palpita en hechos permanentes bajo los mudables sucesos históricos. Y en este caso concreto, la Historia nos oprime con esa pobre honra nacional, cuya fórmula dio en nuestro siglo llamado de oro el conde Lozano, de Las mocedades del Cid, diciendo:


Procure siempre acertarla
el honrado y principal;
pero si la acierta mal
defenderla y no enmendarla.
 

Frente a esta honra, que es en este caso la razón, hay que mostrar la verdad, y aquí la verdad arranca del verdadero estado íntimo del sentimiento patriótico hoy.


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Dominio público
8 págs. / 15 minutos / 326 visitas.

Publicado el 13 de septiembre de 2018 por Edu Robsy.

Parisiana

Rubén Darío


Novela, Ensayo


DEDICATORIA

A
J. DOLORES GAMEZ
ANTIGUA GRATITUD
Y PERDURABLE AMISTAD

Rubén Darío.

LIBRO I

FIGURAS REALES

He vist pasar á una anciana vestida de negro, cuya existencia representa una d las terribles lecciones de Dios. Es la «re renante» del poema de Rober de Montesquieu ...; es el espectro doloroso de una soberana; es Eugeni de Guzmán, Fernández, la Cerda, Leira, Teba, Baños y Mora, condesa d Montijo, un tiempo emperatriz de los franceses. Clavel de Granada rosa de Madrid, lis de París, después de una horrenda tempestad d sangre y duelos, he ahí en lo que ha venido á parar: en una trist vieja enlutada, llena de amargura y desdeñada de la muerte. Un dí se presenta á visitar en su obscuro incógnito, este ó aquel palacio ó museo ó biblioteca, y el canoso guardián comienza á explicar: «Un vez el emperador ...» Y la dama, levantando su velo: «Jean, ¿m conoces?...» «¡Ah! ¡Majestad!...» Sí; es la española garbosa y linda la rosa-reina pintada por el pincel adulador de Winterhalter, entr vivas rosas; la orgullosa diadema de las Tullerías, que vivió un tiemp en cuentos de hadas y en decamerones imperiales, que se creyó dueña de mundo, que pasó en placer y soberbia como en un sueño, y despertó á lo cañonazos alemanes, en la hora lívida de la derrota, y que mientra su marido entregaba la espada al primo de Berlín, ella huía al otr lado de la Mancha, amparada por un dentista yanqui ... ¡La pobre Marí Antonieta, más trágica, no pudo salvar su cándido pescuezo de cisne austriaco!


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Dominio público
158 págs. / 4 horas, 37 minutos / 272 visitas.

Publicado el 10 de diciembre de 2018 por Edu Robsy.

Cartas Americanas

Juan Valera


Ensayo, Literatura


Al Excmo. Señor Don Antonio Cánovas del Castillo

Mi querido amigo: Como pobre muestra de la buena amistad que, desde hace años, me une á Ud., y de la gratitud que le debo por el benigno prólogo que escribió para mis novelas, dedico á Ud. este librito, donde van reunidas algunas de mis cartas sobre literatura de la América española.

Espero que sea Ud. indulgente conmigo y que acepte gustoso la ofrenda, á pesar de su corta ó ninguna importancia.

Yo entiendo, sin afectación de modestia, que mi trabajo es ligerísimo; pero la intención que me mueve y el asunto de que trato le prestan interés, del cual Ud., que con tanto fruto cultiva la historia política de nuestra nación, sabrá estimar el atractivo.

Breve fué la preponderancia de los hombres de nuestra Península en el concierto de las cinco ó seis naciones europeas que crearon la moderna civilización y por toda la tierra la difundieron; mas, á pesar de la brevedad, la preponderancia fué gloriosa y fecunda. Completamos casi, gracias á navegantes y descubridores atrevidos y dichosos, el conocimiento del planeta en que vivimos; ampliando el concepto de lo creado, despertamos é hicimos racional el anhelo de explorarlo y de explicarlo por la ciencia; abrimos y entregamos á la civilización inmensos continentes é islas; y luchamos con fe y con ahinco, ya que no con buena fortuna, porque la excelsa y sacra unidad de esa civilización no se rompiera.


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212 págs. / 6 horas, 12 minutos / 109 visitas.

Publicado el 3 de septiembre de 2020 por Edu Robsy.

Cómo se Hace una Novela

Miguel de Unamuno


Ensayo, novela


Prólogo

Cuando escribo estas líneas, a fines del mes de mayo de 1927, cerca de mis sesenta y tres, y aquí, en Hendaya, en la frontera misma, en mi nativo país vasco, a la vista tantálica de Fuenterrabía, no puedo recordar sin un escalofrío de congoja aquellas infernales mañanas de mi soledad de París, en el invierno, del verano de 1925, cuando en mi cuartito de la pensión del número 2 de la rue Laperouse me consumía devorándome al escribir el relato que titulé: Cómo se hace una novela. No pienso volver a pasar por experiencia íntima más trágica. Revivíanme para torturarme con la sabrosa tortura —de «dolor sabroso» habló santa Teresa— de la producción desesperada, de la producción que busca salvarnos de la obra, todas las horas que me dieron El sentimiento trágico de la vida. Sobre mí pesaba mi vida toda, que era y es mi muerte. Pesaban sobre mí no sólo mis sesenta años de vida individual física, sino más, mucho más que ellos; pesaban sobre mí siglos de una silenciosa tradición recogidos en el más recóndito rincón de mi alma; pesaban sobre mí inefables recuerdos inconscientes de ultra-cuna. Porque nuestra desesperada esperanza de una vida personal de ultra-tumba se alimenta y medra de esa vaga remembranza de nuestro arraigo en la eternidad de la historia.

¡Qué mañanas aquellas de mi soledad parisiense! Después de haber leído, según costumbre, un capítulo del Nuevo Testamento, el que me tocara en turno, me ponía a aguardar y no sólo a aguardar sino a esperar, la correspondencia de mi casa y de mi patria y luego de recibida, después del desencanto, me ponía a devorar el bochorno de mi pobre España estupidizada bajo la más cobarde, la más soez y la más incivil tiranía.


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88 págs. / 2 horas, 35 minutos / 1.977 visitas.

Publicado el 12 de septiembre de 2018 por Edu Robsy.

Juan de Mairena

Antonio Machado


Miscelánea, aforismos, ensayo


Habla Juan de Mairena a sus alumnos

I

La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero.

AGAMENÓN. Conforme.

EL PORQUERO. No me convence.

* * *

(Mairena, en su clase de Retórica y Poética).

—Señor Pérez, salga usted a la pizarra y escriba: «Los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa».

El alumno escribe lo que se le dicta.

—Vaya usted poniendo eso en lenguaje poético.

El alumno, después de meditar, escribe: «Lo que pasa en la calle».

MAIRENA. No está mal.

* * *

—Cada día, señores, la literatura es más escrita y menos hablada. La consecuencia es que cada día se escriba peor, en una prosa fría, sin gracia, aunque no exenta de corrección, y que la oratoria sea un refrito de la palabra escrita, donde antes se había enterrado la palabra hablada. En todo orador de nuestros días hay siempre un periodista chapucero. Lo importante es hablar bien: con viveza, lógica y gracia. Lo demás se os dará por añadidura.

* * *

(Sobre el diálogo y sus dificultades).

«Ningún comediógrafo hará nada vivo y gracioso en el teatro sin estudiar a fondo la dialéctica de los humores». Esta nota de Juan de Mairena va acompañada de un esquema de diálogo en el cual uno de los interlocutores parece siempre dispuesto a la aquiescencia, exclamando a cada momento ¡Claro!, ¡claro!, mientras el otro replica indefectiblemente: ¡Oh, no tan claro!, ¡no tan claro! En este diálogo, el uno acepta las razones ajenas casi sin oírlas, y el otro se revuelve contra las propias, ante el asentimiento de su interlocutor.

* * *


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Dominio público
324 págs. / 9 horas, 28 minutos / 1.610 visitas.

Publicado el 5 de enero de 2020 por Edu Robsy.

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