Textos más populares esta semana etiquetados como Filosofía | pág. 3

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El Caminante y su Sombra

Friedrich Nietzsche


Filosofía


Introducción

La sombra.—Hace mucho tiempo que no te oigo hablar; quiero ofrecerte la oportunidad de que lo hagas.

El caminante.—¿Quién es? ¿Dónde hablan? Me parece que me oigo hablar, aunque con una voz más débil que la mía.

La sombra.—(Tras una pausa) ¿No te agrada tener la oportunidad de hablar?

El caminante.—¡Por Dios y por el resto de cosas en las que no creo! ¡Es mi sombra la que habla!: la estoy oyendo, pero no me lo creo.

La sombra.—Supongamos que así es. No pienses más en eso. Dentro de una hora habrá acabado todo.

El caminante.—En eso precisamente estaba yo pensando, cuando en un bosque de los alrededores de Pisa vi unos camellos, primero dos y luego cinco.

La sombra.—Bueno será que tanto tú como yo seamos igualmente pacientes con nosotros mismos, una vez que nuestra razón guarda silencio; de este modo, no usaremos palabras agrias en nuestra conversación, ni nos pondremos reticentes el uno con el otro si no nos entendemos. Si no se sabe dar una respuesta completa, basta con decir algo; es la condición que pongo para charlar con alguien. En toda conversación un tanto larga, el más sabio dice por lo menos una locura y tres estupideces.

El caminante.—Lo poco que exiges no es muy halagador para el que te escucha.

La sombra.—¿Es que tengo que adularte?

El caminante.—Yo creía que la sombra del hombre era su vanidad y que, en tal caso, no preguntaría si había de adular.

La sombra.—Por lo que yo sé, la vanidad del hombre no pregunta, como he hecho yo dos veces, si puede hablar: habla siempre.


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Dominio público
142 págs. / 4 horas, 9 minutos / 5.521 visitas.

Publicado el 28 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

El Contrato Social

Jean-Jacques Rousseau


Filosofía, Política


Libro I

Quiero investigar si en el orden civil puede existir alguna norma de administración legítima y segura, considerando a los hombres tal como son y a las leyes tal como pueden ser. Trataré de unir siempre en esta investigación lo que permite el derecho con lo que establece el interés, de forma que no haya oposición entre justicia y utilidad.

Entro en materia sin demostrar la importancia del tema. Me preguntarán si soy un príncipe o un legislador para escribir sobre política. Respondo que no y que por eso mismo escribo sobre política. Si fuese un príncipe o un legislador no perdería el tiempo diciendo lo que hay que hacer, sino que lo haría o me callaría.

Habiendo nacido ciudadano de un Estado libre y miembro del soberano, por poca influencia que pueda tener mi voz en los asuntos públicos, el derecho de votar basta para que tenga el deber de instruirme. Dichoso, cada vez que reflexiono sobre los gobiernos, de encontrar siempre nuevos motivos para amar al de mi país.

1. Tema de este primer libro

El hombre ha nacido libre y en todas partes se halla encadenado. Hay quien se cree el amo de los demás aunque sea más esclavo que ellos. ¿Cómo ha ocurrido este cambio? Lo ignoro. ¿Qué es lo que puede hacerlo legítimo? Creo poder resolver esta cuestión.


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Dominio público
123 págs. / 3 horas, 36 minutos / 3.012 visitas.

Publicado el 18 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

Lo Bello y lo Sublime

Immanuel Kant


Filosofía, tratado


Con el título de «Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime» publicó Kant en Königsberg (1764) este ensayo de vario y atrayente contenido. Numerosas ediciones sueltas se han hecho de este encantador tratadito, sin contar las varias ediciones de las obras completas del autor.

Más que de estética, en el sentido estricto de la palabra, tratan las «Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime» de asuntos varios, moral, psicología, descripción de los caracteres individuales y nacionales; en suma, de toda suerte de temas interesantes que pueden ocurrirse alrededor del asunto principal. Está escrito en estilo fácil y cómodo —extraña excepción en la obra de Kant—, lleno de ingenio, alegría, penetración, con una sencillez encantadora. Se comprende fácilmente que un crítico haya podido comparar a Kant —refiriéndose a esta obra— con «La Bruyère», el autor de los «Caracteres».

En este ensayo es donde Kant ataca por primera vez el problema estético, y aunque sus ideas fundamentales acerca del arte y la belleza se hallan sistemáticamente expuestas en su obra posterior, la «Crítica del Juicio», tienen, sin embargo, las «Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime» cierto interés para el conocimiento de los orígenes de la estética kantiana. Pero sobre todo constituyen, como hemos dicho, una serie de delicadas ocurrencias, de certeras observaciones, de agudas críticas, sin el aparato solemne de la exposición didáctica.

Capítulo I

Sobre los diferentes objetos del sentimiento de lo sublime y de lo bello.


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Dominio público
53 págs. / 1 hora, 32 minutos / 541 visitas.

Publicado el 31 de octubre de 2021 por Edu Robsy.

Fedro

Platón


Diálogo, Filosofía


Sócrates.— Mi querido Fedro, ¿a dónde vas y de dónde vienes?

Fedro.— Vengo, Sócrates, de casa de Lisias, hijo de Céfalo, y voy a pasearme fuera de muros; porque he pasado toda la mañana sentado junto a Lisias, y siguiendo el precepto de Acumenos, tu amigo y mío, me paseo por las vías públicas, porque dice que proporcionan mayor recreo y salubridad que las carreras en el gimnasio.

Sócrates.— Tiene razón, amigo mío; pero Lisias, por lo que veo, estaba en la ciudad.

Fedro.— Sí, en casa de Epícrates, en esa casa que está próxima al templo de Júpiter Olímpico, la Moriquia.

Sócrates.— ¿Y cuál fue vuestra conversación? Sin dudar, Lisias te regalaría algún discurso.

Fedro.— Tú lo sabrás, si no te apura el tiempo, y si me acompañas y me escuchas.

Sócrates.— ¿Qué dices? ¿no sabes, para hablar como Píndaro, que no hay negocio que yo no abandone por saber lo que ha pasado entre tú y Lisias?

Fedro.— Pues adelante.

Sócrates.— Habla pues.

Fedro.— En verdad, Sócrates, el negocio te afecta, porque el discurso, que nos ocupó por tan largo espacio, no sé por qué casualidad rodó sobre el amor. Lisias supone un hermoso joven, solicitado, no por un hombre enamorado, sino, y esto es lo más sorprendente, por un hombre sin amor, y sostiene que debe conceder sus amores más bien al que no ama, que al que ama.


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Dominio público
74 págs. / 2 horas, 9 minutos / 2.493 visitas.

Publicado el 13 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Critón

Platón


Diálogo, Filosofía


Sócrates: ¿Cómo vienes tan temprano, Critón? ¿No es aún muy de madrugada?

Critón: Es cierto.

Sócrates: ¿Qué hora puede ser?

Critón: Acaba de romper el día.

Sócrates: Extraño que el alcaide te haya dejado entrar.

Critón: Es hombre con quien llevo alguna relación; me ha visto aquí muchas veces, y me debe algunas atenciones.

Sócrates: ¿Acabas de llegar, o hace tiempo que has venido?

Critón: Ya hace algún tiempo.

Sócrates: ¿Por qué has estado sentado cerca de mí sin decirme nada, en lugar de despertarme en el acto que llegaste?

Critón: ¡Por Júpiter! Sócrates, ya me hubiera guardado de hacerlo. Yo, en tu lugar, temería que me despertaran, porque sería despertar el sentimiento de mi infortunio. En el largo rato que estoy aquí, me he admirado verte dormir con un sueño tan tranquilo, y no he querido despertarte, con intención, para que gozaras de tan bellos momentos. En verdad, Sócrates, desde que te conozco he estado encantado de tu carácter, pero jamás tanto como en la presente desgracia, que soportas con tanta dulzura y tranquilidad.

Sócrates: Sería cosa poco racional, Critón, que un hombre, a mi edad, temiese la muerte.

Critón: ¡Ah¡ ¡cuántos se ven todos los días del mismo tiempo que tú y en igual desgracia, a quienes la edad no impide lamentarse de su suerte!

Sócrates: Es cierto, pero en fin, ¿por qué has venido tan temprano?

Critón: Para darte cuenta de una nueva terrible, que, por poca influencia que sobre ti tenga, yo la temo; porque llenará de dolor a tus parientes, a tus amigos; es la nueva más triste y más aflictiva para mí.

Sócrates: ¿Cuál es? ¿Ha llegado de Delos el buque cuya vuelta ha de marcar el momento de mi muerte?


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Dominio público
16 págs. / 28 minutos / 2.971 visitas.

Publicado el 12 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Cokaine

Titus Six


Novela, Humor, Erótico, Filosofía, História, Comedia


Calor y dinero

 

 

En el transcurso de aquella tarde, a mediados de julio de 1974, la ciudad de Palo Largo claudicaba cocida bajo el sol ígneo del Estado de Nuevo México. Un averno ladino parecía campar a sus anchas, decidido a oprimir sin contemplaciones los destinos minúsculos e intrascendentes de los que permanecían al margen de la gracia divina. La crisis del petróleo, iniciada el año anterior, había dejado a muchísimo personal de patitas en la calle o con pagas miserables, ganadas hoy aquí y mañana allí. Gran cantidad de los trabajadores ocupados tampoco albergaba mejores miras, pues la coyuntura del momento tendía hacia un futuro cruel y desairado.


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Creative Commons
227 págs. / 6 horas, 37 minutos / 278 visitas.

Publicado el 30 de septiembre de 2024 por Titus Six.

Vida y Pensamientos Morales de Confucio

Confucio


Tratado, Filosofía, Ética


De la filosofía de los chinos

Todos los pueblos conocidos de la tierra, separados los unos de los otros por montañas inaccesibles, por la profundidad de los rios, por el abismo de las mares; mas divididos aun por las opiniones, por el culto religioso, por la industria, por las costumbres; pero reunidos por una comun ceguedad, parece hallarse convenidos entre ellos, en conceder el mas alto grado de gloria á los que les han hecho padecer el mayor número de males. Cenizas, ruinas, huesos descarnados, y una soledad horrible, testifican á la posteridad los altos hechos de los conquistadores, y les aseguran los elogios y la veneracion de los hijos á cuyos padres degollaron.

En este universal delirio, los Chinos solamente conservando ideas justas, y el amor de su bien estar, han preferido siempre los hombres que los ilustran, á los que los destruyen. El nombre de Fo-hí es tal vez menos harmonioso que los de Hermes y Orfeo; pero tambien es respetable. Este sabio Emperador, que reynaba, á lo menos, dos mil y quinientos años antes de nuestra era vulgar, supo preferir á toda otra especie de imperio, el de la razon, y se hizo el Preceptor de sus pueblos, que aun en el dia le llaman el Padre de la Ciencia.

Pero el arte de escribir aun no se habia inventado; y así ciertos nudos servian á los mercaderes para llevar cuenta de los pormenores de su comercio. Pero ¿cómo explicar la Filosofia con los nudos? El medio que Fo-hí empleó para asegurar á sus principios alguna duracion, no era menos insuficiente que aquel: trazó lineas, de las quales dió sin duda la correspondiente explicacion, pero ésta fué olvidada bien presto.

De este modo los conocimientos apenas trazados por Fo-hí, y que quiso transmitir á sus pueblos, habrian tenido una corta influencia sobre su prosperidad, si no se hubieran elevado de tiempo en tiempo Principes dignos de ocupar el trono de este grande hombre.


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Dominio público
49 págs. / 1 hora, 27 minutos / 296 visitas.

Publicado el 16 de julio de 2024 por Edu Robsy.

De la Tranquilidad del Ánimo

Lucio Anneo Séneca


Filosofía, Tratado


Capítulo I

Haciendo de mí examen, en mí, oh amigo Sereno, se manifestaron unos vicios tan descubiertos que casi se podían cortar con la mano, y otros más escondidos y no continuados, sino que a ciertos intervalos volvían; y a éstos los tengo por molestísimos, porque, como enemigos vagos, asaltan en las ocasiones, sin dar lugar a estar prevenidos como en tiempo de guerra, ni descuidados como en la paz. Hállome en estado (justo es confesarte la verdad, como a médico) que ni me veo libre de estas culpas que temía y aborrecía, ni me hallo de todo punto rendido a ellas. Véome en tal disposición, que si no es la peor, es por lo menos lamentable y fastidiosa. Ni estoy enfermo ni tengo salud, y no quiero que me digas que los principios de todas las virtudes son tiernos, y que con el tiempo cobran fuerza; porque no ignoro que aun las cosas en que se trabaja por la estimación, como son las dignidades y la fama de elocuentes, con todo lo demás que pende de parecer ajeno, se fortifica con el tiempo, y que así las cosas que tienen verdaderas fuerzas como las que se dejan sobornar con alguna vanidad, esperan a que poco a poco las dé color la duración. Tras esto recelo que la misma costumbre que suele dar constancia a las cosas, no me introduzca más en lo interior los vicios. La conversación larga, así de bienes como de males, engendra amor. Cuál sea esta enfermedad del ánimo perplejo en lo uno y en lo otro, sin ir con fortaleza a lo bueno ni a lo malo, no lo podré mostrar tan bien diciéndolo junto, cuanto dividiéndolo en partes. Diréte lo que a mí me sucede; tú puedes dar nombre a la enfermedad. Estoy poseído de un grande amor a la templanza; así lo confieso. Agrádame la cama no adornada con ambición; no me agrada la vestidura sacada del cofre y prensada con mil tormentos que la fuercen a hacer diferentes visos, sino la casera y común, en que ni hubo cuidado de guardarla ni le ha de haber en ponerla.


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Dominio público
36 págs. / 1 hora, 3 minutos / 2.900 visitas.

Publicado el 14 de diciembre de 2016 por Edu Robsy.

De la Naturaleza de las Cosas

Lucrecio


Poesía, tratado, filosofía


Libro primero

Madre de los Romanos, encanto de los dioses y de los hombres, pulcra Venus: Tú alientas los astros que en el ámbito de los cielos giran, las fértiles tierras y el inmenso Océano; todo animal por ti vive y por ti goza de la acción benéfica del Sol; ante la presencia tuya el cielo viste galas, huyen los vientos, la tierra produce olorosas flores, el mar se riza, el espléndido Olimpo llena de luz el Universo, la primavera brilla y el céfiro fecundo, libre, vuela; todos los seres que llenan los espacios, nutridos por tu influencia, festejan tu venida ¡oh diosa!; la gente alegre baila en el ameno prado ó á nado pasa arrebatados ríos; cuanto vive y siente, atraído por tus goces, te sigue hacia donde tú lo impulsas; y lo mismo en el dilatado mar que en los empinados montes, en los intranquilos ríos que en los pacíficos campos, y en el obscuro bosque, mansión de aves, todos los corazones por ti arden en irresistible llama de amor, y con estímulo deleitoso los siglos se propagan.


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Dominio público
209 págs. / 6 horas, 6 minutos / 1.820 visitas.

Publicado el 5 de agosto de 2020 por Edu Robsy.

Sofista

Platón


Diálogo, Filosofía


TEODORO, TEETETES, UN EXTRANJERO DE ELEA, SÓCRATES

Teodoro: Como convinimos ayer, Sócrates, aquí estamos cumpliendo nuestra cita puntualmente, y te traemos a este extranjero, natural de Elea, de la secta de Parménides y Zenón, que es un verdadero filósofo.

Sócrates: Quizá, querido Teodoro, en lugar de un extranjero, me traes algún dios. Homero refiere que los dioses y, particularmente el que preside a la hospitalidad, han acompañado muchas veces a los mortales justos y virtuosos, para venir entre nosotros a observar nuestras iniquidades y nuestras buenas acciones. ¿Quién sabe si tienes tú por compañero alguno de estos seres superiores, que haya venido para examinar y refutar nuestros débiles razonamientos, en una palabra, una especie de dios de la refutación?

Teodoro: No, Sócrates; no tengo en tal concepto a este extranjero; es más indulgente que los que tienen por oficio el disputar. Pero, si no creo ver en él un dios, le tengo, por lo menos, por un hombre divino, porque para mí todos los filósofos son hombres divinos.

Sócrates: Perfectamente, mi querido amigo. Podría suceder que fuese más difícil reconocer esta raza de filósofos, que la de los dioses. Estos hombres, en efecto, que la ignorancia representa bajo los más diversos aspectos, van de ciudad en ciudad, -no hablo de los falsos filósofos, sino de los que lo son verdaderamente-, dirigiendo desde lo alto sus miradas sobre la vida que llevamos en estas regiones inferiores, y unos los consideran dignos del mayor desprecio, y otros, de los mayores honores; aquí se les toma par políticos, allí por sofistas, y más allá, falta poco, para que los tengan por completamente locos. Quisiera saber de nuestro extranjero, si no lo lleva a mal, que opinión se tiene de todo esto en su país, y qué hombre se les da.

Teodoro: ¿De quiénes hablas?


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Dominio público
70 págs. / 2 horas, 2 minutos / 2.520 visitas.

Publicado el 25 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

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