Textos más largos etiquetados como Novela publicados el 17 de septiembre de 2016

Mostrando 1 a 10 de 15 textos encontrados.


Buscador de títulos

etiqueta: Novela fecha: 17-09-2016


12

Sancho Saldaña

Jose de Espronceda


Novela


Capítulo 1

En resolución él mostraba en su apostura que si estuviera bien vestido
le juzgaran persona de calidad y bien nacida.

Las barbas y los cabellos
… … … … … … . .
tiénelos fasta la cinta,
fasta la cinta y aun mase;
la cara mucho quemada
del mucho sol y del aire,
con el gesto demudado
muy fiero y espantable.

ANÓNIMO, Romance del conde Dirlos.

Serían las tres de la tarde un día del mes de agosto cuando un mozo de apariencia pobre y en traje muy derrotado, después de haber atravesado el arenoso pinar de Olmedo, se sentó a las frescas orillas del río Adaja al pie de un árbol que sombreaba la corriente y convidaba a descansar. Parecía ser de edad de dieciocho años, y aunque el polvo del camino y el calor del sol le traían algo desfigurado, su mirada era alegre, su semblante noble y su cuerpo airoso, siendo este elogio tanto más justo cuanto menos su traje y adornos le ayudaban a merecerlo. Traía un coleto de ante tan acuchillado, roto y mugriento, que apenas se conocía de qué era; una sobrevesta que había sido de color verde, y de que aun quedaban algunos jirones raídos; un sombrero tejido de hojas de árboles, las piernas y pies descalzos y una lanza en la mano derecha, que tal parecía el palo de que venía armado, y que tenía por contera un regatón de hierro.

—Veamos —dijo al sentarse— si aun aquí dentro del agua me mortifican también estos malditos tábanos que me persiguen.


Leer / Descargar texto


590 págs. / 17 horas, 13 minutos / 309 visitas.

Publicado el 17 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

La Hermana San Sulpicio

Armando Palacio Valdés


Novela


Capítulo 1. A las aguas de Marmolejo

Quiero contar la historia puntual de un episodio de mi vida que no deja de ofrecer algún interés; aunque mi impericia en el arte de escribir quizá llegue a quitárselo. Los sucesos que voy a confiar al papel son tan recientes, que el eco de sus vibraciones aún no se ha apagado en mi alma. Esto hará seguramente más confusa la narración. No han tenido tiempo a depositarse los sedimentos y no es fácil sumergir en esta época importante de mi vida la mirada y distinguir lo que debe tomarse y dejarse para hacer comprensivas y gratas estas confidencias. Pero, en cambio, palpitará en ellas la verdad, y a su mágico influjo tal vez se disipen y se borren las infinitas manchas que mi pluma habrá dejado caer.

Ante todo, es bien que os informe de quién soy, cuál es mi patria y mi condición. Estadme atentos.


Leer / Descargar texto


378 págs. / 11 horas, 2 minutos / 416 visitas.

Publicado el 17 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

Brenda

Eduardo Acevedo Díaz


Novela


En una casa situada en las afueras de Montevideo, a altas horas de una noche de verano que lucía algunas estrellas, y cuyo aire tibio formaba nebulosas con los vapores flotantes de la niebla alrededor de los reverberos, cruzaban por el patio varias sombras calladas e inquietas, personas que andaban sobre la punta de los pies comprimiendo sus alientos y evitando el más leve rumor. Algo grave ocurría. En ese hogar frío, en efecto, una mujer moribunda luchaba aún por conservarse al cariño de los suyos, asida a los últimos hilos de la vida, como quien puede estarlo a las ramas delgadas y flexibles de un arbusto espinoso, que crujen y se doblan por instantes, a medida que el cuerpo sin fuerzas y aterido gravita más hacia el abismo. Todo respiraba esa soledad abrumante que invade de súbito el ánimo, y que precede al vacío que deja un dolor severo. En el campo, en las arboledas, en las granjas vecinas no se percibía ruido alguno: tan sólo en la carretera que se extendía delante, las ruedas de algún carro que pasaba, a intervalos, lentamente, interrumpían la quietud de aquellas horas. La casa solitaria parecía una tumba. Pero el espíritu estaba lleno de zozobra y agitado allí dentro, en presencia de un cuadro que se renueva todos los días, y cuya impresión sin embargo no se borra nunca. ¡Tan difícil es acostumbrarse a la idea de que una vez ha de convertirse nuestro cuerpo en polvo, y de que hay un sueño sin ensueños, bajo el dosel de una noche eterna!

El médico había mirado a la enferma, la última vez, desde lejos, con expresión indefinible y actitud helada; esa expresión que indica el deseo de no asistir al último suspiro que la ciencia no ha podido retardar, y esa actitud que denuncia la impaciencia de abandonar un sitio en donde, al olor de la droga del récipe, va a seguirse el más especial aún, de un cadáver. Después había dicho, al retirarse:


Leer / Descargar texto


356 págs. / 10 horas, 24 minutos / 193 visitas.

Publicado el 17 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

Nativa

Eduardo Acevedo Díaz


Novela


Capítulo 1. Tiempos viejos

Allá por los años de 1821 a 1824, cuando la nacionalidad oriental aparecía aún incolora casi atrofiada al nacer por rudísimos golpes capaces de producir la parálisis o por lo menos la anemia que se sucede siempre a la postración y al prolongado delirio, —la libertad de la palabra escrita no alcanzaba tal vez el vuelo de una campana, y por el hecho la propaganda tenía límites circunscriptos a un círculo popiliano —estrecha, somera, recelosa, lapidaria, espantadiza como ave zancuda que se abate en una loma en donde no hay para ella alimento, y al pretender remontarse a los aires se arrastra primero azotando el suelo con la punta de las alas y prorrumpiendo en desafinadas notas. Era este un fenómeno natural. Toda resistencia había cesado desde hacía pocos meses, y la robusta sociabilidad que sangrara por cien heridas durante cerca de dos lustros para darse su autonomía propia o recuperar su equilibro primitivo, había sido asimilada por un poder mayor, a título de Estado Cisplatino. Desde luego, esta sociabilidad había sido atacada en sus fundamentos, en sus tradiciones, en sus costumbres, en su idioma, en sus propensiones nativas —sustrayéndosela a la vida solidaria de sus congéneres por la razón de la fuerza y la lógica de la conquista. Explícase así entonces, por qué la libertad del pensamiento no gozaba de más espacio que el que recorre una flecha; cuando a semejanza del ave viajera —sentada apenas la planta— no emigraba con sus intérpretes a mejores climas.


Leer / Descargar texto


342 págs. / 9 horas, 58 minutos / 150 visitas.

Publicado el 17 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

El Escándalo

Pedro Antonio de Alarcón


Novela


A la memoria

Del insigne poeta, filósofo, orador y estadista D. NICOMEDES PASTOR DÍAZ, ministro que fue de Fomento, de Estado y de Gracia y Justicia, individuo de número de la Real Academia Española, rector de la Universidad de Madrid, etc., etc.

Dedica este libro en testimonio de inextinguible cariño filial, admiración y agradecimiento, Su inconsolable amigo,

P. A. DE ALARCÓN.

ESCORIAL, JUNIO DE 1875.

Libro I — Fabián Conde

Parte I. La opinión pública

El lunes de Carnestolendas de 1861 —precisamente a la hora en que Madrid era un infierno de más o menos jocosas y decentes mascaradas, de alegres estudiantinas, de pedigüeñas murgas, de comparsas de danzarines, de alegorías empingorotadas en vistosos carretones, de soberbios carruajes particulares con los cocheros vestidos de dominó, de mujerzuelas disfrazadas de hombre y de mancebos de la alta sociedad disfrazados de mujer; es decir, a cosa de las tres y media de la tarde—, un elegante y gallardo joven, que guiaba por sí propio un cochecillo de los llamados cestos, atravesaba la Puerta del Sol, procedente de la calle de Espoz y Mina y con rumbo a la de Preciados, haciendo grandes esfuerzos por no atropellar a nadie en su marcha contra la corriente de aquella apretada muchedumbre, que se encaminaba por su parte hacia la calle de Alcalá o la Carrera de San Jerónimo en demanda del Paseo del Prado, foco de la animación y la alegría en tal momento…


Leer / Descargar texto


319 págs. / 9 horas, 18 minutos / 530 visitas.

Publicado el 17 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

Grito de Gloria

Eduardo Acevedo Díaz


Novela


Capítulo 1

Las campañas antes tan hermosas, rebosantes de vida, estaban ahora mustias, llenas de desolación profunda. Creeríase que un ciclón inmenso las hubiese devastado de norte a sur y del este al occidente, sepultando hasta el último rebaño bajo las ruinas del desastre.

Soplaba como un viento asolador sobre los campos; la grande propiedad parecía aniquilada. No se veían ya numerosos los ganados agrupados en los valles o en las faldas de las sierras.

En su mayor parte las viviendas estaban sin moradores, saqueadas, en escombros, y en estas «taperas» crecía la yerba salvaje hasta ocultar los picachos del lodo seco. ¿Para qué hombres y perros pastores? En la tierra conquistada había concluido, la labor libre y muerto toda industria. Sus hijos, ya exánimes los unos, los otros errantes, habían agotado en lucha tenaz, todo el caudal de su esfuerzo bravío.

El desaliento cundía a modo de vaho asfixiante de uno a otro confín; no se elevaban cabezas altivas, ni brazos poderosos, ni gritos terribles de combate, allí donde durante nueve años se habían chocado múltiples ejércitos y consagrádose a hierro y fuego la aspiración constante de libertad.

Los nuevos dueños del país allanaban las propiedades y se repartían los frutos. Acompañábales la sed insaciable de riquezas que se apodera de los fuertes en pos de fáciles victorias y extendían la garra con la brutalidad de la bestia cebada. Ninguna barrera podía detenerlos. Dineros, bienes, honras, vidas, todo era barrido por la ola de la conquista.

En los primeros días, a través de las cuchillas, a lo largo de los caminos, en lo hondo de los valles, un ruido pavoroso, cada vez en aumento, un mugido extenso, continuó, siniestro, formado por infinitos ecos, llenaba de aflicción los pagos.


Leer / Descargar texto


301 págs. / 8 horas, 48 minutos / 174 visitas.

Publicado el 17 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

Marta y María

Armando Palacio Valdés


Novela


Prólogo

No está fundado el libro, que hoy tengo el honor de ofrecer al público, sobre hechos usuales y corrientes, ni se narran en él sucesos que estemos avezados a presenciar todos los días. Tal vez por ello se le acuse de falso o inverosímil y se le juzgue como un producto de la fantasía lejano de toda realidad. Me someto y resigno de antemano a estas censuras, reservándome el derecho de protestar interiormente, ya que no de público, contra la injusticia de tal acusación. Porque—lo he de decir, aunque perezca mi gloria de inventor—todos los hechos fundamentales de esta novela se han efectuado. El autor no hizo más que relacionarlos y darles unidad.

Tengo la presunción de creer, por lo tanto, que aunque Marta y María no sea una novela bella, es una novela realista. Sé que el realismo—actualmente llamado naturalismo—tiene muchos adeptos inconscientes, quienes suponen que sólo existe la verdad en los hechos vulgares de la existencia y que sólo estos son los que deben ser traducidos al arte. Por fortuna no es así. Fuera de los mercados, los desvanes y las alcantarillas existe también la verdad. El mismo apóstol del naturalismo, Emilio Zola, lo reconoce pintando escenas de acabada y sublime poesía, que riñen ciertamente con sus exageradas teorías estéticas.


Leer / Descargar texto


291 págs. / 8 horas, 29 minutos / 248 visitas.

Publicado el 17 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

Ricardo

Emilio Castelar


Novela


Capítulo 1. Los vapores del vino y los vapores de la idea

Nuestro Madrid es pueblo esencialmente sobrio, y para persuadirse de que nuestro Madrid es pueblo esencialmente sobrio, no hay como pasearse por sus calles, y ver cuán desprovistas se hallan de aquellas fondas, de aquellas galerías, de aquellas tiendas por París esparcidas en abundancia, y que ofrecen al paladar toda suerte de licores y manjares. En el año de 1866 todavía era menor el número de establecimientos consagrados a lo que pudiéramos llamar comida pública. Exceptuando las tabernas, con sus fríos pedazos de bacalao frito, y sus tortillas pertenecientes a la edad de piedra; los figones, donde los mozos de cuerda restauraban sus fuerzas, con aquella olla tan provista de tocino como desprovista de carne; las fondas de rúbrica, en su mayor parte inhabitables, Madrid no tenía más comedores oficiales que cierto salon de los entresuelos del Café Suizo, completamente abandonado del público; la casa de Lhardy, que de uvas a peras mostraba en su escaparate algunas cabezas de jabalí, como disponía en sus cocinas algunas comidas de encargo; y el llamado, a la francesa, restaurant de Farrugia, sito a la entrada de la Carrera de San Jerónimo, casi en la desembocadura de la Puerta del Sol, donde un aficionado al bien comer se arruinaba, por dar platos buenos a bajo precio, y por fiar demasiado en las pagaderas, más estrechas ciertamente que las tragaderas, de sus comensales y parroquianos. Entonces, aunque el Café Español existía ya, y daba de comer en los cuartitos del callejón de Gitanos, todavía no se levantaban los salones de Fornos, que luego pasaron a socorrido asunto de arengas tribunicias y tema favorito de oposiciones políticas. Madrid mostraba su sobriedad histórica, que tanto disgusta a los extranjeros, y tanto cuadra a nuestro histórico carácter.


Leer / Descargar texto


285 págs. / 8 horas, 20 minutos / 158 visitas.

Publicado el 17 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

¿Inocentes o Culpables?

Juan Antonio Argerich


Novela


Prólogo

Ideas muy altas han presidido la composición de INOCENTES O CULPABLES. Ignoro de la manera como será recibida por el público esta novela; pero confío en que todos los hombres rectos y de buena voluntad me harán justicia, y verán que mi obra no es más que una nota, una vibración de verdadero patriotismo, inspirada por nobles aspiraciones del presente que tienden a prever dolores del futuro.

Si fuera dable adicionar con notas un trabajo literario, no me sería difícil robustecer cada página con citas científicas y estadísticas.

Pero no ha sido mi propósito escribir una obra didáctica, sino llevar la propaganda de ideas fundamentales al corazón del pueblo, para que se hagan carne en él y se despierte su instinto de propia conservación que parece estar aletargado.

En los límites que permite el romance realista moderno, he estudiado muchas de las causas que obstan al incremento de la población, el tema más vital e importante para la América del Sur, lo que es decir algo, ya que por nuestra incipiencia cada arista implica un problema en esta parte del continente.

He estudiado una familia de inmigrantes italianos, y los resultados a que llego no son excepciones, sino casos generales; los cuales pueden ser constatados por cualquier observador desapasionado.

Nuestra población se mantiene estacionaria; y sin embargo, pocos pueblos del mundo ofrecen iguales ventajas por su clima y extensión para que crezca y se expanda en progresión incalculada.

Actúan aquí causas muy complejas y esta es una cuestión tan ardua que requiere la colaboración de muchos cerebros.


Leer / Descargar texto

Dominio público
250 págs. / 7 horas, 18 minutos / 187 visitas.

Publicado el 17 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

Ismael

Eduardo Acevedo Díaz


Novela


Capítulo 1

La ciudad de Montevideo, plaza fuerte destinada a ser el punto de apoyo y resistencia del sistema colonial en esta zona de América, por su posición geográfica, su favorable topografía y sus sólidas almenas, registra en la historia de los tres primeros lustros del siglo páginas notables.

Encerrada en sus murallas de piedra erizadas de centenares de cañones, como la cabeza de un guerrero de la edad media dentro del casco de hierro con visera de encaje y plumero de combate, ella hizo sentir el peso de su influencia y de sus armas en los sucesos de aquella vida tormentosa que precedió al desarrollo fecundo de la idea revolucionaria.

Dentro de su armadura, limitado por las mismas piezas defensivas, cual una reconcentración de fuerza y de energía que no debía expandirse ni cercenarse en medio del general tumulto, persistía casi intacto el espíritu del viejo régimen, la regla del hábito invariable, la costumbre hereditaria pugnando por sofocar la tendencia al cambio, al pretender más de una vez destruir las fuerzas divergentes con su mano de plomo.

Asemejábase en el período de gestación, y de deshecha borrasca luego, a un enorme crustáceo que, bien adherido a la roca, resistía impávido y sereno el rudo embate de la corriente que arrastraba preocupaciones y errores, brozas y despojos para reservarse descubrir y alargar las pinzas sobre la presa, así que el exceso desbordado de energía revolucionaria se diera treguas en la obra de implacable destrucción.

Esa corriente, con ser poderosa, no podía detenerse a romper su coraza, y pasaba de largo ante el muro sombrío rozándolo en vano con su bullente espuma.

El recinto amurallado, verdadero cinturón volcánico, no abría sus colosales portones ni tendía el puente levadizo, sino para arrojar falanges disciplinadas y valerosas, con la consigna severa de triunfar o de morir por el rey.


Leer / Descargar texto


241 págs. / 7 horas, 2 minutos / 175 visitas.

Publicado el 17 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

12