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A Contrapelo

Joris-Karl Huysmans


Novela


Prólogo

A juzgar por los pocos retratos conservados en el Cháteau de Lourps, la familia Floressas des Esseintes había estado formada en otros tiempos por fornidos guerreros de rostros imponentes. Encerrados en viejos marcos que apenas daban cabida a sus anchas espaldas, constituían un espectáculo amedrentador con sus ojos que taladraban, los mostachos de largas guías y los pechos que colmaban las enormes corazas que lucían.

Esos eran los fundadores de la familia; los retratos de sus descendientes faltaban. En verdad, había un claro en este abolengo pictórico, en el cual sólo un lienzo hacía de puente, sólo un rostro unía el pasado con el presente. Era un rostro extraño, taimado, de facciones pálidas y contraídas; los pómulos estaban marcados por acentos rosados de colorete, el cabello estaba aplastado y atado con una sarta de perlas, y el cuello flaco, pintado, salía de los almidonados pliegues de una gorguera.

En ese retrato de uno de los amigos más íntimos del duque d'Epernon y del marqués d'O, ya se evidenciaban los vicios de un linaje menguante y el exceso de linfa en la sangre. Desde entonces, la degeneración de esta antigua casa había seguido, a las claras, un curso regular: paulatinamente los hombres se habían ido; haciendo menos viriles; y con el paso de los últimos doscientos años, como para completar este proceso ruinoso, los des Esseintes habían optado por casarse entre ellos, agotando así el poco de vigor que hubiera podido quedarles.

Ahora, de esta familia que otrora fue tan vasta que ocupaba casi todos los dominios existentes en Île-de-France y la Brie, sólo un descendiente sobrevivía, el duque Jean des Esseintes, frágil joven de treinta años que padecía anemia, muy ojeroso, de mejillas consumidas, ojos fríos de un azul acerado, nariz respingada pero recta, y manos delgadas, transparentes.


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232 págs. / 6 horas, 46 minutos / 1.994 visitas.

Publicado el 13 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Eugenio Oneguin

Aleksandr Pushkin


Novela


Dedicatoria

Pétri de vanité, il avait encore plus cette espêce d’orgueil qui fait avouer avec la même indifference les bonnes comme les mauvaises actions, suite d’un sentiment de superiorité peut-être imaginaire.

(Tiré d’une lettre particulière).

A PEDRO ALEKSANDROVICH PLETNEV

No pensando divertir al orgulloso mundo, y en aprecio a nuestra amistad, quisiera ofrecerte un testimonio digno de ti, digno de un alma bella colmada de sueños sagrados, de poesía pura y verdadera, de pensamientos elevados y de sencillez. Pero ¡qué se va a hacer! Acepta, con mano benevolente, esta colección de capítulos tan diversos, mitad cómicos, mitad tristes, populares, espirituales, fruto descuidado de mis entretenimientos, insomnios, inspiraciones ligeras, frías observaciones de mi cerebro y amargas decepciones del corazón; fruto de mis años marchitos antes de florecer.

Capítulo I

Se apresura a vivir y a sentir

(Príncipe de Viasemski).
 

Mi tío, hombre de austeras normas de vida, al caer seriamente enfermo, se atrajo súbitamente el respeto de cuantos le rodeaban.

¡Que su ejemplo sirva a los demás de ciencia! Pero ¡Dios mío, qué aburrimiento estar sentado día y noche con un enfermo, sin alejarse de él ni un solo paso! ¡Qué fastidio tan enorme divertir a un moribundo, arreglarle las almohadas, darle tristemente la medicina y suspirar y pensar: «¿Cuándo te llevará el diablo?»!

Así pensaba el joven atolondrado y pícaro, único heredero de todos sus parientes, corriendo en una diligencia, por la voluntad del Todopoderoso, en medio de una nube de polvo.


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109 págs. / 3 horas, 11 minutos / 1.755 visitas.

Publicado el 12 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.

Memorias del Subsuelo

Fiódor Mijáilovich Dostoyevski


Novela, Diario


Nota del autor

El autor de este diario, y el diario mismo, pertenece evidentemente al campo de la ficción. Sin embargo, si consideramos las circunstancias que han determinado la formación de nuestra sociedad, nos parece posible que existan entre nosotros seres semejantes al autor de este diario. Mi propósito es presentar al público, subrayando un poco los rasgos, uno de los personajes de la época que acaba de transcurrir, uno de los representantes de la generación que hoy se está extinguiendo. En esta primera parte, titulada Memorias del subsuelo, el personaje se presenta al lector, expone sus ideas y trata de explicar las causas de que haya nacido en nuestra sociedad. En la segunda parte relata ciertos sucesos de su vida.

Fedor Dostoyevski

I

Soy un enfermo. Soy un malvado. Soy un hombre desagradable. Creo que padezco del hígado. Pero no sé absolutamente nada de mi enfermedad. Ni siquiera puedo decir con certeza dónde me duele.

Ni me cuido ni me he cuidado nunca, pese a la consideración que me inspiran la medicina y los médicos. Además, soy extremadamente supersticioso… lo suficiente para sentir respeto por la medicina. (Soy un hombre instruido. Podría, pues, no ser supersticioso. Pero lo soy.) Si no me cuido, es, evidentemente, por pura maldad. Ustedes seguramente no lo comprenderán; yo sí que lo comprendo. Claro que no puedo explicarles a quién hago daño al obrar con tanta maldad. Sé muy bien que no se lo hago a los médicos al no permitir que me cuiden. Me perjudico sólo a mí mismo; lo comprendo mejor que nadie. Por eso sé que si no me cuido es por maldad. Estoy enfermo del hígado. ¡Me alegro! Y si me pongo peor, me alegraré más todavía.


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130 págs. / 3 horas, 48 minutos / 776 visitas.

Publicado el 27 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

El Hombre que Ríe

Victor Hugo


Novela


En Inglaterra todo es grande, inclusive lo que no es bueno, inclusive la oligarquía. El patriciado inglés es el patriciado en el sentido absoluto de la palabra. No hay feudalismo más ilustre, más terrible y más vivaz. Digamos que ese feudalismo fue útil en su época. Es en Inglaterra donde ese fenómeno, el Señorío, debe ser estudiado, así como es en Francia donde hay que estudiar el fenómeno llamado la Realeza.

El verdadero título de este libro sería La aristocracia. Otro libro, que seguirá, podrá titularse La monarquía. Y estos dos libros, si al autor le es posible terminar este trabajo, precederán y llevarán a otro que se titulará El Noventa y Tres.

Hauteville-House, 1869

Primera parte. El mar y la noche

Dos capítulos preliminares

1. Ursus

I

Ursus y Homo estaban unidos por una amistad estrecha. Ursus era un hombre, y Homo era un lobo. Sus índoles concordaban. Era el hombre el que había bautizado al lobo. Probablemente también había elegido su propio nombre; como consideraba que el de Ursus era bueno para él, le pareció que el de Homo era bueno para el animal. La asociación de este hombre con este animal se beneficiaba con las ferias, las fiestas parroquiales, las esquinas de las calles en las que se agolpan los transeúntes y la necesidad que siente en todas partes el pueblo de escuchar pataratas y comprar drogas de charlatán. El lobo, dócil y graciosamente subalterno, agradaba a la multitud. Ver amansamientos es algo que complace. Nuestra satisfacción suprema consiste en contemplar cómo desfilan todas las variedades de la domesticación. Es lo que hace que acuda tanta gente a ver cómo desfilan los cortejos reales.


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627 págs. / 18 horas, 18 minutos / 1.795 visitas.

Publicado el 23 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Humillados y Ofendidos

Fiódor Mijáilovich Dostoyevski


Novela


Primera parte

Capítulo I

En la noche del 22 de marzo del pasado año me ocurrió un suceso de lo más extraño. Llevaba todo el día recorriendo la ciudad en busca de alojamiento. El que tenía era muy húmedo y por aquel entonces ya había empezado a toser de modo alarmante. Desde el otoño quería mudarme, pero lo había postergado hasta la primavera. Aquel día no pude hallar nada en condiciones. En principio, deseaba un piso independiente, que no tuviera que compartir con otros inquilinos, aunque me habría conformado con una habitación, la cual tendría que ser grande, así como lo más barata posible, claro está. Había observado que en un alojamiento estrecho hasta las ideas se constriñen. Y a mí, cuando medito una futura novela, siempre me ha gustado ir y venir por la habitación. Por cierto: siempre me resultaba más agradable meditar mis obras y fantasear acerca de cómo me iban a salir, que el hecho de escribirlas, y, la verdad, eso no se debía a la pereza. ¿A qué entonces?

Ya desde por la mañana me había sentido indispuesto, y para cuando se puso el sol me encontraba muy mal incluso: empezaba a notar cierta sensación de fiebre. Además, no había parado en todo el día y estaba cansado. Al caer la tarde, justo cuando empezaba a oscurecer, me hallaba en la avenida Voznesenski. Me encanta el sol de marzo en San Petersburgo, sobre todo al ponerse y especialmente en un atardecer claro y frío. Toda la calle de pronto resplandece, inundada por una radiante luz. Todas las casas parecen fulgurar de repente. Sus colores grises, amarillos y verduzcos pierden por un instante todo su aspecto sombrío; es como si a uno se le iluminara el alma, como si uno se estremeciera o alguien le hubiera empujado con el codo. Una nueva mirada, un nuevo pensamiento… ¡Es asombroso lo que puede hacer un rayo de sol en el alma de un hombre!


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473 págs. / 13 horas, 49 minutos / 2.185 visitas.

Publicado el 31 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

Kokoro

Natsume Sōseki


Novela


Primera Parte. Sensei y yo

1

Yo siempre le he llamado sensei. Por eso, aquí también escribiré sensei sin revelar su verdadero nombre. Y ello, no porque desee guardar el secreto de su identidad ante la sociedad, sino porque me resulta más natural. Cada vez que su recuerdo me viene, enseguida siento el deseo de decir sensei. Y ahora, al tomar la pluma, siento lo mismo. Tampoco se me ocurre referirme a él con una fría inicial en letra mayúscula.

Fue en Kamakura donde sensei y yo nos conocimos. Yo entonces era aún un joven estudiante. Un día recibí la postal de un amigo que pasaba las vacaciones de verano en la playa. En ella me proponía acompañarle. Decidí procurarme un poco de dinero e ir con él a Kamakura. Tardé dos o tres días en juntar el dinero. Sin embargo, apenas habían pasado tres días de mi llegada, cuando mi amigo recibió de repente un telegrama de su familia pidiéndole que volviera de inmediato a casa. En el telegrama se le avisaba de la enfermedad de su madre. Él, sin embargo, no se lo creía. Este amigo mío hacía tiempo que estaba siendo presionado por sus padres, residentes en un pueblo, a aceptar un compromiso matrimonial no deseado por él. Por un lado, se veía demasiado joven para casarse según la costumbre moderna. Además, la persona elegida por sus padres no era precisamente de su agrado. Así que, en las vacaciones de verano, en lugar de volver a su pueblo, como hubiera sido lo más natural, prefirió quedarse entretenido cerca de Tokio y no volver a casa. Mi amigo me mostró el telegrama y pidió mi opinión. Yo no sabía qué decirle, aunque, si realmente su madre estaba enferma, desde luego que debería ir a casa. Finalmente, decidió ir. De esa forma, tras haberme molestado en venir con él, me quedé solo.


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224 págs. / 6 horas, 33 minutos / 730 visitas.

Publicado el 29 de abril de 2017 por Edu Robsy.

El Vizconde de Bragelonne

Alejandro Dumás


Novela


Tomo 1. El vizconde de Bragelonne

Capítulo I. La carta

En el mes de mayo del año 1660, a las nueve de la mañana, cuando el sol ya bastante alto empezaba a secar el rocío en el antiguo castillo de Blois, una cabalgata compuesta de tres hombres y tres pajes entró por él puente de la ciudad, sin causar más efecto que un movimiento de manos a la cabeza para saludar, y otro de lenguas para expresar esta idea en francés correcto.

—Aquí está Monsieur, que vuelve de la caza.

Y a esto se redujo todo.

Sin embargo, mientras los caballos subían por la áspera cuesta que desde el río conduce al castillo varios hombres del pueblo se acercaron al último caballo, que llevaba pendientes del arzón de la silla diversas aves cogidas del pico.

A su vista, los curiosos manifestaron con ruda franqueza, su desdén por tan insignificante caza, y después de perorar sobre las desventajas de la caza de volatería, volvieron a sus tareas. Solamente uno de estos, curiosos, obeso y mofletudo, adolescente y de buen humor, preguntó por qué Monsieur, que podía divertirse tanto, gracias a sus pingües rentas, conformábase con tan mísero pasatiempo.

—¿No sabes —le dijeron— que la principal diversión de Monsieur es aburrirse?

El alegre joven se encogió de hombros, como diciendo: «Entonces, más quiero ser Juanón que príncipe».

Y volvieron a su trabajo.


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2.093 págs. / 2 días, 13 horas, 4 minutos / 1.120 visitas.

Publicado el 9 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

La Isla Misteriosa

Julio Verne


Novela


I. LOS NÁUFRAGOS DEL AIRE

1. Un globo a la deriva

—¿Remontamos?

—¡No, al contrario, descendemos!

—¡Mucho peor, señor Ciro! ¡Caemos!

—¡Vive Dios! ¡Arrojad lastre!

—Ya se ha vaciado el último saco.

—¿Se vuelve a elevar el globo?

—No.

—¡Oigo un ruido de olas!

—¡El mar está debajo de la barquilla!

—¡Y a unos quinientos pies!

Entonces una voz potente rasgó los aires y resonaron estas palabras:

—¡Fuera todo lo que pesa! ¡Todo! ¡Sea lo que Dios quiera!

Estas palabras resonaron en el aire sobre el vasto desierto de agua del Pacífico, hacia las cuatro de la tarde del día 23 de marzo de 1865.

Seguramente nadie ha olvidado el terrible viento del nordeste que se desencadenó en el equinoccio de aquel año y durante el cual el barómetro bajó setecientos diez milímetros. Fue un huracán sin intermitencia, que duró del 18 al 26 de marzo. Produjo daños inmensos en América, en Europa, en Asia, en una ancha zona de 1.800 millas, que se extendió en dirección oblicua al Ecuador, desde el trigésimo quinto paralelo norte hasta el cuadragésimo paralelo sur. Ciudades destruidas, bosques desarraigados, países devastados por montañas de agua que se precipitaban como aludes, naves arrojadas a la costa, que los registros del Bureau-Veritas anotaron por centenares, territorios enteros nivelados por las trombas que arrollaban todo lo que encontraban a su paso, muchos millares de personas aplastadas o tragadas por el mar; tales fueron los testimonios que dejó de su furor aquel huracán, que fue muy superior en desastres a los que asolaron tan espantosamente La Habana y Guadalupe, uno el 25 de octubre de 1810, otro el 26 de julio de 1825.


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614 págs. / 17 horas, 55 minutos / 3.499 visitas.

Publicado el 17 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Manuscrito Encontrado en Zaragoza

Jan Potocki


Novela


ADVERTENCIA

Cuando era oficial en el ejército francés, participé en el sitio de Zaragoza. Algunos días después que se tomara la ciudad, como avanzara hasta un lugar un poco retirado, observé una casita bastante bien construida. Creí, al principio, que aún no había sido visitada por ningún francés. Tuve la curiosidad de entrar. Llamé a la puerta, pero vi que no estaba cerrada. Empujé la puerta, entré, di voces, busqué: no encontré a nadie. Me pareció que habían sacado de la casa todo aquello que tuviera algún valor; en las mesas y en los muebles sólo quedaban objetos sin importancia. Advertí de pronto, amontonados en el suelo, en un rincón, varios cuadernos. Se me ocurrió mirarlos: era un manuscrito en español, lengua que conozco poco, pero no tan poco, sin embargo, para no comprender que aquel libro podía divertirme: trataba de bandidos, de aparecidos, de cabalistas, y nada más adecuado que la lectura de una novela extravagante para distraerme de las fatigas de la campaña. Persuadido de que el libro no volvería ya a su legítimo propietario, no vacilé en quedarme con él.


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242 págs. / 7 horas, 4 minutos / 540 visitas.

Publicado el 15 de diciembre de 2018 por Edu Robsy.

A la Sombra de las Muchachas en Flor

Marcel Proust


Novela


PRIMERA PARTE

Cuando en casa se trató de invitar a cenar por vez primera al señor de Norpois, mi madre dijo que sentía mucho que el doctor Cottard estuviera de viaje, y que lamentaba también haber abandonado todo trato con Swann, porque sin duda habría sido grato para el ex embajador conocer a esas dos personas; a lo cual repuso mi padre que en cualquier mesa haría siempre bien un convidado eminente, un sabio ilustre, como lo era Cottard; pero que Swann, con aquella ostentación suya, con aquel modo de gritar a los cuatro vientos los nombres de sus conocidos por insignificantes que fuesen, no pasaba de ser un farolón vulgar, y le habría parecido indudablemente al marqués de Norpois "hediondo", como él solía decir. Y la tal respuesta de mi padre exige unas cuantas palabras de explicación, porque habrá personas que se acuerden quizá de un Cottard muy mediocre y de un Swann que en materias mundanas llevaba a una extrema delicadeza la modestia y la discreción. En lo que a este último se refiere, lo ocurrido era que aquel Swann, amigo viejo de mis padres, había añadido a sus personalidades de "hijo de Swann" y de Swann socio del jockey otra nueva (que no iba a ser la última): la personalidad de marido de Odette. Y adaptando a las humildes ambiciones de aquella mujer la voluntad, el instinto y la destreza que siempre tuvo, se las ingenió para labrarse, y muy por bajo de la antigua, una posición nueva adecuada a la compañera que con él había de disfrutarla. De modo que parecía otro hombre.


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674 págs. / 19 horas, 40 minutos / 1.236 visitas.

Publicado el 6 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

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