Textos más vistos etiquetados como Poesía | pág. 4

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Romancero Selecto del Cid

Anónimo


Poesía, Romance


Prólogo

I

La historia literaria nos señala, como objeto de incomparable nombradía, á los héroes que ocupan el primer lugar en las grandes y poco numerosas epopeyas, hijas legítimas del genio de un pueblo. Al retratar el poeta venusino, y por cierto con colores nada halagüeños, el carácter de Aquiles, no encuentra epiteto que mejor le cuadre que el de celebrado (honoratum). Igual calificativo pudiera aplicarse á los dos héroes predilectos de las tradiciones heróicas de Francia y España. «El Cid, dice el docto Puymaigre, es tan popular allende los Pirineos, como aquende lo fué Roldán.» Y, en verdad, si el nombre del paladín francés traspasó inmediatamente los linderos de su tierra natal, y se extendió por dilatadísimas comarcas, los españoles han recordado el del héroe de Vivar con sin igual perseverancia, y ni un solo día ha dejado de ser proverbial y propuesto como dechado de guerreros y patricios.

Rodrigo ó Rúy Díaz el de Vivar, llamado también el Castellano y el Campeador y más comunmente el Cid (nombre de origen arábigo que significa Señor), hijo de Diego Laynez, descendiente del juez de Castilla Laín Calvo, nació en Burgos ó en la próxima aldea de Vivar á mediados del siglo XI. Hubo de figurar ya en los últimos tiempos del primer Fernando. Le armó caballero y le nombró su alférez Sancho II, á quien, después de la batalla de Golpejares, aconsejó el Cid que atacase al victorioso y ya descuidado ejército de su hermano Alfonso VI de León. Consta que venció en singular batalla á un sarraceno y á un pamplonés. Acaso ya por entonces casó con doña Jimena, hija del conde de Oviedo.


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Dominio público
108 págs. / 3 horas, 9 minutos / 237 visitas.

Publicado el 12 de marzo de 2022 por Edu Robsy.

Sonetos del Amor Oscuro

Federico García Lorca


Poesía


Soneto gongorino

Este pichón del Turia que te mando,
de dulces ojos y de blanca pluma,
sobre laurel de Grecia vierte y suma
llama lenta de amor do estoy parando.

Su cándida virtud, su cuello blando,
en limo doble de caliente espuma,
con un temblor de escarcha, perla y bruma
la ausencia de tu boca está marcando.

Pasa la mano sobre tu blancura
y verás qué nevada melodía
esparce en copos sobre tu hermosura.

Así mi corazón de noche y día,
preso en la cárcel del amor oscura,
llora, sin verte, su melancolía.

Llagas de amor

Esta luz, este fuego que devora.
Este paisaje gris que me rodea.
Este dolor por una sola idea.
Esta angustia de cielo, mundo y hora.

Este llanto de sangre que decora
lira sin pulso ya, lúbrica tea.
Este peso del mar que me golpea.
Este alacrán que por mi pecho mora.

Son guirnalda de amor, cama de herido,
donde sin sueño, sueño tu presencia
entre las ruinas de mi pecho hundido.

Y aunque busco la cumbre de prudencia
me da tu corazón valle tendido
con cicuta y pasión de amarga ciencia.

Soneto de la guirnalda de las rosas

¡Esa guirnalda! ¡Pronto! ¡Que me muero!
¡Teje deprisa! ¡Cantal ¡Gime! ¡Canta!
Que la sombra me enturbia la garganta
y otra vez viene y mil la luz de enero.

Entre lo que me quieres y te quiero,
aire de estrellas y temblor de planta
espesura de anémonas levanta
con oscuro gemir un año entero.

Goza el fresco paisaje de mi herida,
quiebra juncos y arroyos delicados,
bebe en muslo de miel sangre vertida.

Pronto ¡prontol! Que unidos, enlazados,
boca rota de amor y alma mordida,
el tiempo nos encuentre destrozados.


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3 págs. / 5 minutos / 3.853 visitas.

Publicado el 17 de agosto de 2018 por Edu Robsy.

La Vuelta de Martín Fierro

José Hernández


Poesía, poema épico


Cuatro palabras de conversación con los lectores

Entrego a la benevolencia pública, con el título LA VUELTA DE MARTÍN FIERRO, la segunda parte de una obra que ha tenido una acogida tan generosa, que en sus seis años se han repetido once ediciones con un total de cuarenta y ocho mil ejemplares.

Esto no es vanidad de autor, porque no rindo tributo a esa falsa diosa; ni bombo de Editor, porque no lo he sido nunca de mis humildes producciones.

Es un recuerdo oportuno y necesario, para esplicar por qué el primer tiraje del presente libro consta de 20 mil ejemplares, divididos en cinco secciones o ediciones de 4 mil números cada una —y agregaré, que confío en que el acreditado Establecimiento Tipográfico del Sr. Coni, hará una impresión esmerada, como la tienen todos los libros que salen de sus talleres.

Lleva también diez ilustraciones incorporadas en el testo, y creo que en los dominios de la literatura es la primera vez que una obra sale de las prensas nacionales con esta mejora.

Así se empieza.

Las láminas han sido dibujadas y calcadas en la piedra por D. Carlos Clerice, artista compatriota que llegará a ser notable en su ramo, porque es joven, tiene escuela, sentimiento artístico, y amor al trabajo.

El grabado ha sido ejecutado por el Sr. Supot, que posee el arte, nuevo y poco generalizado todavía entre nosotros, de fijar en láminas metálicas lo que la habilidad del litógrafo ha calcado en el piedra, creando o imaginando posiciones que interpreten con claridad y sentimiento la escena descrita en el verso.

No se ha omitido, pues, ningún sacrificio a fin de hacer una publicación en las más aventajadas condiciones artísticas.


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Dominio público
77 págs. / 2 horas, 14 minutos / 1.312 visitas.

Publicado el 14 de enero de 2019 por Edu Robsy.

Las Flores del Mal

Charles Baudelaire


Poesía


AL POETA IMPECABLE

Al perfecto mago de las letras francesas
A mi muy querido y muy venerado
maestro y amigo

THEOPHILE GAUTIER

Con los sentimientos
de la más profunda humildad
Yo dedico
Estas flores malsanas.

Ch. B.

AL LECTOR

La necedad, el error, el pecado, la tacañería,
Ocupan nuestros espíritus y trabajan nuestros cuerpos,
Y alimentamos nuestros amables remordimientos,
Como los mendigos nutren su miseria.

Nuestros pecados son testarudos, nuestros arrepentimientos cobardes;
Nos hacemos pagar largamente nuestras confesiones,
Y entramos alegremente en el camino cenagoso,
Creyendo con viles lágrimas lavar todas nuestras manchas.

Sobre la almohada del mal está Satán Trismegisto
Que mece largamente nuestro espíritu encantado,
Y el rico metal de nuestra voluntad
Está todo vaporizado por este sabio químico.

¡Es el Diablo quien empuña los hilos que nos mueven!
A los objetos repugnantes les encontramos atractivos;
Cada día hacia el Infierno descendemos un paso,
Sin horror, a través de las tinieblas que hieden.

Cual un libertino pobre que besa y muerde
el seno martirizado de una vieja ramera,
Robamos, al pasar, un placer clandestino
Que exprimimos bien fuerte cual vieja naranja.

Oprimido, hormigueante, como un millón de helmintos,
En nuestros cerebros bulle un pueblo de Demonios,
Y, cuando respiramos, la Muerte a los pulmones
Desciende, río invisible, con sordas quejas.

Si la violación, el veneno, el puñal, el incendio,
Todavía no han bordado con sus placenteros diseños
El canevás banal de nuestros tristes destinos,
Es porque nuestra alma, ¡ah! no es bastante osada.


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104 págs. / 3 horas, 3 minutos / 3.219 visitas.

Publicado el 21 de junio de 2016 por Edu Robsy.

Arte Nuevo de Hacer Comedias

Lope de Vega Carpio


Poesía, Crítica, Teatro


El arte nuevo de hacer comedias en este tiempo

Dirigido a la Academia de Madrid

Mándanme, ingenios nobles, flor de España,
que en esta junta y Academia insigne,
en breve tiempo excederéis no sólo
a las de Italia, que envidiando a Grecia,
ilustró Cicerón del mismo nombre
junto al Averno lago, sino Atenas,
adonde en su platónico Liceo,
se vio tan alta junta de filósofos,
que un arte de comedias os escriba
que al estilo del vulgo se reciba.

Fácil parece este sujeto, y fácil
fuera para cualquiera de vosotros
que ha escrito menos de ellas, y más sabe
del arte de escribirlas y de todo,
que lo que a mí me daña en esta parte
es haberlas escrito sin el arte.

No porque yo ignorase los preceptos,
gracias a Dios, que ya Tirón gramático
pasé los libros que trataban de esto
antes que hubiese visto al sol diez veces
discurrir desde el Aries a los Peces.
Mas porque en fin, hallé que las comedias
estaban en España en aquel tiempo,
no como sus primeros inventores
pensaron que en el mundo se escribieran,
mas como las trataron muchos bárbaros
que enseñaron el vulgo a sus rudezas.

Y así introdujeron de tal modo
que quien con arte agora las escribe
muere sin fama y galardón, que puede
entre los que carecen de su lumbre
mas que razón y fuerza la costumbre.


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7 págs. / 13 minutos / 724 visitas.

Publicado el 20 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Cancionero y Romancero de Ausencias

Miguel Hernández


Poesía


1

Ropas con su olor,
paños con su aroma.

Se alejó en su cuerpo,
me dejó en sus ropas.

Lecho sin calor,
sábana de sombra.

Se ausentó en su cuerpo.
Se quedó en sus ropas.

2

Negros


El mundo se abría
sobre tus pestañas
de negras distancias.
El mundo se cierra
sobre tus pestañas
Dorada mirada

El mundo se cierra
sobre tus pestañas
lluviosas y negras

3

No quiso ser.

No conoció el encuentro
del hombre y la mujer.

El amoroso vello
no pudo florecer.

Detuvo sus sentidos
negándose a saber
y descendieron diáfanos
ante el amanecer.

Vio turbio su mañana
y se quedó en su ayer.

No quiso ser.

4

Tus ojos parecen
agua removida.

¿Qué son?

Tus ojos parecen
el agua más turbia
de tu corazón.

¿Qué fueron?

¿Qué son?

5

En el fondo del hombre,
agua removida.

En el agua más clara,
quiero ver la vida.

En el fondo del hombre,
agua removida.

En el agua más clara,
sombra sin salida.

En el fondo del hombre,
agua removida.

6

El cementerio está cerca
de donde tú y yo dormimos,
entre nopales azules,
pitas azules y niños
que gritan vividamente
si un muerto nubla el camino.

De aquí al cementerio, todo
es azul, dorado, límpido.
Cuatro pasos y los muertos.
Cuatro pasos y los vivos.

Límpido, azul y dorado,
se hace allí remoto el hijo.

7

Sangre remota.
Remoto cuerpo,
dentro de todo.

Dentro, muy dentro
de mis pasiones,
de mis deseos.

8

¿Qué quiere el viento de enero
que baja por el barranco
y violenta las ventanas
mientras te visto de abrazos?

Derribarnos. Arrastrarnos.


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19 págs. / 33 minutos / 569 visitas.

Publicado el 27 de marzo de 2022 por Edu Robsy.

La Araucana

Alonso de Ercilla


Poesía, poema épico


Prólogo del autor

Si pensara que el trabajo que he puesto en esta obra me había de quitar tan poco el miedo de publicarla, sé cierto de mí que no tuviera ánimo para llevarla al cabo. Pero considerando ser la historia verdadera y de cosas de guerra, á las cuales hay tantos aficionados, me he resuelto en imprimirla, ayudando á ello las importunaciones de muchos testigos que en lo de más dello se hallaron, y el agravio que algunos españoles recibirían quedando sus hazañas en perpetuo silencio, faltando quien las escriba; no por ser ellas pequeñas, pero porque la tierra es tan remota y apartada y la postrera que los españoles han pisado por la parte del Perú, que no se puede tener della casi noticia, y por el mal aparejo y poco tiempo que para escribir hay con la ocupación de la guerra, que no da lugar á ello; así el que pude hurtar le gasté en este libro, el cual, porque fuese más cierto y verdadero, se hizo en la misma guerra y en los mismos pasos y sitios, escribiendo muchas veces en cuero por falta de papel, y en pedazos de cartas, algunos tan pequeños que apenas cabían seis versos, que no me costó después poco trabajo juntarlos; y por esto, y por la humildad con que va la obra, como criada en tan pobres pañales, acompañándola el celo y la intención con que se hizo, espero que será parte para poder sufrir quien la leyere las faltas que lleva. Y si á alguno le pareciere que me muestro algo inclinado á la parte de los araucanos, tratando sus cosas y valentías más extendidamente de lo que para bárbaros se requiere; si queremos mirar su crianza, costumbres, modos de guerra y ejercicio della, veremos que muchos no les han hecho ventaja, y que son pocos los que con tan gran constancia y firmeza han defendido su tierra contra tan fieros enemigos como son los españoles.


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409 págs. / 11 horas, 57 minutos / 377 visitas.

Publicado el 13 de septiembre de 2021 por Edu Robsy.

A la Juventud Filipina

José Rizal


Poesía


¡Alza su tersa frente,
Juventud Filipina, en este día!
¡Luce resplandeciente
Tu rica gallardía,
Bella esperanza de la patria mía!

Vuela, genio grandioso,
Y les infunde noble pensamiento,
Que lance vigoroso,
Más rápido que el viento,
Su mente virgen al glorioso asiento.

Baja con la luz grata
De las artes y ciencias a la arena,
Juventúd, y desata
La pesada cadena
Que tu genio poético encadena.

Ve que en la ardiente zona
Do moraron las sombras, el hispano
Esplendente corona,
Con pía sabia mano,
Ofrece al hijo de este suelo indiano.

Tú, que buscando subes,
En alas de tu rica fantasía,
Del Olimpo en las nubes
Tiernisima poesía
Más sabrosa que néctar y ambrosía.

Tú, de celeste acento,
Melodioso rival Filomena,
Que en variado concento
En la noche serena
Disipas del mortal la amarga pena.

Tú que la peña dura
Animas al impulso de tu mente,
Y la memoria pura
Del genio refulgente
Eternizas con genio prepotente.

Y tú, que el vario encanto
De Febo, amado del divino Apeles,
Y de natura el manto
Con mágicos pinceles
Trasladar al sencillo lienzo sueles.

¡Corred! que sacra llama
Del genio el lauro coronar espera,
Esparciendo la fama
Con trompa pregonera
El nombre del mortal por la ancha espera.

¡Día, día felice,
Filipinas gentil, para tu suelo!
¡Al Potente bendice
Que con amante anhelo
La ventura te envia y el consuelo!


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1 pág. / 1 minuto / 275 visitas.

Publicado el 19 de junio de 2022 por Edu Robsy.

Nuevas Canciones

Antonio Machado


Poesía


I. Olivo del camino

A la memoria de D. Cristóbal Torro
 

I

Parejo de la encina castellana
crecida sobre el páramo, señero
en los campos de Córdoba la llana
que dieron su caballo al Romancero,
lejos de tus hermanos
que vela el ceño campesino —enjutos
pobladores de lomas y altozanos,
horros de sombra, grávidos de frutos—,
sin caricia de mano labradora
que limpie tu ramaje, y por olvido,
viejo olivo, del hacha leñadora,
¡cuán bello estás junto a la fuente erguido,
bajo este azul cobalto
como un árbol silvestre, espeso y alto!

II

Hoy, a tu sombra, quiero
ver estos campos de mi Andalucía,
como a la vera ayer del Alto Duero
la hermosa tierra de encinar veía.
Olivo solitario,
lejos del olivar, junto a la fuente,
olivo hospitalario
que das tu sombra a un hombre pensativo
y a un agua transparente,
al borde del camino que blanquea,
guarde tus verdes ramas, viejo olivo,
la diosa de ojos glaucos, Atenea.

III

Busque tu rama verde el suplicante
para el templo de un dios, árbol sombrío;
Demeter jadeante
pose a tu sombra, bajo el sol de estío.
Que florezca el día
en que la diosa huyó del ancho Urano,
cruzó la espalda de la mar bravía,
llegó a la tierra en que madura el grano,
y en su querida Eleusis, fatigada,
sentóse a reposar junto al camino,
ceñido el peplo, yerta la mirada,
lleno de angustia el corazón divino…
Bajo tus ramas, viejo olivo, quiero
un día recordar del sol de Homero.


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25 págs. / 44 minutos / 357 visitas.

Publicado el 12 de marzo de 2022 por Edu Robsy.

Poema del Cante Jondo

Federico García Lorca


Poesía


BALADILLA DE LOS TRES RIOS

A SALVADOR QUINTERO.

El río Guadalquivir
va entre naranjos y olivos.
Los dos ríos de Granada
bajan de la nieve al trigo.

¡Ay, amor
que se fue y no vino!

El río Guadalquivir
tiene las barbas granates.
Los dos ríos de Granada,
uno llanto y otro sangre.

¡Ay, amor
que se fue por el aire!

Para los barcos de vela
Sevilla tiene un camino;
por el agua de Granada
sólo reman los suspiros.

¡Ay, amor
que se fue y no vino!

Guadalquivir, alta torre
y viento en los naranjales.
Dauro y Genil, torrecillas
muertas sobre los estanques.

¡Ay, amor
que se fue por el aire!

¡Quién dirá que el agua lleva
un fuego fatuo de gritos!

¡Ay, amor
que se fuey no vino!

Lleva azahar, lleva olivas,
Andalucía a tus mares.

¡Ay, amor
que se fue por el aire!

POEMA DE LA SIGUIRIYA GITANA

A CARLOS MORLA VICUÑA

PAISAJE

El campo
de olivos
se abre y se cierra
como un abanico.
Sobre el olivar
hay un cielo hundido
y una lluvia oscura
de luceros fríos.
Tiembla junco y penumbra
a la orilla del río.
Se riza el aire gris.
Los olivos
están cargados
de gritos.
Una bandada
de pájaros cautivos,
que mueven sus larguísimas
colas en lo sombrío.

LA GUITARRA


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Dominio público
49 págs. / 1 hora, 27 minutos / 1.209 visitas.

Publicado el 21 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

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