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Cuentos y Cosas

Pedro Muñoz Seca


Cuento, Teatro, Ensayo, Conferencia, Miscelánea


A su querido amigo Tirso García Escudero.

el Autor

Mosquito, Purgatorio y Compañía

Trabajaba un domingo en su fragua Joselito Purgatorio, el gitano más sandunguero de toda la gitanería andaluza, cuando se detuvo ante la única puerta de su cuchitril otro gitano, compadre suyo, a quien malas lenguas llamaban el Mosquito, porque era más borracho que toda una plaga de estos filarmónicos insectos.

—¡Compare, güenos días!

—¡Güenos días, comparito! ¿Ande se va por ahí?

—Pos acá vengo a sacarle asté de sus casiyas.

—No lo intente usté siquiera, compare, lo que toca hoy no me saca usté de aquí al con los mansos. M’ha caío esta chapusilla y…

—Pero compare de mi arma. ¿Se vasté a queá sin í a los toros del Puerto?

—¿Hay toros en el Puerto? —preguntó Purgatorio tirando el martillo de que se servia y abriendo de par en par su bocaza de rape.

—Es usté el único jerezano que lo ignoraba, compare.

—¡Por vía e los mengues! ¡Mardita sea mi sino perro!… ¿Cogerme a mi pegaíto a la paré y sin un mal napoleón? ¿Qué ha jecho usté, compare?

—No s’apure usté, que usté va a los toros del Puerto esta tarde, como yo me yamo Juan Montoya.

—¡Compare!

—Y vasté conmigo.

—¿Ha heredao usté, compare?

—No, señó, pero tengo yo una fantesía mu grande, y he discurrío un negosio que vasté a quedarse bisco en cuantito que yo suerte prenda.

—Hable usté, por su salú, que de curiosiá me están bailando tos mis interiores.

—Vamos a ve, compare, ¿qué dinero tiene usté?

—Dos pesetas.

—Ya, dos pesetas y una perrita gorda. ¿Tiene usté un barrí de media arroba?

—Sí, señó.

—¿Y un vaso?

—También.

—¡Ea, pues chóquela usté!


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Dominio público
141 págs. / 4 horas, 7 minutos / 621 visitas.

Publicado el 12 de abril de 2018 por Edu Robsy.

La Cueva de Salamanca

Miguel de Cervantes Saavedra


Teatro, Entremés, Drama


Salen PANCRACIO, LEONARDA y CRISTINA.

PANCRACIO
Enjugad, señora, esas lágrimas, y poned pausa a vuestros suspiros, considerando que cuatro días de ausencia no son siglos. Yo volveré, a lo más largo, a los cinco, si Dios no me quita la vida; aunque será mejor, por no turbar la vuestra, romper mi palabra y dejar esta jornada, que sin mi presencia se podrá casar mi hermana.

LEONARDA
No quiero yo, mi Pancracio y mi señor, que por respeto mío vos parezcáis descortés; id en hora buena y cumplid con vuestras obligaciones, pues las que os llevan son precisas, que yo me apretaré con mi llaga y pasaré mi soledad lo menos mal que pudiere. Solo os encargo la vuelta y que no paséis del término que habéis puesto. Tenme, Cristina, que se me aprieta el corazón.

Desmáyase LEONARDA.

CRISTINA
¡Oh, qué bien hayan las bodas y las fiestas! En verdad, señor, que si yo fuera que vuesa merced, que nunca allá fuera.

PANCRACIO
Entra, hija, por un vidro de agua para echársela en el rostro. Mas espera; direle unas palabras que sé al oído, que tienen virtud para hacer volver de los desmayos.

Dícele las palabras; vuelve LEONARDA diciendo:

LEONARDA
Basta; ello ha de ser forzoso; no hay sino tener paciencia, bien mío; cuanto más os detuviéredes más dilatáis mi contento. Vuestro compadre Leoniso os debe de aguardar ya en el coche. Andad con Dios; que Él os vuelva tan presto y tan bueno como yo deseo.

PANCRACIO
Mi ángel, si gustas que me quede, no me moveré de aquí más que una estatua.

LEONARDA
No, no, descanso mío; que mi gusto está en el vuestro; y por agora mas que os vais, que no os quedéis, pues es vuestra honra la mía.


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Dominio público
11 págs. / 20 minutos / 1.549 visitas.

Publicado el 18 de junio de 2018 por Edu Robsy.

El Marido Pantasma

Francisco de Quevedo y Villegas


Teatro, Entremés, Comedia


Figuras que se introducen

MUÑOZ
DOÑA OROMASIA
MENDOZA
TRES MUERES
LOBÓN
LOS MÚSICOS

El Marido Pantasma

Salen MUÑOZ y MENDOZA; MUÑOZ de novio galán.

MENDOZA
Sea el señor Muñoz muy bien venido.

MUÑOZ
Sea el señor Mendoza bien hallado.

MENDOZA
¿Qué intento le ha traído
con tan bien guarnecido frontispicio?

MUÑOZ
Vengo a ponerme a oficio;
vengo, señor Mendoza,
a ponerme a marido en una moza.

MENDOZA
Señor Muñoz, poniéndolo por obra,
el mu le basta y todo el ñoz le sobra.
Tiene lindas facciones de casado.

MUÑOZ
La mujer de quien he de ser velado,
para quitar de todo enconvenientes,
no ha de tener linaje ni parientes;
quiero mujer sin madre y sin tías,
sin amigas ni espías,
sin viejas, sin vecinas,
sin visitas, sin coches y sin Prado,
y sin lugarteniente de casado;
que hay doncella que vende de su esposo,
a raíz de las propias bendiciones,
a pares las futuras sucesiones.

MENDOZA
Mujer sin madre, ¿dónde podrá hallarse?

MUÑOZ
Ella es invención nueva.

MENDOZA
Vusted perdió linda ocasión en Eva;
mas ya que no tenía
madre, suegra ni tía,
tuvo culebra.


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Dominio público
5 págs. / 10 minutos / 1.695 visitas.

Publicado el 18 de junio de 2018 por Edu Robsy.

Anacleto se Divorcia

Pedro Muñoz Seca


Teatro, Comedia


Personajes

Baldomera

Anacleto

D. Felipe

Juncosa

Luis

Manolita

Gracia

Carlos

Sara

Rosa

Dupont

ACTO PRIMERO

Limpísima habitación de la conserjería de una gran fábrica en Sevilla. A la derecha del actor, la puerta de entrada a la izquierda, otra puerta al interior de la vivienda, y en el foro, una gran ventana apaisada, con amplia reja, sobre la que se lee, al revés, claro: «Conserje», y por la que se ve el hermoso y soleado patio andaluz de la fábrica, con sus puertas de talleres, oficinas, etc., etc. En la escena todo está limpio y fregoteado: en el suelo se pueden comer migas, las paredes relumbran de puro blancas, los palitroques de blanco pino de las sillas de enea van adelgazando a fuerza de asperón y estropajo, y el gracioso aparadorcito, la mesa que está en el centro, el tablero del llavero, las llaves mismas y cuanto cuadro y cachivache pueda haber, gritan que allí el jabón y el restregón están a la orden del día. Es por la mañana, en abril, ¡y en Sevilla!


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Dominio público
76 págs. / 2 horas, 13 minutos / 1.307 visitas.

Publicado el 2 de enero de 2017 por Edu Robsy.

El Burlador de Sevilla

Tirso de Molina


Teatro


Hablan en ella las personas siguientes:

Don DIEGO Tenorio, viejo
Don JUAN Tenorio, su hijo
CATALINÓN, lacayo
El REY de Nápoles
El Duque OCTAVIO
Don PEDRO Tenorio, tío
El MARQUÉS de la Mota
Don GONZALO de Ulloa
El REY de Castilla, ALFONSO XI
FABIO, criado
ISABELA, Duquesa
TISBEA, pescadora
BELISA, villana
ANFRISO, pescador
CORIDÓN, pescador
GASENO, labrador
BATRICIO, labrador
RIPIO, criado
Doña ANA de Ulloa
AMINTA, labradora
ACOMPAÑAMIENTO
CANTORES
GUARDAS
CRIADOS
ENLUTADOS
MÚSICOS
PASTORES
PESCADORES

Acto primero

Salen don JUAN Tenorio e ISABELA, duquesa.

Isabela:
Duque Octavio, por aquí
podrás salir más seguro.

D. Juan:
Duquesa, de nuevo os juro
de cumplir el dulce sí.

Isabela:
Mi gloria, ¿serán verdades
promesas y ofrecimientos,
regalos y cumplimientos,
voluntades y amistades?

D. Juan:
Sí, mi bien.

Isabela:
Quiero sacar
una luz.

D. Juan:
Pues, ¿para qué? 

Isabela:
Para que el alma dé fe
del bien que llego a gozar.

D. Juan:
Mataréte la luz yo.

Isabela:
¡Ah, cielo! ¿Quién eres, hombre?

D. Juan:
¿Quién soy? Un hombre sin nombre.

Isabela:
¿Que no eres el duque?

D. Juan:
No.

Isabela:
¡Ah de palacio!

D. Juan:
Detente.
Dame, duquesa, la mano.

Isabela:
No me detengas, villano.
¡Ah del rey! ¡Soldados, gente! 

Sale el REY de Nápoles, con una vela en un candelero.

Rey:
¿Qué es esto?


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Dominio público
53 págs. / 1 hora, 33 minutos / 1.036 visitas.

Publicado el 10 de abril de 2018 por Edu Robsy.

Casa con Dos Puertas Mala Es de Guardar

Pedro Calderón de la Barca


Teatro, Comedia


Personas

D. Félix, galan.
Lisardo, galan.
Fabio, viejo.
Calabazas, lacayo.
Herrera, escudero.
Laura, dama.
Marcela, dama.
Silvia, criada.
Celia, criada.
Lelio, criado.
Criados.

La escena pasa en Ocaña.

Jornada primera

Escena I

Campo á la entrada de la villa.

MARCELA y SILVIA, con mantos, como recelándose; detras LISARDO, CALABAZAS.

Marcela:
¿Vienen tras nosotras?

Silvia:
Sí.

Marcela:
Pues párate.—Caballeros,
Desde aquí habeis de volveros,
No habeis de pasar de aquí;
Porque si intentais así
Saber quién soy, intentais
Que no vuelva donde estais
Otra vez; y si esto no
Basta, volveos porque yo
Os suplico que os volvais.

Lisardo:
Difícilmente pudiera
Conseguir, señora, el sol
Que la flor del girasol
Su resplandor no siguiera:
Difícilmente quisiera
El norte, fija luz clara,
Que el iman no le mirara;
Y el iman difícilmente
Intentara que obediente
El acero le dejara.
Si sol es vuestro esplendor,
Girasol la dicha mia;
Si norte vuestra porfía,
Piedra iman es mi dolor;
Si es iman vuestro rigor,
Acero mi ardor severo;
Pues ¿cómo quedarme espero,
Cuando veo que se van
Mi sol, mi norte y mi iman,
Siendo flor, piedra y acero?


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Dominio público
53 págs. / 1 hora, 32 minutos / 737 visitas.

Publicado el 19 de enero de 2019 por Edu Robsy.

El Rey se Divierte

Victor Hugo


Teatro, drama


Prólogo

El estreno de este drama motivó un acto ministerial inaudito.

El día siguiente á la primera representación, recibió el autor de parte de Mr. Jouslin de la Salle, director de escena del Teatro-Francés el siguiente oficio, cuyo original conserva cuidadosamente:


«En este momento, que son las diez y media, acabo de recibir la orden de suspender las representaciones de El Rey se divierte, comunicada por Mr. Taylor en nombre del ministro.

»Hoy 23 de noviembre.»


Lo primero que se le ocurrió al autor fué dudar de lo que leía: el acto era arbitrario hasta lo increíble.

En efecto, lo que han llamado Constitución-Verdad dice: «Los franceses tienen el derecho de publicar...» Nótese que el texto no dice solamente el derecho de imprimir, sino amplia y claramente el derecho de publicar. Ahora bien, el teatro no es más que un medio de publicación como la prensa, como el grabado, como la litografía. La libertad del teatro está pues implícitamente consignada en la Constitución con las demás libertades del pensamiento. La ley fundamental añade: «La censura no podrá ser restablecida nunca.» No dice el texto la censura de los periódicos, la censura de los libros; dice sólo la censura, la censura en general, toda censura, la del teatro, como la de los escritos. Las obras dramáticas, pues, no podrán en adelante ser legalmente censuradas.

Fuera de esto dice la Constitución: «Queda abolida la confiscación.» Pues la supresión de una obra, después de ser representada, no es sólo un acto monstruoso de censura y arbitrariedad, sino también una verdadera confiscación, es usurpar violentamente al autor y al teatro su legítima propiedad.


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Dominio público
104 págs. / 3 horas, 3 minutos / 278 visitas.

Publicado el 25 de julio de 2022 por Edu Robsy.

El Refugio

Pedro Muñoz Seca


Teatro, Comedia


Al gran periodista y admirable escritor Adolfo Febles Mora, director de la «Gaceta de Tenerife», que con tanto cariño me he defendido siempre.

Personajes

Africa
Horacio
Maruja
Ramón
Consuelo
Timoteo
Nieves
Luis
Benita
Paco
Condesa
Victoriano
Timoteo
Wistremundo
Eulogio
Jorge

La acción, en un parador. Época actual (1933)

Acto primero

Pieza central de uno de los paradores, albergues o «refugios» construidos al borde de las carreteras por el Patronato Nacional de Turismo. En el foro, chimenea de piedra, con librerías y sendos butacones. En el primer término de cada lateral, un tresillo con su mesita correspondiente. En las paredes, aparatos de luz, un teléfono y trazos de colores indicando carreteras, pueblos, fuentes de gasolina, etc., etc. Una puerta en cada lateral: la de la derecha (actor), que da acceso al comedor, y la de la izquierda, que conduce al recibimiento. Son las cinco de la tarde de un día de invierno. La chimenea, encendida. Época actual.

(Al levantarse el telón, AFRICA, administradora del «parador», señora como de cincuenta años, que viste con sencillez y buen gusto, está poniendo nuevos leños en la chimenea, al mismo tiempo que entra en escena, por la derecha, TIMOTEO, su hermano, sesentón simpaticote y corriente, que ha sido cochero de casa grande, y se le nota).

TIMOTEO.—¿Qué, se largó ya la marquesa esa de Sangüesa?

AFRICA.—Hace un momento. ¡Lo que se ha alegrado de verme aquí, al frente de «parador»! Y no me reconoció al pronto. Ya ves: ella, que hace treinta años me llamaba a mí la doncella de oro… Lo que yo le dije: «¡Ay, señora marquesa!… ¡De aquel oro no queda más que esta escoria!».

TIMOTEO.—Vamos, vamos; no hay que tirarse por los suelos, hermana.


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Dominio público
81 págs. / 2 horas, 23 minutos / 513 visitas.

Publicado el 22 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

El Cíclope

Eurípides


Teatro, Drama satírico


Argumento

El famoso Odiseo, rey de Ítaca, no voluntariamente, sino arrastrado por vientos contrarios, arriba a la costa de Sicilia, en donde habitaba Polifemo, el Cíclope, consagrado en absoluto, a pesar de su origen divino, a satisfacer sus apetitos bestiales. Como gigante, necesitaba una cantidad de alimento proporcionada a su estatura, y aunque constituían su más suculenta comida ordinaria los animales domésticos, regalábase también, cuando la ocasión se presentaba, con la carne de los desventurados náufragos o extraviados que aportaban a sus dominios. Los esclavos que a la sazón le servían para atender a su ganadería y a su labranza eran Sileno y los sátiros hijos de este, que habían caído en sus manos cuando buscaban a Dioniso, su señor, en poder de unos piratas tirrenios enviados por Hera, su enemiga.

Odiseo pide a Sileno víveres y agua, estando ausente el Cíclope, y pagándole su precio; y cuando el viejo exayo del hijo de Sémele se dispone a complacerlo, por el vino del comprador y con la piadosa intención de guardarse el precio de la venta, aparece el Cíclope, que desbarata tan seductores proyectos, desoye las súplicas y exhortaciones de Odiseo, y lo destina a ser asado o cocido con sus compañeros. Y, en efecto, mata y se come a dos de ellos, accediendo solo por pura benevolencia y cortesía ciclópea, agradecido al deleite que ha recibido de su prisionero escanciándole el licor de Dioniso, a reservarlo para el último de su antropófago banquete. No queda, pues, otro recurso al héroe de Homero que matar a Polifemo, y así lo hace, embriagándolo primero e introduciendo después en su único ojo frontal un enorme tizón puntiagudo ardiendo.


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Dominio público
21 págs. / 38 minutos / 651 visitas.

Publicado el 15 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

Cuentos y Diálogos

Juan Valera


Cuentos, Diálogos, Teatro, Colección


Al Excmo. Sr. D. Enrique R. De Saavedra, Duque de Rivas.

Mi querido amigo: Bien hubiera querido yo escribir algo nuevo expresamente para dedicárselo a V., pero mi pobre ingenio está marchito y seco desde hace dos o tres años, y empiezo a perder toda esperanza de que reverdezca y vuelva a florecer algún día.

En tan desengañada situación y urgiéndome pagar la deuda de la lindísima fantasía que tuvo V. la bondad de dedicarme, me decido a dedicar a V. esta colección de Cuentos y Diálogos, que, si bien publicados antes aisladamente, salen hoy por vez primera reunidos en un tomo.

Ahí van Parsondes, que V. tanto celebra; El pájaro verde, cuento vulgar que me contó con singular talento su señora madre de usted y que yo no he hecho sino poner por escrito, procurando competir con Perrault, Andersen y Musaus; El bermejino prehistórico, que yo encuentro gracioso en fuerza de ser disparatado; y los diálogos de Asclepigenia y Gopa, el primero de los cuales sigo creyendo que es lo más elegante y discreto, o si se quiere lo menos tonto, que he escrito en mi vida.

Acoja V. con benignidad estas obrillas ligeras, sobre las cuales nada más se me ocurre que decir, pues las escribí sin intención de enseñar y sólo con el fin de pasar el tiempo y de ver si lograba divertirme yo y divertir también a quien me leyese.


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122 págs. / 3 horas, 33 minutos / 390 visitas.

Publicado el 29 de abril de 2016 por Edu Robsy.

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