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Hécuba

Eurípides


Teatro, Tragedia, Tragedia griega


Argumento

Cuando los griegos pusieron sitio a Troya y Príamo se vio acometido de tantos y tan fuertes enemigos, no solo acudió a la defensa de su reino poniendo al frente de sus tropas a sus numerosos hijos, que podían manejar las armas, sino que, presintiendo el fatal desenlace que esta guerra podría tener para su familia, confió su hijo impúbero Polidoro a la custodia de Poliméstor, rey del Quersoneso de Tracia, y depositó en sus manos al mismo tiempo un cuantioso tesoro. Poliméstor, mientras resistieron los troyanos, fue fiel a los deberes que le imponían sus antiguas relaciones con Príamo, en cuya mesa había apurado tantas veces la copa de la hospitalidad; pero cuando pereció el anciano rey de Ilión y los griegos la tomaron e incendiaron, repartiéndose su rico botín y las cautivas que habían hecho, según las leyes de la guerra entonces vigentes, codicioso del oro que guardaba, o por congraciarse con los vencedores, o sin temor ya a los parientes de su tierno pupilo, lo asesinó con alevosía, apoderándose de sus riquezas. A los tres días de muerto, y deseosa la sombra de Polidoro de que se diese sepultura a su cadáver, se apareció a su madre Hécuba, que, en compañía de las esclavas troyanas, esperaba en el Quersoneso vientos favorables a la navegación de los griegos. Hallábanse estos detenidos allí, aterrados con el fantasma de Aquiles, que, derecho sobre su túmulo, situado enfrente, había rogado que se le sacrificase Políxena, hija también de Príamo y de Hécuba, y hermana de Polidoro; y con tal premura que, a no hacerlo, no podrían navegar hacia su patria. Esta tragedia de Eurípides se propone representar dramáticamente los dolores de Hécuba, herida en su corazón por la muerte de sus dos hijos Políxena y Polidoro, y la venganza que toma de Poliméstor, cegado por ella y por sus esclavas, que matan también a sus hijos.


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Dominio público
36 págs. / 1 hora, 4 minutos / 425 visitas.

Publicado el 15 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

Un Duelo

Antón Chéjov


Teatro, Comedia


Personajes

Elena Ivanovna Popova, viuda de un terrateniente, joven, bella.
Gregorio Stepanovich Smirnov, un terrateniente, de unos cuarenta años.
Lucas, un criado viejo.

La escena representa un salón en la casa de campo de la señora Popova.

Escena primera

(Elena, de riguroso luto, contempla la fotografía de su marido y suspira. Lucas le habla desde el umbral de la puerta.)

Lucas.—Señora, se está usted matando. No sea exagerada. Ha llegado la primavera, todo el mundo está alegre y se pasea por el campo y por el bosque. Sólo usted permanece encerrada en casa como en un convento. ¡Hace yo no sé el tiempo que no sale usted!

Elena.—¡Y no saldré ya nunca! ¿Para qué? Mi vida se ha acabado. El yace en la tumba, y yo voy a encerrarme entre las cuatro paredes de esta casa. Hemos muerto los dos.

Lucas.—¡No diga usted eso! Si el señor ha muerto, tal ha sido la voluntad de Dios. Harto ha llorado usted; no va a llorar toda la vida. Es usted joven, casi no ha empezado aún a vivir... Es un crimen matarse así. Ha olvidado usted a sus amigos, a sus vecinos; no recibe a nadie... Esta casa parece una cárcel. En la ciudad, desde hace poco, hay un regimiento... Muchos de los oficiales son jóvenes y guapos como querubines... Los oficiales dan bailes... Y usted, mientras tanto, tan joven, tan hermosa... La hermosura es un don del cielo y hay que aprovecharla... Pasarán los años, y cuando quiera usted gustarles a los señores oficiales, será ya demasiado tarde...


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Dominio público
14 págs. / 24 minutos / 671 visitas.

Publicado el 2 de marzo de 2019 por Edu Robsy.

Como Gustéis

William Shakespeare


Teatro, Comedia


Personajes

EL DUQUE, que vive en el destierro.
FEDERICO, hermano del duque y usurpador de sus dominios.

AMIENS
JACQUES, lores que asisten al duque en su destierro.

LE BEAU, cortesano al servicio de Federico.
CARLOS, luchador de Federico.

OLIVERIO
SANTIAGO
ORLANDO, hijos de sir Rowland de Bois.

ADAM
DIONISIO, criados de Oliverio.

PIEDRA-DE-TOQUE, Payaso.
DON OLIVERIO DAÑATEXTO, vicario.

CORÍN
SILVIO, pastores.

GUILLERMO, campesino, enamorado de Andréy.
UNA PERSONA QUE REPRESENTA Á HIMENEO.
ROSALINDA, hija del duque desterrado.
CELIA, hija de Federico.
FEBE, pastora.
TOMASA, campesina.

LORES DEL SÉQUITO DE LOS DUQUES, PAJES, MONTEROS Y OTROS CRIADOS.

Acto I

Escena I

Huerto cerca de la casa de Oliverio.

Entran ORLANDO y ADAM.


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Dominio público
74 págs. / 2 horas, 11 minutos / 1.977 visitas.

Publicado el 14 de junio de 2018 por Edu Robsy.

La Comedia de las Equivocaciones

William Shakespeare


Teatro, comedia


Personajes

SOLINO, duque de Éfeso.
ÆGEÓN, mercader de Siracusa.

ANTÍFOLO de Éfeso.
ANTÍFOLO de Siracusa, hermanos gemelos, hijos de Ægeón y de Emilia, pero desconocidos uno de otro.

DROMIO de Éfeso.
DROMIO de Siracusa, hermanos gemelos y esclavos de los dos Antífolo.

BALTASAR, mercader.
ANGELO, platero.
UN COMERCIANTE, amigo de Antífolo de Siracusa.
PINCH, maestro de escuela y mágico.
EMILIA, esposa de Ægeón, abadesa de una comunidad de Éfeso.
ADRIANA, esposa de Antífolo de Éfeso.
LUCIANA, hermana de Adriana.
LUCÍA, doncella de Luciana.
UNA CORTESANA.
UN ALCAIDE.
OFICIALES DE JUSTICIA Y OTROS.

La escena pasa en Éfeso.

Acto I

Escena I

Sala en el palacio del duque.

El DUQUE DE ÉFESO, ÆGEÓN, un ALCAIDE, oficiales y otras gentes del séquito del duque.

Ægeón.—Continuad, Solino; procurad mi pérdida; y con la sentencia de muerte, terminad mis desgracias y mi vida.


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Dominio público
56 págs. / 1 hora, 38 minutos / 3.031 visitas.

Publicado el 17 de junio de 2019 por Edu Robsy.

Amor de Don Perlimplín con Belisa en su Jardín

Federico García Lorca


Teatro


Cuadro primero

Casa de don PERLIMPLÍN. Paredes verdes con las sillas y muebles pintados en negro. Al fondo, un balcón por el que se verá el balcón de Belisa. PERLIMPLÍN viste casaca verde y peluca blanca llena de bucles. Marcolfa, criada, el clásico traje de rayas.

PERLIMPLÍN. ¿Sí?

MARCOLFA. Sí.

PERLIMPLÍN. Pero ¿por qué sí?

MARCOLFA. Pues porque sí.

PERLIMPLÍN. ¿Y si yo te dijera que no?

MARCOLFA. (Agria). ¿Qué no?

PERLIMPLÍN. No.

MARCOLFA. Dígame, señor mío, las causas de ese no.

PERLIMPLÍN. (Pausa). Dime tú, doméstica perseverante, las causas de ese sí.

MARCOLFA. Veinte y veinte son cuarenta…

PERLIMPLÍN. (Escuchando). Adelante.

MARCOLFA. Y diez cincuenta.

PERLIMPLÍN. Vamos.

MARCOLFA. Con cincuenta años ya no se es un niño.

PERLIMPLÍN. Claro.

MARCOLFA. Yo me puedo morir de un momento a otro.

PERLIMPLÍN. ¡Caramba!

MARCOLFA. (Llorando). ¿Y qué será de usted sólo en este mundo?

PERLIMPLÍN. ¿Qué sería?

MARCOLFA. Por eso tiene que casarse.

PERLIMPLÍN. (Distraído). ¿Sí?

MARCOLFA. (Enérgica). Sí.

PERLIMPLÍN. (Angustiado). Pero Marcolfa… ¿por qué sí? Cuando yo era niño una mujer estranguló a su esposo. Era zapatero. No se me olvida. Siempre he pensado no casarme. Yo con mis libros tengo bastante. ¿De qué me va a servir?

MARCOLFA. El matrimonio tiene grandes encantos, mi señor. No es lo que se ve por fuera. Está lleno de cosas ocultas. Cosas que no está bien que sean dichas por una servidora… Ya se ve…

PERLIMPLÍN. ¿Qué?

MARCOLFA. Me he puesto colorada.

(Pausa. Se oye un piano).

UNA VOZ. (Dentro, cantando).


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Dominio público
15 págs. / 27 minutos / 1.454 visitas.

Publicado el 21 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

El Hermano Juan o el Mundo es Teatro

Miguel de Unamuno


Teatro, comedia


«¡Mi querido lector! ¡Lee, si es posible, en voz alta! ¡Y si lo haces, gracias por ello! Y si no lo haces tú, mueve a otros a ello, y gracias a cada uno de ellos y a ti de nuevo. Al leer en voz alta recibirás la más fuerte impresión, la de que tienes que habértelas contigo mismo y no conmigo que carezco de autoridad ni con otros que te serían distracción.»

Soeren Kierkegaard, Prólogo (del 1 de agosto de 1851) a Para examen de conciencia, dedicado a sus contemporáneos.

Prólogo

Este prólogo es, en realidad de apariencia, un epílogo. Como casi todos los prólogos. Aunque… ¿sí? ¿Nacen los hombres —a contar entre éstos a los llamados entes de ficción, personajes de drama, de novela o de narración histórica— , nacen de las ideas los hombres, o de éstos aquéllas? ¿Es el hombre una idea encarnada —en carne de ficción , o es la idea un hombre historiado, eternizado así? Voy a contarte, lector, cómo me nació este mi «El Hermano Juan».


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Dominio público
78 págs. / 2 horas, 17 minutos / 305 visitas.

Publicado el 6 de enero de 2020 por Edu Robsy.

Ifigenia en Táuride

Eurípides


Teatro, Tragedia, Tragedia griega


Argumento

Ifigenia, hija de Agamenón, que no ha muerto sacrificada en Áulide, siendo sustituida por obra de Artemisa por una cierva, vive en Táuride, puerto del Quersoneso Táurico, y en un templo de la misma diosa en cuya ara son sacrificados todos los extranjeros que arriban a sus costas. Orestes, su hermano, con su amigo Pílades, desembarcan en Táuride con el propósito de robar la estatua de Artemisa, cuya sacerdotisa es Ifigenia, y son descubiertos y aprisionados por los indígenas, devotísimos de su deidad protectora. Ifigenia, antes de sacrificarlos, sabedora de que eran griegos y acordándose siempre de su patria, de su familia y de su rango, escribe una carta a su hermano Orestes, a quien no conocía, e intenta aprovechar la ocasión oportuna que se le presenta para servirse de uno de los dos extranjeros destinados al sacrificio, y salvarle la vida si acceden a su deseo. Al recibir Pílades la carta que ha de entregar a Orestes, la pone en los manos de su destinatario, llamándolo por su nombre, y se reconocen los dos hermanos, y puestos todos de acuerdo, roban la estatua y huyen; y cuando el rey Toante se prepara a perseguirlos y capturarlos, aparece Atenea, que lo aplaca y salva a los fugitivos, anunciándolo que así lo ha decretado el poder divino.

Esta tragedia, en su plan, en su traza, en los caracteres de sus personajes, en sus pasiones y hasta en sus menores detalles nos ofrece el tipo distintivo y propio de las obras de Eurípides, y es muy útil, por tanto, para ilustrarnos acerca de sus rasgos poéticos personales, de su importante papel en la literatura helénica y de la influencia que ha tenido y tiene en los pueblos modernos, siendo inferior a Sófocles y Esquilo, y justamente por serlo.


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Dominio público
41 págs. / 1 hora, 12 minutos / 53 visitas.

Publicado el 12 de julio de 2025 por Edu Robsy.

Así que Pasen Cinco Años

Federico García Lorca


Teatro


Personas

Joven
Viejo
Un niño muerto
Un gato muerto
Criado
Amigo primero
Amigo segundo
La mecanógrafa
La novia
El maniquí del traje de novia
El jugador de rugby
La criada
El padre de la novia
Payaso
Arlequín
Muchacha
Máscaras y jugadores

Acto primero

Biblioteca. El joven está sentado. Viste un pijama azul. El Viejo de chaqué gris, con barba blanca y enormes lentes de oro, también sentado.

JOVEN. No me sorprende.

VIEJO. Perdone...

JOVEN. Siempre me ha pasado igual.

VIEJO. (Inquisitivo y amable.) ¿Verdad?

JOVEN. Sí.

VIEJO. Es que...

JOVEN. Recuerdo que...

VIEJO. (Ríe.) Siempre recuerdo.

JOVEN. Yo...

VIEJO. (Anhelante.) Siga...

JOVEN. Yo guardaba los dulces para comerlos después.

VIEJO. Después, ¿verdad? Saben mejor. Yo también.

JOVEN. Y recuerdo que un día...

VIEJO. (Interrumpiendo con vehemencia.) Me gusta tanto la palabra recuerdo. Es una palabra verde, jugosa. Mana sin cesar hilitos de agua fría.

JOVEN. (Alegre y tratando de convencerse.) Sí, sí, ¡claro! Tiene usted razón. Es preciso luchar con toda idea de ruina, con esos terribles desconchados de las paredes. Muchas veces yo me he levantado a medianoche para arrancar las hierbas del jardín. No quiero hierbas en mi casa ni muebles rotos.

VIEJO. Eso. Ni muebles rotos porque hay que recordar, pero...

JOVEN. Pero las cosas vivas, ardiendo en su sangre, con todos sus perfiles intactos.


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Dominio público
41 págs. / 1 hora, 12 minutos / 973 visitas.

Publicado el 12 de enero de 2022 por Edu Robsy.

Comedia Sin Título

Federico García Lorca


Teatro, comedia


(Telón gris)

AUTOR: Señoras y señores:

No voy a abrir el telón para alegrar al público con un juego de palabras, ni con un panorama donde se vea una casa en la que nada ocurre y a donde dirige el teatro sus luces para entretener y haceros creer que la vida es eso. No. El poeta, con todos sus cinco sentidos en perfecto estado de salud, va a tener, no el gusto, sino el sentimiento de enseñaros esta noche un pequeño rincón de realidad. Ángeles, sombras, voces, liras de nieve y sueños existen y vuelan entre vosotros, tan reales como la lujuria, las monedas que lleváis en el bolsillo, o el cáncer latente en el hermoso seno de la mujer, o el labio cansado del comerciante.

Venís al teatro con el afán único de divertiros y tenéis autores a los que pagáis, y es muy justo, pero hoy el poeta os hace una encerrona porque quiere y aspira a conmover vuestros corazones enseñando las cosas que no queréis ver, gritando las simplísimas verdades que no queréis oír.

¿Por qué? Si creéis en Dios, y yo creo, ¿por qué tenéis miedo a la muerte? Y si creéis en la muerte, ¿por qué esa crueldad, ese despego al terrible dolor de vuestros semejantes?¡Ja, ja, ja! Diréis que esto es un sermón. Y bien, ¿es que es feo un sermón? Casi todos los que me oyen han dado un portazo y han salido de casa dejando a su padre o a su madre en un momento en que por su bien les reñían, y en este instante darían todo lo que tienen, hasta los ojos, por volver a oír las dulces voces desaparecidas. Lo mismo ahora. Pero ver la realidad es difícil. Y enseñarla, mucho más. Es predicar en desierto. Pero no importa.


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Dominio público
15 págs. / 26 minutos / 896 visitas.

Publicado el 10 de enero de 2022 por Edu Robsy.

Retablo de la Avaricia, la Lujuria y la Muerte

Ramón María del Valle-Inclán


Teatro


LIGAZÓN

AUTO PARA SILUETAS

DRAMATIS PERSONAE

LA VENTERA
LA RAPOSA
LA MOZUELA
EL AFILADOR
UN BULTO DE MANTA Y RETACO

ACTO ÚNICO

(CLARO de luna. El ventorrillo calca el recuadro luminoso de su puerta, en la tiniebla de un emparrado. A la vera del tapial la luna se espeja en las aguas del dornil donde abrevan las yuntas. Sobre la puerta iluminada se perfila la sombra de una mozuela. Mira al campillo de céspedes, radiados con una estrella de senderos. Pegada al tapiado, por el hilo que proyectan las tejas, una sombra -báculo y manto- discierne con trencos compases, su tenue relieve. La sombra raposa conquiere a la mozuela:)

LA RAPOSA.— ¡Para todos derramas tu sal! Tú me dirás que para todos tienes.

LA MOZUELA.— ¡Qué ventolera!

LA RAPOSA.— Si por miramiento te lo callas, yo me asigno el texto, que con la verdad no condeno mi alma.

LA MOZUELA.— ¡Tía, deje esos belenes!

LA RAPOSA.— Podías ser más orgullosa. ¿Tú no te miras al espejo?

LA MOZUELA.— Cuando voy a la fuente.

LA RAPOSA.— ¿Y el espejillo de tu alcoba, nada te dice cuando de noche te acuestas?

LA MOZUELA.— No me veo con el sueño.

LA RAPOSA.— ¡Qué pico tienes! Mira, sácame una copa de resolio.

LA MOZUELA.— ¿Grande o pequeña?

LA RAPOSA.— Si me la mides a conciencia, dámela mediana. ¿Por dónde pára tu madre?

LA MOZUELA.— Dentro se halla.


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Dominio público
90 págs. / 2 horas, 39 minutos / 1.483 visitas.

Publicado el 18 de diciembre de 2018 por Edu Robsy.

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