Textos más populares esta semana etiquetados como Tratado disponibles | pág. 5

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Vida y Pensamientos Morales de Confucio

Confucio


Tratado, Filosofía, Ética


De la filosofía de los chinos

Todos los pueblos conocidos de la tierra, separados los unos de los otros por montañas inaccesibles, por la profundidad de los rios, por el abismo de las mares; mas divididos aun por las opiniones, por el culto religioso, por la industria, por las costumbres; pero reunidos por una comun ceguedad, parece hallarse convenidos entre ellos, en conceder el mas alto grado de gloria á los que les han hecho padecer el mayor número de males. Cenizas, ruinas, huesos descarnados, y una soledad horrible, testifican á la posteridad los altos hechos de los conquistadores, y les aseguran los elogios y la veneracion de los hijos á cuyos padres degollaron.

En este universal delirio, los Chinos solamente conservando ideas justas, y el amor de su bien estar, han preferido siempre los hombres que los ilustran, á los que los destruyen. El nombre de Fo-hí es tal vez menos harmonioso que los de Hermes y Orfeo; pero tambien es respetable. Este sabio Emperador, que reynaba, á lo menos, dos mil y quinientos años antes de nuestra era vulgar, supo preferir á toda otra especie de imperio, el de la razon, y se hizo el Preceptor de sus pueblos, que aun en el dia le llaman el Padre de la Ciencia.

Pero el arte de escribir aun no se habia inventado; y así ciertos nudos servian á los mercaderes para llevar cuenta de los pormenores de su comercio. Pero ¿cómo explicar la Filosofia con los nudos? El medio que Fo-hí empleó para asegurar á sus principios alguna duracion, no era menos insuficiente que aquel: trazó lineas, de las quales dió sin duda la correspondiente explicacion, pero ésta fué olvidada bien presto.

De este modo los conocimientos apenas trazados por Fo-hí, y que quiso transmitir á sus pueblos, habrian tenido una corta influencia sobre su prosperidad, si no se hubieran elevado de tiempo en tiempo Principes dignos de ocupar el trono de este grande hombre.


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49 págs. / 1 hora, 27 minutos / 389 visitas.

Publicado el 16 de julio de 2024 por Edu Robsy.

Cosa Cumplida... Sólo en la Otra Vida

Fernán Caballero


Diálogo, Tratado, Cuento


Introducción a los diálogos

¿Queréis saber lo que son, en sentir de su autor Fernán Caballero, los Diálogos entre la juventud y la edad madura? Pues oídlo de su boca:

«Recuerdos de un villorrio, de un sochantre de lugar, de un interior pacífico, de niños y de flores; en fin, nimiedades.»1

¿Deseáis conocer los gustos del escritor, y la disposición de su alma al escribir estas páginas?

«Me gustan los árboles como a los pájaros, las flores como a las abejas, las parras como a las avispas, y las paredes viejas como a las «salamanquesas.»

—«¡Chitón, conde, chitón! No quiero que mis flores den ocasión a la sátira, ni mis buenas gallinas pábulo a la crítica.

—Pero —repone su interlocutor— ¿en dónde no hallareis vos amigos, marquesa?

—Allí donde no sientan todos como vos, y no me miren con vuestros parciales ojos.»

¡Quién dijera que tan pronto iban a demostrar los sucesos la exactitud de este presentimiento!

Pero he aquí anunciado en pocas palabras al lector lo que también en breves razones deseamos decirle.

No es un secreto para el público lo que acerca de Fernán Caballero siente y piensa el que escribe estas líneas, que mirará siempre como uno de sus mejores timbres haber logrado la confianza del insigne novelista para cuidar de la presente edición. Por lo mismo, y satisfechos con haber consignado en ella nuestro nombre entre tantos ilustres literatos que se han apresurado a tributarle homenaje, nos habíamos propuesto dejar libre el paso para que otros pudiesen formar parte de tan brillante acompañamiento.


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156 págs. / 4 horas, 34 minutos / 196 visitas.

Publicado el 2 de enero de 2019 por Edu Robsy.

Consolación a Polibio

Lucio Anneo Séneca


Filosofía, Tratado


Nuestros cuerpos comparados con otros son robustos; pero si los reduces a la naturaleza, que destruyendo todas las cosas las vuelve al estado de que las produjo, son caducos; porque manos mortales, ¿qué cosa podrán hacer que sea inmortal? Aquellos siete milagros (y si acaso la ambición de los tiempos venideros levantare otros más admirables) se verán algún día arrasados por tierra. Así que no hay cosa perpetua, y pocas que duren mucho. Unas son frágiles por un modo, y otras por otro; los fines se varían, pero todo lo que tuvo principio ha de tener fin. Algunos amenazan al mundo con muerte, y (si es lícito creerlo) vendrá algún día que disipe este universo, que comprende todas las cosas humanas, sepultándolas en su antigua confusión y tinieblas. Salga, pues, alguno a llorar estas cosas y las almas de cada uno. Laméntese también de las cenizas de Cartago, Numancia y Corinto, y si alguna otra cosa hubo que cayese de mayor altura; pues aun lo que no tiene donde caer, ha de caer. Salga asimismo otro, y quéjese de que los hados (que tal vez se han de atrever a empresas inefables) no le perdonaron a él.


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24 págs. / 42 minutos / 994 visitas.

Publicado el 14 de diciembre de 2016 por Edu Robsy.

Estatismo y Anarquía

Mijaíl Bakunin


Tratado, Política, Filosofía


La Asociación Internacional de los Trabajadores, cuyo origen apenas se remonta a nueve años, ha conseguido durante ese tiempo llegar a una tal influencia sobre el desenvolvimiento práctico de las cuestiones económicas, sociales y políticas en toda Europa, que ningún periodista u hombre de Estado puede rehusarle, en la hora que corre, el interés más serio y con frecuencia el más inquietante. El mundo oficial y oficioso, y el mundo burgués en general, ese mundo de felices explotadores del trabajo penoso, la considera con esa emoción interior que se experimenta a la aproximación de un peligro amenazador aunque desconocido o apenas definido; como si se tratara de un monstruo que deberá tragar infaliblemente todo este sistema social y económico si no se tomasen desde ahora medidas enérgicas, aplicadas simultáneamente en todos los países de Europa, para poner fin a su éxito rápido y creciente.

Se sabe bien que después de la última guerra que rompió la hegemonía histórica de la Francia estatista en Europa –reemplazándola por la hegemonía aún más detestada del pangermanismo estatista–, las medidas contra la Internacional se convirtieron en objeto preferido de las negociaciones intergubernamentales. Es un fenómeno excesivamente natural. Los Estados que, en el fondo, se odian unos a otros y que son eternamente irreconciliables, no han podido ni pueden encontrar otra base de entente que el sometimiento concertado de las masas trabajadoras que forman la base común, el fin de su existencia. No es necesario decir que el príncipe de Bismarck ha sido, y sigue siéndolo, el inspirador principal de esa nueva Santa Alianza. Sin embargo, no fue él quien primero presentó sus proposiciones. Dejó ese honor dudoso a la iniciativa del humillado gobierno del Estado francés que acababa justamente de arruinar.


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260 págs. / 7 horas, 36 minutos / 860 visitas.

Publicado el 15 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

Reglas y Consejos Sobre Investigación Científica

Santiago Ramón y Cajal


Tratado, ensayo, conferencia


Discurso leído con ocasión de la recepción del autor en la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales

Prólogo de la segunda edición

Costeada por la generosidad del Dr. Lluria


El libro actual es una reproducción, con numerosos retoques y desarrollos, de mi discurso de ingreso en la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales (sesión del 5 de diciembre de 1897).

Como otras muchas oraciones académicas harto más merecedoras de publicidad, este discurso habría quedado olvidado en los anaqueles de las bibliotecas oficiales, si un querido amigo nuestro, el Dr. Lluria, no hubiera tenido la generosidad de reimprimirlo a su costa, a fin de regalarlo a los estudiantes y a los aficionados a las tareas del laboratorio.

Cree el Dr. Lluria (y Dios le pague tan hermosas ilusiones) que los consejos y advertencias contenidos en dicho trabajo pueden ser, como emanados de un apasionado de la investigación, de algún provecho para promover el amor y entusiasmo de la juventud estudiosa hacia las empresas del laboratorio.

Ignoro si, en efecto, los referidos consejos, expuestos con fervor y entusiasmo quizás un tanto exagerados e ingenuos, tendrán positiva utilidad para el efecto de formar investigadores. Por mi parte diré solamente que, acaso por no haberlos recibido de ninguno de mis deudos o profesores cuando concebí el temerario empeño de consagrarme a la religión del laboratorio, perdí, en tentativas inútiles, lo mejor de mi tiempo, y desesperé más de una vez de mis aptitudes para la investigación científica. ¡En cuántas ocasiones me sucedió, por ignorar las fuentes bibliográficas (y desgraciadamente no siempre por falta de diligencia, sino de recursos pecuniarios) y no encontrar un guía orientador, descubrir hechos anatómicos ya por entonces divulgados en lenguas que ignoraba y que ignoraban también aquellos que debieran saberlas!


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161 págs. / 4 horas, 43 minutos / 431 visitas.

Publicado el 19 de febrero de 2022 por Edu Robsy.

Geórgicas

Virgilio


Poesía, Tratado


Libro I

Después de una breve exposición, invoca el poeta a las divinidades protectoras de la agricultura, y a Augusto como a una de ellas, y entra seguidamente en la materia del libro, la cual divide en seis partes: la primera trata de la naturaleza de las tierras y de los métodos de cultivo; la segunda, del origen de la agricultura; la tercera, de los instrumentos de la labranza; la cuarta del tiempo propicio para las labores del campo; la quinta, de los pronósticos que pueden sacar los labradores del aspecto de los astros, y la sexta contiene una admirable digresión sobre los prodigios que siguieron a la muerte de César. Concluye con un epílogo, en que implora para Octavio y el pueblo romano el favor de los dioses.


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73 págs. / 2 horas, 9 minutos / 656 visitas.

Publicado el 23 de junio de 2018 por Edu Robsy.

Memorias sobre el Matrimonio

Manuel Payno


Cuento, ensayo, tratado


El matrimonio

I

Días hace que tenía deseos de escribir un artículo de costumbres; pero me sucedía precisamente lo que al cura, que no repicaba por trescientos mil motivos; el primero, por falta de campanas: hay entre nosotros muchas costumbres, tales como la de pretender empleos, la de ser ricos de la noche a la mañana, la de criticar todo sin entenderlo, etcétera; pero eso me daba materia para un renglón, y después… ¿Cómo hacer sonreír a los lectores? ¿Cómo amenizar las columnas del Siglo XIX? ¿Cómo granjearme la nota de maligno, de mordaz, de conocedor del mundo si se quiere? Nada de esto era posible porque hay momentos, horas, días, y hasta meses enteros, que el poco entendimiento que vaga en el cerebro se esconde en lo más profundo de los sesos, y ésos son cabalmente los momentos en que el poeta suda, se arranca los cabellos, llora, tira la pluma desesperado, y pide a Dios una gota de genio, una gota de talento, un soplo de inspiración. La inspiración no viene porque es una muchacha retrechera y algo voluntariosa, y entonces se exclama en voz sepulcral con Víctor Hugo: ¡Maldición!, o con Calderón y Lope: ¡Válgame Dios! Pero sigo con mi cuento, antes que los sufridos lectores exclamen: ¡Válgame Dios, qué pesado! Decía que no tenía asunto para artículo de costumbres, cuando he aquí que mustia y solemne se avanza la Semana Santa con sus tinieblas, sus monumentos, sus procesiones, su pésame, y tras de todos estos graves misterios se agolpa el mundo de México, vario, mezclado y confundido.


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63 págs. / 1 hora, 51 minutos / 515 visitas.

Publicado el 3 de noviembre de 2018 por Edu Robsy.

Libro de la Orden de Caballería

Ramón Llull


Tratado


Comienza el prólogo

A semejanza de los siete planetas que son los celestiales Corsos que gobiernan y ordenan las cosas terrenales, dividimos este Libro de Caballería en Siete Partes; en las cuales queremos demostrar que los caballeros reciben honor y señoría del pueblo, con el fin de ordenarlo y defenderlo.

La Primera Parte trata del fundamento de la Caballería.

La Segunda Parte trata del oficio de Caballería.

La Tercera Parte trata del examen a que conviene sea sometido el escudero que quiere entrar en el orden de Caballería.

La Cuarta Parte trata de la manera cómo debe ser hecho el caballero.

La Quinta Parte trata de lo que significan las armas del caballero.

La Sexta Parte es de las costumbres que pertenecen al caballero.

La Séptima Parte es del honor que conviene se haga al caballero.

Sigue el prólogo

1. En un país aconteció que un sabio caballero había mantenido largamente el orden de caballería con nobleza y con la fuerza de su ánimo; después que la sabiduría y la ventura le habían mantenido en el honor de caballería en guerras y torneos, en justas y batallas, escogió vida ermitaña cuando observó que ya eran contados los días que de vida debían quedarle, puesto que por ancianidad se hallaba torpe en el uso de las armas.

Por esto abandonó sus bienes, dejando herederos de ellos a sus hijos, e hizo su habitación en medio de una gran selva abundosa en aguas y en árboles frutales, huyendo definitivamente del mundo, a fin de que el estado valetudinario a que la vejez había llevado a su cuerpo, no le quitase honor en aquellas cosas en las cuales la sabiduría y la ventura le habían mantenido con honra durante tan largo tiempo.

En tales circunstancias el caballero meditó en la muerte, recordando el paso de este siglo al otro siglo, entendiendo que se acercaba la sentencia perdurable que le había de sobrevenir.


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76 págs. / 2 horas, 13 minutos / 407 visitas.

Publicado el 7 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

La Vida de Marco Bruto

Francisco de Quevedo y Villegas


Biografía, Tratado, Política


Mujeres dieron a Roma los reyes y los quitaron. Diolos Silvia, virgen, deshonesta; quitolos Lucrecia, mujer casada y casta. Diolos un delito; quitolos una virtud. El primero fue Rómulo; el postrero, Tarquino. A este sexo ha debido siempre el mundo la pérdida y la restauración, las quejas y el agradecimiento.

Es la mujer compañía forzosa que se ha de guardar con recato, se ha de gozar con amor y se ha de comunicar con sospecha. Si las tratan bien, algunas son malas. Si las tratan mal, muchas son peores. Aquél es avisado, que usa de sus caricias y no se fía dellas. Más pueden con algunos reyes, que con los otros hombres, porque pueden más que los otros hombres los reyes.

Los hombres pueden ser traidores a los reyes, las mujeres hacen que los reyes sean traidores a sí mismos, y justifican contra sus vidas las traiciones. Cláusula es ésta que tiene tantos testigos como letores.

He referido primero la descendencia de Marco Bruto que los padres, porque en el nombre y en el hecho más pareció parto desta memoria que de aquel vientre.

Tenía Bruto estatua; mas la estatua no tenía Bruto, hasta que fue simulacro duplicado de Marco y de Junio. No pusieron los romanos aquel bulto en el Capitolio tanto para imagen de Junio como para consejo de bronce de Marco Bruto. Fuera ociosa idolatría si sólo acordara de lo que hizo el muerto y no amonestara lo que debía hacer al vivo. Dichosa fue esta estatua, merecida del uno y obedecida del otro.

No le faltó estatua a Marco Bruto, que en Milán se la erigieron de bronce; y pasando César Octaviano por aquella ciudad, y viéndola, dijo a los magistrados:

—Vosotros no me sois leales, pues honráis a mi enemigo en mi presencia.


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108 págs. / 3 horas, 10 minutos / 357 visitas.

Publicado el 10 de enero de 2021 por Edu Robsy.

Diálogo de los Oradores

Tácito


Diálogo, Tratado, Oratoria


I

Mucho tiempo ha que deseas saber de mí, Justo Fabio, por qué causa, habiendo florecido en los pasados tiempos en ingenio y fama tantos excelentes oradores, ahora el nuestro, falto de ellos y sin aplauso, apenas conserva el uso del nombre mismo de orador, pues así llamamos únicamente a los antiguos; pero a los elocuentes de estos días, causídicos, abogados, patronos y cualquiera otra cosa menos oradores. A esta tu pregunta no me atreviera yo en verdad a responder y tomar sobre mis hombros el peso de tan grande cuestión en tales términos, que haya de juzgarse mal de nuestros ingenios si a esto no llegan mis alcances, o de mi modo de pensar, si no quiero decir mi parecer, en el caso de que hubiera yo de preferir el mío y no de reproducir cierta conversación de hombres muy discretos, según las circunstancias de ahora, que yo, siendo muy joven, les oí, y en la que estaban tratando esta misma cuestión. Así que el trabajo no está en el ingenio, sino en la memoria, con que poder acordarme de todas aquellas cosas que de boca de estos claros varones escuché, discurridas con sutileza y dichas con gravedad; y declarar con la misma elegancia, con las mismas razones y el mismo orden, las diversas causas que cada uno exponía bastante razonables, manifestando su interior modo de pensar y discurrir; pues no faltó quien, tomando el partido contrario, después de haber censurado y despreciado mucho a los antiguos, antepusiera la elocuencia de nuestro tiempos a la de aquellos.


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42 págs. / 1 hora, 14 minutos / 380 visitas.

Publicado el 15 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

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