Textos mejor valorados publicados el 2 de marzo de 2019 | pág. 2

Mostrando 11 a 13 de 13 textos encontrados.


Buscador de títulos

fecha: 02-03-2019


12

El Enmascarado

Antón Chéjov


Cuento


Había baile de máscaras en el club.

Dieron las doce de la noche. Algunos intelectuales no disfrazados estaban sentados en la biblioteca, alrededor de una gran mesa, leyendo la prensa. Muchos de ellos parecían dormidos sobre los periódicos. En la biblioteca reinaba un silencio profundo.

Del gran salón llegaban los sonidos de la música. Pasaban por el corredor, de vez en cuando, criados con bandejas y botellas.

—¡Aquí estaremos mejor!—tronó, de pronto, tras la puerta de la biblioteca, una voz muy sonora—. ¡Venid, hijas mías, no tengáis miedo!

La puerta se abrió, y un hombre ancho de espaldas en extremo, hizo su aparición. Su rostro estaba oculto bajo un antifaz. Iba vestido de cochero y tocado con un sombrero de plumas de pavo.

Aparecieron tras él dos señoras, también enmascaradas, y un mozo con una bandeja. Sobre la bandeja se veían una gran botella de licor, algunas botellas de vino tinto y cuatro vasos.

—¡Aquí estaremos muy bien! —dijo el enmascarado—. Pon la bandeja en la mesa. Siéntense ustedes, señoras, se lo suplico. Estarán ustedes como en su casa.

Luego, dirigiéndose a los intelectuales sentados en torno de la mesa, añadió:

—Ustedes, señores, por su parte, hágannos un poco de sitio. ¿Y sobre todo, nada de cumplidos!

Con un movimiento brusco tiró al suelo varios periódicos.

—¡Eh! Pon aquí la bandeja. Señores lectores, ruego a ustedes que se aparten un poco. No es este el momento de leer los periódicos ni de dedicarse a la política. ¡Pero dense ustedes prisa!

—¡Le ruego a usted que no haga ruido!—dijo un intelectual, mirando al hombre enmascarado por encima de sus lentes—. Esto es la biblioteca y no el «bufet».

Se ha equivocado usted de puerta.

—¡Calla! ¿Usted piensa que no se puede beber aquí? ¿Quiere usted decirme por qué? La mesa se me antoja bastante fuerte... En fin, no tengo tiempo de discutir.


Leer / Descargar texto

Dominio público
5 págs. / 8 minutos / 310 visitas.

Publicado el 2 de marzo de 2019 por Edu Robsy.

¡Silencio!

Antón Chéjov


Cuento


Ivan Egericg Krasnujin, periodista mediocre, vuelve a casa de mal humor, grave y pensativo. Al verle, se diría que espera la visita de los gendarmes o que ha pensado suicidarse.

Es más de media noche.

Krasnujin se pasea largo rato a través de la estancia, se detiene luego y pronuncia, con tono trágico, el monólogo siguiente:

—Estoy deshecho, mi alma está fatigada, mi cerebro está lleno de ideas negras; pero, con todo, cueste lo que cueste, tengo que escribir. ¡Y esto se llama vida! Nadie ha descrito aún el estado de alma de un escritor que debe divertir al vulgo, cuando tiene ganas de llorar, o compungirle, cuando tiene ganas de reír. El público me exige que sea frívolo, ingenioso, indiferente. Pero, ¿y si no puedo serlo? Supongamos que estoy enfermo, que mi hijo se ha muerto, que mi mujer está de parto, no importa, estoy obligado a divertir al publico...

Luego, se dirige al dormitorio y despierta a su mujer.

—Nadia— dice—, voy a escribir. Que nadie me moleste. Es imposible escribir cuando los niños lloran o ronca la criada. Además necesito té y un bisté o cualquier otra cosa; pero, sobre todo, té; ya sabes que sin té no puedo escribir. Es lo único que me estimula, que me entona.

De nuevo en su gabinete, se quita la americana, el chaleco y las botas con extremada lentitud. Luego con expresión de inocencia ultrajada, se sienta ante su mesa de trabajo. Cuanto hay sobre ella, hasta la más insignificante bagatela está dispuesto, con arreglo a un plan preconcebido, en el mayor orden. Se ven allí pequeños bustos y retratos de escritores insignes, un montón de borradores, un volumen abierto, de Tolstoi, un hueso humano que sirve de cenicero, un periódico colocado de modo que se vea la inscripción que Krasnujin ha hecho en él con lápiz azul, y que consiste en dos palabras: «|Qué vileza!»


Leer / Descargar texto

Dominio público
3 págs. / 5 minutos / 279 visitas.

Publicado el 2 de marzo de 2019 por Edu Robsy.

Un Duelo

Antón Chéjov


Teatro, Comedia


Personajes

Elena Ivanovna Popova, viuda de un terrateniente, joven, bella.
Gregorio Stepanovich Smirnov, un terrateniente, de unos cuarenta años.
Lucas, un criado viejo.

La escena representa un salón en la casa de campo de la señora Popova.

Escena primera

(Elena, de riguroso luto, contempla la fotografía de su marido y suspira. Lucas le habla desde el umbral de la puerta.)

Lucas.—Señora, se está usted matando. No sea exagerada. Ha llegado la primavera, todo el mundo está alegre y se pasea por el campo y por el bosque. Sólo usted permanece encerrada en casa como en un convento. ¡Hace yo no sé el tiempo que no sale usted!

Elena.—¡Y no saldré ya nunca! ¿Para qué? Mi vida se ha acabado. El yace en la tumba, y yo voy a encerrarme entre las cuatro paredes de esta casa. Hemos muerto los dos.

Lucas.—¡No diga usted eso! Si el señor ha muerto, tal ha sido la voluntad de Dios. Harto ha llorado usted; no va a llorar toda la vida. Es usted joven, casi no ha empezado aún a vivir... Es un crimen matarse así. Ha olvidado usted a sus amigos, a sus vecinos; no recibe a nadie... Esta casa parece una cárcel. En la ciudad, desde hace poco, hay un regimiento... Muchos de los oficiales son jóvenes y guapos como querubines... Los oficiales dan bailes... Y usted, mientras tanto, tan joven, tan hermosa... La hermosura es un don del cielo y hay que aprovecharla... Pasarán los años, y cuando quiera usted gustarles a los señores oficiales, será ya demasiado tarde...


Leer / Descargar texto

Dominio público
14 págs. / 24 minutos / 600 visitas.

Publicado el 2 de marzo de 2019 por Edu Robsy.

12