Textos más antiguos publicados el 12 de marzo de 2017

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fecha: 12-03-2017


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El Caballero de la Casa Roja

Alejandro Dumas


Novela


I. LOS VOLUNTARIOS

Era la noche del 10 de marzo de 1793.

En Notre Dame acababan de sonar las diez, y cada hora, descolgándose como un pájaro nocturno lanzado desde un nido de bronce, había volado triste, monótona y vibrante.

Sobre París había descendido una noche fría y brumosa.

El mismo París no era en absoluto el que conocemos, deslumbrante en la noche por mil luces que se reflejan en su fango dorado; era una ciudad avergonzada, tímida y atareada, cuyos escasos habitantes corrían para atravesar de una calle a otra.

Era, en fin, el París del 10 de marzo de 1793.

Tras algunas palabras sobre la extrema situación que había ocasionado este cambio en el aspecto de la capital, pasaremos a los acontecimientos cuyo relato es el objeto de esta historia.

A causa de la muerte de Luis XVI, Francia había roto con toda Europa. A los tres enemigos con los que había combatido al principio, Prusia, el Imperio y d Piamonte, se habían unido Inglaterra, Holanda y España. Sólo Suecia y Dinamarca, atentas al desmembramiento de Polonia realizado por Catalina II, conservaban su neutralidad.

La situación era alarmante. Francia, temida como potencia física, pero poco estimada como potencia moral tras las masacres de septiembre del 21 de enero, estaba literalmente bloqueada por toda Europa, como una simple ciudad. Inglaterra se hallaba en las costas, España en los Pirineos, el Piamonte y Austria en los Alpes, Holanda y Prusia en el norte de los Países Bajos, y en un solo punto, entre el Rin y el Escalda, doscientos cincuenta mil soldados avanzaban contra la República.


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Publicado el 12 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

El Caballero de Harmental

Alejandro Dumas


Novela


I. EL CAPITÁN ROQUEFINNETTE

Cierto día de Cuaresma, el 22 de marzo del año de gracia de 1718, un joven caballero de arrogante apariencia, de unos veintiséis o veintiocho años de edad, se encontraba hacia las ocho de la mañana en el extremo del Pont Neuf que desemboca en el muelle de L’École, montado en un bonito caballo español.

Después de media hora de espera, durante la que estuvo interrogando con la mirada el reloj de la Samaritaine, sus ojos se posaron con satisfacción en un individuo que venía de la plaza Dauphine.

Era éste un mocetón de un metro ochenta de estatura, vestido mitad burgués, mitad militar. Iba armado con una larga espada puesta en su vaina, y tocado con un sombrero que en otro tiempo debió de llevar el adorno de una pluma y de un galón, y que sin duda, en recuerdo de su pasada belleza, su dueño llevaba inclinado sobre la oreja izquierda. Había en su figura, en su andar, en su porte, en todo su aspecto, tal aire de insolente indiferencia, que al verle el caballero no pudo contener una sonrisa, mientras murmuraba entre dientes:

—¡He aquí lo que busco!

El joven arrogante se dirigió al desconocido, quien viendo que el otro se le aproximaba, se detuvo frente a la Samaritaine, adelantó su pie derecho y llevó sus manos, una a la espada y la otra al bigote.

Como el hombre había previsto, el joven señor frenó su caballo frente a él, y saludándole dijo:

—Creo adivinar en vuestro aire y en vuestra presencia que sois gentilhombre, ¿me equivoco?

—¡Demonios, no! Estoy convencido de que mi aire y mi aspecto hablan por mí, y si queréis darme el tratamiento que me corresponde llamadme capitán.

—Encantado de que seáis hombre de armas, señor; tengo la certeza de que sois incapaz de dejar en un apuro a un caballero.

El capitán preguntó:

—¿Con quién tengo el honor de hablar, y qué puedo hacer por vos?


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Publicado el 12 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Ciropedia

Jenofonte


Novela, Diálogo, Tratado, Política, Estrategia


LIBRO I

Dificultad que supone gobernar seres humanos

Una vez se nos ocurrió reflexionar sobre cuántas democracias han sido derrocadas por quienes preferían regirse con un régimen distinto del democrático, y sobre cuántas monarquías y cuántas oligarquías han sido ya, a su vez, abolidas por el pueblo, y sobre el hecho de que, de cuantos intentaron imponer la tiranía, unos fueron inmediatamente derrocados, y otros, por poco tiempo que se hayan mantenido en el poder, son objeto de admiración por haber sido varones tan sabios y afortunados. Nos pareció haber observado que también en las viviendas particulares muchos amos, unos con mayor número de criados y otros con muy pocos, no son capaces de mantener ni siquiera a estos pocos en actitud obediente. Además, seguíamos reflexionando sobre el hecho de que gobernantes son los boyeros de sus bueyes, los yegüeros de sus caballos y que todos los que reciben el nombre de pastores podrían también ser considerados razonablemente gobernantes de los animales a cuyo cuidado están; pues bien, nos parecía apreciar que todos estos rebaños obedecen de mejor grado a sus pastores que los hombres a sus gobernantes. En efecto, los rebaños van exclusivamente por donde los pastores los dirigen, pacen en los lugares a los que los conducen y se mantienen alejados de aquellos de los que los apartan. Además, permiten a los pastores hacer el uso que quieran de los productos que se obtienen de ellos y aún no tenemos noticias de que nunca un rebaño se rebelara contra su pastor, ni para desobedecerle ni para impedirle hacer uso de sus productos, sino que, al contrario, los rebaños son más ariscos con cualquier extraño que con quienes los gobiernan y sacan provecho de ellos. Los hombres, en cambio, contra nadie se levantan más que contra aquellos en quienes noten intención de gobernarlos.


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Publicado el 12 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Vacíos del alma

Lorena Alvarado


Poesía en prosa


el mundo es grande y bello tan amplió en todo su esplendor pero nosotros los seres humanos lo hacemos tan pequeño con nuestros negros pensamientos somos torpes y egoístas gigantes pequeños cerebros que como en guerra vamos cayendo soldados muertos  cuerpos vacíos que alguna vez estuvieron llenitos como senos de madre cuando dan pecho luego fueron secos son procesos de la vida que fue divino regalo de dios que puso amor con tan solo un soplo le llamo vida después fuimos lo que hicimos seres malos y buenos elegimos lo fácil y dulce de la vida el camino más corto para llegar sin casi tener que caminar es sabido que consecuencias trae como agua trae un río tú le llamas placer yo le llamo perecer en dulce miel fuimos cazados por nuestros propios placeres vaciados de cuerpo y alma como cuando alguien abandona su casa.


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Publicado el 12 de marzo de 2017 por Lorena Alvarado .

Pedacito de tierra

Lorena Alvarado


Poesía en prosa


tu que guardas maravillas por doquier ayer toque tus suelos con mis pies descalzos sintiendo tu energia natural transmitías  por mi piel la mas bella sintonia corria por mis venas el sentido mas pleno de la vida conectada con tu suelo casi sin poder despegar los pies sintiendo la armonia que ya casi mi piel desconocia he bebido gota a gota tu esplendorosa energia  tu madre maravillosa llamada naturaleza que nos encantas y desescantas cuando te enojas puedes ser tan cruel contigo misma destruyes tus bellezas propias llamando asi nuestra atencion de seres inconcientes con tu casa la cual nos prestas por la duracion de nuestras vidas usamos tus recursos sin dar gracias por lo que nos has prestado pues eres tan bella y pura que deslumbras con naturales y verdes paisajes frondosos y masjestuosos arboles hoy y siempre te abrazo entrelazandome con tus profundas raices impregnada del  perfume de tus suelos tus aires y lluvias bañada por tus verdes colores  tienes musica para todo aquel te escucha y siente a pesar  de ser insultada con nuestras agresiones a tu belleza tu nos respondes con flores de diversos colores seguire dejando que me enseñes tu quietud pues tu me conduces a mi misma  tu y mi silencio vamos juntas adoptando tu ritmo pues te eligo solo a ti gran maestra se que no te apresuras pero todo se lleva acabo se que en lo profundo de tus raices todas flores mantienen encendida su luz  tu diras hasta cuando me sostienes en tus brazos madre tierra.


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Publicado el 12 de marzo de 2017 por Lorena Alvarado .

Cuento los días

Lorena Alvarado


Poesía en prosa


junto con las horas al pasar el tiempo persigo esos años que veloz pasan por nuestras vidas dejando rasgos y rastros del tamaño de este mundo marcando así cual hierro caliente nuestras pieles profundizando nuestras almas,mentes y a su vez callando cada vez más nuestras voces dejando así de expresar lo más puro de nuestros corazones pues olvidamos comunicarnos hemos reemplazado nuestro hablar de lengua propia por aparatos tecnológicos que al parecer se apoderan día tras día de nuestras vidas siendo seres de carne y huesos vivimos noches de desierto perdiendo cada vez más en profundidad tacto,caricias,besos,sensaciones,emomciones e indolentes ante nuestra propia humanidad despojando la piel como víboras si voltear atrás con los ojos vendados caminamos hacia un futuro incierto lleno de suspiros en el cielo con el viento detrás de nuestras pisadas escuchando voces perdidas en el tiempo las cuales en algún momento lloraron suplicaron si hasta alzamos la mirada al cielo casi gritando a un dios y un creo hoy yo mujer de ilusiones rotas dejo aquí mi propia huella en lo que fue mi caminar con la piel arrugada los pies agrietados por el cansancio de este tranco largo para así llegar a esta amiga vejez junto a ella llega el silencio de voces familiares,lejanías es aquí donde dejamos la piel pues queda un tramo corto de soledad,desapegos,desconsuelos noches vacías días sin reloj contando recuerdos esperando se apague la luz eso es pasar aveces por esta larga y corta vida


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Publicado el 12 de marzo de 2017 por Lorena Alvarado .

Rocas

Lorena Alvarado


Poesía en prosa


En mi corazón hay muchas rocas podría contarlas con la mirada de un ave rapaz que al vuelo las puede divisar quisiera sentir el paso de la caída de aquellas rocas gigantes audaces con filo de daga,cada pasada de ellas deja sangrado este corazón ya viajado por senderos de obscuros y claros pasajes de vidas y sueños cuando duermo muero en silencio para despertar  y luego renacer como flor en desierto casi sin agua en total desespero florece la vida en cada sueño yo mujer creación de vida he traído vidas  a través de mi  vientre han nacido Ángeles bellos,dulces llenos de esos sueños que al parecer las madres mujeres llenamos en su estadía en nuestro interior más pleno que se llama vientre luego con nuestros pechos llenitos de ellos para darles más vida a nuestros propios prestados hijos del cielo cantando canciones creando cuentos van corriendo delante nuestro cuando has mirado atrás ellos ya crecieron fueron espumitas de amor que luego se fueron haciendo creciendo pero si casi con un beso de ojos cerrados y luego abiertos he visto vuelos de princesas y príncipes ellos fueron mis pasajeros de este mundo llamado vida sueños tierra y cielo voy viajando a un encuentro de viejos con ropas y zapatos gastados  miradas rotas y almas en suelo tomando suspiros del mismo viento pero si ya casi llego si el destino o vida no interrumpe antes este hermoso vuelo.


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Publicado el 12 de marzo de 2017 por Lorena Alvarado .

Eutifrón

Platón


Diálogo, Filosofía


Eutifrón: ¿Qué novedad, Sócrates? ¿Abandonas tus hábitos del Liceo para venir al pórtico del Rey? Tú no tienes, como yo, procesos que te traigan a aquí.

Sócrates: Lo que me trae aquí es peor que un proceso, es lo que los atenienses llaman negocio de Estado.

Eutifrón: ¿Qué es lo que me dices? Precisamente alguno te acusa; porque jamás creeré que tú acuses a nadie.

Sócrates: Seguramente que no.

Eutifrón: ¿Es otro el que te acusa?

Sócrates: Sí.

Eutifrón: ¿Y quién es tu acusador?

Sócrates: Yo no le conozco bien; me parece ser un joven, que no es conocido aún, y que creo se llama Melito, de la villa de Pithos. Si recuerdas algún Melito de Pithos de pelo laso, barba escasa y nariz aguileña ese es mi acusador.

Eutifrón: No le recuerdo, Sócrates. ¿Pero cuál es la acusación que intenta contra ti?


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Dominio público
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Publicado el 12 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Lisis

Platón


Diálogo, Filosofía


Sócrates: Iba de la Academia al Liceo por el camino de las afueras a lo largo de las murallas, cuando al llegar cerca de la puerta pequeña que se encuentra en el origen del Panopo, encontré a Hipotales, hijo de Hierónimo, y a Ctesipo del pueblo de Peanea, en medio de un grupo numeroso de jóvenes. Hipotales, que me había visto venir, me dijo:

—¿A dónde vas, Sócrates, y de dónde vienes?

—Vengo derecho, le dije, de la Academia al Liceo.

—¿No puedes venir con nosotros, dijo, y desistir de tu proyecto? La cosa, sin embargo, vale la pena.

—¿A dónde y con quién quieres que vaya? le respondí.

—Aquí, dijo, designándome frente a la muralla un recinto, cuya puerta estaba abierta. Allá vamos gran número de jóvenes escogidos, para entregarnos a varios ejercicios.

—Pero ¿qué recinto es ese, y de qué ejercicios me hablas?

—Es una palestra, me respondió, en un edificio recién construido, donde nos ejercitamos la mayor parte del tiempo pronunciando discursos, en los que tendríamos un placer que tomaras parte.

—Muy bien, le dije, pero ¿quién es el maestro?

—Es uno de tus amigos y de tus partidarios, dijo, es Miccos.

—¡Por Júpiter! ¡no es un necio; es un hábil sofista!

—¡Y bien! ¿quieres seguirme y ver la gente que está allí dentro?

—Sí, pero quisiera saber lo que allí tengo de hacer, y cuál es el joven más hermoso de los que allí se encuentran.

—Cada uno de nosotros, Sócrates, tiene su gusto, me dijo:

—Pero tú, Hipotales, dime, ¿cuál es tu inclinación?

Entonces él se ruborizó.


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Dominio público
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Publicado el 12 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

Hipias Mayor

Platón


Diálogo, Filosofía


SÓCRATES, HIPIAS

SÓCRATES. — Elegante y sabio Hipias, ¿cuánto tiempo hace que no has venido a Atenas?

HIPIAS. — No tengo tiempo, Sócrates. Cuando Élide tiene que negociar algo con alguna ciudad, siempre se dirige a mí en primer lugar entre los ciudadanos y me elige como embajador, porque considera que soy ef más idóneo juez y mensajero de las conversaciones que se llevan a cabo entre las ciudades. En efecto, en muchas ocasiones he ido como embajador a diversas ciudades, pero las más de las veces, por muchos e importantes asuntos, he ido a Lacedemonia; por lo cual, y vuelvo a tu pregunta, no vengo con frecuencia a estos lugares.

SÓC. — Esto es ser de verdad un hombre sabio y perfecto, Hipias. Lo digo, porque tú eres capaz de recibir privadamente mucho dinero de los jóvenes y de hacerles un beneficio mayor del que tú recibes, y también porque eres capaz, públicamente, de prestar servicios a tu ciudad, como debe hacer un hombre que está dispuesto a no ser tenido en menos, sino a alcanzar buena opinión entre la mayoría. Ahora, Hipias, ¿cuál es realmente la causa de que los antiguos, cuyos nombres son famosos por su sabiduría: Pitaco, Bias, Tales de Mileto y los de su escuela, e incluso los más recientes hasta Anaxágoras, todos o casi todos, se hayan mantenido alejados de los asuntos públicos?

HIP. — ¿Qué otra razón crees, Sócrates, sino que eran débiles e incapaces de llegar con su espíritu a ambas cosas, la actividad pública y la privada?

SÓC. — Luego, por Zeus, así como las otras artes han progresado y, en comparación con los artesanos de hoy, son inhábiles los antiguos, ¿así también debemos decir que vuestro arte de sofistas ha avanzado y que son inferiores a vosotros los antiguos sabios?

HlP. — Hablas muy acertadamente.


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Publicado el 12 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

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