Textos publicados el 13 de mayo de 2022

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fecha: 13-05-2022


Tragedia Electrónica

Arturo Robsy


Cuento


(ensayo poético)


"Cuento viene de compto, del latín, computare".


FICHA 10.01.00 OBJETO CONTESTACION PREGUNTA 010 CLAVE 01.00. PRIORIDAD: NORMAL LA FICHA DICE ASI (sic) LAFICHADICEASI: PROBLEMAS REDUCIDOS: A—A.— A AMA a B. B NO AMA a A. B AMA a C. A ODIA a C. C ODIA a A. A—B.— A AMA a B. — B NO SABE NADA DE A. A SUFRE. B—A.— A ODIA a B. B AMA a A (IMPROBABLE). B SE MATA. B—B.— A MATA a B. B AMA a A. BODA. HIJOS (VULGAR) C—B.— EXCLUIDOS ESTOS CASOS IMPOSIBLE CUALQUIER OTRO TEMA EN LIRICA Y EN DRAMATICA. FICHA. 10.01.00. OBJETO: CONTESTACION PREGUNTA 010. CLAVE 01.00. PRIORIDAD: NORMAL. LA FICHA TERMINA ASI: FIN (sic) FIN.


La respuesta era, pues, desalentadora y a nadie puede extrañarle que, al leerla, quedara hondamente decepcionado: no todos los días uno llega a la conclusión de que, ya, es imposible escribir una obra maestra, una "chef d'oeuvre", un "capolavoro", al estilo de Hamlet, la Ilíada o la Divina Comedia. Esto, quizá, es lo malo de haber nacido tan tarde y en plena sociedad del ocio: lo que merece la pena ya está dicho.

La esperanza es lo último que se pierde (a decir de ciertos optimistas), y yo acababa de hacerlo con la contestación de mi ordenador (lo que la gente llama "cerebro electrónico"). Pepe en la intimidad. Llevaba dos meses en paro forzoso: había decidido escribir una gran obra, algo que me colocase, de golpe y porrazo, en el pináculo del arte, de la poesía apenas entrevista, de las sensaciones sublimes y únicas. Eso fue dos meses antes y, desde entonces, cavilé a más y mejor sin conseguir resultados apreciables.

Había escrito, sí, mediocridades que hoy en día podrían pasar por buenas:


A solas con tu alma la noche te conforta.
Ese alma tan escasa de palabras,
que duele tantas veces
y que tantas veces escapa a la distancia...


O bien:


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Publicado el 13 de mayo de 2022 por Edu Robsy.

La Madre; El Hogar; El poeta; y No Era Amistad

Arturo Robsy


Cuento


La madre

—Dime, ¿es niño o niña?

—Mujer, ten calma.

Lavado y fresco se lo traen: un niño. ¡Qué hermoso es verle así, callado, con la piel tierna y arrugada y las manitas de estampa!

—Un niño, pequeña: Mamá... ¿qué efecto te hace este nombre?

Y ella calla: por ahí hay gente mala y su hijo es tan pequeño... Un día soportará una burla; otro, una bofetada, y, de caída en caída, pasará por profesores, por amigos, y conocerá la soledad y la tristeza.

Después, la novia, los licores... Un poco más todavía y, quizá, la guerra para morirse joven o...

—Mujer, ¿qué te pasa?

La madre abre un poco los ojos y aprieta suavemente al hijo.

—Menos mal que no ha sido una muchacha.

El hogar

Hoy es un día feliz: ahora, los cuarenta años y, por la mañana, su mujer le ha besado y sus niños, antes de ir a la escuela, le han dicho un indiferente "felicidades, papá", porque la madre les ha aleccionado.

Cuarenta años. Bien: una fecha para hacer balance y sacar el saldo de su vida. Con el puro y el diario entre las manos, comienza. Realmente no se puede quejar: vive bien en una casa cómoda; tiene una mujer hermosa que envejece y unos hijos sanos.

La historia... ¡hum! Es difícil recordar los pormenores: hay, desde luego, momentos luminosos bien grabados pero, a continuación, sombrías lagunas en la memoria. Sí: de niño, con pantalón y peto, paseando por el puerto en una barca, y su padre, con bigotes, hurgando en el motor, enrojecida la cara.

Una herida, sangre, el médico principiante que cose con sus agujas curvas y él, sobre la mesa, llorando de pura rabia.

Un cierto juego de médicos con alguna vecinita.

Una pedrada; la antigua pandilla de amigos de la guerra donde él era, alguna vez, comandante.

Un religioso repitiendo: Brahmaputra, Ganges e Indo, y haciendo sonar la carraca.


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Publicado el 13 de mayo de 2022 por Edu Robsy.

En Vuelo

Arturo Robsy


Cuento


Para Isabel, mi novia, en su cumpleaños


—Los aviones de ahora tienen muy poco que ver con el que utilizaron los hermanos Wright en su primer vuelo —esto es lo que dice alguien detrás de mí, en la sala de espera del aeropuerto donde todos aguardamos nuestra hora.

Continúa la voz:

—Volar es hoy en día lo más fácil y lo más seguro; sin embargo el hombre no se ha acostumbrado todavía, hay algo horrible en el conocimiento de que tres o nueve kilómetros de aire te separan de la querida tierra...

No presto ya atención. España es el país de los filósofos de circunstancias, de los individuos que aprovechan cualquier ocasión para explicar y explicarse su particular forma de entender las cosas; de los barbianes que leyeron tal noticia en una revista y la comentan infinitas veces después, como si el mérito de tal nuevo motor aéreo o de tal mecanismo de seguridad fuese absolutamente suyo. Donde se reúnan más de dos papanatas admirativos siempre aparecerá uno de estos informadores voluntarios dispuesto a hacerles comprender lo bueno y lo grato y lo asombroso que es vivir en 1973, al amparo de la potente tecnología de "nuestros" científicos.

La sala de espera, entretanto, se ha ido poblando de personitas pensativas. Hablan quedamente, vigilando al vecino más cercano, y sonríen, casi misteriosas, a quienes subieron a despedirlas. El ritual de las manos de los viajeros merece también un apartado:


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Publicado el 13 de mayo de 2022 por Edu Robsy.

Los Bienaventurados

Arturo Robsy


Cuento


No dejéis a los niños sin justicia ni sin pan. —Proverbio francés.


Desde el Paraíso la Tierra se ve con una extraña y reconfortante forma de manzana, que hace olvidar a los bienaventurados que, allá abajo, continúan todavía los problemas de su época. En ocasiones, gustan de elucubrar sobre el destino del mundo si tal o cual cosa no hubiese sucedido.

—Si Ciro no hubiese nacido...

—Si Alejandro no hubiese muerto...

—Si César no hubiese pasado el Rubicón...

—¿Quién me iba a decir a mí que las ideas de aquel teniente de artillería tardarían tanto en apagarse? Si Napoleón no hubiese...

Eran distracciones de las buenas gentes, que, pese a ser inmensamente felices, pensaban todavía en la Tierra y se sentían, a veces, dominadas por la nostalgia. Por eso el Buen Dios que todo lo comprendía, les dio la facultad de contemplar de cerca a los mortales y, en ocasiones, hasta captaban retazos de sus conversaciones. Lo que invariablemente sí llegaba hasta sus oídos era el fragor de los tiroteos o el estallido de las enormes bombas, y ellos, meneando tristemente la cabeza, murmuraban:

—Siguen todavía. Siguen todavía.

Pero incluso en su queja había una sagrada inconsciencia, una falta de miedo por el destino de la humanidad, ya que morir, ¿qué significaba en un lugar como el paraíso? ¿Acaso no habían muerto ellos? Deploraban que los hombres diesen tanta importancia a cosas evidentemente secundarias, como la vida y la muerte. Un aspecto peor del mismo problema era que se atentase contra la vida de los genios o se condenara al ostracismo al eminente físico que no quiso hacer, por ejemplo, una nueva bomba. Y, también, sufrían por la falta de fe de los hombres, y por sus vicios... hubieran querido encontrar un modo de convencer a toda la humanidad para que abandonase sus errores.


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Publicado el 13 de mayo de 2022 por Edu Robsy.