Textos más vistos publicados el 19 de noviembre de 2020 | pág. 5

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fecha: 19-11-2020


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Paulina

Manuel Payno


Cuento


Se ama bien sólo una vez, y es la primera.

La Bruyère
 

La historia de Paulina es una narración sencilla, sin aventuras, sin incidentes de romance. Historia de estos tiempos en que no hay señores feudales, ni astrólogos, ni magas, ni caballeros andantes: no ofrece esa mezcla de sucesos maravillosos que turban los pensamientos domésticos de las doncellas, entusiasman a los jóvenes y hacen dormir a los viejos. Mi historia es la de una cara hermosa a quien marchitó el tiempo, la de un corazón ardiente a quien el destino arrancó las ilusiones, y la de un alma nacida para amar, que no encontró quien la comprendiera. Mi historia abraza sólo cinco años de una vida pacífica en la apariencia; pero llena de sufrimientos morales, de deseos imposibles, de esperanzas vanas, y de sueños de amor.

Pero si hubieran conocido mis lectores a Paulina cuando tenía quince años, la habrían adorado. Era una joven con una cintura de abeja, un andar airoso, un pie pulido, calzado con un zapato verde oscuro, una pierna mórbida y torneada, cuya blancura dejaba adivinar el calado de una fina media de seda… Su rostro era rosado con unas ligeras tintas de nácar en las mejillas, una sonrisa de amor en los labios, unas miradas apacibles y una frente pura y ruborosa como la de la Virgen de Murillo. No puedo decir que Paulina tuviera dos soles en lugar de ojos, ni dos rosas por mejillas, ni un clavel en vez de labios; pero Paulina era linda, sin necesidad de apelar a figuras poéticas, linda como muchas de esas jóvenes que encontráis en el teatro, en la Alameda, en los toros, en las misas, y que os quitan el sueño y las ganas de comer, y que no paráis hasta saber dónde viven, enviarles un billete, hablarles por el balcón… y… sois muy perversos, señores lectores, y adivino que os gustan tanto como a mí las que se parecen a Paulina.


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Dominio público
9 págs. / 16 minutos / 58 visitas.

Publicado el 19 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

Rápida Ojeada sobre los Leones

Manuel Payno


Cuento


Modas

Desde que comenzamos a redactar El Museo, deseábamos una que otra vez dedicar una hoja para hablar de modas; mas día por día se fue quedando este propósito en el olvido. Posteriormente El Liceo ha publicado algunos artículos ilustrados con litografías, y hemos creído satisfecha ya la necesidad del público en esta materia, bien que para algunos sea la variación, decadencia o progreso de una moda, punto de la más alta importancia.

Como probablemente la explicación de la forma de los chalecos, casacas, etcétera, sea obra de algunas líneas, ocuparemos un poco más de papel en hacer varias explicaciones conducentes.

Nuestros apreciables suscriptores habrán oído desde tiempos muy atrás designar a los que acostumbran seguir las imperiosas leyes de la moda, con sobrenombres exclusivos. Se han llamado elegantes, dandys, petimetres, fashionables, pisaverdes, etcétera: ahora todos estos nombres han caído en desuso, y sólo se conocen en París con el pomposo título de leones.


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Dominio público
5 págs. / 9 minutos / 46 visitas.

Publicado el 19 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

Una Visita

Manuel Payno


Cuento


Eran las diez de la mañana, y me hallaba yo en pie en la boca del portal de Mercaderes, pensando a cuál de las muchas visitas que tenía que hacer iría primero. Saqué de la faltriquera una porción de cartas de recomendación, y comencé a revisar sus rótulos: «A la señora doña…» No es hora de esta visita, dije para mí, porque ésta es una de tantas señoras que va a la comedia, después a una tertulia, después llega a su casa, y gasta dos horas en quitarse los adornos y preparar los del día siguiente; en una palabra, es señora de tono, y por consiguiente duerme hasta las doce del día. Leí otro sobre: «Al señor don Espiridión Rivadullo». ¡Oh!, este señor sólo a la hora de comer puede encontrarse, porque como es agiotista, corre desde las seis de la mañana de casa del ministro a los almacenes de comercio, de los almacenes a la tesorería general, de la tesorería general a la aduana, de donde al fin sale el pobrecito con ocho o diez cargadores con dinero, y va a su casa rendido de fatiga, sin haber sacado más provecho que 8 o 10 000 pesos de ganancia. Pero para no molestar la atención del lector, diré que después de examinar muchos sobrescritos, me pareció la hora inoportuna y me decidía a marcharme al Ateneo a leer con permiso del conserje algunos periódicos, cuando fijé la atención en una carta, cuyo sobre decía: «A don Jacinto Rebollo, empleado en la oficina de rezagos. México. Calle de Zapateros número 4, vivienda interior», y dije: Ahora sí comencé mis visitas, porque los empleados entran a las once a sus oficinas, y precisamente ésta es hora muy oportuna para buscar a mi don Jacinto. Eché a andar, y llegué a la calle de Zapateros, no sin haber recogido antes mucho polvo y algunas chinches de los petates que sacudían con un palo en la puerta de las accesorias.


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Dominio público
6 págs. / 11 minutos / 60 visitas.

Publicado el 19 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

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