Textos más vistos publicados el 20 de abril de 2016 | pág. 3

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fecha: 20-04-2016


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Los Muertos Mandan

Vicente Blasco Ibáñez


Novela


Al lector

En mis tiempos de agitador político, allá por el año 1902, los republicanos de Mallorca me invitaron a un mitin de propaganda de nuestras doctrinas que se celebró en la plaza de Toros de Palma.

Después de esta reunión popular, los otros diputados republicanos que habían hablado en ella se volvieron a la Península. Yo, una vez pronunciado mi discurso, di por terminada mi actuación política, para correr como simple viajero la hermosa isla que vio en la Edad Media los paseos meditativos del gran Raimundo Lulio—filósofo, hombre de acción, novelista—y en el primer tercio del siglo xix sirvió de escenario a los amores románticos y algo maduros de Jorge Sand y Chopin.

Más que las cavernas célebres, los olivos seculares y las costas eternamente azules de Mallorca, atrajeron mi atención las honradas gentes que la pueblan y sus divisiones en castas que aún perduran, a causa sin duda del aislamiento isleño, refractario a las tendencias igualitarias de los españoles de tierra firme. Vi en la existencia de los judíos convertidos de Mallorca, de los llamados chuetas, una novela futura.

Luego, al volver a la Península, me detuve en Ibiza, sintiéndome igualmente interesado por las costumbres tradicionales de este pueblo de marinos y agricultores, en lucha incesante durante mil quinientos años con todos los piratas del Mediterráneo. Y pensé unir las vidas de las dos islas, tan distintas y al mismo tiempo tan profundamente originales, en una sola novela.

Transcurrieron seis años sin que pudiese realizar mi deseo.


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311 págs. / 9 horas, 5 minutos / 244 visitas.

Publicado el 20 de abril de 2016 por Edu Robsy.

Mare Nostrum

Vicente Blasco Ibáñez


Novela


I. EL CAPITÁN ULISES FERRAGUT

Sus primeros amores fueron con una emperatriz.

El tenía diez años y la emperatriz seiscientos. Su padre, don Esteban Ferragut—tercera cuota del Colegio de Notarios de Valencia—, admiraba las cosas del pasado.

Vivía cerca de la catedral, y los domingos y fiestas de guardar, en vez de seguir á los fieles que acudían á los aparatosos oficios presididos por el cardenal-arzobispo, se encaminaba con su mujer y su hijo á oír misa en San Juan del Hospital, iglesia pequeña, rara vez concurrida en el resto de la semana.

El notario, que en su juventud había leído á Wálter Scott, experimentaba la dulce impresión del que vuelve á su país de origen al ver las paredes que rodean el templo, viejas y con almenas. La Edad Media era el período en que habría querido vivir. Y el buen don Esteban, pequeño, rechoncho y miope, sentía en su interior un alma de héroe nacido demasiado tarde al pisar las seculares losas del templo de los Hospitalarios. Las otras iglesias enormes y ricas le parecían monumentos de insípida vulgaridad, con sus fulguraciones de oro, sus escarolados de alabastro y sus columnas de jaspe. Esta la habían levantado los caballeros de San Juan, que, unidos á los del Temple, ayudaron al rey don Jaime en la conquista de Valencia.

Al atravesar un pasillo cubierto, desde la calle al patio interior, saludaba á la Virgen de la Reconquista traída por los freires de la belicosa Orden: imagen de piedra tosca, con colores y oros imprecisos, sentada en un sitial románico. Unos naranjos agrios destacaban su verde ramazón sobre los muros de la iglesia, ennegrecida sillería perforada por largos ventanales cegados con tapia. De los estribos salientes de su refuerzo surgían, en lo más alto, monstruosos endriagos de piedra, carcomida.


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460 págs. / 13 horas, 25 minutos / 302 visitas.

Publicado el 20 de abril de 2016 por Edu Robsy.

De Carne y Hueso

Eduardo Zamacois


Cuento


INTRODUCCIÓN

Los astrónomos, al lanzar una mirada escrutadora á las profundidades del espacio, vieron que la Divinidad se empequeñecía y reculaba indefinidamente ante el poderoso objetivo de los telescopios, como los histólogos, analizando los elementos atómicos de los tejidos, desesperaron de poner jamás al alcance de sus escalpelos el espíritu humano: los astrónomos dudaron de Dios cuando el telescopio fracasó en el cielo, y los médicos dudaron del alma cuando el microscopio descompuso el nervio sin descubrir la X devorante de la vida; y es que el alma es la eterna quimera del individuo, como Dios es la quimera irresoluble del Cosmos.

Si es verdad, como dice Moleschott, que la inteligencia es un movimiento de la materia y que el hombre, como ser pensante, es producto de sus sentidos; y si es cierto, como afirma Taine, que «el pensamiento y la virtud son productos como el vitriolo y el azúcar,» ¿qué resta del espíritu, esa inmortal mariposuela voladora que la consoladora filosofía mística supone aleteando á través de las inmensidades siderales, en busca de su castigo ó de su salvación perdurable, después del último convulsivo estertor de la carne agonizante?...

Nada...

El alma no está en el vientre, como suponían los cartesianos, ni en la sangre, ni en el cerebro, y los que antiguamente se denominaron fenómenos psíquicos, son manifestaciones de la materia; vibraciones magnéticas de la carne omnipotente que ama, que desea, que sufre...

Eso es lo que la ciencia halló en el hombre: huesos que se mueven obedeciendo á órdenes musculares, y músculos que se contraen bajo el imperio de los nervios, que vibran sensaciones... ¡Materia, en fin, por todas partes! Materia que impresiona, materia que vibra, que se contrae y que obedece con la pasividad de lo inerte...


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125 págs. / 3 horas, 38 minutos / 271 visitas.

Publicado el 20 de abril de 2016 por Edu Robsy.

El Teatro por Dentro

Eduardo Zamacois


Crítica


LA FORMACIÓN DE LA COMPAÑÍA

Para que una compañía de las llamadas «de verso» merezca francamente y sin limitaciones el calificativo de «buena», no basta que sean notables todos los artistas que la componen; importa también que entre unos y otros haya cierta proporción ó equilibrio, pues de ello inmediatamente se derivará una belleza nueva: belleza de síntesis, belleza de conjunto.

Parece que la formación de una compañía es tarea fácil, sobre todo cuando el empresario es persona inteligente y propicia á no regatear al negocio aquellos gastos que éste reclame. Nada, sin embargo, más difícil, más ingrave y quebradizo, más sujeto á imprevistas mudanzas.

El que la «campaña teatral» haya de celebrarse en Madrid, es detalle que favorece y allana eficazmente las dificultades con que el director ó empresario ha de luchar. Los artistas prefieren una contrata modesta en Madrid, á marcharse á provincias, donde las temporadas generalmente son cortas, con un buen sueldo. Ellos, gobernados como están por el pueril sentimiento de la vanidad, adoran los elogios de la Prensa cortesana, y en los pequeños rincones provincianos la Fama no hace vibrar nunca sus trompetas gloriosas. En Madrid, además, tienen «su casa», su familia, hostil casi siempre al molesto ambular de la farándula, y lo que pierden en sueldos, lo ahorran en viajes y en fondas...

La circunstancia de que la contrata sea para Madrid, es, por consiguiente, lo único que positivamente favorece los intereses del empresario. Todo lo demás, á pesar del dinero y de los probables honores que va ofreciendo, le es inhospitalario y adverso, como la playa de un país enemigo.


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99 págs. / 2 horas, 53 minutos / 150 visitas.

Publicado el 20 de abril de 2016 por Edu Robsy.

Oriente

Vicente Blasco Ibáñez


Viajes


CAMINO DE ORIENTE

I. La peregrinación cosmopolita

Recuerdo que en cierta ocasión tuve en mis manos un ejemplar de la Gaceta Imperial de Pekín, y al revolver sus finas hojas de papel de arroz, entre las apretadas columnas de misteriosos caracteres, sólo encontré dos anuncios comprensibles por sus grabados: el que llaman vulgarmente tío del bacalao, ó sea el marinero que lleva á sus espaldas un enorme pez, pregonando las excelencias de la Emulsión Scott, y una botella de largo cuello con la etiqueta «Vichy-État».

Pocas empresas en el mundo habrán hecho la propaganda que la Compañía Arrendataria de las aguas de Vichy.

Circulan por las calles de la pequeña y elegante ciudad francesa los pesados carromatos cargados de cajones, camino de la estación del ferrocarril. Marchan las botellas alineadas en apretadas filas al salir de Vichy, para luego esparcirse como una esperanza de salud. ¿Adonde van?... La fama de su nombre les asegura el dominio del mundo entero. Una botella irá á morir, derramando el líquido gaseoso de sus entrañas, en una aldea obscura de las montañas españolas, y la que cabecea junto á ella no se detendrá hasta llegar á alguna población sueca, cubierta de nieve, vecina al Polo; y la otra irá á Australia; y la de más allá arrojará su burbujeante contenido, bajo el sol del África, en un campamento de europeos, de estómago quebrantado por las escaseces de la colonización.

Y así como el agua de Vichy se esparce por el mundo, para llevar á remotos países sus virtudes curativas, los médicos de toda la tierra por un lado, y la moda por otro, empujan hacia aquí á las gentes más diversas de aspecto y de lengua.


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228 págs. / 6 horas, 39 minutos / 161 visitas.

Publicado el 20 de abril de 2016 por Edu Robsy.

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