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fecha: 20-11-2020


12

Sueño

José Francisco de Isla


Poesía


Dedicatoria

Escrito por el Padre
Josef Francisco de la Isla,
en la exaltación
del Señor D. Carlos III
(que Dios Guarde)
al Trono de España.

Octavas


I

No pasa el mar, quien nunca se aventura,
dicen las Mozorruelas redomadas,
y como este refrán las asegura,
por eso hay tantas bien-aventuradas.
Esta desatinada conjetura
alentó mis tibiezas desmayadas
para que la aprehension se encaracole,
temple la gayta, y apareje el fole.


II

¿Ello ha de ser? Pues manos á la obra,
pongo papel en mesa, y pluma en ristre:
todo à la vela está, todo de sobra,
no hay quien me turbe, enfade, ni registre.
Ahora bien, con quietud y sin zozobra,
expresiones al cálamo ministre
la chola con alguna extravagancia,
fresca del tiempo, y al asunto rancia.


III

Córto la pluma: doy una palmada
en mi rugosa dilatada frente:
atusome la greña mal peinada:
nada discurro: déjolo impaciente:
vuelvo segunda vez á la estacada,
tomo un polvo, y me asaltan de repente
entusiasmos de un Sueño, en cuyo empeño
dejando de dormir, me rindo al Sueño.


IV

¡Bravamente ha salido el conceptillo!
Lo pudiera lucir en un Poema;
y luego me dirán, que es blanco el Grillo;
pues vamos adelante, y valga flema.
Ya he cebado el fogón, y alcé el gatillo,
polvora es el capricho, blanco el tema,
y dispuesta la idea en el encaro,
ninguno se me oponga, que disparo.


V

Yo no he de andar en el comun debate
de invocar à las Musas, ni lo esperen,
que tienen un capricho botarate,
son feminas, y quieren quando quieren.
Para decir mal dicho un disparate
me sobran las especies que sugieren
quantos (gongoricemos) à montones
esquinas entapizan papelones.


VI


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Dominio público
8 págs. / 14 minutos / 100 visitas.

Publicado el 20 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

Gracias y Donaires de la Capa

Serafín Estébanez Calderón


Cuento


Después de cuanto he dicho por mi cappa, aún la extrañas, y me preguntas que cómo pude por ella trocar la toga. ¿Qué mucho, si por ella tal vez se trocó el ceptro y la corona?

[...]

Puesta la cappa en los hombros, como no es cerrada, puede derribarse del uno o tenerse en ambos. Aunque se prende al coello, no le aprieta ni carga. No causa cuidado alguno de conservar fieles los pliegues. Fácilmente se toma, fácilmente se trae y fácilmente se dexa; con la misma facilidad se manda y maneja y con esa facilidad propia se adereza.

(La Cappa de Tertuliano, cap.V)


Dévese considerar que se podría el cavallero hallar con una de tres capas, o capa corta, o capa de luto larga, o ferreruelo: si se hallase con capa corta, sea capa terciada, que es mejor: y soy de parecer que no le ponga fiador al cuello, porque parece muy mal en la carrera.

(Ejercicios de la Jineta, por el capitán Vargas Machuca)


Muy de sobretarde entrábamos en Sevilla de vuelta de cierta partida de caza en Bollullos del Condado, seis compañeros alegres y regocijados, así por los buenos azares que hubimos en el monte, como por las pláticas agradables y un tanto chistosas con que logramos engañar las horas del camino. Al atravesar Triana, D. Juan, estrecho amigo mío, y que tenía su posada al otro lado de San Román, volviéndose a los de la camarada, les habló así:

—Para hacer recuento y partija de nuestros despojos venatorios, y refrescarnos algún tanto de la fatiga y cansancio después de despolvoreados, me ha encargado nuestro compañero (y me señalaba a mí como su faraute para esta ocasión) que ruegue a todos vosotros que entren en su casa, que la hallaremos al paso, en donde el solaz logrará aumento con algunas aguas heladas y conservas que nos servirán los insignes Capita y Puntillas, los dos fieles servidores del amigo Solitario, famosos por sus raras habilidades.


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Publicado el 20 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

Don Opando, o unas Elecciones

Serafín Estébanez Calderón


Cuento


En las elecciones, el gobierno que promete, seduce; el que da, corrompe; si amenaza, es tirano; si atropella, esclaviza; quien tal hace no merece el poder; el pueblo que lo sufre no merece ser libre.

(Cierto publicista)


Don Opando era hombre viudo de un ojo, menguadísimo de pelo, profluente de narices, fertilísimo de orejas, muy arrojado de juanetes, hendidísimo de jeta y desgarradísimo por extremo del agujero oral, que se mostraba todavía más dilatado de confines por la sonrisa inefable con que siempre lo bañaba y embellecía. Las mejillas, por lo mismo que eran fláccidas y sumamente fruncidas y rizadas, daban a la fisonomía mil cambiantes y fases diferentes, que echaban noramala al hombre de las tres caras, aunque en competencia quisiese jugar con punto y medio de ventaja, además de revelar elocuentemente que en aquella cavidad bien pudieran acomodarse y vivir sin conocerse ni tratarse dos buenos quesos manchegos, o dos buenas intendencias, según y conforme fuese el maná o pitanza que fuera conveniente engullir. En sus piernas, si se salva la protuberancia descarnada de las rótulas o choquezuelas, nada se miraba de imperfecto, a no ser por cierta deformidad hija de cierto caso fatal y fortuito que era de achacar a su señora madre. Fue el caso que, cuando infante, era D. Opando el más lindo e inequívoco cachorro que hubiesen abortado los infiernos, y mamá, que quería poner coto a los desahogos pueriles de su niño de quebrar cacharros, esquilmar las ollas y absorber las vinajeras del hogar, me lo aseguraba con un hiscal de diez hilos, atándolo por el tobillo o engarce del pie para sujetarlo y trabarlo, ni más ni menos que como a un cimbel gracioso y revolante.


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46 págs. / 1 hora, 22 minutos / 37 visitas.

Publicado el 20 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

El Asombro de los Andaluces o Manolito Gázquez, el Sevillano

Serafín Estébanez Calderón


Cuento


[...] Con tus mentiras a nadie agravias y a todos entretienes: estas no son mentiras, sino ingeniosidades: no son mentiras vulgares, digo, sino fábulas poéticas.

(Estafeta del Dios Momo, por Salas Barbadillo)


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13 págs. / 23 minutos / 144 visitas.

Publicado el 20 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

La Feria de Mairena

Serafín Estébanez Calderón


Cuento


Sus visos y alcores llena
por los floridos abriles
con sus feriantes Mairena,
cubriendo la rubia arena
yeguas y potros por miles.

Va en manada el bravo toro;
más nada cual la serrana
que linda, pomposa, ufana,
lloviendo cairel de oro,
va a la feria en la mañana.

Breve el pie como andaluz,
los ojos de matadora,
mucho negro y mucha luz;
cada mirada traidora
deja un muerto y una cruz.

(Cántiga popular)


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6 págs. / 11 minutos / 57 visitas.

Publicado el 20 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

Toros y Ejercicios de la Jineta

Serafín Estébanez Calderón


Cuento


E lo tal fecho, el señor conde é la señora infanta, é Urraca Flores, con Sancho Destrada, é demás, viajaron á la morada de Sancho Destrada, onde yazía el tálamo, é las tablas para yantar; detollidas las tablas, montaron en sus rozinos, é viajaron el coso onde se había de festejar, con justas é torneos é lidiar los toros.

E Gometiza Sancha, fija de Martín Muñoz, iba en çaga bien arreada, é acompañada de la mujer de Fortún Blázquer é de Sancha Destrada, é montaron en un tablado é los nobles montaron en otro é se lidiaron ocho toros.

(Cronicón de D. Pelayo, Obispo de Oviedo)


Y confess France and Ytaly vaunt very much of their splendid games (as they call them), and the english upon more just grounds extol the costliness of their prizes and the stateliness of their Coursing-Horses: but in my umble opinion, what Y'm a describing may claim right to the preheminence.

(Description of the Plaza de Madrid and the Bull-Baiting by James Salgado. London, 1683.)


Confieso que la Francia y la Italia se vanaglorian de sus esplendidos juegos (que así los llaman), y que los ingleses, con mayor razón y títulos más justos, se precian de sus luchas pugilísticas y carreras de caballos; pero, en mi humilde opinión, los espectáculos que ahora voy a describir (las corridas de toros) tienen derecho a ser preferidos a todos los demás.»

(Descripción de la Plaza de Madrid y de las corridas de toros, por Santiago Salgado. Londres, 1683)


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21 págs. / 37 minutos / 43 visitas.

Publicado el 20 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

Asamblea General

Serafín Estébanez Calderón


Cuento


De los caballeros y damas de Triana, y toma de hábito en la orden de cierta rubia bailadora


Mientras el Conde-Duque
pierde al Rey la España,
perla bailadora,
solázame y baila.
Que tu pie tan sólo,
si pulido danza,
pintando en los aires,
saltando en las tablas,
podrá y tu hermosura
borrarme del alma
pensamientos tristes,
amargura y ansias;
y tu lindo aseo
y donaire y gracia
el placer y gusto
sacarme a la cara.

(Comedia Verdadera)


El día de la convocatoria era domingo; la hora fue al punto del crepúsculo vespertino, y el lugar en cierta casa ubicada en la capital del mundo, cabeza visible de la España (el barrio de Triana), con frontispicio a la calle Non plus ultra, que es la de Castilla, y con tapiales al mar de los ríos y al río de la gloria, quinto del Paraíso, a quien al presente los nacidos llamamos Guadalquivir. Si este palacio por su humilde sobrescrito y modesta apariencia no lo hubiera escogido por suyo ningún Dux de Venecia, en cambio no lo desdeñara para regalada mansión nocturna el visir más amigo de frescuras y de perfumes, si le dejaran contemplar el paisaje mágico y la vista deliciosa que desde el jardín de la casa se alcanzaba. Y si una tarde del mes de mayo se sintiera halagado en los sentidos por el aroma de las flores y por el manso ruido de las aguas y de los árboles que allí se goza, desabrochando aquéllas sus capullos y columpiándose éstos al impulso del viento que consigo trae el murmullo lejano del río y que se lleva tras sí el sonoroso estruendo de los inmediatos raudales desprendidos de la alta alberca; no hay más decir, sino que, dejando los pensiles del Oriente, vendría a tomar asiento en Sevilla y a avecindarse en Triana. Aquel vergel y cerco de verdura era en verdad agradable por extremo.


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29 págs. / 51 minutos / 78 visitas.

Publicado el 20 de noviembre de 2020 por Edu Robsy.

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