Textos por orden alfabético publicados el 22 de febrero de 2017

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fecha: 22-02-2017


A Través del Atlántico en Globo

Emilio Salgari


Novela


I. UNA SORPRESA DE LA POLICÍA CANADIENSE

—¡Hurra! —rugían diez mil voces.

—¡Viva el Washington!

—¡Hurra por Sir Kelly!

—¿Hay quien acepte una apuesta de mil dólares?

—¿Está usted loco, Paddy? Si apuesta usted, perderá. Yo se lo garantizo.

—¡Doscientas libras esterlinas! —gritó otra voz.

—¿Quién las arriesga?

—¿Por qué?

—Por el éxito de la travesía.

—¡Otro insensato! ¿Tiene usted sobra de dinero para tirarlo así, al mar, Sir Holliday?

—Nada de tirar. Ganaré. Kelly atravesará el océano y descenderá en Inglaterra.

—No; en España —gritó otro.

—¡En España o en Inglaterra, lo mismo da! ¿Quién apuesta doscientas libras?

—¡Mire usted que las va a perder! ¡Que el globo estallará en el aire!

—Y luego se hundirá en el océano.

—Kelly está loco.

—No; está cansado de vivir.

—Ni una cosa ni otra; es un valiente. ¡Hurra por Kelly!

—¡Viva el Washington!

—¡Mil dólares a que perece ahogado!

—¡Dos mil a que su aerostato estalla sobre nuestras cabezas!

—¡Cien libras a que se estrella contra la playa!

—¡Mil a que consigue atravesar el Atlántico!

—¿Las apuesta usted?

—¡Sí!…

—¡No!… ¡Estáis locos!

—¡Hurra por Kelly! ¡Hurra!

Estos diálogos, aquellas exclamaciones, tales apuestas, a cual más extravagantes, cruzábanse en todos sentidos y brotaban por doquier. Yanquis, canadienses e ingleses porfiaban con análoga furia; por todas partes corrían libras y dólares mientras la muchedumbre se agitaba, se empujaba, se agolpaba y se aplastaba contra un vasto recinto, atropellando a los policemen que ya no podían contenerla, y eso que no economizaban los mazazos, que caían como granizo sobre los más impacientes…


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Publicado el 22 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Antonio y Cleopatra

William Shakespeare


Teatro, Tragedia


DRAMATIS PERSONAE

Marco ANTONIO, triunviro
Octavio CÉSAR, triunviro
LÉPIDO, triunviro
CLEOPATRA, reina de Egipto
Sexto POMPEYO o POMPEYO, rebelde contra los triunviros
DEMETRIO, seguidor de Antonio
FILÓN, seguidor de Antonio
Domicio ENOBARBO, seguidor de Antonio
VENTIDIO, seguidor de Antonio
SILIO, seguidor de Antonio
EROS, seguidor de Antonio
CANIDIO, seguidor de Antonio
ESCARO, seguidor de Antonio
DERCETAS, seguidor de Antonio
EUFRONIO, maestro de escuela, embajador de Antonio
OCTAVIA, seguidor de César
MECENAS, seguidor de César
AGRIPA, seguidor de César
Taurus, seguidor de César
DOLABELA, seguidor de César
TIDIAS, seguidor de César
Galo, seguidor de César
PROCULEYO, seguidor de César
CHARMIAN, del séquito de Cleopatra
IRAS, del séquito de Cleopatra
ALEXAS, del séquito de Cleopatra
MARDIÁN (eunuco), del séquito de Cleopatra
SELEUCO, del séquito de Cleopatra
DIÓMEDES, del séquito de Cleopatra
MENAS, seguidor de Pompeyo
MENÉCRATES, seguidor de Pompeyo
VARRIO, seguidor de Pompeyo
MENSAJEROS
Un ADIVINO
SIRVIENTES de Pompeyo
Un NIÑO cantor
Un CAPITÁN del ejército de Antonio
CENTINELAS y GUARDIAS
Payaso (LABRIEGO)
Eunucos, asistentes, capitanes, soldados, sirvientes

PRIMER ACTO

ESCENA I

Alejandría. Sala del palacio de Cleopatra.
Entran DEMETRIO y FILÓN.


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Publicado el 22 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Coriolano

William Shakespeare


Teatro, Tragedia


DRAMATIS PERSONAE

Cayo MARCIO, después Cayo Marcio CORIOLANO
TITO Larcio, general en guerra con los volscos
COMINIO, general en guerra con los volscos
MENENIO Agripa, amigo de Coriolano
SICINIO Veluto, tribuno del pueblo
Junio BRUTO, tribuno del pueblo
El JOVEN MARCIO, hijo de Coriolano
Un HERALDO romano
NICANOR, un romano
Tulo AUFIDIO, general de los volscos
LUGARTENIENTE de Aufidio
CONSPIRADORES con Aufidio
ADRIANO, un volsco
VOLUMNIA, madre de Coriolano
VIRGILIA, esposa de Coriolano
VALERIA, amiga de Virgilia
Senadores romanos y volscos, patricios, ediles, lictores, soldados, ciudadanos, mensajeros, sirvientes y otros acompañantes

Escena: Roma y sus alrededores; Corioles y sus alrededores; Ancio

PRIMER ACTO

ESCENA I

Calle de Roma. Entra un grupo de ciudadanos amotinados
con palos, garrotes y otras armas.

CIUDADANO PRIMERO Antes de que sigamos adelante, déjenme hablar.

TODOS Habla, habla.

CIUDADANO PRIMERO ¿Están todos resueltos a morir más que a perecer de hambre?

TODOS ¡Resueltos! ¡Resueltos!

CIUDADANO PRIMERO Primero, ya saben que Cayo Marcio es enemigo principal de la gente.

TODOS ¡Lo sabemos! ¡Lo sabemos!

CIUDADANO PRIMERO Matémoslo, y tendremos grano al precio que nos conviene. ¿Hay veredicto?

TODOS No se hable más de ello. Que se haga. ¡Vamos, vamos!

CIUDADANO SEGUNDO Una palabra, buenos ciudadanos.


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Publicado el 22 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

El Tesoro de la Montaña Azul

Emilio Salgari


Novela


CAPITULO I. EL HURACÁN

—¡Eh, muchachos! ¡Eso no son ballenas! Son los ribbon-fish que salen a la superficie. ¡Mala señal, amigos!

—Usted siempre gruñendo, bosmano —dijo la voz casi infantil de un grumete.

—¿Qué sabes tú del Océano Pacífico y de sus islas, chiquillo, si apenas hace unos meses que has dejado de mamar?

—No, bosmano, tengo dieciséis años cumplidos, y soy hijo de un marinero.

—Sí; acaso de agua dulce. Apostaría que nunca has salido del puerto de Valdivia y que ni siquiera, sabe guiar tu padre una balsa.

—Era chileno como usted, bosmano y…

—Pero no marinero como yo, que hace cuarenta y siete años que navego.

—Os digo que…

—¡Rayo de sol basta! —gritó el bosmano—. ¿Te quieres burlar de mí, Manuel? ¿Sabes tú cómo pesan mis manos? ¿No? Si continúas ya te las haré probar.

—Sois demasiado irascible, bosmano.

—Échate afuera, mozo cocido (chico cobarde).

—¡Oh! Bosmano, eso es demasiado. Os equivocáis al tratarme así.

—¡Chiquiyo!

—¡Oh, no! Yo soy un mozo cruo.

Quién sabe lo que habría durado, continuando en aquel tono, la disputa, con gran contentamiento de la tripulación que asistía riendo a aquel cambio de cumplimientos, cuando la aparición imprevista del comandante hizo cerrar de golpe todas las bocas.

El capitán del «Andalucía» era un hermoso tipo de chileno, con tres cuartos de sangre española en las venas y el otro cuarto de araucano, moreno; como: uno de los indómitos guerreros de los Andes, con ojos negrísimos y aterciopelados y todavía ardientes, aunque ya pesaran sobre las espaldas de aquel hombre de mar, más de cincuenta primaveras.

Su estatura era casi gigantesca, más de americano del Norte, que meridional, con poderosa espalda y cuello de puma…


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Publicado el 22 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Timón de Atenas

William Shakespeare


Teatro, Tragedia


DRAMATIS PERSONAE

TIMÓN de Atenas
Un POETA
Un PINTOR
Un JOYERO
LUCILIO, uno de los sirvientes de Timón
Un VIEJO ATENIENSE
Un COMERCIANTE
Un mercero
VENTIDIO, uno de los falsos amigos de Timón. Señor y senador de Atenas
ALCIBÍADES, un capitán ateniense. Señor y senador de Atenas
APEMANTO, un filósofo recalcitrante. Señor y senador de Atenas
Alguien vestido como CUPIDO en la mascarada
Damas vestidas como amazonas en la mascarada
FLAVIO, mayordomo de Timón
FLAMINIO, sirviente de Timón
SERVILIO, sirviente de Timón
Otros sirvientes de Timón
Un BUFÓN
Un PAJE
CAFIS, sirviente de los acreedores de Timón
SIRVIENTE DE ISIDORO, sirviente de los acreedores de Timón
Dos SIRVIENTES DE VARRÓN, sirvientes de los acreedores de Timón
LÚCULO, señor adulador
LUCIO, señor adulador
SEMPRONIO, señor adulador
SIRVIENTE DE LÚCULO
SIRVIENTE DE LUCIO
Tres EXTRANJEROS, uno llamado HOSTILIO
SIRVIENTE DE TITO, otro sirviente de los acreedores
SIRVIENTE DE HORTENSIO, otro sirviente de los acreedores
SIRVIENTE DE FILOTO, otro sirviente de los acreedores
FRINIA, prostituta de Atenas
TIMANDRA, prostituta de Atenas
Los bandidos, LADRONES
SOLDADO del ejército de Alcibíades
Mensajeros, criados, soldados

Escena: Atenas, casa de Timón, bosque, afueras de la ciudad

PRIMER ACTO

ESCENA I

Entran el POETA por una puerta, el PINTOR portando una pintura por otra puerta, seguidos por el JOYERO, el COMERCIANTE y el mercero a través de varias puertas.

POETA Buenos días, señor.

PINTOR Me alegra que esté bien.

POETA Hace mucho no lo veía, ¿cómo va el mundo?

PINTOR Se gasta, señor, a medida que sigue.


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Publicado el 22 de febrero de 2017 por Edu Robsy.

Un Desafío en el Polo

Emilio Salgari


Novela


CAPÍTULO I. LOS DOS RIVALES

—Hurrah for miss Ellen!…

—Hurrah for Montcalm!

—Hurrah for Torpon!…

Estas exclamaciones salían de diez mil pechos, o quizás de más, con un fragor ensordecedor, casi espantoso.

Si las aguas del lago Ontario hubiesen roto sus diques y se hubiesen desbordado con ímpetu irrefrenable a través de la pequeña y graciosa ciudad canadiense de Kingston, no habrían producido mayor estruendo.

Parecía que una repentina locura habíase apoderado de aquellas diez mil personas, norteamericanas unas, canadienses otras e inglesas el resto, reunidas aquende el San Lorenzo y que se estrujaban dentro de un vastísimo recinto, improvisado como mejor se pudo con rústicos maderos, pero bien provisto de mostradores en los que se delineaban infinitos regimientos de polvorientas botellas.

—¿Es la rubia miss?

—¡Sí, sí, es ella que llega con su automóvil de ochenta caballos!

—No, son los dos aspirantes a su mano.

—¡Cien dólares a que es miss Perkins! ¿Quién acepta?…

—¡Mil a que son Montcalm y Torpon!

—¡Quinientos a que son dos fastidiosos policemen que vendrán a prohibir hasta aquí el match de box!

—Si son ellos les recibiremos a puntapiés.

—No, los arrojaremos al San Lorenzo con las manos atadas a la espalda.

—¡Adelante los fuertes!

—¡Mueran los policemen!

—¡Estúpidos!… ¡Es el automóvil de miss Ellen!… ¿Están ustedes ciegos? ¡He ganado quinientos dólares!… ¡Puedo ir a tomar un crabmeat cocktail!

—Hurrah for mis Ellen!

Sobre una inmensa y recta carretera, flanqueada por una doble fila de gigantescos pinos, un punto negro, que por momentos se hace más visible, destácase sobre la ligera capa de nieve, dejando atrás una nube de nevisca.


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232 págs. / 6 horas, 47 minutos / 389 visitas.

Publicado el 22 de febrero de 2017 por Edu Robsy.