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Diálogos de Utopía

Marcel Schwob


Cuento


Cyprien d’Anarque tenía unos cuarenta años. Se habría enfadado si alguien se lo hubiera recordado. Pretendía no depender en absoluto de su edad más que de otra cosa en el mundo. Patilargo, seco y de piel curtida, tenía la mirada ruda y un rostro aquilino, en el que la sonrisa frecuente estaba marcada por dos huecos en las comisuras de los labios. Gran lector de teorías e impaciente ante cualquier contradicción, tenía la religión especial de aquellos que creen en lo que dicen en el momento en el que hablan, esa religión que no tiene más que un fiel, con el que se basta. La fe de Cyprien se había vuelto enfermiza. Sentía hacia su propio yo una adoración tan pura que hubiera sentido náuseas de mancillarlo con el contacto con otro yo; me refiero con un sentimiento, una voluntad, una idea, una palabra que no fuera exclusivamente cipriánica. Lejos de pretender parecerse a los grandes hombres en ciertos detalles familiares (pasión bastante común), descartaba cualquier parecido con horror. Se había enemistado con toda la parentela d’Anarque para evitar los aires de familia. No podía soportar que le encontraran similitud alguna a cualquier ser humano.


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Publicado el 28 de marzo de 2017 por Edu Robsy.

La Verdad Sobre Sancho Panza

Franz Kafka


Cuento


Sancho Panza, que por lo demás nunca se jactó de ello, logró, con el correr de los años, mediante la composición de una cantidad de novelas de caballería y de bandoleros, en horas del atardecer y de la noche, apartar a tal punto de sí a su demonio, al que luego dio el nombre de don Quijote, que este se lanzó irrefrenablemente a las más locas aventuras, las cuales empero, por falta de un objeto predeterminado, y que precisamente hubiese debido ser Sancho Panza, no hicieron daño a nadie. Sancho Panza, hombre libre, siguió impasible, quizás en razón de un cierto sentido de la responsabilidad, a don Quijote en sus andanzas, alcanzando con ello un grande y útil esparcimiento hasta su fin.


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Publicado el 8 de junio de 2016 por Edu Robsy.

Memorias del Subsuelo

Fiódor Mijáilovich Dostoyevski


Novela, Diario


Nota del autor

El autor de este diario, y el diario mismo, pertenece evidentemente al campo de la ficción. Sin embargo, si consideramos las circunstancias que han determinado la formación de nuestra sociedad, nos parece posible que existan entre nosotros seres semejantes al autor de este diario. Mi propósito es presentar al público, subrayando un poco los rasgos, uno de los personajes de la época que acaba de transcurrir, uno de los representantes de la generación que hoy se está extinguiendo. En esta primera parte, titulada Memorias del subsuelo, el personaje se presenta al lector, expone sus ideas y trata de explicar las causas de que haya nacido en nuestra sociedad. En la segunda parte relata ciertos sucesos de su vida.

Fedor Dostoyevski

I

Soy un enfermo. Soy un malvado. Soy un hombre desagradable. Creo que padezco del hígado. Pero no sé absolutamente nada de mi enfermedad. Ni siquiera puedo decir con certeza dónde me duele.

Ni me cuido ni me he cuidado nunca, pese a la consideración que me inspiran la medicina y los médicos. Además, soy extremadamente supersticioso… lo suficiente para sentir respeto por la medicina. (Soy un hombre instruido. Podría, pues, no ser supersticioso. Pero lo soy.) Si no me cuido, es, evidentemente, por pura maldad. Ustedes seguramente no lo comprenderán; yo sí que lo comprendo. Claro que no puedo explicarles a quién hago daño al obrar con tanta maldad. Sé muy bien que no se lo hago a los médicos al no permitir que me cuiden. Me perjudico sólo a mí mismo; lo comprendo mejor que nadie. Por eso sé que si no me cuido es por maldad. Estoy enfermo del hígado. ¡Me alegro! Y si me pongo peor, me alegraré más todavía.


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Publicado el 27 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

Cuentos Completos

Mark Twain


Cuento


La célebre rana saltadora del condado de Calaveras

Para complacer la petición de un amigo que me escribía desde el este, fui a visitar al viejo Simon Wheeler, hombre amable y charlatán, a fin de pedirle noticias de un amigo de mi amigo, Leonidas W. Smiley. Tal había sido su petición, y he aquí el resultado. Tengo la vaga sospecha de que el tal Leonidas W. Smiley es un mito; de que mi amigo jamás conoció a tal personaje; y de que lo único que le movió a solicitarme aquel favor fue la conjetura de que, si yo preguntaba por él al viejo Wheeler, este se acordaría de cierto infame Jim Smiley y emprendería el relato mortalmente aburrido de los exasperantes recuerdos que de este tenía, un relato tan largo y tedioso como desprovisto de ningún interés para mí. Si esa fue su intención, lo logró plenamente.

Encontré a Simon Wheeler descabezando un confortable sueñecito al lado de la estufa del bar, en la desvencijada taberna del decadente campo minero de Angel, y pude apreciar que era gordo y calvo, con una expresión de agradable benevolencia y simplicidad pintada en su tranquila fisonomía. Se levantó y me dio los buenos días. Le expliqué que un amigo mío me había encargado que hiciera ciertas pesquisas acerca de un querido compañero de su niñez llamado Leonidas W. Smiley: el reverendo Leonidas W. Smiley, joven ministro evangelista que, según le habían dicho, había residido durante una temporada en el campamento de Angel. Añadí que, si podía contarme algo acerca de este reverendo Leonidas W. Smiley, le quedaría sumamente agradecido.


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995 págs. / 1 día, 5 horas, 2 minutos / 630 visitas.

Publicado el 13 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

EL TAO DE LA FÍSICA

FRITJOF CAPRA


Este libro fue pasado a formato digital para facilitar la difusión, y con el propósito deque así como usted lo recibió lo pueda hacer llegar a alguien más. HERNÁN


EL TAO DE LA FÍSICA FRITJOF CAPRA Este libro fue pasado a formato digital para facilitar la difusión, y con el propósito de que así como usted lo recibió lo pueda hacer llegar a alguien más. HERNÁN Para descargar de Internet: “ELEVEN” – Biblioteca del Nuevo Tiempo Rosario – Argentina Adherida a: Directorio Promineo: www.promineo.gq.nu Libros de Luz: http://librosdeluz.tripod.com 2 Escaneado por Germán Campos, Chile 2004 Tercera edición: Marzo 2000 Título original: THE TAO OF PHYSICS Traducido del inglés por Alma Alicia Martell Moreno Ilustración de la portada: Guillermo D. Elizarrarás de la versión original de Frjtjof Capra, 1975, 1983 © de la presente edición: EDITORIAL SIRIO, S.A. C/. Panaderos, 9 Tel. 952 22 40 72 - 29005 MALAGA ISBN: 84-7808-175-5 Depósito legal: B. 12.750 - 2000 Impreso en España en los talleres gráficos de Romanyá/Valls, S.A. Verdaguer, 1 08786 Capellades (Barcelona) Dedico este libro a: Ali Akbar Khan Carlos Castaneda Geoffrey Chew John Coltrane Werner Heisenberg Krishnamurti Liu Hsiu Ch'i Phiroz Mehta Jerry Shesko Bobby Smith Maria Teuffenbach Alan Watts, por haberme ayudado a encontrar mi camino, y a Jacqueline, que ha viajado conmigo sobre él la mayor parte del tiempo. Esta es la primera edición en español publicada por Editorial Sirio, S.A. de la obra El Tao de la Física, de Fritjof Capra. Incluimos los prefacios y apéndices a la P, 2" y 3° edición en lengua inglesa, para no alterar el contenido de la versión original. Los Editores. AGRADECIMIENTOS El autor y los editores agradecen la autorización para reproducir las ilustraciones que figuran en las páginas siguientes: Pág. 53: Foto Gary Elliott Burke. Págs. 108, 300 y 302: CERN, Ginebra, Suiza. Pág. 112: reproducciones de Zazen por E.M. Ilooykaas y B. Schierbeck, Ornen Press, Tucson, Arizona. Págs. 114, 191: Herederos de Eliot Elisofon. Pág. 123: Gunvor Moitessier. Pág.


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340 págs. / 9 horas, 56 minutos / 394 visitas.

Publicado el 29 de febrero de 2024 por luchojazmin.

Los Amados Muertos

H.P. Lovecraft


Cuento


Es media noche. Antes del alba darán conmigo y me encerrarán en una celda negra, donde languideceré interminablemente, mientras insaciables deseos roen mis entrañas y consumen mi corazón, hasta ser al fin uno con los muertos que amo.

Mi asiento es la fétida fosa de una vetusta tumba; mi pupitre, el envés de una lápida caída y desgastada por los siglos implacables; mi única luz es la de las estrellas y la de una angosta media luna, aunque puedo ver tan claramente como si fuera mediodía. A mi alrededor, como sepulcrales centinelas guardando descuidadas tumbas, las inclinadas y decrépitas lápidas yacen medio ocultas por masas de nauseabunda maleza en descomposición. Y sobre todo, perfilándose contra el enfurecido cielo, un solemne monumento alza su austero capitel ahusado, semejando el espectral caudillo de una horda fantasmal. El aire está enrarecido por el nocivo olor de los hongos y el hedor de la húmeda tierra mohosa, pero para mí es el aroma del Elíseo. Todo es quietud —terrorífica quietud—, con un silencio cuya intensidad promete lo solemne y lo espantoso.

De haber podido elegir mi morada, lo hubiera hecho en alguna ciudad de carne en descomposición y huesos que se deshacen, pues su proximidad brinda a mi alma escalofríos de éxtasis, acelerando la estancada sangre en mis venas y forzando a latir mi lánguido corazón con júbilo delirante… ¡Porque la presencia de la muerte es vida para mí!

Mi temprana infancia fue de una larga, prosaica y monótona apatía. Sumamente ascético, descolorido, pálido, enclenque y sujeto a prolongados raptos de mórbido ensimismamiento, fui relegado por los muchachos saludables y normales de mi propia edad. Me tildaban de aguafiestas y “vieja” porque no me interesaban los rudos juegos infantiles que ellos practicaban, o porque no poseía el suficiente vigor para participar en ellos, de haberlo deseado.


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12 págs. / 22 minutos / 217 visitas.

Publicado el 29 de septiembre de 2016 por Edu Robsy.

Sherlock Holmes

Arthur Conan Doyle


Novela, cuento


Estudio en Escarlata

Primera parte

(Reimpresión de las memorias de John H. Watson, doctor en medicina y oficial retirado del Cuerpo de Sanidad)

1. Mr. Sherlock Holmes

En el año 1878 obtuve el título de doctor en medicina por la Universidad de Londres, asistiendo después en Netley a los cursos que son de rigor antes de ingresar como médico en el ejército. Concluidos allí mis estudios, fui puntualmente destinado el 5.0 de Fusileros de Northumberland en calidad de médico ayudante. El regimiento se hallaba por entonces estacionado en la India, y antes de que pudiera unirme a él, estalló la segunda guerra de Afganistán. Al desembarcar en Bombay me llegó la noticia de que las tropas a las que estaba agregado habían traspuesto la línea montañosa, muy dentro ya de territorio enemigo. Seguí, sin embargo, camino con muchos otros oficiales en parecida situación a la mía, hasta Candahar, donde sano y salvo, y en compañía por fin del regimiento, me incorporé sin más dilación a mi nuevo servicio.

La campaña trajo a muchos honores, pero a mí sólo desgracias y calamidades. Fui separado de mi brigada e incorporado a las tropas de Berkshire, con las que estuve de servicio durante el desastre de Maiwand. En la susodicha batalla una bala de Jezail me hirió el hombro, haciéndose añicos el hueso y sufriendo algún daño la arteria subclavia. Hubiera caído en manos de los despiadados ghazis a no ser por el valor y lealtad de Murray, mi asistente, quien, tras ponerme de través sobre una caballería, logró alcanzar felizmente las líneas británicas.


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2.126 págs. / 2 días, 14 horas / 2.637 visitas.

Publicado el 9 de marzo de 2018 por Edu Robsy.

Consejos para una Vida Plena

Lucio Anneo Séneca


Filosofía


1. Nuestra vida se extiende mucho para quien sabe administrarla bien.

2. ¿Se atreve alguien a quejarse de la soberbia del otro cuando él mismo nunca tiene tiempo libre para sí?

3. Nada puede ejercitarse bien por un hombre ocupado, ni la elocuencia, ni las artes liberales, pues cuando un espíritu es distraído, no cobija nada muy elevado, sino que todo lo rechaza como si fuese inculcado a la fuerza.

4. A los hombres más poderosos, los que están situados en altos cargos, se les escapan palabras en las que anhelan el descanso, lo alaban, lo prefieren antes que a todos sus bienes.

5. Hay que suavizar todas las cosas y hay que sobrellevar todas con buen ánimo.

6. Aquel que dedica todo el tiempo a su propia utilidad, el que dirige cada día como si fuese el último, ni suspira por el mañana, no lo teme.

7. Debe conservarse con sumo cuidado lo que no se sabe cuando va a faltar.

8. El mayor impedimento para vivir es la espera, porque dependiendo del mañana se pierde el hoy.

9. Este camino de la vida, continuo y apresuradísimo, que, en vela o dormidos, recorremos al mismo paso, no es visible a los hombres ocupados sino hasta que han llegado al final.

10. Es propio de una mente segura y tranquila el recorrer todas las partes de su vida. Los espíritus de las personas ocupadas, como si estuviesen bajo un yugo, no pueden volver, ni mirar hacia atrás.

11. El tiempo presente sólo pertenece a los hombres ocupados, el cual es tan breve que no puede atraparse, y este mismo se les sustrae, turbados como están en sus muchas ocupaciones.


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2 págs. / 4 minutos / 3.032 visitas.

Publicado el 12 de enero de 2017 por Edu Robsy.

Cuentos Completos

Edgar Allan Poe


Cuento


William Wilson


«¿Qué decir de ella?
¿Qué decir de la torva conciencia,
de ese espectro en mi camino?».

(Chamberlayne, Pharronida)
 

Permitidme que, por el momento, me llame a mí mismo William Wilson. Esta blanca página no debe ser manchada con mi verdadero nombre. Demasiado ha sido ya objeto del escarnio, del horror, del odio de mi estirpe. Los vientos, indignados, ¿no han esparcido en las regiones más lejanas del globo su incomparable infamia? ¡Oh proscrito, oh tú, el más abandonado de los proscritos! ¿No estás muerto para la tierra? ¿No estás muerto para sus honras, sus flores, sus doradas ambiciones? Entre tus esperanzas y el cielo, ¿no aparece suspendida para siempre una densa, lúgubre, ilimitada nube?


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946 págs. / 1 día, 3 horas, 37 minutos / 1.649 visitas.

Publicado el 27 de octubre de 2017 por Edu Robsy.

La Bruja Lois

Elizabeth Gaskell


Novela corta


I

En el año 1691, Lois Barclay intentaba recuperar el equilibrio en un pequeño desembarcadero de madera, del mismo modo que lo había intentado ocho o nueve semanas antes en la cubierta del balanceante barco que la había llevado de la Vieja a la Nueva Inglaterra. Resultaba tan extraño estar en tierra firme ahora como verse mecida por el mar día y noche no hacía mucho; y la misma tierra ofrecía un aspecto igual de extraño. Los bosques que se veían por todas partes y que, en realidad, no quedaban muy lejos de las casas de madera que formaban la ciudad de Boston, eran de diferentes tonos de verde, y diferentes, también, por la forma del contorno, de los que Lois Barclay conocía bien de su antiguo hogar en el condado de Warwick. Se sentía un poco abatida allí sola, esperando al capitán del Redemption, el amable y rudo veterano que era su único amigo en aquel continente ignoto. Pero el capitán Holdernesse estaba ocupado y tardaría bastante en poder atenderla, al parecer; así que Lois se sentó en un barril de los que había tirados, se cerró más el abrigo gris y se bajó la capucha resguardándose mejor del viento cortante que parecía seguir a quienes había tiranizado en el mar, con obstinado afán de seguir torturándolos en tierra. Lois esperó con paciencia allí sentada, aunque estaba cansada y tiritaba de frío; pues hacía un día crudo para el mes de mayo, y el Redemption, cargado de pertrechos y suministros necesarios y útiles para los colonos puritanos de Nueva Inglaterra, era el primer barco que se había aventurado a cruzar los mares.


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109 págs. / 3 horas, 10 minutos / 768 visitas.

Publicado el 19 de noviembre de 2017 por Edu Robsy.

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