Dedicatoria
Aceptad la dedicatoria de este libro, mi querido Camilo; es un
recuerdo de sincera amistad y a la par un testimonio de vivo
agradecimiento. Nunca olvidaré que vuestros excelentes trabajos, frutos
de una larga y hábil experiencia, me han servido para poner de relieve y
en movimiento en mi modesta esfera de narrador, algunos hechos
consoladores o terribles, más o menos relacionados con el problema de la
organización del trabajo, cuestión que dominará bien pronto todas las
otras, por ser de vida o muerte para las masas.
Si en la mayor parte de los episodios de esta obra, he intentado
poner de manifiesto la acción admirablemente benéfica y práctica que un
hombre de corazón noble y de espíritu ilustrado, podría ejercer sobre la
clase obrera, a vos os lo debo.
Si por contraste he pintado las horribles consecuencias del
olvido de la justicia, de toda caridad, de toda simpatía hacia los
desgraciados, que llenos de privaciones, de miserias y de dolor, hace
mucho tiempo sufren en silencio sin reclamar más que el derecho al
trabajo, es decir, un salario cierto, proporcionado a sus labores y a
sus módicas necesidades, a vos también debe agradecerse.
La tierna y respetuosa afección que os profesa esa muchedumbre de
obreros a quien empleáis, y cuya condición moral y material mejoráis
cada día, es una de esas raras y gloriosas excepciones que hacen más
censurable aún el egoísmo, al cual un pueblo de trabajadores honrados y
laboriosos se ve con frecuencia impunemente sacrificado.
Adiós, amigo; dedicaros este libro, a vos, artista eminente, a
vos, uno de los más nobles corazones y de los más claros talentos que
conozco, es manifestar que a falta de ingenio, se encontrarán por lo
menos en mi obra tendencias saludables y convicciones generosas. Es todo
vuestro.
EUGENIO SUE.
París 25 de junio de 1844.
Información texto 'El Judío Errante'