Textos peor valorados | pág. 501

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La Médica

Leopoldo Alas "Clarín"


Cuento


Era D. Narciso un enfermo de mucho cuidado; entendámonos, porque la frase es de doble sentido. No digo que estuviera enfermo de mucho cuidado.... Tampoco esto va bien. Si estaba enfermo de mucho cuidado, ya lo creo; muy grave; sobre todo porqué empeoraba, empeoraba y no se podía acertar con el remedio, ni había seguridad alguna en el diagnóstico. Pero lo que yo quería decir primero no se refiere á la gravedad y rareza del mal, sino á la condición personal de D. Narciso, que era un enfermo de mucho cuidado.... como hay toros de mucho cuidado también, ante los cuales el torero necesita tomar bien las medidas á las distancias, y á los quiebros, y al tiempo, para no verse en la cuna. El médico era á don Narciso lo que el torero á esos toros; porque don Narciso, hombre nerviosísimo, filósofo escéptico y aficionado á leer de todo, y por contera aprensivo, como todos los muy enamodos de la propia, preciosa existencia, le ponía las peras á cuarto al doctor, discutía con él, le exigía conocimientos exactos á lo que á el le pasaba por dentro, conocimientos que el doctor estaba muy lejos de poseer; y con las voces técnicas más precisas le combatía, le presentaba objeciones, y, en fin, le desesperaba. Lo peor era que, acostumbrado don Elenterio, el médico, á la mala manía de hablar delante de sus enfermos legos en los términos del arte, porque así ni él mentía ocultando la gravedad del mal, ni los enfermos se alarmaban demasiado, porque no le entendían, á veces se le escapaba delante de D. Narciso alguna de esas palabrotas poco tranquilizadoras para quien las entiende; y el paciente, erudito, siquiera fuese á la violeta, ponía el grito en el cielo, se alborotaba, y si no pedía la Extremaunción no era por falta de miedo había que tranquilizarle, mentir, establecer distingos, en fin, sudar ciencia y paciencia; y no para curarle, sino para que se volviese á sus casillas.


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7 págs. / 13 minutos / 81 visitas.

Publicado el 4 de marzo de 2023 por Edu Robsy.

El Pecado Original

Leopoldo Alas "Clarín"


Cuento


Ya iban á darle garrote, cuando extendió una mano hacia el público, indicando que quería hablar.

El verdugo no tuvo inconveniente en suspender por un momento su penosa tarea, porque aquel pobre señor no le había dado nada que hacer, y le era simpático, como al pueblo entero que presenciaba la ejecución, y como lo había sido al Tribunal y á cuantos habían intervenido en la causa famosa que le llevaban al suplicio.


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Publicado el 4 de marzo de 2023 por Edu Robsy.

El Cristo de la Vega de Ribadeo

Leopoldo Alas "Clarín"


Cuento


I

Nacio Facundo Cocañín, tan rollizo como hermoso, en la Vega de Ribadeo. Su padre tenía una fábrica de manteca, y parecía que Facundo había sido confeccionado en la fábrica: parecía un rollo de mantecá destinado á sonsacar un premio, una medalla de oro en una exposición. Andando el tiempo. Facundo se paso la vida, en efecto, presentándose en concursos, más industriales que otra cosa, y solicitando medallas de oro y de plata y diplomas, y cuanto puede acreditar oficialmente competencia académica, científica, moral y religiosa.

Prosperaba la industria de los Cocañines que era una bendición del cielo á Dios, principalmente, atribuía aquella piadosa familia la corriente de plata que se les entraba por las puertas de la fábrica. Así como la India antigua creyó muy de veras que la Ganga, el Ganges, bajaba del cielo á fecundar la privilegiada tierra de los creyentes. Cocañín padre, y su esposa y el hermano de Cocañín, don Ambrosio, rector del seminario de Lugo, creían firmemente que toda aquella manteca, tan bien pagada, era gracia del señor, que así premiaba las virtudes de varias generaciones de Cocañiques, siempre mantequeros y siempre llenos de la fe del carbonero. Sí, tenían la fe del carbonero decían, sin temor de manchar la manteca. Les iba muy bien creyendo así, y además, el negocio no hubiera dado siempre para otra cosa. ¡Creer!—Poco les faltaba para poner en la tienda de Ribadeo, donde vendían algo al por menor, un rótulo que dijera: La Nata, fábrica de mantecas. Proveedores de S. D. M. Lo consultaron con varios teólogos y resultó que sería un sacrilegio. Que si no...

Facundo prosperó también, desde los primeros meses, tanto como el producto industrial de sus mayores.


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Publicado el 4 de marzo de 2023 por Edu Robsy.

Aprensiones

Leopoldo Alas "Clarín"


Cuento


La hermosísima Amparo vivía, durante el invierno, en una ciudad no muy alegre del centro de España; y por el verano, dejando á su marido atado á su empleo, se marchaba como una golondrina á buscar tierra fresca, alegría, allá al Norte. Vivía entonces con su madre, cuya benevolencia excesiva había pervertido, sin querer, el alma de aquella moza garrida, desde muy temprano. La pobre anciana, que había empezado por madre descuidada, de extremada tolerancia, acababa por ser poco menos que la trotaconventos de las aventuras galantes de su hija, loca, apasionada y violenta. Amparo, que había sido refractaria al matrimonio, porque prefería la flirtation cosmopolita á que vivía entregada viajando por Francia, Suiza, Bélgica, Italia y España, acabó, porque exigencias económicas la obligaron á escoger uno entre docenas de pretendientes, por jugar el marido á cara y cruz, como quien dice. Era supersticiosa y pidió consejo á no sé qué agüeros pseudopiadosos para elegir esposo. Y se casó con el que la suerte quiso, aunque ella achacó la elección á voluntad ó diabólica, ó divina: no estaba segura. Por supuesto que á su marido, á quien dominaba por la seducción carnal y por la energía del egoismo ansioso de placeres, le impuso la obligación de mimarla como su madre había hecho; de tratarla á lo gran señora; y según ella, las grandes señoras tenían que vivir con gran independencia y muy por encima de ciertas preocupaciones morales, buenas para las cursis de la clase media provinciana. Por culpa de este tratado, bochornoso para el pobre director de la sucursal del Banco de la ciudad de X, Amparo dedicaba el verano á la vida menos propia de una casada honesta. Guardaba, es claro, ciertas formas... pero otras no; no era casta, pero era cauta á veces á su madre le exigía tolerancia para sus devaneos como antes le había exigido muñecas, viajes, sombreros, cintas, teatros, bailes, lujo y alegría.


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Publicado el 4 de marzo de 2023 por Edu Robsy.

El Rey Baltasar

Leopoldo Alas "Clarín"


Cuento


I

Don Baltasar Miajas llevaba de empleado en una oficina de Madrid más de veinte años; primero había tenido ocho mil reales de sueldo, después diez, después doce y después... diez; porque quedó cesante, no hubo manera de reponerle en su último empleo, y tuvo que contentarse, pues era peor morirse de hambre, en compañía de todos los suyos, con el sueldo inmediato... inferior.—¡Esto me rejuvenece!—decía con una ironía inocentísima; humillado, pero sin vergüenza, porque «él no había hecho nada feo» y á los Catones de plantilla que le aconsejaban renunciar el destino por dignidad, les contestaba con buenas palabras, dándoles la razón, pero decidido á no dimitir, ¡qué atrocidad! Al poco tiempo, cuando todavía algunos compañeros, más por molestarle que por espíritu de cuerpo, hablaban con indignación del «caso inaudito de Miajas,» el interesado ya no se acordaba de querer mal á nadie por causa del bajón de marras, y estaba con sus diez mil como si en la vida hubiese tenido doce.

Otras varias veces hubo tentativas de dejarle cesante, por no tener padrinos, aldabas, como decía él con grandísimo respeto; pero no se consumaba el delito; porque, á falta de recomendaciones de personajes, tenía la de ser necesario en aquella mesa que él manejaba hacía tanto tiempo. Ningún jefe quería prescindir de él y esto le valió en adelante, no para ascender, que no ascendía, sino para no caer. Sin embargo, no las tenía todas consigo, y á cada cambio de ministerio se decía: «¡Dios mío! ¡Si me bajarán á ocho!»


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11 págs. / 20 minutos / 105 visitas.

Publicado el 4 de marzo de 2023 por Edu Robsy.

Carta de plata pulida para mi reflejo.

Precario Empatía.


Cuando no basta, comienzo a comparar objetos con ideas, tratando de encontrar consuelo. Ella era como yo, como verme en un espejo. @PrecarioEmpatía; instagram.


      Lo que llaman alma gemela es realidad, existe; pero gemelo es un término bastante escueto y escuálido para una significación mucho más mística, amplia e interesante que dos cigotos fruto de una sola madre, esas que dividen el óvulo en un natural ataque de tipicidad, en un arrebato de poca originalidad; haciendo calcas como impresora. Me gusta pensar que es más bien un espejo de cuerpo completo, manchado y absoluto; las manchas en la plata reflejante agregan la personalidad fatal y en los marcos que dibujan la silueta podemos ver el parecido tan honesto y temeroso; sin mentiras.

Pero no siempre podemos mirarlo. A veces las cosas se complican en nuestra mente, en los jardines y terrazas por donde asomas distante y no te toco ni te respiro, porque en esas desastrosas tardes podrías ser como veneno, cianuro. Pero si no miramos el espejo, crece el vació que aguarda inquieto detrás de las cortinas, debajo de las mesas; cubriendo las habitaciones hasta que debemos escapar de la casa que se inunda. Se inunda como siempre lo ha hecho, una vez más; ¿Y si ponemos antorchas? Preguntas. No pasa.

Me mata que solo en verano podamos entrar; cuando las escaleras están secas, y los techos bañados por el sol ya no gotean incertidumbre. Hasta volver a abrir los grifos para drenarnos, ser demasiado reales y escapar a nuestra humanidad, corriendo cuantiosas lágrimas, todas por el desagüe. Y cada uno en su lado del cristal se asoma esperando la mirada que refleja; busca la añoranza caliente en la boca del estomagó, le pide que por favor escupa unas palabras para que se estampen en el umbral y nos alcance, aunque sea, la deliciosa caricia de una coma.


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3 págs. / 5 minutos / 35 visitas.

Publicado el 13 de marzo de 2023 por Precario Empatía.

Escritor Fracasado

Roberto Arlt


Cuento


Nadie se imagina el drama escondido bajo las líneas de mi rostro sereno, pero yo también tuve veinte años, y la sonrisa del hombre sumergido en la perspectiva de un triunfo próximo. Sensación de tocar el cielo con la punta de los dedos, de espiar desde una altura celeste y perfumada, el perezoso paso de los mortales en una llanura de ceniza.

Me acuerdo...

Emprendí con entusiasmo un camino de primavera invisible para la multitud, pero auténticamente real para mí. Trompetas de plata exaltaban mi gloria entre las murallas de la ciudad embadurnada groseramente y las noches se me vestían en los ojos de un prodigio antiguo, por nadie vivido.

Abultamiento de ramajes negros, sobre un canto de luna amarilla, trazaban, en mi imaginación, panoramas helénicos y el susurro del viento entre las ramas se me figuraba el eco de bacantes que danzaran al son de sistros y laúdes.

¡Oh! aunque no lo creáis, yo también he tenido veinte años soberbios como los de un dios griego y los inmortales no eran sombras doradas como lo son para el entendimiento del resto de los hombres, sino que habitaban un país próximo y reían con enormes carcajadas; y, aunque no lo creáis, yo los reverenciaba, teniendo que contenerme a veces para no lanzarme a la calle y gritar a los tenderos que medían su ganancia tras enjalbegados mostradores:

—Vedme, canallas...; yo también soy un dios rodeado por grandes nubes y arcadas de flores y trompetas de plata.

Y mis veinte años no eran deslustrados y feos como los de ciertos luchadores despiadados. Mis veinte años prometían la gloria de una obra inmortal. Bastaba entonces mirar mis ojos lustrosos, el endurecimiento de mi frente, la voluntad de mi mentón, escuchar el timbre de mi risa, percibir el latido de mis venas para comprender que la vida desbordaba de mí, como de un cauce harto estrecho.


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27 págs. / 48 minutos / 378 visitas.

Publicado el 28 de abril de 2023 por Edu Robsy.

Los Piratas en Cartagena

Soledad Acosta de Samper


Novela


Introducción

La envidia, la emulación y el odio que el gran poderío de España en el nuevo mundo despertó entre las demás naciones europeas, se había traducido por medio de ataques y vías de hecho: cosa natural en un tiempo recién emancipado de la barbarie y que acababa de salir de la época de transición llamada de la Edad Media. Aquellos ataques injustos contra España se pusieron en planta por ciertas asociaciones y compañías de piratas, corsarios, filibusteros, bucaneros y aventureros de diferentes naciones, y particularmente ingleses y franceses, los cuales, con el pretexto de auxiliar a sus gobiernos y reyes —casi continuamente en guerra contra España—, se dieron a robar los tesoros que llevaban de las colonias a la madre patria, cometiendo al mismo tiempo innumerables desafueros y cruelísimas acciones en los puertos hispanoamericanos, como podía temerse de malandrines sin Dios ni ley.

Establecidas aquellas asociaciones de piratas en varias islas de las Antillas, que habían logrado tomar por su cuenta, muy en breve se hicieron poderosos y temibles, y las expediciones que sus jefes enviaban contra la tierra firme causaban el espanto y el terror de los colonos, que jamás podían vivir tranquilos y seguros.

Señalaremos aquí muy de paso los nombres de las expediciones más importantes que atacaron las costas de los territorios que hoy forman la República de Colombia.


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152 págs. / 4 horas, 26 minutos / 179 visitas.

Publicado el 8 de mayo de 2023 por Edu Robsy.

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