Los Alcaldes

Tirso de Molina


Teatro



Personajes

MOJARRILLA, alcalde de los hidalgo, de vejete.
DOMINGO, alcalde de los villanos de boho.
UN ESCRIBANO.
UNA MESONERA.
OTRA MOZA.
CLARA.
UN PRESO.
UN MÉDICO.
TORIBIA.
GARLITO, Alcalde.
ESPINILLA, Alcalde.
MARICOSO.
REJÓN.
Unos músicos.
Dos mujeres.

Parte I

Salen riñendo los Alcaldes, y el ESCRIBANO metiéndolos en paz.

MOJARRILLA:
No me tenga escribano, no me tenga.

ESCRIBANO:
Téngase vuesasted, señor Alcalde.

DOMINGO:
No le tengáis, y caígase, dejalde.

MOJARRILLA:
Domingo.

DOMINGO:
Mojarrilla.

MOJARRILLA:
Menos brío,
que sois villano vos,

DOMINGO:
Y vos jodío.

(Pónele la vara como lanza.)

MOJARRILLA:
Fuera dije, darele una lanzada.

DOMINGO:
No será la primera, camarada.

MOJARRILLA:
¿Soy yo Longinos?

DOMINGO:
Menos el caballo.

MOJARRILLA:
Ya no puedo sufrillo.

DOMINGO:
Pues soltallo.

ESCRIBANO:
Suplico a vuesasted que se reporte,
y diga la ocasión de aqueste enojo.

MOJARRILLA:
Es mi justicia clara.

DOMINGO:
La mía hiema.

MOJARRILLA:
Es mi cólera mucha.

DOMINGO:
Más mi frema.

MOJARRILLA:
Este pecora campi, aqueste intonso,
cuadrúpede bestial, de mente dura.

DOMINGO:
Yo no lo entiendo, mas mentís en duda.

ESCRIBANO:
Tenga prudencia, Alcalde, si quisiere.
DOMINGO.
Yo tendré lo que a mí me pareciere.

MOJARRILLA:
Fuerte cosa es tratar con mentecatos;
inocente, escuchad.

DOMINGO:
Decid Pilatos.

MOJARRILLA:
Ha dado, en que no tengo el día de Corpus
de ir en la procesión.

ESCRIBANO:
¡Ay tal capricho!
¿Vos decís esto?

DOMINGO:
Sí, y lo dicho dicho.

ESCRIBANO:
¿Por qué?

DOMINGO:
Porque este Alcalde es sospechoso,
y el que con vara junto a Dios le viere,
pensará que otra vez prenderle quiere.

MOJARRILLA:
Yo tengo de ir con esta vara acompañándole,
que el día que Dios sale a ser honrado,
es menester que vaya acompañado.

DOMINGO:
Si fuera en vuestra tierra, yo os lo juro,
que aquí, aunque vaya solo, va seguro.

(Vuelven a reñir.)

MOJARRILLA:
Apartaos escribano.

ESCRIBANO:
Teneos, digo.

MOJARRILLA:
Tengo de acompañallo.

DOMINGO:
No en mis días.

MOJARRILLA:
Que pertinaz está el tontón salvaje.

DOMINGO:
Más pertinaz está vuestro linaje.

ESCRIBANO:
Domingo, no haya más, dejaldo Alcalde,
y no le persigáis, pues que Dios manda
que no persigan a los inocentes.

DOMINGO:
Eso, acabaldo vos con sus parientes.

ESCRIBANO:
Alcalde Mojarrilla, dad la mano,
que quiere ser Domingo vuestro amigo.

MOJARRILLA:
Yo digo que lo soy.

DOMINGO:
Lo mismo digo.

ESCRIBANO:
Siéntense pues, y hágase la audiencia,
que hay algunos negocios detenidos.

DOMINGO:
Con aquesta calor, mal me habéis hecho.
Sentaos Alcalde.

MOJARRILLA:
Sentaos vos.

DOMINGO:
No quiero.

MOJARRILLA:
Sentaos Domingo.

DOMINGO:
El Sábado es primero.

MOJARRILLA:
Yo soy Cristiano viejo.

DOMINGO:
Alcalde hermano,
el viejo veo, echad acá el Cristiano.

MOJARRILLA:
Sentaos allá, que juntos, no haremos
buenas migas los dos.

(Siéntase cada uno al cabo del banco.)

DOMINGO:
Yo lo imagino;
porque las mías se hacen con tocino.

ESCRIBANO:
Hao.

(Dan voces dentro, como en la cárcel.)

DENTRO:
Hao.

(Álzase DOMINGO, y cae MOJARRILLA, y el banco sobre él, y va a dalle con la vara.)

DOMINGO:
Jesucristo, ¿estoy seguro?
Dome a Dios, que ha caído de maduro.

MOJARRILLA:
Tonto, esperad.

DOMINGO:
¿De qué sirve enojarse,
no ha de poder un hombre levantarse?

ESCRIBANO:
Siéntese, Alcalde, ya.

MOJARRILLA:
Por vida destas,
que si puedo, en un palo he de ponello.

DOMINGO:
De linaje venís que sabe hacello.
Decí escriben.

(Sale UN PRESO.)

ESCRIBANO:
Señor, aqueste viene,
porque se hizo justicia.

DOMINGO:
¿Pues por eso? Soltaldo luego.

MOJARRILLA:
Prendanlo al momento.

DOMINGO:
Que devoto que sós del prendimiento.

MOJARRILLA:
Hacerse uno justicia, es gran delito.

DOMINGO:
Pues si no se la hacen con malicia,
¿qué ha de aguardar, si puede herse josticia?
Id con Dios, y en los preitos que tuviéredes,
pues tenés tal pergeño y habilencia,
haceos josticia, que yo vos dó licencia,
pues quiso Dios libraros de esa praga,
que no aguardéis a nadie que os la haga.

PRESO:
Ya yo me voy, plegue a Dios, Alcalde,
que no te sirvan dueñas, ni aun de balde;
plegue a Dios, que en las casas que vivieres,
no te den priesa por los alquileres;
que vivas cuartos bajos y baratos,
sin que encima se calcen los zapatos;
y plegue a Dios, que a oír templar no llegues.

DOMINGO:
Jesús, ¿y que he de her con tantos pregues?

PRESO:
Si estos son muchos, muchos han faltado.

DOMINGO:
Idos que me dó por bien pregado.

(Vase.)

MOJARRILLA:
¿Entendistes este hombre?

DOMINGO:
¿Y vos, Alcalde?

MOJARRILLA:
Para mí ha hablado en Griego.

DOMINGO:
Yo os lo creo,
mas yo haré que otra vez hable en Hebreo.

ESCRIBANO:
No seáis malicioso.

MOJARRILLA:
Vive Cristo,
que al desierto me vaya por no oíros.

DOMINGO:
Ya se acabó el Maná, no tenéis que iros.

(Sale UNA MESONERA.)

ESCRIBANO:
Señor, esta mujer es mesonera,
y tiene en su mesón puerta trasera,
ha muerto cierto harriero allí a un mozuelo;
por la puerta trasera se ha escapado,
y esta mujer, en yéndose el harriero,
en las albardas escondió el dinero,
y por la dicha puerta, y su cuidado,
el dinero, y el hombre se ha escapado.

MESONERA:
Señor, si el hombre halló por donde irse,
¿qué culpa tengo yo de que se fuera?

DOMINGO:
¿Para qué tenés vos puerta trasera?

MESONERA:
Señor, porque la tiene el lugar todo.

DOMINGO:
Taparade la vuestra a piedra, y lodo,
para que no dijera en mi presencia
el escriben, que con notable exceso,
por la trasera habés soltado el preso.
Id, y tomad la confesión al muerto;
vaya con vos a visitar la casa,
un Alguacil, que entienda bien de albardas,
y en la trasera pónganla dos guardas.

MOJARRILLA:
Ahora sí que sentenciáis al justo.

DOMINGO:
Mentiste, joro a Dios, en lo que hablastes,
que al justo, solo vos le sentenciastes.

MOJARRILLA:
Esperad, y sabréis lo que os decía.

DOMINGO:
En vuestra ley esperan, no en la mía.

ESCRIBANO:
Siéntense, Alcaldes, ya, y tengan vergüenza.

DOMINGO:
Ya me siento, mas no tengo de vello.

MOJARRILLA:
Ni yo tampoco, ansí nos estaremos.

(Siéntense espaldas con espaldas.)

DOMINGO:
Águilas Imperiales parecemos.

(Sale una MOZA valiente.)

ESCRIBANO:
Esta moza está presa por valiente.

DOMINGO:
Mirad lo que decís.

ESCRIBANO:
Verdad os hablo.

DOMINGO:
¡Qué bonita que sós, valgaos el diabro!

MOZA:
¿Han visto qué manera de sentarse,
que parecen el viejo y el mancebo?

DOMINGO:
El testamento viejo con el nuevo.

MOZA:
Tales Alcaldes en mi vida he visto.

DOMINGO:
Dimuño es la mozuela, vive Cristo,
no tiene cosa en sí que no me cuadre,
juro a Dios, y por vida de mi madre.

MOZA:
Oigan señores Alcaldes,
y a prisita.

MOJARRILLA:
¿Qué es aquesto?

MOZA:
Yo con amor soy valiente,
que no con armas ni aceros;
pégole una cuchillada
al mentecato que pesco,
una estocada de puño,
un revés, y voyme luego.

DOMINGO:
No debés de traer armas.

MOZA:
El pedir poco dinero
una moza, es cuchillada
de que un hombre sana luego.
Entralle, si está en visita,
en los bolsillos los dedos,
es estocada infalible,
de que muere sin remedio.
Recebir en una tienda,
y negar la casa luego,
es lo que llaman revés
las muchachas destos tiempos.
El pedir con un billete
un vestido, o un manteo,
llamamos pistoletazos,
porque mata desde lejos.
Aventar a los mocitos,
que quitan honra y provecho;
esta es treta de montante,
que requiere buen maestro.
Y para fin desta historia
es el no dar prometiendo,
jugar con espadas negras,
señalando sin efeto.
Por esta causa me traen
hoy, Alcaldes reverendos,
ante vuestras reverencias,
deshaced aqueste tuerto.

(Híncase de rodillas, y DOMINGO también.)

DOMINGO:
Traigan ese tuerto aquí,
verés cual le deshacemos.

MOJARRILLA:
que entendimiento de Alcalde.

DOMINGO:
Y es mucho mejor el vuestro,
Alcalde cabeza de ajos.

(Vuelven a reñir.)

MOJARRILLA:
Si yo lo fuera, jumento,
ya me hubiérades comido.

ESCRIBANO:
Siéntense, y tengan sosiego.

(Vuelven a sentarse como de antes, espaldas con espaldas, y el ESCRIBANO en medio.)

MOZA:
Ahora por la merced
que los Alcaldes me han hecho,
dos varitas de virtudes,
presentar a entrambos quiero,
con las cuales, cualquier cosa
que pidan, vendrá al momento.

DOMINGO:
¿De veras?

MOZA:
Y muy de veras.

DOMINGO:
Echa acá la mía presto.

MOZO:
Tomá la vuestra, y la vuestra.

(Dale a cada uno una varita delgada.)

ESCRIBANO:
¿Hay hombres más majaderos?
Vive Dios, que he de callar,
aunque haga burla dellos.

DOMINGO:
Probemos esta aventura,
quizá tendremos provecho.

(Alza la varita en alto.)

Varita, por la virtud
que tienes, que me des luego
un papelón de confites.

(Pónenle a la oreja un papelón lleno de harina, atado, como de confitura.)

Jesús, confites son estos;
podrá ser que se arrepienta,
hagamos agarramiento.

MOJARRILLA:
Pues yo te pido, varita,
un talego de dineros.

DOMINGO:
Contentaos con treinta reales,
que a eso lo tenéis puesto.

(Pónenle a la oreja un talego lleno, y atado un cohete a la boca.)

MOJARRILLA:
Por Dios, que sale verdá,
quiero coger mi talego.

DOMINGO:
Mojarrilla.

MOJARRILLA:
¿Qué hay Domingo?

DOMINGO:
¿Dioos la varita el dinero?

MOJARRILLA:
Sí, ¿y a vos la confitura?

DOMINGO:
Y como, y comerla quiero,
que ya la estoy deseando.

MOJARRILLA:
Vaya a una, y desatemos.

(Va desatando el papel, y en estándolo, danle por debajo, y enharínanle toda la cara.)

DOMINGO:
¿Hay tal atar de Cristiano?
Valga el diabro el confitero
que tantas vueltas te dio;
¡qué brandos confites estos!
¡Ay Jesús, que me han cegado!

(Hace que desata el talego, y danle una cuerda encendida, y aprende el cohete.)

ESCRIBANO:
Jesucristo, que me quemo.

DOMINGO:
Aun vos estábades ya
perdigado para eso;
pero a mí, ¿por qué pecados,
valentona del infierno?

ESCRIBANO:
La codicia rompe el saco,
pase por burla y por juego,
por ser mujer quien la hizo.

DOMINGO:
Que me prace, soy contento.

MOZA:
Pues que ya habéis perdonado
yo quiero bailar por eso,
si la mesonera ayuda.

DOMINGO:
Y aun yo ayudaré el primero.

(Salen los MÚSICOS, y cantan.)

MÚSICOS:
La burla que Antona hizo
a los Alcaldes del pueblo,
con un baile solenizan,
al son de los instrumentos.
Con donaire van bailando,
dos muchachas y un mozuelo,
y llegándose al Alcalde,
desta suerte le dijeron.

MOZA:

(Bailando sola.)

A señor Alcalde,
salga aquí al momento.

DOMINGO:
En mi tierra dicen,
sal aquí, a los perros.

MOZA:
No tenga vergüenza,
salga y bailaremos.

DOMINGO:
No tengo vergüenza,
sino que no quiero.

MOZA:
Reverencia le hago,
hasta el mismo suelo.

DOMINGO:
No la hagáis tan larga,
que la pisaremos.

MOZA:
Los que son testarudos,
¿a qué parecen?

(Bailando.)

DOMINGO:
Esos, no son hombres,
que son coquetes.

MOZA:
¿Cómo baila ahora
sin que le rueguen?

DOMINGO:
Porque tengo el gusto
de las mujeres.

MOZA:
Pues si somos tan malas,
¿por qué nos buscan?

DOMINGO:
Malas son, y se beben
también las purgas.

Parte II

Salen DOMINGO Alcalde villano, y CLARA, su mujer de MOJARRILLA.

CLARA:
Alcalde, poco a poco, menos brío,
que hoy cumplís con la vara.

DOMINGO:
Mentís Clara,
que yo nunca cumpro con mi vara.

CLARA:
¿Cómo no?

DOMINGO:
¿Cómo no? Porque si es mía,
y sabe hasta mis mismos pensamientos,
¿por qué he de andar con ella en cumprimientos?

CLARA:
No os hagáis tonto, que hoy en todo el día
se cumple el año de la Alcaldería,
y mi marido sobre su conciencia,
diz que os ha de tomar la residencia.

DOMINGO:
Harto mejor hiciera, hermosa Crara,
dejarme a mí, y a vos os la tomara.

CLARA:
A mí, ¿de qué?

DOMINGO:
Del tiempo que heis vivido,
sentándoos a la sombra del marido.

CLARA:
¿Qué decís?

DOMINGO:
Lo que hacéis.

CLARA:
¿Pues yo no puedo
andar con esta cara descubierta?
¿No soy honrada yo?

DOMINGO:
Si el año acierta.

CLARA:
Yo soy casta y recasta.

DOMINGO:
Aquesto basta,
que yo creo de vos cualquiera casta.

CLARA:
Tenéis mal alma.

DOMINGO:
Como vos mal cuerpo.

CLARA:
Sois descortés, y nadie en eso os gana.

DOMINGO:
Vos no lo perderéis por cortesana.

CLARA:
Pues miradme a esta cara.

DOMINGO:
El daño, Crara,
os viene de que os miren a la cara.

CLARA:
Vos pagaréis lo que me habéis hablado.

DOMINGO:
Eso ya yo lo sé, aunque me lo trague,
que nadie habla con vos, que no os lo pague.

CLARA:
Yo tomaré venganza en tal desgracia.

DOMINGO:
Todo lo que es tomar hacéis con gracia.

CLARA:
Agradeced que viene mi marido.

DOMINGO:
Vos se lo agradecéis cuando se ha ido.

CLARA:
Vilanchón malicioso, yo lo hago
para dalle lugar a sus negocios.

DOMINGO:
En aqueso os tratáis como maestros,
que él también os da lugar para los vuestros.

CLARA:
Quédate con el diablo.

DOMINGO:
Hermana Crara,
aqueso fuera si con vos quedara.

(Vase CLARA y salen el Alcalde, MOJARRILLA, y el ESCRIBANO.)

ESCRIBANO:
El Duque mi señor, Domingo hermano,
escribió aquesta carta de su mano;
dice, que pues cumplistis con la vara,
que os tome Mojarrilla residencia,
y como vuestro juez, os dé sentencia.

DOMINGO:
No es aquesa sentencia soldemente,
la que ha dado ese juez al inocente.

MOJARRILLA:
Arrimad esa vara camarada.

DOMINGO:
Si no es más que eso, veisla aquí arrimada.

(Arrímase DOMINGO la vara a los pechos.)

MOJARRILLA:
Dad al punto la vara.

DOMINGO:
Lloro a Dios, no quiero,
que me costó ahora un año mi dinero,
que no la hallé en la calle, ni aun de balde,
comprela el que quisiere ser Alcalde.

ESCRIBANO:
Eso no importa, siéntese, que es tarde,
y oiga estos capítulos aprisa.

DOMINGO:
Cualquiera cosa oirá, no siendo Misa.

MOJARRILLA:
Yo oigo Misa, villano, deslenguado,
y ayudo siempre a Misa.

DOMINGO:
Eso es mentira,
porque una vez tan sola que ayudastes,
en Iudica me Deus solo, os quedastes.

MOJARRILLA:
No me mordáis.

DOMINGO:
Qué linda flor de malva,
que no os muerda, pues soy el perro de Alba.

ESCRIBANO:
Oíganse ya señores, ¿qué es aquesto?

DOMINGO:
Éntranme cartas, y envidé mi resto.

MOJARRILLA:
Escribano leed.

ESCRIBANO:
Aquí se queja
una mujer, en Sábado, y Domingo,
que cantando a su puerta la inquietaba.

MOJARRILLA:
Esperad un poquito: ¿quién cantaba?

DOMINGO:
¿Qué es quien cantaba? Yo.

MOJARRILLA:
Lindo becerro.

DOMINGO:
Hacéos allá, no me adoréis por yerro.

MOJARRILLA:
Yo os hiciera becerro, si pudiera.

DOMINGO:
No os faltará de que, porque a manadas
dará vuestra mujer las arracadas.

MOJARRILLA:
Sois villano, harto de ajos, y cebollas.

DOMINGO:
Y vos no, que aun echáis menos las ollas.

MOJARRILLA:
Echar menos las ollas, no es delito.

DOMINGO:
No señor, sino fueran las de Egipto.

MOJARRILLA:
Muchos humos tenéis.

DOMINGO:
Esa es mentira;
debo estar junto a algo que se quema.

MOJARRILLA:
No juego más.

DOMINGO:
Con vos, ni quiero, ni oso,
porque por huerza heis de ser dichoso.

MOJARRILLA:
Pasa adelante.

ESCRIBANO:
Aquí le ponen cargo,
que en casa de v. m. entró una noche,
y le hurtó diez tocinos que tenía.

DOMINGO:
Yo cumprí en eso con lo que debía,
en desear vuesos sucesos buenos,
que de los enemigos.

MOJARRILLA:
¿Qué?

DOMINGO:
Los menos.

MOJARRILLA:
Pagareisme el tocino por entero.

DOMINGO:
Vos no queréis tocino, sí dinero.

MOJARRILLA:
Tratadme bien.

DOMINGO:
¿Que os trate bien, menguado?
Nunca he visto jodío maltratado.

ESCRIBANO:
Vamos al caso; oíganse, que es tarde.

MOJARRILLA:
Vamos al caso; pero estoy sin juicio.

ESCRIBANO:
El barbero, señor, pone demanda
al mesonero, por cincuenta reales;
a entrambos escuchó el señor Alcalde,
y sin más ocasión, mandó ahorcallos,
de que estuvieron ya muy apretados.

DOMINGO:
Mucho más estuvieran ahorcados.
Mas que tengo de her, si dice el uno:
Dios sabe la verdad, que no los debo;
y el otro dice: Aunque a v. m. se atreve
Dios sabe la verdad que me los debe.
Yo dije: Pues ahórquenlos a entrambos,
y allá lo juzgue Dios, pues que lo sabe;
y el que no los debiere, no los pague.
Dios sabe la verdad, Dios lo provea,
que yo no quiero preitos en mi aldea.

MOJARRILLA:
Yo no puedo creer que tal hicistes.

DOMINGO:
Bueno es eso, pues ¿cuándo vos creistes?

ESCRIBANO:
Doy fe dello.

MOJARRILLA:
Yo no, que no conviene.

DOMINGO:
Ninguno puede dar lo que no tiene.

MOJARRILLA:
Yo tengo fe, y conozco a Jesucristo,
sé su muerte y pasión, y en todo el mundo
nadie sabe de aquesto más, ni aun tanto.

DOMINGO:
Sois testigo de vista, no me espanto.

ESCRIBANO:
Acaben, no se traten de ese modo.

DOMINGO:
Pues si me hacéis, hay para vos y todo.

ESCRIBANO:
Aqueso no, que soy en la limpieza.
el mismo sol.

DOMINGO:
¿El mismo sol?

ESCRIBANO:
Sí hermano.

DOMINGO:
Pues seréis sol con uñas, escribano.

ESCRIBANO:
No se las corte vuesasted conmigo,
porque nos perderemos el respeto.

DOMINGO:
Con vos, y cosa de uñas, no me meto.

MOJARRILLA:
Hermano, hermano,
dad vuestro descargo,
que aunque me habláis tan mal,
soy juez y tengo
para oír las partes, dos orejas.

DOMINGO:
Vos no tenéis más de una,
aquesto es cierto,
que la otra os quitaron en el huerto.

MOJARRILLA:
Mal hombre, pues en mi poder os tengo,
por Cristo que he de asparos.

DOMINGO:
Yo lo creo,
que tenéis aspas, y muy buen deseo.

ESCRIBANO:
Más vale que por bien se lleve aquesto;
tome la residencia con blandura,
señor Alcalde, y sean muy amigos:
llegad, dalde la mano.

DOMINGO:
¿Si me prende?

ESCRIBANO:
No hayáis miedo.

DOMINGO:
Ahora bien, dadme la mano.

MOJARRILLA:
Tomad aqueste abrazo como hermano.

(Abrázanse.)

DOMINGO:
Esto es hecho, por Dios, doyme por preso.

ESCRIBANO:
¿Pues por qué?

DOMINGO:
Porque me ha dado el beso.

(Sale CLARA con un manto tapada, sola.)

CLARA:
Señor Alcalde pasado.

ESCRIBANO:
A vos dicen, que sois viejo.

DOMINGO:
Niña enmantada, ya llego.

CLARA:
Cuatro mujeres pretenden
vuestro santo casamiento.

DOMINGO:
¿Veis que no venís a mí?
Habrad a mi compañero,
que vive en ley que consienten
casar con cuatro y con ciento.

CLARA:
Cuatro son las que pretenden,
mas con los rostros cubiertos,
dicen, que la una escoja.

DOMINGO:
Pues si es coja, no la quiero,
que hará muchas reverencias.

CLARA:
Que gentil entendimiento;
dicen que escoja la una.

DOMINGO:
Ansí, ya voy entendiendo,
¿dónde están estas mujeres?

CLARA:
Aquí en aqueste aposento.

(Salen tres mujeres con mantos, el uno es hombre, todas tapadas.)

MOJARRILLA:
Ya estáis puesto en la estacada,
echad suertes compañero.

DOMINGO:
Echaldas vos que sabéis,
sobre vestidos ajenos.

CLARA:

(Cantando.)

Señor, yo quiero casarme.

DOMINGO:

(Cantando.)

Señora, pues yo no quiero.

CLARA:
Yo quiero ser vuestra esposa.

DOMINGO:
Tenés muy fraco el aliento,

(Cantando siempre.)

y caerá en muchas fraquezas,
si es como la voz el cuerpo;
esta de enmedio me agrada,
porque las dos son extremos,
y ansí la mano le doy.

HOMBRE:

(Cantando.)

Con esta mía le acepto.

DOMINGO:
Jesús, qué mano y qué voz,
¿es barraco de consejo?

CLARA:
Sosiegue el pecho Alcaldón,
que es justo declarar que por su lengua
a pedazos le tomen residencia.

DOMINGO:
Suéltame doña Tarasca.

HOMBRE:
Ya me voy enterneciendo.

CLARA:
Mantos fuera, Reinas mías.

(Descúbrense todos.)

DOMINGO:
Hebra he parecido en esto,
que he escogido lo peor.

MOJARRILLA:
Pase por burla y por juego,
que yo a mi esposa perdono,
y mi esposa a mí lo mesmo.

CLARA:
Vaya de fiesta y de baile.

DOMINGO:
Vaya, y todos bailaremos.

(Salen los MÚSICOS, y cantan y bailan lo siguiente.)

MÚSICOS:
La graciosa residencia
que a Domingo le pidieron,
ha ocasionado este baile,
grave, airoso, alegre y diestro.
Hacerles quiere una burla,
con mucho entretenimiento.
Clara mujer del Alcalde,
viejo, triste, pobre, enfermo.
Briosas, cuatro mozuelas,
van ocupando los puestos,
dando el cabello los aires,
grande, negro, rizo y crespo.
Y Mojarrilla y Domingo,
preguntando y respondiendo,
graciosamente le dicen,
motes, burlas, chanzas, juegos.

(Cantando entrambos.)

MOJARRILLA:
¿Por qué andáis en pendencias
siempre conmigo?

DOMINGO:
Porque estáis esperando
lo que ha venido.

MÚSICOS:
Porque estáis esperando,
[lo que ha venido.]

MOJARRILLA:
Si pensáis de mí eso,
sois mal Cristiano.

DOMINGO:
Vos no queréis serlo
bueno, ni malo.

MÚSICOS:
Vos no queréis serlo,
[bueno, ni malo.]

MOJARRILLA:
Pagarámelo todo
la residencia.

DOMINGO:
Sí hará, que es la pobre
cristiana vieja.

MÚSICOS:
Si hará, que es la pobre,
[cristiana vieja.]

MOJARRILLA:
Vive Dios, que no os crea,
si hacéis milagros.

DOMINGO:
Eso mesmo decían
vuestros pasados.

MÚSICOS:
Eso mesmo decían,
[vuestros pasados.]

Parte III

Salen MOJARRILLA Alcalde, y CLARA, su mujer riñiendo, y el ESCRIBANO metiéndolos en paz.

CLARA:
Aquí del Rey, aquí de Dios, señores,
que ha fingido una legua de embeleco
para matame, aqueste viejo clueco;
ay, ay, que con la vara me ha amagado,
y me quiere doler en este lado;
escribano, deténgale, retírele,
repórtele, y apártele, que temo,
que por mostrar de quién es decendiente,
Herodes quiere ser desta inocente.

MOJARRILLA:
Ansí gatica muerta, irase el huésped.

CLARA:
¡Ay que me la jura!,
pues, ¿qué te hecho yo, don sepoltura?

MOJARRILLA:
Decir mil libertades, tan de esenta.

CLARA:
Vos mentís, almacén de Navidades,
toz perpetua, braguero perdurable,
aumentación de humores, y dolores,
que yo no digo libertad, ni quiero.

MOJARRILLA:
Callá, niña raidita.
que os cortaré esa lengua sin pepita.

CLARA:
Ya yo callo, aporreado.

MOJARRILLA:
Qué lindo, andallo.

CLARA:

(Aparte.)

Que se meriende
la muerte una muchacha,
risa del mundo ayer, y hoy tierno llanto,
y un cofre de mondongo dure tanto;
por Dios que es un borracho el tabardillo,
curda la calentura, y la modorra,
y el dolor de costado para poco,
y grandes mariconas las tercianas,
pues un vejazo enmudece las campanas.

MOJARRILLA:
¿Replicona me sois, habladorcita?

ESCRIBANO:
Oígase, señor Alcalde Mojarrilla;
oígase vuesa merced, señora Clara.

CLARA:
¿Yo Clara? Escura soy, y aun escurísima.

ESCRIBANO:
Siquiera porque está aquí el enfermo
había de callar.

CLARA:
Y aun por aqueso
me tiene levantada esta quimera,
porque le dije, que Domingo Alcalde
estaba malo en casa, dijo que era
cosa muy mal hecha el visitalle.

MOJARRILLA:
Yo no le quiero ver, que es maldiciente.

ESCRIBANO:
Razón es que le veáis, que es vuestro amigo.

MOJARRILLA:
Yo le veré, aunque diga,
que soy un diablo.

CLARA:
Ya soy vuestra amiga.

ESCRIBANO:
Llamad, que aqueste es su cuarto.

(Llaman, y dice dentro DOMINGO.)

CLARA:
¿Quién está acá?

DOMINGO:

(Dentro.)

¿Quién es?

CLARA:
¡Qué gran mancilla!
Es Clara, el Escribano y Mojarrilla.

DOMINGO:

(Dentro.)

¿Mojarrilla el Alcalde?

CLARA:
Sí compadre.

DOMINGO:
¿Y Clara su mujer?

CLARA:
Y también Clara.

DOMINGO:
¿El Escribano?

CLARA:
El mismo.

DOMINGO:
¿El mismo?

CLARA:
El mismo, el mismo.

DOMINGO:
¿Han de hablar mucho?

CLARA:
Sola una palabra.

DOMINGO:
Pues váyanse con Dios, que no hay quien abra.

ESCRIBANO:
¿Hay tal hombre?

CLARA:
¿Hay tal dicha?

MOJARRILLA:
¿Hay tal mohína?

DOMINGO:
¿No traen manos?

ESCRIBANO:
Sí.

DOMINGO:
Pues corran la cortina.

(Corren una cortina, y está DOMINGO echado en una cama.)

DOMINGO:
Ay, ay, cabeza mía.

MOJARRILLA:
Dios os guarde Domingo.

DOMINGO:
Que me prace si hará, más bien por cierto,
¿cómo me guardará, si estó ya muerto?

MOJARRILLA:
¿Habéis hecho, compadre, algún exceso?

DOMINGO:
Uno que vos no haréis a dos tirones.

MOJARRILLA:
¿Y qué fue?

DOMINGO:
Que me harté de chicharrones;
ay cabeza.

MOJARRILLA:
¿No os lo decía yo? Mirad qué dice.

CLARA:
Simplazo, de mil modos
quitáis la paz.

DOMINGO:
Y vos la dais a todos: Ay.

ESCRIBANO:
Calla, que estáis enfermo.

MOJARRILLA:
Muerto ha de estar quitándonos la honra,
que él no tiene.

DOMINGO:
Señor Alcalde; muy honrado viene,
que a nadie quito yo lo que no tiene.

MOJARRILLA:
¿A quién no han de amargar sus libertades?

DOMINGO:
A vos, que siempre os amargan las verdades.

CLARA:
Que lengüezota aquesta de dos filos.

ESCRIBANO:
Yo daré testimonio de que corta.

DOMINGO:
Que no le levantéis es lo que importa.

ESCRIBANO:
Hacia acá corre el aire, húrtole el cuerpo.

DOMINGO:
Yo quisiera hurtaros los doblones.

ESCRIBANO:
¿Por qué?

DOMINGO:
Para ganar perdones.

ESCRIBANO:
¿También hay para mí? Donoso chiste;
¿luego yo soy ladrón?

DOMINGO:
Tú lo dijiste.

CLARA:
Yo, por una ventana os arrojara;

DOMINGO:
No arrojáis, recogéis, hermosa Clara.
Llamen al Escribano, porque quiero
ahora revolcar mi testamento.

MOJARRILLA:
Revocar, mentecato entendimiento.

DOMINGO:
Porque el Alcalde Mojarrilla sea
mi albacea, y que mire por mis niños.

ESCRIBANO:
Anda con Dios, compadre,
que de niños, no fui jamás amigo.

DOMINGO:
El niño de la Guardia es buen testigo.

MOJARRILLA:
Mentís, que bien saben en mi aldea,
que soy de las montañas.

DOMINGO:
De Judea.
Ay, ay cabeza mía:
a señor escribano, escriba, escriba.

MOJARRILLA:
Escriba os ha llamado por rodeo.

DOMINGO:
Vos sois Escriba, y vos el Fariseo.
Ay cabeza.

(Háceles un gesto.)

ESCRIBANO:
Miren qué gesto aquel; para estas.

DOMINGO:
Yo soy el gesto, pero vos el Gestas.

(Sale el MÉDICO.)

MÉDICO:
Deo gracias.

DOMINGO:
¿Vino el Médico?

ESCRIBANO:
Ya vino.

DOMINGO:
Que cierto que es a donde mientan vino.

MÉDICO:
¿Cómo está vuesa merced?

DOMINGO:
¿Ya no lo ve? Echado.

(Tómale el pulso.)

MÉDICO:
Sángrese y púrguese.

DOMINGO:
¿Sángrese y púrguese?
No vengáis más acá, médico endiablado,
que todo lo que sabéis habéis mandado.

MÉDICO:
¡Todos gozamos lo barato, caso raro!

DOMINGO:
Solo el Dotor no, que goza de lo caro.

MÉDICO:
¿Vos estáis enfermo, diciendo mal de todos?

DOMINGO:
Y vos borracho de empinar la bota.

CLARA:
Señor Dotor, allá va esta pelota.

MÉDICO:
Ea, que esto es tristeza; luego traigan
los músicos, y alégrenle bailando.

ESCRIBANO:
Vengan los músicos.

(Salen los MÚSICOS.)

MÚSICOS:
Pareció, que llamabas, y acudimos.

ESCRIBANO:
Cántenle, y bailen luego aquí una letra,

(Cantan y bailan lo siguiente, a cuatro.)

MÚSICOS:
Para alegrar a Domingo,
y divertir pensamientos,
dos muchachas van bailando
al son de los instrumentos.
Muchas preguntas le hace
Mojarrilla su compañero;
la primera que le dice,
va Domingo respondiendo.

MOJARRILLA:
¿Qué he hecho yo a los Domingos,
que así me quieren matar?

(Cantando.)

DOMINGO:
Porque trabajáis en ellos,
y los sábados guardáis.

MOJARRILLA:
Si así dais en perseguirme,
mi vida habéis de acabar.

(Cantando.)

DOMINGO:
San Benito os haya el alma,
pues el cuerpo os tiene ya.

MOJARRILLA:
Yo merezco una corona
por noble y por principal.

DOMINGO:
Si dijérades coroza,
fuera muy grande verdad.

MOJARRILLA:
Este hombre había
de estar quemado.

DOMINGO:
No mentéis el loco

(Cantando.)

donde hay muchachos.

Parte IV

Salen el ESCRIBANO, TORIBIA, y los Alcaldes, GARLITO, y ESPINILLA.

ESCRIBANO:
Por muertes de Domingo, y Mojarrilla,
Alcaldes encontrados desta villa,
ocupan vuesarcedes ambos puestos,
y pues fueron sus pleitos manifiestos,
y en contra de Domingo en esta vida,
fue la persecución tan conocida,
suplico a vuesarcedes que se sienten,
y que ninguna novedad intenten.

ESPINILLA:
¿Por qué reñían?

ESCRIBANO:
Porque dio Domingo
en llamalle judío.

ESPINILLA:
¿A Mojarrilla?

ESCRIBANO:
¿A Mojarrilla?

ESPINILLA:
¿Y en su cara?

ESCRIBANO:
Y en su cara.

ESPINILLA:
Pues no lo fuera, y no se lo llamara.

GARLITO:
Por esa parte nunca reñiremos,
que Espinilla conoce mi linaje.

ESPINILLA:
Sí, Garlito, que sois Cristiano viejo.

GARLITO:
Y hidalgo, pardiez, del mismo modo.

ESPINILLA:
Así, pluviera Dios, que fuera todo.

GARLITO:
¿Qué es, así fuera todo? Vive Cristo,
que en todo mi linaje, ni en mi casa,
no hay ninguno que pueda darme enojos.

ESPINILLA:
¿No es nada una mujer alegre de ojos?

TORIBIA:
Alegre de ojos, pero tan honrada,
que no hay ninguno que llegue a mi zapato.

ESPINILLA:
Porque no dan lugar a eso los vuestros.

TORIBIA:
Yo soy quien soy, y saben, que es mi vida.

ESPINILLA:
Mal empleada, pero bien perdida.

TORIBIA:
¿Cómo calláis? ¿Esto sufrís marido?

ESPINILLA:
No será lo primero que ha sufrido.

GARLITO:
Reportome, por ver que es un menguado.

ESPINILLA:
Siempre os preciastis vos de reportado.

ESCRIBANO:
Por Dios, que se reporten, y despachen.

GARLITO:
Traedme pleitos.

ESPINILLA:
Miren lo que pasa,
los pleitos pide, y tiénelos en casa.
Parece al otro cuando caminaba,
que iba sobre el borrico y le buscaba.

(Salen MARICOSO y REJÓN.)

MARICOSO:
¡Ay que me matan, ay que me degüellan!
Justicia.

REJÓN:
No me tengan.

MARICOSO:
Sí le tengan,
puñaladita a mi antubión dagita,
barrabasa de acero, picadillo,
yo al otro mundo, a merendar sin gana;
malos años, mal mes, mala semana.

REJÓN:
Maricoso callad.

MARICOSO:
Rejón no quiero.

ESPINILLA:
Tened, ¿cómo os llamáis? Volvé a decillo.

REJÓN:
Yo mi señor Rejón.

MARICOSO:
Yo Maricoso.

ESPINILLA:
Juro a Dios, que este pleito es peligroso,
Alcalde.

GARLITO:
¿Qué hay de nuevo, mala cuca?

ESPINILLA:
En el coso hay rejón, guarda la nuca.

REJÓN:
Señor, a esta mujer tengo mandado,
que no salga de casa, y sino puede,
finge un ratón, y suelta los chapines,
y diciendo, que el miedo la traspasa,
en un día, ni en dos no vuelve a casa.

MARICOSO:
No va más en mi mano.

ESPINILLA:
Aqueso es llano,
eso va en vuesos pies, no en vuesa mano.

GARLITO:
Mando, que esté encerrada un año entero

ESPINILLA:
No esté encerrada.

GARLITO:
Pues, ¿por qué?

ESPINILLA:
Direlo.
La mujer que por fuerza está encerrada,
es como la ventosedad, Alcalde hermano,
que oprimida, cuando hay quien se lo vede,
da un estallido, y sale por do puede.

GARLITO:
Encerrada ha de estar.

ESPINILLA:
Aquese es yerro,
que solo para vos se hizo el encierro,
mando, que salga tardes, y mañanas,
pena de azotes y galeras, si estuviere
un hora en casa.

MARICOSO:
Mándanme aquello mismo que yo quiero,
por estar encerrada, ya me muero.

(Vanse.)

ESPINILLA:
Leed.

ESCRIBANO:
Aquí se queja Juan Resuello,
porque come, señor, sin dar para ello.

ESPINILLA:
Suéltenle.

GARLITO:
¿Qué decís?

ESPINILLA:
Que de balde
le vuelvan su retrato aquí al Alcalde.

GARLITO:
Vos mentís, que yo compro lo que como,
y ese no es mi retrato, sino el vuestro,
que el mío es un retrato verdadero.

ESPINILLA:
Del que tiene a san Lucas el tintero.

TORIBIA:
¿Qué consentís aquesto?

ESPINILLA:
Pues ¿qué fuera
de vos, si aquesto no lo consintiera?

TORIBIA:
Para esta, villano.

ESPINILLA:
Ojitraviesa,
todo cuanto adquirís es para esa.

TORIBIA:
Vos me lo pagaréis.

ESPINILLA:
Con menos ruido,
que yo no pago lo que no he comido.

GARLITO:
Dejalde, que me tiene este menguado,
a puro porfiar, desharetado.

ESPINILLA:
Desharetado estáis, que gran mancilla,
decid que entren las mulas de la villa.

GARLITO:
Al infierno me iré por no sufriros.

ESPINILLA:
No, que más cerca esté vuestra posada.

GARLITO:
¿Adónde, mentecato?

ESPINILLA:
En la Algarraba.

GARLITO:
Vive Cristo, villano, maldiciente,
que has de morir.

ESPINILLA:
Por Dios, que se ha soltado,
escribano, escribano, subamos al tablado.

TORIBIA:
¿Esto se sufre en tierra de tiranos o de Moros?

ESPINILLA:
Jesús qué ruido, ciertos son los toros.

ESCRIBANO:
¿Que nunca ha de faltar un contrapunto?
Peor es este Alcalde que el difunto.

GARLITO:
¿Qué he de hacer escribano, si esta bestia
rifa con mi mujer a cada paso?

ESPINILLA:
Yo no rifo, mentís en dos palabras,
que ella rifa, y os echa a vos las cabras.

GARLITO:
Veislo tontón, ¿quién ha de sufrir eso?

ESPINILLA:
El que sufre otras cosas de más peso.

GARLITO:
Alcanzado me tiene ya de cuenta,
pues no es poco alcanzaros, que andáis listo,
y corréis como un gamo, juro a Cristo.

(Sale UN PRESO.)

ESCRIBANO:
Señor, este está preso, porque un hombre honrado
en unos versos le llamó quemado.

GARLITO:
¿Es aquesto verdad?

PRESO:
Oigan vuesarcedes,
yo soy poeta, o por lo menos piénsolo,
ciertas coplas hice en su alabanza,
la una acabó en fado, y yo forzado
del consonante, le llamé quemado.

ESPINILLA:
Parecéis a un poeta, que cantando
cierta batalla dijo aquestos versos.
Mas el joven con un bastón de enebro,
le dio un golpe mortal en el celebro.
Y un crítico infernal, de verso, y prosa,
en la margen le puso aquesta glosa.
Por ser el bastón de enebro,
diz que le dio en el celebro,
y si fuera de membrillo,
le diera en el colodrillo.

PRESO:
Forzole el consonante a ese cuitado.

ESPINILLA:
A galeras llevad este forzado.

GARLITO:
¿Por qué? Decid.

ESPINILLA:
Porque de aquí adelante,
del Rey lo sea, y no del consonante.

GARLITO:
No le lleven.

ESPINILLA:
Sí lleven.

GARLITO:
¡Qué simpleza!
Sois porfiado.

ESPINILLA:
Y vos dais de cabeza.

TORIBIA:
Hablad bien, que por vuestra mala lengua,
ha perdido muy mucho mi velado.

ESPINILLA:
Por mí ha perdido, más por vos, ganado.

TORIBIA:
Ganado ha mucha honra, y mucha estima,
y le tengo en tan próspera fortuna.

ESPINILLA:
Que hoy está sobre el cuerno de la Luna.

TORIBIA:
Vos le traéis, villano, tan turbado,
tan loco, tan corrido y acosado,
que todos pueden lástima tenelle.

ESPINILLA:
Y aun alquilar ventanas para velle.

GARLITO:
Fuera, que a coces tengo de matarle.

ESPINILLA:
¿Hace más una mula?

ESCRIBANO:
Ea, dejalde.

GARLITO:
Vos sois la mula.

ESPINILLA:
Y vos el buey, Alcalde.

GARLITO:
Por simple mentecato, y falto, os dejo.

ESPINILLA:
Y yo por no picaros el pellejo.

GARLITO:
Dios me reciba lo que he padecido.

ESPINILLA:
Y os dé perdón de lo que habéis pacido.

(Salen cantando los MÚSICOS.)

MÚSICOS:
Paz, paz, señores Alcaldes,
paz, paz, en este concejo:
cesen las veras burlescas,
cese el picante gracejo.

ESPINILLA:
¿Quién son?

TORIBIA:
Músicos divinos.

ESPINILLA:
Yo pensé qué trompeteros,
que tocaban a jarrete.

TORIBIA:
Calle, siquiera un momento.

MÚSICOS:
Calle, señor Espinilla.

ESPINILLA:
Calle aquí mi compañero,
que está enseñado a callar.

TORIBIA:
Tenga cordura y silencio.

MÚSICOS:
Dense las manos de amigos.

ESPINILLA:
Ya yo la doy y obedezco.

MÚSICOS:
Vaya de baile y de fiesta.

TORIBIA:
Canten con dulces acentos.

(Tocan y canta TORIBIA y ESPINILLA.)

TORIBIA:
¿Por qué le seguís los pasos
a mi esposo y compañero?

ESPINILLA:
Toribia, yo se los sigo,

(Siempre cantando.)

porque él no sigue los vuestros.

TORIBIA:
Es prudente, y así huye
de hacer con vos un mal hecho.

ESPINILLA:
En la frente tray escrito
que es hombre de mucho peso.

TORIBIA:
Él es un hombre tan santo,
que piensa que todo es juego.

ESPINILLA:
Sin dudas es el de las pintas,
pues tiene tantos encuentros.

TORIBIA:
¿Qué os ha hecho mi esposo, que así le seguís?

ESPINILLA:
Si no le echo la capa, él me sigue a mí.

TORIBIA:
Es un santo, pues sufre los dichos vuestros.

ESPINILLA:
Es un ciervo de Cristo cuando ceceo.

TORIBIA:
La paciencia ha perdido de oíros tanto.

ESPINILLA:
En sí mismo la busque y hallará rastro.


Publicado el 27 de septiembre de 2018 por Edu Robsy.
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