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autor: Francisco A. Baldarena textos disponibles
Una mañana don Rigoberto descubre que le han robado el sulky y el perro que dormía debajo. Fue como si se le cayera el rancho encima y para empeorar, esa pierna mala que no lo dejaba llegar ni a la esquina.
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Una catástrofe ha devastado la vida en la tierra. Todo el mundo ha desaparecido misteriosamente, menos uno: Pierre Le Chef. El pobre se siente solo, hasta que una noche llegan los marcianos. ¡Por fin no voy a comer más solo!, gritó.
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Las mudanzas suelen ser algo complicadas, cosas se rompen, se extravían, pero lo que le sucedió a Ernesto nunca se vio.
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Una muñeca sueña, vive soñando, con gaby, su mejor amiga, hasta que de pronto: la magia.
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Un escritor llega a un pueblo tranquilo, a fin de escribir su próxima novela. No sabe él lo que le espera.
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Ricardo llega del trabajo y ve, apenas entra, un sobre encima de la mesita ratona del living. Sin dudas malas noticias.
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Llueve a cántaros y Juana y Mario buscan refugio en la terminal de ómnibus del pueblo, y se enamoran. El problema es que son tímidos.
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Siddharta Gautama meditaba debajo de la higuera cuando a un niño travieso llamado Rajiv se le dio por arrojarle piedras.
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Laurencia contaba moneditas, cuando oyó la voz de la desgracia llamarla desde el portón de la casa.
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Es sábado, no tengo colegio, estoy acostado en la cama escuchando música y pienso seguir así hasta la hora del almuerzo, pero entra mamá. Todo puede cambiar de repente.
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Vedrana Sabo tiene que morirá de un momento a otro; todas ellas se lo dicen, aunque las rompa en mil pedazos.
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Martínez cree que merece un aumento. De manera que toma coraje y se dirige a la oficina del patrón.
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Shinegoni conoce a una cubana por correspondencia, se envían cartas, pero el idioma...
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Torres buscaba un nuevo empleo en el diario cuando encontró un aviso que correspondía con su profesión, y con su trabajo también.
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Un gato bajo la lluvia, no por accidente sino por propia voluntad, ciertamente es un caso inaudito. Pero que su dueña, justamente una viejita americana, le haya puesto el nombre de Ernest, era mucha coincidencia.
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Un hombre va caminando por la ciudad cuando de pronto una explosión o tal vez un grito lo altera de tal manera que solo atina a emprender una alucinada carrera.
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El príncipe corre detrás de Cenicienta, pero no la alcanza, sin embargo ha encontrado su zapato...
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